Magnetizado, de Carlos
Busqued
Editorial Anagrama. 147 páginas. 1ª edición de 2018.
En 2008, Carlos Busqued (Presidencia Roque Sáenz Pena, Argentina, 1970)
quedó finalista del premio Herralde
con una novela titulada Bajo este sol tremendo. Es una
novela de la que he leído muy buenos comentarios y que siempre ha estado en mi
lista de posibles lecturas. La he hojeado más de una vez en la biblioteca de
Móstoles.
En 2018, toda una década después, se
publicó su segunda novela, también en Anagrama. En el colegio en el que trabajo
el día del libro se tiene la costumbre de hacer un amigo invisible de libros en
cada clase, donde también participa el tutor del grupo. Yo suele dirigir mucho
mis deseos para no encontrarme luego con libros que no voy a leer. De este modo,
llegó a mis manos Magnetizado (he de
pedir un libro que sea fácil de encontrar para mi amigo invisible y me fijo
entonces en las novedades).
Con mi desbarajuste habitual de
libros por leer, me he acercado a Magnetizado
a finales de 2019.
En septiembre de 1982, no mucho
después de la guerra de las Malvinas, en unas pocas calles de Buenos Aires
aparecen tres taxistas asesinados en sus vehículos. El autor de los crímenes
resultará ser Ricardo Melogno, un joven de veinte años, al que denuncia su
propia familia. Al final, los asesinados por Melogno, en un corto periodo de
tiempo resultarán ser cuatro taxistas, porque había cometido otro asesinato
previo, que la policía no había vinculado aún a los otros tres.
Carlos Busqued acude al psiquiátrico
en el que está encerrado Melogno y graba más de noventa horas de entrevistas
con él, entre noviembre de 2014 y diciembre de 2015. En una nota, le cuenta al
lector que ha editado los textos, pero tratando de respetar las palabras de
Melogno.
La novela empieza directamente con
una de estas entrevistas. Cuando Busqued pregunta cambia el tipo de letra. En
más de un caso, las palabras del escritor se eliminan y sólo transcribe las
respuestas de Melogno. Además de estas entrevistas, en el libro también nos
encontraremos con unas fotos de recortes de prensa de 1982, una entrevista con
una psiquiatra que ha seguido el caso de Melogno y con dos breves capítulos
escritos por Busqued: en uno describe –con un estilo escueto, periodístico– el
caso criminal, tal y como sucedió en 1982, y ya hacia el final, en otro
capítulo breve, describe, desde la ficción (pero respetando las declaraciones
del asesino), la escena de un crimen.
La historia personal de Ricardo
Melogno es tremenda: un chico retraído, que prefiere quedarse ensimismado en su
mundo, imaginándose, por ejemplo, como un héroe de series de televisión –se
cita Shogun–, que relacionarse con
los demás. Vive con su madre, que no le aporta ningún gesto de cariño, sino
palizas. La madre, además, acude a un templo donde se practican ritos
espiritistas y el niño Melogno crecerá con miedo a presencias invisibles, de
las que se protege durmiendo con un cuchillo bajo la cama.
El servicio militar parece ordenarle
la mente, además de alejarle de su madre. No participa como soldado en la
guerra de las Malvinas porque durante este tiempo estuvo detenido por
encubridor (no había denunciado unos robos que sabía que se estaban cometiendo
en su cuartel).
Al dejar de ser militar, después de
dos años, regresa a su casa y su padre le monta un quiosco, para que se gane la
vida. Además le da una pistola para que pueda proteger su negocio. Y Melogno
empieza a desconectarse de la realidad; pasea por la ciudad, no vuelve a la
casa familiar a dormir, entra en sesiones continuas de cine y permanece allí
seis horas, camina por la ciudad… mejor de noche, para estar más tranquilo, y
en todos estos paseos lleva una carterita con la pistola dentro. En algún
momento toma taxis y algo en su interior le indica que ese taxista y no otro es
el que debe morir.
«Un caso raro de crimen sin
resolver. El asesino está preso, están claros el dónde, el cuándo, el cómo, el
quién, pero falta el porqué.», le dice Busqued a la psiquiatra en la página
133.
Y aquí está una de las claves del
libro. Me ha impresionado esta declaración de Melogno: «El problema central, mi
gran problema a nivel judicial, es la falta de motivo para mis hechos. Si yo
hubiera dicho que maté para robar, estaría en libertad hace quince años. O que
lo hice por placer. Habría una lógica. Pero no recuerdo ninguna causa o
detonante. No hubo ningún antecedente previo.» (pág. 120)
Ricardo Melogno lleva treinta cuatro
años encerrado, en cárceles y centros psiquiátricos, cuando le entrevista Busqued.
Es un preso veterano al que los otros reclusos tienen respeto y piden consejo
como intermediario en conflictos. Su discurso es coherente, no parece realmente
un loco. Es escalofriante el retrato que hace de las cárceles y centros
psiquiátricos argentinos, una historia de terror en sí misma.
Los expertos no se ponen de acuerdo
en el diagnóstico mental de Melogno, ¿es un psicópata, un autista, un
paranoico, un esquizofrénico? Ninguno se atreve a firmar un papel que diga que
ya no es un enfermo mental y que el riesgo de que vuelva a asesinar ha
desaparecido, así que permanece encerrado. ¿Era responsable de sus actos o no?
Depende de la institución que trate su caso. Me ha resultado muy interesante el
tema psiquiátrico y judicial. Es sorprendente observar cómo en la mente humana
pueden darse trastornos o problemas que los expertos no pueden catalogar. En
algún momento, se dice que los asesinatos en realidad «curaron» a Melogno de su
trastorno y, desde entonces, es un hombre tranquilo que no volvería a matar.
Todo resulta inquietante, y cuando el preso cuenta los detalles miserables de
su infancia y su vida en la cárcel es difícil no sentir empatía hacia él.
En A sangre fría, Truman Capote investiga un caso de
«crimen real» y él decide no aparecer en la novela, aunque su presencia acabó
cambiando parte de los hechos. En El adversario, Emmanuel Carrèrre también investiga un crimen real y le explica al
lector por qué le interesa el tema y cómo va avanzando en su trabajo. En Magnetizado,
Carlos Busqued ha elegido una opción
intermedia. En las entrevistas que le hace a Melogno aparecen sus preguntas y,
por tanto, él está presente en el texto; pero en ningún momento le cuenta al
lector por qué le interesa Melogno o por qué decide escribir este libro.
Busqued no opina, sólo muestra a su asesino. De este modo, su libro se parece
más a una investigación periodística que a una novela. He leído Magnetizado con un creciente interés, el
testimonio vital de Melogno es tremendo y en todo momento quería saber más
cosas sobre él; así que como narración ha funcionado para mí perfectamente.
Pero también considero que me hubiera gustado leer un libro más largo, en el
que Busqued se mostrara más. Imagino que los asesinatos de los taxistas
tuvieron que impresionarle cuando viera las noticias con once o doce años, y
que esa historia seguiría en su cabeza, hasta que década después deseó escribir
sobre ello y conocer al asesino real. Me hubiera gustado saber qué opina
Busqued de Melogno, cómo evoluciona la relación con él después de más de un año
de entrevistas, cómo le afecta este trabajo. Por ahora me voy a conformar con
acercarme a su otra novela, Bajo este sol
tremendo, que me está llamando.
Hola David! Gracias por la nota, voy a buscar Magnetizado, parece muy interesante. Hace unos años lei Bajo este sol tremendo, es buenísima esa novela, y también está la película basada en el libro, se llama El otro hermano, es muy recomendable también.
ResponderEliminarSaludos cuarenteneros desde Argentina.
Hola Cristian:
EliminarHe leído hace unas semanas "Bajo este sol tremendo". Me ha gustado. "Magnetizado" y ésta son novelas diferentes, pero unidas por la sequedad del autor. Ambos son buenos libros. Creo que en unas semanas publicaré la reseña en alguna web de literatura (penúltiMa, seguramente) y en unas semanas más por aquí.
Saludos