Cuentos completos, de Lorrie Moore
Editorial Seix Barral. 953 páginas.
Libros de relatos publicados en 1985, 1990, 1998 y 2014. Esta edición es de
2020
Traducción de Alejandro Pareja
Rodríguez, Isabel Murillo, María José Galilea Richard y Daniel Rodríguez
Gascón.
Recuerdo cuando, hace ya más de dos
décadas, los suplementos culturales elogiaron con mucho énfasis el libro Pájaros
de América (1998), tercera colección de relatos de la escritora Lorrie Moore (Glens Fall, Nueva York,
1957). El libro, publicado en España por la editorial Salamandra, estaba (y sigue estando) en la biblioteca
pública de Móstoles, y yo planeé leerlo durante mucho tiempo. En 2006, pasé un
mes en Londres y compré allí su versión en inglés, editado por Faber and faber. Leí, con la ayuda de
un diccionario, los dos primeros cuentos, y en el tercero, que, compruebo
ahora, tengo subrayadas algunas frases, abandoné el proyecto, y me puse con
algún otro libro en inglés. Ahora no recuerdo cuál sería, pero en ese momento
me tuvo que parecer más fácil de entender.
Pájaros de
América seguía en la biblioteca de Móstoles, pero, por una cosa u otra, lo fui
dejando pasar. Cuando en 2020, la editorial Seix Barral publicó los Cuentos
completos de Lorrie Moore donde, lógicamente, estaba incluido Pájaros de América, pensé que esta vez
sí que tenía que leerlo. Cambié un libro que me regalaron por Reyes en El Corte
Inglés de Goya por este de los cuentos, y creo que ha permanecido, aun así, dos
años en mis estanterías de libros pendientes de leer.
Estos Cuentos completos están formados por cuatro libros: Autoayuda
(1985, 9 cuentos), Como la vida misma (1990, 8 cuentos), Pájaros de América (1998,
12 cuentos) y Gracias por la compañía (2014, 8 cuentos). En total 37
narraciones; y a algunas, que sobrepasan las 50 páginas, podríamos ya
considerarlas casi novelas cortas.
Autoayuda (1985) se
abre con Cómo ser la otra mujer, que junto al último cuento Llenar,
son las dos mejores piezas del libro. Cómo
ser la otra mujer está narrado en la segunda persona del futuro: «Os
conoceréis con gabardinas caras de color beis, una noche espesa como el
caldo.», es su primera frase. Una chica joven empieza un romance con un hombre
casado y habrá de aprender a ser la otra mujer, o tal vez a tomar la decisión de
ser una mujer independiente y que no acepta esa situación.
El título del libro, Autoayuda, cobra ya sentido en este
primer cuento, porque la mayoría de los relatos están escritos como si se
tratase de un falso manual de «autoayuda», de ahí la segunda persona y el tono
pedagógico. Es un recurso divertido al principio, pero que acaba agotándose y
limitando las posibilidades de algunas narraciones.
De lo que se apoderan es un
relato más tradición, con una narradora en primera persona. Aquí no existe ese
juego de la voz que da consejos del falso manual de autoayuda. Es un relato
correcto, sobre las madres que se casan con hombres frío; pero, teniendo en
cuenta los grandísimos relatos que contiene este libro, este relato aún no está
a la altura de los mejores logros de la autora.
Guía de divorcio para niños sí usa esta
segunda persona de la que hablaba. Es el cuento más corto de este libro (y
quizás de todos). De nuevo es correcto, sobre los dolores de un niño cuyos
padres se han divorciado, pero sin más.
Cómo, de nuevo,
usa el recurso de esa segunda persona que da consejos. Me parece un cuento más
distante de la protagonista –que va a conocer a un hombre con el que tal vez no
congenie– que el primero, menos conseguido que aquel.
Irme de esta manera está
escrito en primera persona y es un relato más clásico, sobre una escritora de
libros infantiles, a la que le han detectado un cáncer y está pensando en suicidarse.
El planteamiento sobre los límites morales o intelectuales de esta decisión me
ha parecido bien planteado. Un relato tenso.
En Cómo hablar a tu madre (notas),
escrito en segunda persona y con escenas que avanzan hacia atrás en el tiempo,
me ha parecido que Moore se deja llevar más por el juego literario que por la
fuerza por contar una buena historia. Narración demasiado artificiosa para mí.
Amahl y los visitantes nocturnos:
una guía para el temor del amor, también está escrito en segunda
persona, pero aquí sí hay una historia concreta y contada desde la cercanía. El
vecino y amigo gay de una mujer, le ha regalado su gato porque le da alergia.
La mujer vive con un hombre y empieza a sospechar que le es infiel. Buen
cuento.
Cómo hacerse escritora, en segunda
persona, es un relato irónico, que, en más de una de sus páginas, se puede leer
como si fuese autobiográfico. Con comicidad y dolor, se habla del aprendizaje
lleno de fracaso e incomprensión para tratar de ser artista.
Llenar cierra el
primer libro y, con sus más de 40 páginas, se puede leer ya casi como una
novela corta. Existe una relación compositiva entre el relato que abre el libro
y el que lo cierra. Autoayuda empieza
con Cómo ser la otra mujer, sobre una
mujer que empieza una relación con un hombre casado, y Llenar trata de una mujer casada que empieza a sospechar que su
marido le engaña con otra. Dos caras de una misma moneda, dos puntos de vista
diferentes de una misma historia. En Llenar
ya se ha acabado la ocurrencia del libro falso de autoayuda y es una narración
tensa y muy bien construida. Para mí ha sido el mejor relato de este primer
libro.
El libro Como la vida misma (1990)
empieza con el relato Dos chicos, que habla de una chica
joven, que –el título no engaña– está saliendo con dos chicos a la vez. Al
acercarnos a este primer cuento, el lector ya sospecha que Moore ha cogido
confianza en sí misma y que va a seguir con la senda de Llenar. Dos chicos es un gran
relato, lleno de detalles, que lo hacen muy vívido.
Vissi D´arte me ha
parecido uno de los mejores relatos de este segundo libro y diría que del
conjunto en general. Trata sobre un joven que ha emigrado a Nueva York para
tratar de cumplir su sueño de ser dramaturgo. Sus problemas para ser puro con
su arte y prosperar están planteados de un modo mucho más maduro que en el
cuento del libro anterior Cómo hacerse
escritora. Vissi D´arte es un
cuento muy intenso y dramático, con un cierre estupendo. Me ha encantado.
Alegría nos
traslada al Medio Oeste, el corazón de Estados Unidos, donde ha regresado una
mujer que vive sola con un gato. En una parte de su composición me ha recordado
al cuento Parece una tontería de Raymond
Carver.
Después de leer los tres primeros
cuentos de este segundo libro, empiezo a pensar que Moore ha entrada en la
verdadera gran etapa creadora de su vida como escritora de relatos, porque
estas tres composiciones son espectaculares.
Además usted es feo es el
cuento más famoso de este libro, porque fue elegido para alguna antología
importante en Estados Unidos. Quizás el exceso de expectativas hizo que me
decepcionara un poco y que no me pareciera mejor que los anteriores, que me
habían parecido muy buenos. Trata sobre una profesora que ha de relacionarse
con un hombre, que no acaba de gustarle, en una fiesta de Halloween. Es un gran
cuento, en cualquier caso.
Sitios donde buscar la cabeza trata sobre
una mujer de mediana edad que recibe en su casa a un amigo inglés de su hija,
que está estudiando en Inglaterra. Es un cuento original, porque hasta ahora
los personajes solían ser mujeres solas en busca del amor y aquí se plantea
otro tipo de trama, sobre las frustraciones y choques culturales que sufre el
chico inglés en América.
El cazador judío transcurre
en el Medio Oeste, y trata de una mujer que conoce a un hombre de origen judío,
algo extraño en esa región. Es un buen cuento, pero no llega al nivel de los
primeros.
Aún no he hablado del humor en los
cuentos de Moore, cuando es una característica importante en la composición. Es
un humor que nace de la ironía de que las cosas no sean como esperamos, un
humor que nace de la desesperación. En este relato había marcado este párrafo:
«El arma de Pinky disparó repentinamente hacia los árboles. El ruido inundó el
bosque como una guerra e hizo caer al suelo las agujas amarillas de un alerce–.
¡Ahhhh! –gritó Odette–. ¿Qué sucede? –Recordó entonces que las armas no eran
para chicas. Eran para chicos. Las habían inventado los chicos. Las habían
inventado los chicos que nunca habían superado el desengaño de que su propio
orgasmo no fuera acompañado por un gran y sonoro “Bum”–.» (pág. 355)
Otro vez muerto de hambre recrea una
conversación entre dos personas en un restaurante. Una de ellas está deprimida.
Creo que este es el peor cuento de este libro. Desde luego, no está al nivel de
los anteriores.
Como la vida misma es el
último cuento y es ligeramente distópico. Trata sobre una pareja que está
atravesando una crisis, en un contexto de pobreza material. Es un tanto irónico
sobre el capitalismo, ya que describe un mundo en el que está, por ejemplo,
prohibido no tener un televisor. De nuevo, no está a la altura de los cuatro o
cinco primeros cuentos de este libro, que son realmente muy buenos.
El tercer libro, Pájaros
de América (1998), comienza con el cuento Dispuesta sobre una
actriz cuya carrera no parece ir a ninguna parte y se vuelve a su Chicago
natal, desde Hollywood. Allí va a conocer a un hombre que repara coches y que
no se parece a los que conocía en su vida pasada, pero que, tal vez, le pueda
gustar, aunque parece mirarlo con aires condescendientes. Es un buen cuento, al
nivel de los mejores del libro anterior.
Que es más de lo que puedo decir de
ciertas personas trata de un viaje que una mujer hace con su madre
hasta Irlanda. En este viaje se jugará con la idea de dependencia entre ambas y
con sus fuerzas y miedos. En la página 447 se habla de la relación que tiene
Abby, la protagonista, con un hombre y se dice que «lo había comenzado a tratar
como a una especie de mascota». Una idea parecida aparece en el primer cuento
de este libro y en varios relatos más. En bastantes casos, Moore nos habla de
mujeres que tratan de tener relaciones, o de cortar con ellas, con hombres que
sienten que no están a su altura.
Este relato lo recordada, en gran
parte, de mi primera lectura en 2006.
Danza en Estados Unidos habla de
una mujer que se reúne, tras doce años, con un amigo que ha tenido un hijo con
una enfermedad seria y degenerativa. Es un relato duro, como va a ser más de
uno de aquí en adelante. Este cuento habla del fin de muchos sueños de la
juventud y es bello y trágico.
Vida en comunidad trata de
una mujer, hija de padres rumanos, emigrados a Estados Unidos, que se queda
huérfana pronto. Es bibliotecaria de un pueblo del Medio Oeste y siente que no
encaja allí, como tampoco encaja con la pareja que ha encontrado. Es un cuento
melancólico.
Agnes de Iowa trata de
una mujer de media edad, que trabaja en un colegio y en una actividad, en la
que el colegio trae a dar una charla a un escritor negro de Sudáfrica, siente
una fascinación hacia él, que podría ser amor. Me ha gustado mucho el personaje
del marido. Moore lo construye con estos apuntes: «Él nunca había adquirido el
aspecto de madurez anclado en el sufrimiento que bruñía la cara de tantos
hombres. Su desgracia en la vida (una niñez de palizas, una madre moribunda)
era como las arenas movedizas, y tenía que mantenerse completamente apartado de
ellas. No se permitía ningún recuerdo infeliz en voz alta. Estaba apegado a la
misma alegría amable que había ido afilando con éxito cuando era niño, la cual
le hacía parecer como un necio incluso ante sí mismo. Quizá le perjudicaba un
poco en su trabajo.» (pág. 516).
Este es uno de los relatos que más
me ha gustado de este libro.
Charadas recrea la
conversación de una familia en Navidad, durante una cena. Me pasa igual que con
el cuento Otra vez muerto de hambre,
del segundo libro, que recreaba una conversación en un restaurante, y creo que
aquí baja el nivel del libro.
Considero que a Lorrie Moore se le
dan mejor los relatos en los que el tiempo avanza y los personajes cambian con
su paso, que estos otros que transcurren en muy poco tiempo y, a través de las
conversaciones, aparecen las frustraciones de las personas.
En Arre, borriquito, vamos a Belén
una mujer tiene que acudir al psicólogo tras la muerte de su gato. De nuevo, es
Navidad, y seguramente los motivos de la tristeza de esta mujer van mucho más
allá de la muerte de su gato. Está bien, sin alardes.
Una nota preciosa sería un
relato de campus. Un profesor, que vuelve a estar soltero, se ha liado con una
exalumna bastante más joven que él, pero, en realidad, quizás le guste más la
mujer de un amigo.
En este relato aparece, por primera
vez, una referencia a internet.
Después de tres cuentos en los que
me ha parecido que el nivel del libro bajaba un poco, llegamos a Si es
lo que te apetece, vale, que nos abre una nueva puerta narrativa, y el
nivel de nuevo se va para arriba. Aquí nos encontramos con una relación
homosexual entre dos hombres de media edad, que hacen turismo en coche por
Estados Unidos. Uno de ellos es ciego y además es de clase social más alta que
el otro. Los conflictos no tardarán en aparecer entre ellos, ya que además el
hombre más humilde ha estado casado con una mujer y es padre de un adolescente.
La agencia inmobiliaria trata de
una mujer que piensa que su marido le engaña y esto suele ocurrir en primavera.
«La clave del matrimonio, concluyó, era no tomárselo como algo demasiado
personal.» (pág. 630). Además, hace unos años Ruth ha contraído cáncer. Piensa
que, tal vez, sus problemas se puedan solucionar comprando una nueva casa y
mudándose al campo. Este relato acaba siendo humorístico, pero habla tan desde
el absurdo de las vidas angustiosas que más bien provoca escalofríos. Es muy bueno.
Gente así es la única que hay por
aquí: farfullar canónico en oncología pediátrica trata sobre
una pareja que ha de afrontar el cáncer de su hijo, apenas un bebé. Es un
cuento demoledor, que me revolvió por dentro. Las páginas finales son una maravilla.
Es muy bueno también.
Una madre estupenda habla de
una mujer que se casa con un hombre, sin estar muy convencida y le acompañará a
Italia, para disfrutar de una beca artística. La premisa del cuento me ha
parecido un tanto exagerada: la mujer mata por accidente a un bebé en las
primeras páginas y no consigue olvidarse de eso en Italia. No es un mal cuento,
porque este libro tiene un nivel medio muy alto, pero los anteriores son
mejores.
Gracias por la compañía (2014) es
el cuarto y último libro de cuentos. Han pasado dieciséis años desde la
publicación del anterior, y si el lector hecha la vista atrás podrá comprobar
que las protagonistas (casi siempre son mujeres, aunque no siempre) de estos
cuentos han ido envejeciendo con la autora. En el primer libro y el segundo se
nos presentaba a personas jóvenes que se estaban emparejando o eran matrimonios
nuevos. En Pájaros de América ya
había matrimonios de mediana edad o personas divorciadas de esta edad que
buscaban pareja y en Gracias por la
compañía sus personajes son de mediana edad o ya se acercan a la tercera
edad.
Muda es un
cuento muy bueno (casi una novela corta, con sus 50 páginas) sobre un
divorciado, que aún no se cree que lo está, que conoce a una mujer, de la que
acabará sospechando que está algo loca. Las dudas sobre si seguir con ella
empezarán para él. En este libro el humor negro se vuelve más exagerado o
grotesco: «Era la primera vez que se relacionaba con enfermos mentales, pero
ahora estaba más convencido que nunca de que debían existir leyes
internacionales que evitaran que fuesen demasiado atractivos.» (pág. 808)
En El enebro una mujer habla
de la muerte de una amiga, y de la forma de despedirla de un grupo de mujeres.
En este cuento el nivel baja. Al final leo una dedicatoria a una mujer
realmente muerta y entiendo que este relato es una despedida real de la autora
a una amiga, pero el lector no va a entrar bien en la propuesta.
En este tramo final de los cuentos,
en cualquier caso, la muerte va a estar cada vez más presente.
Pérdidas de papel trata de un
matrimonio en descomposición que, antes de divorciarse, va a hacer un viaje al
Caribe. No es un mal cuento, pero no está a la altura de los grandes relatos de
este libro.
Enemigos trata de un
matrimonio de personas de sesenta años, que llevan seis sin hacer el amor
porque él está tomando antidepresivos, y son invitados a una cena benéfica de
ricos. Guarda alguna relación con las ironías de Una madre estupenda, el último cuento de Pájaros de América. Otra vez tengo la sensación de que el nivel
está bajando.
Alas es, de
nuevo, casi una novela breve, con sus 50 páginas y trata de una joven que ha
sido cantante de un grupo musical, ya en decadencia, emparejada con un músico
al que empieza a ver como una persona bastante inútil. El cuento trata de la
relación de amistad (tal vez interesada) que esta mujer treintañera va a
entablar con un anciano vecino. Junto con Muda,
el primer relato, creo que es el cuento que más me ha gustado de este libro.
Referencial trata de
una pareja con un hijo perturbado. Es un cuento dramático, pero no alcanza la
maestría de Gente así es la única que hay
por aquí: farfullar canónico en oncología pediátrica, el cuento sobre la
pareja del bebé con cáncer.
Sujeto a registro trata de un
encuentro entre una pareja en París. Él trabaja para el servicio de
inteligencia norteamericano y está asustado porque sabe que en breve van a
salir al mundo las imágenes sobre los abusos de los soldados norteamericanos en
Irak. En más de un cuento, Moore habla de la situación política norteamericana,
y en este cuarto libro la guerra de Irak ha sido, en más de un caso, un telón
de fondo. Así era en el primer cuento, en Muda,
y ese telón funcionaba como elemento amenazante u ominoso del relato, pero
aquí, en Sujeto a registro, me ha
parecido solo una excusa para hacer un relato político y no me ha convencido.
El libro se cierra con Gracias
por la compañía. Aquí el acontecimiento histórico de fondo es la muerte
de Michael Jackon, una mujer y su hija, van a acudir a la boda campestre de la
que fue la niñera brasileña de la hija. Es un buen cuento.
En una entrevista leí que Lorrie
Moore podía estar pensando, tomando notas y planificando un relato durante
semanas, para, finalmente, escribirlo en unas horas frenéticas. Al leer esto
relatos es sorprendente la cantidad de detalles que poseen, ya sean sus
personajes principales o secundarios. El trabajo de orfebrería en cada uno de
los cuentos es sobresaliente. Estos cuentos muestran un mundo amplio,
concentrado en 20 o 30 páginas, pero no funcionan con la técnica de la «historia
oculta», propia de un cuento de Raymond
Carver, o tal vez sí, pero no exactamente. Los personajes tienen
debilidades o frustraciones que el lector intuirá durante el relato y,
normalmente, se enfrentaran a realidades que no saben exactamente cómo afrontar.
En general, son relatos protagonizados por mujeres (y hombres en menor medida)
desesperados y asustados.
Con algún altibajo, algo
perfectamente normal en los libros de relatos, el nivel medio de estos Cuentos completos de Lorrie Moore es
realmente sobresaliente.
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