Basada en hechos reales de Delphine de Vigan
Editorial Anagrama. 342 páginas. 1ª
edición de 2015, ésta es de 2016
Traducción de Javier Albiñana
Saqué de la biblioteca de Móstoles
dos libros de Delphine de Vigan
(Boulogne-Billancourt, 1966), Nada se opone a la noche (2011), que
era el que realmente quería leer, y también su siguiente novela, Basada en hechos reales (2015), que
‒según leí en la contraportada‒ hablaba de la recepción de su anterior libro, y
pensé que este tema me iba a interesar.
Me gustó mucho Nada se opone a la noche, donde la autora habla de la muerte de su
madre y reconstruye su vida. Este fue, sin duda, un libro muy personal para la
autora, y parece difícil conseguir escribir otra buena novela después de la
implicación emocional de la anterior. Basada
en hechos reales, que se publicó cuatro después de la anterior novela,
empieza así: «Pocos meses después de que apareciera mi última novela, dejé de
escribir. Durante casi tres años, no escribí una sola línea.» (pág. 7). Como me
estaba acercando a este libro según acababa el otro, tuve la sensación, como
lector, de que la voz narrativa que me hablaba era la misma. Es decir, Delphine
de Vigan seguía contándole al lector su vida, desde una primera persona en la
que no existía distancia entre autor y narrador. En este caso, parecía que iba
a contarle el bloqueo que siguió a la aparición de su libro de más éxito, Nada se opone a la noche. Y este tema
está presente en la novela, pero, además, quiere hablarnos de otro asunto, de
L., una mujer a la que conoce en una fiesta y que, en principio, se va a
convertir en su amiga, y va a ayudarle a salir del bache, de la parálisis que
siente como escritora.
La narradora está hablando desde el
futuro, desde ese periodo posterior a los tres años en los que no pudo
escribir, y, al contarnos su experiencia con L., en más de un caso, no tiene los
recuerdos claros. Desde el comienzo, el lector va a saber que conocer a L. no
fue, en realidad, una buena experiencia para Delphine. Aunque la narradora
enseguida se enttrega a ella, la perspectiva novelística es la de tratar de
analizar cómo fue posible que llegara a confiar tan ciegamente en una persona
que acabó siendo dañina para ella. Una sensación de amenaza constante se cierne
sobre la novela.
Además del bloqueo como escritora,
un elemento desasosegante para De Vigan es que ha empezado a recibir cartas
anónimas amenazantes de alguien que parece ser un familiar, enfadado con la
publicación de Nada se opone a la noche
y la revelación pública de los secretos de familia que se mostraban ahí. En más
de una ocasión, De Vigan nos va a transmitir la idea de que quiere dejar atrás
la narración autobiográfica y que quiere volver a la ficción, idea que le
quiere quitar de la cabeza L., quien opina que, frente a la nueva narrativa de
las series de televisión, por ejemplo, la ficción en la novela está muerta, y
que el público ya solo se identifica con lo “auténtico” que representan los
testimonios de la novela autobiográfica.
Hay más de una opinión sobre la
recepción de Nada se opone a la noche
que me interesa. «Por primera vez en mucho tiempo, me dio la impresión de que
las cosas recobraban su forma y sus proporciones habituales, como si todo
aquello ‒la novela aparecida meses antes, su resonancia ondulante, aquella
sucesión de círculos concéntricos que se había propagado en un radio imposible
de medir y había alterado profundamente mi relación con algunas personas de mi
familia‒ no hubiera existido nunca.» (pág. 88)
«Yo quería volver a la ficción,
quería protegerme, quería recobrar el placer de inventar, no quería pasarme dos
años sopesando cada palabra, cada coma, despertándome en plena noche, con el
corazón saltándome en el pecho, presa de pesadillas indescifrables.» (pág. 151)
Delphine acaba siendo cada vez más
dependiente de L., quien llegará incluso a trasladarse a su casa, e iniciará un
proceso para aislarla de sus familia o de sus amigas, tratando, de ayudarla a
que vuelva a escribir, pero siguiendo la línea de indagación interior que ella
considera que es la correcta. Además, L. acabará contando a Delphine que son
compañeras del instituto, aunque la segunda no recuerde para nada a la primera.
L. parece conocer muchos detalles de la vida de Delphine. Es alguien que se ha
leído en profundidad todos sus libros, sus entrevistas, declaraciones, etc.
Aunque desde el propio título se
insinúe que la novela está «basada en hechos reales» y la narradora, al igual
que ocurría en Nada se opone a la noche,
se llame Delphine, y aparezcan nombre de familiares que ya aparecían en el otro
libro, como familiares reales, el lector acaba teniendo la impresión de que en
realidad se enfrenta a una ficción, y de que L. es un personaje inventado por
la autora, alguien que no existió y que no entró en su vida. Creo que existe
alguna entrevista en la que la propia autora afirma esto, que Basada en hechos reales, aunque use una
voz narrativa muy cercana a la real de Nada
se opone a la noche, es en realidad una obra de ficción, una especulación
sobre la importancia que tienen los elementos «reales» o «ficticios» en la
composición de una novela.
Voy a decir desde ya que Basada en hechos reales me ha parecido
una novela bastante inferior a Nada se
opone a la noche. Y he acabado opinando esto porque, en gran medida, Basada en hechos reales se acaba
convirtiendo en una novela de tesis. Es decir, L. es un personaje con pocos
matices que, por alguna causa patológica, está obsesionada con que Delphine
tiene que escribir solo novelas autobiográficas y no ficcionales.
Conversaciones entre las dos, en este sentido, se repiten varias veces, y
acaban siendo redundantes. En realidad, diría que la propia autora vivió este
debate dentro de sí misma y consideró que era una buena idea escenificarlo en
forma de novela: ¿novela autobiográfica o novela de ficción?, usando la forma
del thriller para hacerlo más ameno.
El problema es que lo que era
estimulante, misterioso y poético en Nada
se opone a la noche, con unos personajes llenos de secretos y aristas, pasa
a ser una narración mucho más plana en Basada
en hecho reales, con unos personajes principales que acaban resultando poco
creíbles. No me ha acabado de resultar verosímil la evolución del personaje de
Delphine de Vigan, desde una mujer sensible, reflexiva e inteligente en Nada se opone a la noche, a la mujer que
se supone que se acaba convirtiendo en una pelele sin voluntad en manos de L.
Es cierto, que, como la novela está contado desde el futuro y rememora los
momentos pasados, la autora ya ha recuperado su inteligencia, pero no me
resultaba creíble que hubiera podido llegar al grado de abandono y aislamiento
en el que se supone que cayó en manos de L., que, como ya he dicho, acaba
siendo un personaje con pocos matices. Basada
en hechos reales acaba siendo un homenaje explícito a Misery de Stephen King y también, aunque de un
modo más subterráneo, a El club de la lucha de Chuck Palahniuk.
En resumen, entiendo que es difícil
sobreponerse a la escritura de una novela tan íntima, intensa y desgarrada como
es Nada se opone a la noche, pero
Delphine de Vigan trata en Basada en
hechos reales de convencerle al lector de que la ficción puede ser tan
misteriosa y emocionante como la narración de la realidad (algo con lo que
estoy de acuerdo), pero, jugando con sus propias cartas, no lo acaba de
conseguir.
Oh, y yo que me acabo de comprar este libro... Lo bueno es que no he leído "Nada se opone a la noche", así que no haré comparaciones. ¡Saludos!
ResponderEliminarPues yo te recomiendo que leas el otro antes.
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