Muchas gracias, Inquilinas.
SINOPSIS
La muerte inesperada de un amigo de infancia sorprende
a Domingo en una encrucijada vital. A punto de cumplir cuarenta años, el
protagonista de esta novela es un teleoperador que trata de convertirse en
profesor de Economía, se refugia en el sexo por Internet y lucha contra la
frustración de ser un escritor sin lectores ni interlocutores. Durante las
últimas semanas del año habrá de hacer frente a diversos desencuentros,
mientras deambula, cada vez más angustiado, por un Madrid inquietante,
recorrido por la presencia fantasmal de un partido de ultraderecha, por la
sombra de la crisis económica y por una plaga creciente de ratas gigantes que
no parecen preocupar a nadie. En Caminaré
entre las ratas lo cotidiano y lo anecdótico sumergen al lector en una
atmósfera de rareza costumbrista. Entre el realismo, el leve expresionismo y la
crítica social, la nueva novela de David Pérez Vega desvela una voz innovadora
y original que, como toda buena novela, se convierte al final de la partida en
un espejo que devuelve al lector una imagen siempre perturbadora: la de sí
mismo.
OPINIÓN
«Yo soy un tipo de casi cuarenta años, de barba
canosa, que cobra 800 euros al mes, sin mujer y sin hijos que, tirado en el
suelo, juega medio borracho, entre unos niños pequeños, con una figura de un
pato Donald de plástico.»
Nuestro tipo se llama Domingo y es
la voz narrativa protagonista de esta historia. En Caminaré entre las
ratas se nos describe a un hombre que por lo visto no ha encontrado su
sitio (ese sitio que él cree o siente que se merece en el mundo), ya sea por
elecciones pasadas entre lo que debía, le convenía o verdaderamente creía.
Después de haber subido y bajado por la escalera social se encuentra ante nuevos
comienzos que le producen más cansancio que entusiasmo; siente que camina
entre ratas, roedores gigantes que, literal y metafóricamente, a los demás no
parecen importarles.
Domingo atraviesa una crisis personal, ve como su inminente llegada a los cuarenta viene acompañada de una situación laboral precaria y desencantada. A lo largo del camino ha ido perdiendo fuelle y eso es algo que no termina de comprender, pues pertenece a la generación que siguió el método universidad=trabajo estupendo, y aun así ve como muchos otros tampoco han alcanzado los resultados que pensaban que se merecían... Nos lo encontramos en un nuevo reciclaje, terminando el máster que le habilitará para ser profesor y deambulando con su ejemplar de En vida, de Haroldo Conti, el cual le encanta leer en la barra de un bar mientras saborea un café con leche. Si alguna o alguno le preguntara por casualidad qué lee, nuestro protagonista le miraría con condescendencia para contestarle que literatura hispanamericana.
Domingo atraviesa una crisis personal, ve como su inminente llegada a los cuarenta viene acompañada de una situación laboral precaria y desencantada. A lo largo del camino ha ido perdiendo fuelle y eso es algo que no termina de comprender, pues pertenece a la generación que siguió el método universidad=trabajo estupendo, y aun así ve como muchos otros tampoco han alcanzado los resultados que pensaban que se merecían... Nos lo encontramos en un nuevo reciclaje, terminando el máster que le habilitará para ser profesor y deambulando con su ejemplar de En vida, de Haroldo Conti, el cual le encanta leer en la barra de un bar mientras saborea un café con leche. Si alguna o alguno le preguntara por casualidad qué lee, nuestro protagonista le miraría con condescendencia para contestarle que literatura hispanamericana.
«Veo que delante de ella, encima de un libro de texto
y un taco de redacciones con el título de Figuras literarias en la canción
Hijo de la Luna, tiene una novela que
yo nunca me atrevería a leer y a reseñar en mi blog, porque después de siete
años de andadura literaria por internet uno ya posee una reputación que cuidar.»
Haroldo Conti, Antonio Di Benedetto, Roberto Bolaño,
Mario Levrero, Primo Levi, Dostoyevski... esta es la literatura que nutre
la mente del protagonista, referencias constantes en su trasiego vital.
David Pérez Vega construye un relato íntimo y
social de Domingo, un hombre que al principio puede parecernos un
tanto aguado, que ha perdido fuerza e intensidad a lo largo de los años,
al que parece que la vida no le ha compensado y cuya riqueza intelectual
acumulada no le resulta suficiente al carecer de la seguridad económica y el
estatus social a los que aspira. Las grandes expectativas que no se
cumplieron siguen siendo losas pesadas que no le permiten avanzar; en sus
reflexiones vemos su buceo y remembranza constante a aquellos tiempos (parejas,
trabajos y demás situaciones pasadas) que casi le hacen tocar el
ansiado Olimpo.
Tampoco vamos a juzgar al protagonista con doblez y
falsedad, pues de alguna forma y en muchas de sus facetas nos vemos reflejados.
Y si algo hay que concederle es su generosidad: se abre en canal ante los
lectores para opinar sobre lo público y lo privado, la política, la religión,
el racismo, el sexo, la familia, la amistad... temas que convergen en su crisis
existencial, en su pérdida de rumbo y en su volver a dejarse llevar por lo que
le conviene más que por lo que quiere.
El autor ha escrito una obra cuidada, profunda, íntima y personal, narrada en primera persona, donde los pensamientos absorben el espacio para asumir el protagonismo. Un libro enriquecido por la literatura y su mercadeo, el costumbrismo cotidiano que retrata una polarización social indiferente al tiempo que corroe los valores naturales inherentes a las personas.
Caminaré entre las ratas está ambientada en el Madrid de 2013, cuando el país intentaba salir de otra crisis económica, y leyéndola se observa que, siete años después, su historia sigue siendo de lo más actual. En ella encontramos las mismas dicotomías económicas, sociales, políticas y existenciales que se plasman en la travesía que Domingo, el narrador-protagonista, realiza por su noche oscura, descubriéndonos en su peregrinar a un hombre lleno de claroscuros, contradicciones, pesares y quejas, que van también acompañados de honestidad, sensibilidad, emoción y sentimiento.
El autor ha escrito una obra cuidada, profunda, íntima y personal, narrada en primera persona, donde los pensamientos absorben el espacio para asumir el protagonismo. Un libro enriquecido por la literatura y su mercadeo, el costumbrismo cotidiano que retrata una polarización social indiferente al tiempo que corroe los valores naturales inherentes a las personas.
Caminaré entre las ratas está ambientada en el Madrid de 2013, cuando el país intentaba salir de otra crisis económica, y leyéndola se observa que, siete años después, su historia sigue siendo de lo más actual. En ella encontramos las mismas dicotomías económicas, sociales, políticas y existenciales que se plasman en la travesía que Domingo, el narrador-protagonista, realiza por su noche oscura, descubriéndonos en su peregrinar a un hombre lleno de claroscuros, contradicciones, pesares y quejas, que van también acompañados de honestidad, sensibilidad, emoción y sentimiento.
«Esta comida de Navidad la vamos a celebrar sin José
Luis, aunque está claro que su ausencia se va a sentar en nuestra mesa como un
comensal más. Es posible que evitemos recordar que no está...»
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