Agenbite of inwit,
de Alejandro Espinosa Fuentes
Editorial Contrabando. 199 páginas. Primera edición de 2019.
El 29 de abril, Aitor Romero Ortega (autor del gran libro de cuentos Fantasmas de la ciudad) y yo presentamos en Madrid la segunda novela del joven escritor mexicano Alejandro Espinosa Fuentes, que se titula Agenbite of inwit y que se ha publicado en la editorial Contrabando.
La presentación tuvo lugar en el Instituto de México en España, perteneciente a la Embajada de México, un edificio que está enfrente del Congreso de los Diputados, y en el que me hizo ilusión entrar.
Dejo aquí el texto que preparé para la presentación:
El 29 de abril, Aitor Romero Ortega (autor del gran libro de cuentos Fantasmas de la ciudad) y yo presentamos en Madrid la segunda novela del joven escritor mexicano Alejandro Espinosa Fuentes, que se titula Agenbite of inwit y que se ha publicado en la editorial Contrabando.
La presentación tuvo lugar en el Instituto de México en España, perteneciente a la Embajada de México, un edificio que está enfrente del Congreso de los Diputados, y en el que me hizo ilusión entrar.
Dejo aquí el texto que preparé para la presentación:
Alejandro
Espinosa Fuentes ha sido alumno en la universidad de México de mi
amigo Federico Guzmán Rubio, que pasó una larga estancia en
Madrid. Así que cuando Alejandro me propuso presentar su segunda novela, la
titulada Agenbite of inwit, no podía decirle que no. Además la
presentación sería junto con Aitor
Romero Ortega, un escritor al que admiro por su gran libro de relatos Fantasmas
de la ciudad.
Agenbite of
inwit es un libro, ya desde el título (que procede de una frase en inglés
antiguo usada en el Ulises de James Joyce)
profundamente literario, un libro del que podríamos decir que su tema central
es la propia literatura o el propio acto de escribir.
El libro comienza con una nota
preliminar en la que el propio autor juega al recurso clásico del «manuscrito
encontrado», puesto que la novela que definitivamente el lector va a leer será
el manuscrito que le enviará al autor un estudiante mexicano al que conoció en
Madrid. Este estudiante, Esteban Gullit, dejará de ir a la universidad para
dedicarse a viajar, según la versión que el mismo ha transmitido sobre su vida,
aunque en realidad –durante el tiempo que abandonó la universidad– ha estado
encerrado en el entresuelo del piso en el que vive, en el madrileño barrio de
Lavapies, escribiendo notas bastantes desquiciadas sobre la culpa y la
literatura.
Ya desde esta nota preliminar el
lector recibirá las palabras de un primer enfermo de literatura, el propio
autor, que será el umbral que le llevará a niveles cada vez más profundos de la
enfermedad literaria.
Un Alejandro Espinosa, cuyo lenguaje
mexicano se ha dejado permear por españolismos continuos («finde», «seguir el
rollo», «tomar una caña»), se dedica a perseguir los pasos de Esteban Gullit,
que ya se habrá suicidado cuando el primero haya recibido su manuscrito. Por su
parte, Esteban se ha dedicado a perseguir a otro autor muerto: José Carlos
Becerra, un autor mexicano que perdió la vida en un accidente automovilístico
en el talón de la bota de Italia. Son también otros muertos los que carga
Esteban consigo, puesto que se siente culpable por la muerte de su hermano
mayor en México. De hecho, el título del libro –Agenbite of inwit– que, como ya apunté, proviene de una frase del Ulises de Joyce enunciaba en inglés
antiguo significa «Remordimiento de conciencia».
Esteban Gullit, de 26 años, se vino
a Madrid con una beca literaria y lo que realmente desea es publicar su segundo
libro, un proyecto que consiste en seguir los pasos del último viaje de su
admirado José Carlos Becerra. Para financiarlo trata de vender su proyecto de
escritura a unos editores interesados por el legado de Becerra. Además Esteban ha
conocido a una chica en Barcelona con la que desea convivir. Esteban parece no
sentir demasiada simpatía por los que desea que sean sus editores, a los que no
entiende tan enfermos de literatura como él y esto hará que la trama avance
hacia su final contundente.
Además, Esteban recordará en la
novela algunos momentos clave de su vida en México, vividos en su infancia
escolar o con su hermano.
Digamos que los que acabo de
enunciar serían los temas generales de la novela, los que hacen que exista un
asidero real en lo contado y que, en mayor o menor medida, de forma más lenta
que rápida, hacen que el personaje cambie y se alcance un final.
El narrador Esteban irá cambiado de
interlocutor en sus breves notas maniacas: él mismo, su madre, su hermano, la
chica que conoció en Barcelona…
Pero en realidad existe un tema más
hondo en el material narrativo, un sustrato que es el que verdaderamente
vertebra el texto y el del propio acto de escribir, la literatura que se retuerce
para hablar de sí misma.
Las referencias y citas explícitas
de obras literarias y autores son constantes: Franz Kafka, Samuel Beckett, Juan
Villoro, Robert Louis Stevenson.
Pero también el texto está trufado
de referencias veladas y guiños a los lectores más literarios.
Por ejemplo, en la página 49 leemos: «Antes de mi metamorfosis, llegué a Madrid
a no escribir lo que no escribiría si no escribiera.», donde se parafrasea la
famosa frase de Margerite Duras: «Escribir es tratar de saber lo
que uno escribiría si escribiese.»
En la página
52 leemos: «En el presente siglo, a tal grado se ha convertido en burócrata el
creador que el único espacio que encuentra este albatros de alas amputadas para
desbordar su genio es el terreno de lo salvaje.» En el albatros de alas
amputadas podemos encontrarnos con el famoso poema de Charles Baudelaire sobre
el artista.
En la página
125 leemos: «El agenbite, género que comienza y acaba en sí mismo, propone inventar
el yo a través de la escritura, redefiniéndola a expensas de un oyente
imaginario. Es primo hermano de las vidas minúsculas, las novelas luminosas y
el libro vacío. Apuesta por el confesionario portátil. Miente en busca de
verdades épicas.»
Vidas
minúsculas es el título de una de las novelas del francés Pierre Michon, donde se propone una autobiografía a través de la
semblanza de vidas ajenas.
La novela
luminosa y El discurso vacío son los
títulos de dos novelas del uruguayo Mario
Levrero, donde se juega a que la propia inercia del acto de escribir cree
una obra literaria.
Incluso en la expresión “confesionario
portátil” creo ver la huella de la novela Historia
abreviada de la literatura portátil del barcelonés Enrique Vila-Matas, un
espíritu constante en esta obra tan metaliteraria.
La culpa es otro de
los grandes temas del libro: el narrador siente remordimientos porque se siente
culpable por la muerte de su hermano.
Página 54: «El vacío no tarda en
extraviarnos otra vez en el itinerario emocional que creemos que deberíamos
estar cumpliendo y reaparece la culpa.»
Su propio yo, identificado con su
culpa, acabará siendo uno de los interlocutores principales de las notas de
Esteban.
Idea onírica: Se habla
de vez en cuando de «el hombre siniestro» alguien que parece conocer a Esteban
y le confronta con sus medios tras agarrarle del brazo en plena calle.
Pregunta ¿quién es o qué represente
este hombre siniestro?
Literatura
dentro de literatura: «Llevo tres días soñando que soy el Kafka de
Becerra.», página 118.
Literatura
que se deshace:
Página 124 «A veces pienso que la
literatura me volvió loco y lamento el día en que creí que era una buena idea
frecuentarla. Me pregunto: ¿Por qué si tengo todo lo que quiero y soy feliz
estoy teorizando sobre un género literario inexistente?»
Página 135: «Estoy escribiendo una
novela sin novela.»
Ironía sobre
Europa:
Página 150: «Era apenas mi segunda
semana en Europa y no era alérgico al gluten ni me gustaban los perros, no
tenía beca ni tatuajes, ni ropa no era de segunda mano, no disfrutaba los vídeos
de mapaches ni leía novedades, fumaba más e los permitido y no me intrigaba
mucho el sexo con extraños. De manera que tenía todas las de perder.»
ENTREVISTA
1) «Como otros, podría alegar que
sólo mediante la literatura entiendo el mundo, pero no es cierto. Amo con
sinceridad la vida ajena a los libros.», escribes en la página 23. ¿Hasta qué
punto sientes que esta sentencia es válida para ti? ¿Entiendes el mundo desde
la literatura o te gustaría verla más desde fuera del mundo de los libros?
2) En la página 24 dice: «La vida
literaria es un club de autoayuda.» ¿Hasta qué punto estás de acuerdo con tu
personaje, Esteban Gullit?
3) Página 39: «¿No ha sido la
premisa de mi vida la inexistencia del llamado tema?», ¿Es esta la premisa de
tu vida o de tu literatura?
4) Al hilo de las referencias
literarias ocultas: ¿No temes, Alejandro, que tu novela sea una propuesta para
un público demasiado específico, un público al que podríamos denominar «muy
literario» y que el resto de lectores se va a perder en este mar de
referencias?
5) Cuando Esteban habla de Europa
dice (pág. 29): «De pronto hay un atentando, o un crimen de odio, últimamente
está de moda atropellar a la gente con camiones. En México eso se considera Kitsch.» Estas frases me han hecho pensar
en que ahora que está de moda, como tema literario, hablar de la violencia en
México, tú decides escribir una novela ambientada en Europa y que más que
hablar de la realidad habla de la propia literatura, ¿no te llama la atención
la violencia mexicana como tema literario?
6) En la página 52 leemos: «No es
que por un lado exista una historia y por otro la forma de contarla, sino que
la forma de contar es en sí la historia.» ¿Estás de acuerdo con esta
aseveración?
7) A veces, cuando Esteban sale de
casa se encuentra con «el hombre siniestro», un personaje que le agarra, por
ejemplo, del brazo en la calle y parece saber demasiado sobre él. ¿Quién es o
qué representa este «hombre siniestro»?
8) Uno de los temas secundarios de
la novela es el extrañamiento de Europa para un mexicano, leer cita de página
3, háblanos de esto.
9) Al hablar de tu libro, tú mismo
te has encuadrado en un supuesto grupo de «escritores raros». ¿A qué otros
escritores raros te sientes unido?
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