Las diez puertas, de Elvio E. Gandolfo
Editorial Blatt & Ríos. 150 páginas. 1ª edición de 2019.
Ya he comentado más de una vez que Elvio E. Gandolfo (Mendoza, Argentina,
1947) me parece uno de los escritores de cuentos más originales del actual
panorama latinoamericano, a pesar de que su obra no llega a España. Así que
siempre me parece motivo de celebración que publique un nuevo libro, en este
caso en la editorial Blatt & Ríos.
Como desde hace unos años me cambio correos con Gandolfo, le comenté que –si le
apetecía– le podía decir a sus editores que me enviaran una ejemplar para poder
leerlo y comentarlo. El libro se publicó a finales de 2019 y en este momento
era caro enviar libros desde Argentina a España, pero uno de los editores de
Blatt & Ríos tenía que viajar a Madrid y un día se pasó por mi calle para
dejármelo en el buzón. Fue una pena que yo no estuviera en casa y no le pudiera
invitar a un café, por lo menos.
El primer cuento de Las
diez puertas se titula Yendo del baño al living, y en él un
narrador –que el lector idéntica con el propio autor– sufre un dolor de
espaldas que le hace caerse en el baño. El relato nos narrará la aventura que
le supondrá arrastrarse hasta el teléfono, mientras al atravesar el pasillo
puede observar su biblioteca desde otra perspectiva. Esta idea de ver la
realidad desde una perspectiva nueva me ha recordado a la propuesta de La
oscuridad bajo la mesa, el primer cuento de Ferrocarriles argentinos
(1994). Es posible que el título aluda la canción de Charly García Yendo de la cama al living, que
habla de la dictadura argentina y la guerra de Las Malvinas.
La presa es un relato erótico, que es otro
de los géneros que ha practicado Gandolfo. En algunos momentos, al mezclar el
erotismo con el mundo de la empresa me ha recordado a El traductor, la gran
novela de Salvador Benesdra, un libro
que sé que Gandolfo admira.
Querida mamá es un cuento intimista, escrito de
forma epistolar. Gandolfo escribe una carta a su madre, de más de noventa años
y que vive en una residencia. Ya había leído algún poema dedicado a la madre
(que se nombra aquí). Además Gandolfo tiene un famoso cuento dedicado a su
padre, que fue impresor y poeta, el titulado Filial, uno de los
mejores del autor.
En El lugar sin límites nos
encontramos el primer cuento abiertamente fantástico del conjunto. Su evocación
de unos grandiosos acantilados nos hace pensar en las propuestas de escenarios
primigenios de H. P. Lovecraft. Unos
seres, que no sabemos desde dónde nos hablan, nos contarán las conversaciones
que captan de unos ángeles que conversan sobre Dios.
Silvia y el espacio es un cuento realista sobre la
intimidad de una mujer, que acaba teniendo un curioso punto de fuga: el narrador
dejará de hablarnos de Alina para hablarnos de su gato.
Muerte y resurrección de un padre ya lo había leído. Gandolfo me lo
envió al correo en formato Word hace al menos un año, antes de que este libro
fuera una realidad. Es mi favorito del conjunto. Es un cuento de ciencia
ficción apocalíptico; en su realidad tan solo quedan 7.000 personas vivas en
Montevideo, y una aprendiz de bruja ha de tratar de rescatar el cuerpo de su
padre en el peligroso «Corredor». Me gusta la capacidad de Gandolfo para evocar
en pocas líneas un mundo insinuado mucho más amplio que el narrado. Y uno siempre desea que, con el
material aquí expuesto, Gandolfo escribiera una novela de ciencia ficción.
El tiempo y Torres está conectado con Silvia
y el espacio. De hecho, Torres es el hombre del que hablaba Silvia en
ese cuento, el químico del que se divorció. Así Torres evoca la relación que
tiene con sus dos hijos, ya jóvenes adultos, un día de lluvia. Su intimismo y
sus reflexiones sobre el tiempo me han recordado a las propuestas de los
cuentos de Juan José Saer.
Pegando la vuelta es un cuento ya publicado,
pertenece al volumen Cada vez más cerca (2013). Imaginé
que tal vez era una nueva versión del cuento, y tomé el otro libro y comparé
los dos textos y me ha parecido que es el mismo cuento. Es un buen relato, una
propuesta del estilo de Muerte y resurrección de un padre, con
un mundo posapocalíptico de jóvenes que no entienden el mundo de celulares y
televisión del que vienen sus mayores y se dedican a surfear en las grandes
olas del río Paraná. Otro gran cuento.
Mirándola dormir es un cuento levemente erótico e
intimista, donde Gandolfo reflexiona sobre algunos clichés literarios.
En Bailando brota el amor
nos encontramos a un periodista que tiene que cubrir la crónica de una fiesta
en la que va a tocar un cantante venezolano con cada vez más éxito en Argentina
y, entre medias, evocará a su primer amor.
Ya he comentado más de una vez que
lo más interesante de los cuentos de Gandolfo es que cuando uno los empieza no
sabe hacia dónde van a ir. Gandolfo tiene cuentos realistas, de terror, de
ciencia ficción, eróticos, intimistas, oníricos, real maravillosos, policiacos,
etc.; y lo más curioso: con originales combinaciones entre estos géneros
(ciencia ficción posapocalíptica y romántica, como ocurre en Llano
de sol, por ejemplo, uno de mis cuentos favoritos de Gandolfo.)
Los cuentos que me han gustado más
de Las diez puertas han sido Muerte y resurrección de un padre y El tiempo y Torres. También me gusta
mucho Pegando la vuelta, pero
considero que éste, en realidad, es un cuento que pertenece al volumen Cada vez más cerca. Las diez puertas me
parece un buen conjunto de cuentos, pero creo que prefiero otros de Gandolfo
como son Ferrocarriles argentinos
(para mí un clásico moderno de los libros de relatos) y Cada vez más cerca. En estos libros la capacidad de sorprender al
lector de Gandolfo me ha parecido mayor que la de los cuentos de Las diez puertas. En ellos, Gandolfo
tenía más capacidad para desbordar la narración por caminos extraños que en Las diez puertas, que no desmerece en
absoluto al conjunto su obra y que es un buen libro de relatos.
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