Mi amigo Javier Sánchez, que llega el blog Libris Liberi, me hizo una entrevista hablando de mi nueva novela Caminaré entre las ratas. la dejo aquí:
-¿Quién es David Pérez Vega? ¿Cómo te definirías?
David Pérez Vega es alguien que
escribe novelas, relatos y –ya más en el pasado– poesías. También es alguien
que habla de literatura en internet, a través de su blog Desde la ciudad sin cines o de diversas web sobre libros; ahora
también hace vídeo reseñas a través de su canal de YouTube David Pérez Vega. David Pérez Vega también es un desdoblamiento de
mí mismo, puesto que en realidad me llamo David Pérez López. David Pérez López
es el tipo que trabaja en un colegio, dando clases –principalmente de economía–,
y tiene que pagar facturas y contestar a los teleoperadores de Jazztel. Pérez
López es un tipo más serio que Pérez Vega, pero ambos se necesitan, puesto que
Pérez Vega vive en el tiempo libre de Pérez López.
-¿Cuántos libros has publicado? ¿Podrías decir algo de
cada uno de ellos?
He publicado cuatro novelas: Acantilados de Howth, sobre la crisis de
los 30 y el desamor; El hombre ajeno,
sobre la pasión literaria y la precariedad laboral; Los insignes, una novela disparatada y humorística sobre los sueños
artísticos, en la que transformo en poeta al líder de Corea del Norte Kim
Jong-un; y la última es Caminaré entre
las ratas, sobre la crisis de los 40 y la penúltima crisis económica del
país.
He publicado el libro de cuentos Koundara, que contiene siete historias
de jóvenes sin rumbo, perdidos en la gran ciudad.
He publicado también dos poemarios: El bar de Lee y Siempre nos quedará Casablanca. Mis poemas son de línea clara y
suelen tratar asuntos muy cotidianos.
-¿Cuál es tu estilo literario preferido? ¿Consideras
que te ves influido por el estilo de otros autores? ¿Cuáles? ¿En qué sentido?
He disfrutado de estilos literarios
muy diferentes, desde el minimalismo de Ernest Hemingway o de Raymnod Carver, o
la exuberancia caribeña de Gabriel García Márquez o Alejo Carpentier. Me gustan
mucho los narradores norteamericanos, y posiblemente en mi prosa trato de
emular las buenas sensaciones que han dejado en mí autores como Philip Roth o
Richard Ford.
-Nos centramos en tu nueva novela Caminaré
entre las ratas, publicada en la editorial Carpe Noctem. Nos ha
parecido que la letra del libro es pequeña, ¿qué tienes que decirnos sobre
esto? ¿Y sobre la portada, qué nos puedes contar de ella?
Editar libros es caro y creo que la
extensión de mi novela, unas 500 páginas en un libro con la letra más grande y
el cuerpo de caja menos cargado, echó para atrás a más de un editor cuando le
quise mostrar mi trabajo. El cálculo es sencillo: un libro de 150 páginas se
vende a 15 €, pero uno de 500 páginas no se vende a 50 €, sino a unos 24 €. Los
editores ganan menos dinero con los libros largos y son más difíciles de
vender, sobre todo los de autores no consagrados. Así que un libro ambicioso,
al menos en el número de páginas, es un hándicap a la hora de intentar que se
publique. Esto lo sabía desde el principio, pero como artista no quiero que el
mercado frene mi ambición literaria. Así que como Carpe Noctem trabaja con una
caja de edición más amplia creo que no fue un problema para ellos la extensión
de la obra.
En cuanto a la portada, es una obra
de un amigo común David Moreno Marimbaldo, profesor de dibujo del colegio en el
que los tres hemos coincidido. Esta es la tercera portada que David Moreno
realiza para uno de mis libros. Ya fue el autor de la cubierta de Los insignes y de Koundara. Desde que David Moreno me ayuda con esto, el aspecto de
mis libros ha mejorado mucho. Creo que el cuadro que pintó para Caminaré entre las ratas es una obra
potente e impactante. Transmite muy bien el espíritu del libro; esa idea de un
hombre anónimo enfrentándose a las dificultades.
-¿Cómo presentarías a Domingo, el protagonista de la
novela? ¿Tenéis él y tú muchos rasgos en común?
Domingo tiene treinta y nueve años a
finales de 2013, y su experiencia laboral parece ir en picado: empezó a
trabajar al comenzar el siglo XXI y, tras la crisis económica de 2008, cada vez
consigue trabajos peores. Su vida sentimental es un desastre y sus aspiraciones
artísticas (quiere ser escritor) no parece que le den muchas satisfacciones
tampoco. Domingo y yo compartimos edad, aspiraciones artísticas, orígenes y
estudios, y es cierto que en esta novela juego un poco a la autoficción, porque
quería conseguir crear un personaje que fuera muy generacional. Domingo y yo
compartimos algunos rasgos, pero le pongo en muchas situaciones que yo no he
vivido y tiene reacciones ante ellas que no sé si son las que tendría yo.
-¿Consideras a Domingo como prototipo de millennial?
Para contestar esta pregunta he
tenido que acudir a internet y consultar qué es un millennial y cuáles son sus
características, lo que ya me deja claro que es un término que no he tenido en
cuenta para construir mi novela. Veo que los supuestos millenials han nacido
entre 1981 y 2000, por lo que son más jóvenes que Domingo, que nació en 1974.
Se supone que los millennials están muy digitalizados y en más de una ocasión
Domingo despotrica contra las supuestas «nuevas tecnologías». Generación X, Millennials,
Generación Z… todo suena a etiquetas creadas por el mercado para vender
canciones o móviles; la literatura hay que construirla en contra de las
etiquetas, desde una perspectiva individualizadora se puede entender al ser
humano y desde su mirada tal vez comprender una época, o un rincón de una
época. Las experiencias e incertidumbres humanas son muy similares en cualquier
época y lugar del planeta, lejos de etiquetas reduccionistas. Así que no, Domingo
no es en absoluto un prototipo de millenial, Domingo es un personaje que sufre
y vive en contra del mercado. Imagínate lo poco millenial que es que no tiene
ni un tatuaje sobre su piel.
-Su visión del mundo (economía, política...), ¿está
condicionada por haber nacido en Móstoles en el seno de una familia
trabajadora? ¿Tú crees que, en ocasiones, puede verse acomplejado por ello?
Nuestra mirada sobre el mundo siembre
está condicionada por nuestra familia y entorno. Domingo ha leído a Ernest
Hemingway y a Francis Scott Fitzgerald y recuerda aquella conversación entre
los dos, en la que Fitzgerald le dice a Hemingway: «¿Te has dado cuenta de que
los ricos son diferentes a nosotros?» y Hemingway le contesta: «Sí, tienen más
dinero.» Domingo sabe que los ricos tienen más dinero, pero no más inteligencia
ni valía profesional, Domingo tiene conciencia de clase y por eso no vive
acomplejado. Otra cosa es que la conciencia de clase le conduzca hasta el
rencor social, pero el rencor no tiene por qué ser un complejo, sino una simple
constatación de que el mundo se sustenta sobre principios falsos. Por mucho que
los economistas liberales nos hablen de la igualdad de oportunidades o de la
existencia de un ente misterioso llamado «meritocracia». Para Domingo creer en
la meritocracia es como creer en los reyes Magos. Domingo es adulto y sabe que
la meritocracia son los padres.
-¿Hasta qué punto es importante el sexo en la vida de
Domingo? ¿Por qué no es capaz de vivirlo con tranquilidad? Pensemos en su
obsesión por las páginas porno, o en su relación con varias chicas, que todas
ellas terminan en fracaso. ¿A qué es debido?
En la novela se polarizan los dos
extremos de la vida de un ser un humano: el eros y el tánatos, la pulsión de
vida y la de muerte. La primera página del primer capítulo empieza con la
muerte y la última página de este primer capítulo acaba, veinticuatro horas
después, con el sexo. Estos extremos son dos de los ejes constructivos del libro.
A Domingo le dejó su pareja estable tres años antes del comienzo del tiempo
narrativo de la novela y ésta arranca con el suicidio de su mejor amigo. Desde
luego no pasa por su mejor momento, y encuentra refugio a sus angustias, en
parte, visitando páginas porno en internet. El tráfico de pornografía en la red
es muy alto, pero a la vez esto es un tema tabú. Casi cualquier vídeo de una
web porno al azar tiene miles de visitas, pero por otro lado casi nadie
confiesa ser consumidor de porno. Como mi novela pretende hablar de muchas
facetas de la vida de una persona, he querido reflejar su vida pública
(trabajo, amigos) y su vida privada (familia, sexualidad) sin tapujos ni
condescendencias, y aquí también entraba esa intimidad tabú del porno.
-El título de la novela es Caminaré entre las ratas. Bien, ¿las ratas son una metáfora de
algo, tienen algún sentido especial?
Leí Chronic City del norteamericano Jonathan Lethem y me gustó aquello
que hacía allí de añadir a su trama realista elementos fantásticos. Mi novela
es realista, pero contiene un elemento que no lo es: el mundo sufre una
invasión repentina de ratas gigantes (de más o menos medio metro sin contar la
cola). Como hablo de la crisis económica, estas ratas pueden simbolizar la
pérdida de derechos en Europa, o bien pueden simbolizar también el estado de
confusión de la mente de Domingo. Estas ratas pretender ser un elemento
expresionista desasosegante dentro de la novela.
-La novela termina con un final que se resuelve, según
nuestra opinión, muy deprisa. Y, además, de una forma muy positiva, teniendo en
cuenta el tono normal de la narración. ¿A qué es debido? ¿Qué quiere expresar
con ello?
Cuando me acercaba hacia el final de
la historia, creo que había dos posibles resoluciones principales: o bien el
personaje se suicidaba, perdiéndose dentro de su angustia, o bien podía
disfrutar de una segunda oportunidad. Después de más de dos años conviviendo
con Domingo preferí la segunda opción. No considero, sin embargo, que el final
sea «muy positivo»: Domingo consigue librarse de un delito del que era víctima,
pero no consigue una nueva pareja, ni un trabajo mejor (de hecho, parece que
van a despedirle del que tiene) y no consigue publicar sus libros en ninguna de
las editoriales que anhela. Simplemente se le plantea la oportunidad de empezar
casi de cero a sus cuarenta años en otro país. Si esto es un final feliz, me
parece que las últimas crisis económicas están afectando a nuestras
expectativas más de lo que pensaba.
-¿Quieres añadir algo para terminar?
La verdad es que me está
sorprendiendo la acogida que está teniendo la novela, pese al mal momento en el
que apareció (salió de la imprenta la semana anterior al confinamiento por la
COVID-19) y los buenos lectores que está encontrando, gracias a las redes
sociales.
Muchas gracias por
todo, Javier.
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