Editorial Alfaguara. 371 páginas.
1ª edición de 1984; ésta de 2006.
Cuando escribí la reseña de La
casa verde, hablé en el blog del momento en el que leí mi primer libro
de Mario Vargas Llosa (Arequipa,
Perú – 1936), que no fue otro que La ciudad y los perros, y del fuerte
impacto que me causó esta novela a los veintiún años. Después leí un número
nada desdeñable de las obras de este autor (ocho novelas, contando La casa verde, y un libro de relatos.
Pero desde el periodo comprendido entre mis veintiún años y la actualidad, casi
media vida, no había leído Historia de Mayta. Y el tema no deja de ser
curioso, porque La ciudad y los perros
la tomé de las estanterías de la casa de mis padres en Móstoles y se trataba de
una edición de quiosco, que ofrecía dos novelas del autor: además de La ciudad y los perros, la otra novela
de aquel libro del siglo pasado no era otra que Historia de Mayta. Quiero hablar del lector que era yo entonces a
los veintiún años: durante mi adolescencia casi en exclusiva había leído libros
de ciencia ficción y terror, y sólo a partir de los diecinueve (casi veinte)
fue cuando empecé a leer Literatura en serio (y escribo Literatura en serio con bastardilla porque, por supuesto, muchos de
los libros de ciencia ficción y terror que he leído, aunque no todos, eran
verdadera literatura). Así que a los veinte años sentía que me faltaban
lecturas serias, y como no sabía por dónde empezar, lo hice por los autores que
más me sonaban a literatura seria: este tal Dostoyevski parece importante, y este tal Tolstoi, y Cervantes,
claro, y Hemingway y Francis Scott Fitzgerald y Baroja y así. Estoy hablando de 1994, y
por entonces estaban muy en boga los escritores del boom hispanoamericano; pues entonces tendré que leer a este tal García Márquez, y a este tal Vargas Llosa, que sale mucho en los
periódicos. Así que busqué algún libro del tal Vargas Llosa y en la estantería
de la casa de mis padres estaba aquel volumen (que sigue allí) con La ciudad y los perros e Historia de Mayta. El chaval de veintiún
años que era yo leyó la primera novela del libro, se quedó subyugado, cayó
rendido a los pies de aquella novela… pero no se le ocurrió seguir con la otra.
Aquel chaval que era yo se había informado sobre el tal Vargas Llosa y había
descubierto que La ciudad y los perros
fue una novela muy importante para el despegue del boom, pero no había oído nada de la otra. Así que aquel chaval que
necesitaba empaparse de literatura de forma rápida, decidió pasar a la
siguiente obra maestra porque no tenía ningún tiempo que perder; algún tal Camus o Sartre le estaban esperando por entonces.
Lo cierto es que ahora leo muchas
(quizás demasiadas) novedades literarias, que a veces no acaban de convencerme.
Y diría que lo hago por afán competitivo, por saber qué es lo que tiene repercusión
y adquiere prestigio en el mercado editorial español. Ya he cumplido cuarenta
años, y estoy empezando a echar mucho de menos a aquel lector salvaje que era
yo a los veintiún años, que sólo leía a escritores muertos y consagradísimos, y
de los vivos sólo leía obras de gran relevancia. Estoy empezando a pensar que
he de volver de nuevo a reencontrarme con los clásicos de forma habitual, con
esos libros que al leer uno detrás de otro te hacen pensar que escribir obras
maestras es lo más fácil del mundo.
Me encontré sin buscarla con la
primera edición de La historia de Mayta
en la librería de segunda mano Ábaco
de Raimundo Fernández Villaverde. Por tres euros no la iba a dejar allí, claro;
a pesar de que mi ejemplar parece tener un pequeño problema de impresión: los
márgenes interiores de sus páginas están demasiado pegados al lomo del libro y
esto dificulta su lectura. Así que siendo un libro del que no me iba a deshacer
en otra librería de segunda mano, he llegado a una solución intermedia:
conservar mi primera edición, pero leer el libro en el más cómodo formato de
Alfaguara, sacándolo de la biblioteca
Eugenio Trías, o para mí la biblioteca del Retiro (aunque la biblioteca
llamada “de Retiro” esté al final de la calle Doctor Esquerdo, ya cerca del
puente de Vallecas y por lo tanto alejada de El Retiro). A la lectura de Historia de Mayta he dedicado la primera
semana de mis vacaciones de profesor.
Querría señalar también que a la
lectura de este libro, a que quisiera tomar éste y no otro de mis cada vez más
abarrotadas estanterías de libros inleídos, contribuyó una reseña escaneada de
un ABC de los años 80 firmada por mi admirado crítico literario Miguel García-Posada, donde éste se
mostraba feliz por poder recomendar a sus lectores un libro que le parecía
realmente tal bueno. (Ver AQUÍ).
En Historia de Mayta un narrador innominado -que se podría identificar
con el propio Vargas Llosa- se propone, desde el año 1983, que es el presente
de la novela, investigar unos sucesos ocurridos en 1958. Entonces Alejandro
Mayta, que fue compañero del narrador en el colegio de los salesianos de Lima,
protagonizó un olvidado intento de revolución armada que para el narrador marcó
la línea de partida de todo lo que vendría después: los atentados de Sendero
Luminoso (aunque a esta organización no se la nombra en la novela).
El narrador se va entrevistando
con personas que conocieron a Mayta y que, en mayor o menor medida, fueron
testigos de los hechos más importantes de su vida. A estas personas siempre se
presenta contándolas que está recogiendo datos para escribir una novela sobre
su condiscípulo salesiano; una novela que no intenta reconstruir la verdad sino
conocer lo ocurrido para inventar un personaje creíble.
“-No va a ser la historia real,
sino, efectivamente, una novela –le confirmo-. Una versión muy pálida, remota
y, si quieres, falsa.
-Entonces, para qué tantos
trabajos –insinúa ella, con ironía-, para qué tratar de averiguar lo que pasó,
para qué venir a confesarme de esta manera. ¿Por qué no mentir más bien desde
el principio?
-Porque soy realista, en mis
novelas trato siempre de mentir con conocimiento de causa –le explico-. Es mi
método de trabajo. Y, creo, la única manera de escribir historias a partir de
la historia con mayúsculas.” Leemos este diálogo (que se repite con algunas
variantes al entrevistarse con otras personas entrevistadas) en la página 86.
En cada capítulo, de
aproximadamente el mismo número de páginas, el narrador se entrevista con una
persona que le permite reconstruir la historia de Mayta en sentido cronológico,
desde sus primeros años en el colegio de salelianos, hasta su intento de
inicial la revolución armada en la sierra. Para que este proceso ocurra, tendrá
que darse el encuentro de Mayta con Vallejos, alférez del ejército, cuando el
primero ya ha pasado los cuarenta años y Vallejos sobrepasa apenas los veinte.
Este encuentro será clave en la historia: Mayta, homosexual clandestino y
eterno militante de la izquierda peruana, dividida en grupúsculos cada vez más
pequeños y que además no paran de pelearse entre sí, verá en el joven Vallejos
la energía que puede llegar a dinamizar el cambio político pasando de la teoría
a la acción.
Vargas Llosa, como es habitual en
él, juega también aquí con la estructura de su novela. Se usa el recurso de la novela en marcha: el
proceso de conseguir las notas de los testigos para la novela es la propia
novela que el lector lee. No va a existir una elaboración posterior; pero según
el narrador se está entrevistando con las personas que conocieron a Mayta ya va
perfilando al personaje que va a crear, y en el mismo párrafo el lector pasa de
leer lo que el personaje le cuenta al narrador sobre Mayta en 1983 a leer lo
que a este personaje le ocurrió con Mayta en 1958; y todo esto teniendo en
cuenta que el personaje entrevistado puede estar mintiendo y que el narrador
crea un personaje consistente a partir de la información que él o bien
considera verosímil o bien ha decidido inventar. Normalmente el lector sabe que
está en 1983 porque el narrador habla en primera persona, y se entiende que hemos
saltado a 1958 porque el narrador reconstruye la historia de Mayta en tercera
persona (aunque no siempre, porque traspasada la mitad de la novela, al
hablarnos de Mayta, de vez en cuando, a él se le cede el privilegio de usar la
primera persona).
Lo curioso del libro es que uno
lo lee pensando que el único que no puede estar mintiendo es el propio
narrador, y no es así: el narrador inventa lo que le parece bien para su
historia. Se inventa a personas para entrevistarlas, o bien se inventa las
respuestas a sus preguntas para que estas encajen con el personaje que crea,
como comprendemos al final, cuando consiga entrevistarse con el Mayta real o
inventado. Y lo mismo dará, porque esta novela que aparentemente se está
escribiendo bajo las premisas de una investigación periodística indaga en el
uso de la violencia como uno de los pilares constitutivos de la sociedad
peruana, pero también –o sobre todo- indaga (y esto lo comprenderá el lector al
haber finalizado el magnífico capítulo final) en la propia fuerza de la ficción
para crear realidades alternativas que nos hagan comprender mejor la realidad
verdadera.
Historia de Mayta me ha gustado mucho; bastante más que, por
ejemplo, La casa verde. Aunque la
indagación formal de la primera no es tan profunda como en la segunda, se deja
leer de forma mucho más natural y sus personajes me emocionan más, y me parece
que Historia de Mayta debería estar
sin duda entre las obras más destacadas de Mario Vargas Llosa, cuando diría que
es esa novela de Vargas Llosa que muchos de sus lectores no han leído porque
les parece una obra menor.
Creo que el siguiente libro de
Mario Vargas Llosa que voy a leer va a ser La guerra del fin del mundo.
¡Bravo, David! Me ha encantado tu comentario sobre el plan de "volver de nuevo a reencontrarme con los clásicos de forma habitual, con esos libros que al leer uno detrás de otro te hacen pensar que escribir obras maestras es lo más fácil del mundo". Leer a los grossos con un programa parecido sí sugiere que el oficio de escribir es lo más fácil del mundo, ¿no? Je, je, je. También me gustó la reseña porque yo soy uno de esos lectores que, quizá equivocadamente, creí que esta Historia de Mayta era una obra menor de Vargas Llosa en comparación con La ciudad y los perros o Conversación en la Catedral. Me alegra saber que el argumento y la estructura de Mayta sean tan interesantes, y creo que te vas a gustar La guerra del fin de mundo, que es un libro muy divertido. ¡Saludos!
ResponderEliminarHola Richard:
EliminarDe entrada, disculpa (extiendo la disculpa para los otros tres comentaristas posteriores") la tardanza en contestar. Estuve de vacaciones por Escocia y dejé programada esta entrada, pero no podía contestar a los comentarios.
Sí, creo que lo de querer volver con los clásicos tiene que ver con mi crisis de los 40 años y el deseo de aprovechar el tiempo. Lee este "Historia de Mayta", estoy seguro de que si te gusta Vargas Llosa no te disgustará.
Ya comentaré el de "La guerra del fin del mundo".
Saludos
También necesito reencontrarme con los clásicos. Aunque de vez en cuando me acerco a ellos, no lo hago con la frecuencia deseada. Y a Vargas Llosa es un autor qeu también tengo abandonado en los últimos años. Y mira que tengo libros suyos pendientes en la estantería. No tengo perdón... Así que primero me acercaré a La ciudad y los perros, que está ahí esperándome. Y luego buscaré éste, que me has tentado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margari:
Eliminar"La ciudad y los perros" imagino que puede gustarte mucho, es un libro muy potente. Pero al final hay que leer relajados, lo que nos apetezca en cada momento, no sé si tiene mucho sentido hacer listas de lectura y leer como un trabajo.
Saludos
Yo a Vargas Llosa le cogí cierta "manía" a partir de algunas de sus últimas novelas, que no me gustaron nadita. Menos mal que siempre nos quedan las joyas auténticas para constatar la valía de algún autor que se nos ha desviado por las sendas de lo comercial. Pero, sin duda, lo mejor es tu recuerdo del lector salvaje que somos a los veinte años: más temerario y desacomplejado y, sin duda, más certero. Me he sentido muy identificada.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Ana:
EliminarYo lo último de la bibliografía de Vargas Llosa que leí fue "La fiesta del chivo", que está muy bien, pero las críticas de sus libros posteriores ya no me llamaron mucho la atención. prefiero leer los que me quedan de su primera etapa.
Saludos
Preciosa entrada, David (muy en especial la introducción). Gran idea esa de continuar con "La guerra del fin del mundo": para mí es de lo mejorcito de Vargas Llosa.
ResponderEliminarUn saludo,
Ángel.
Hola Ángel:
EliminarGracias por tus palabras. Y gracias por animarme con "La guerra del fin del mundo", ya la comentaré por aquí.
Saludos
El libro que comenta y Los cuadernos de don rigoberto, son una buena muestra de lo que es Varga Llosa, no digo más para que no se me tache de destructivo, pero me parece incongruente utilizar términos como "obras maestras" donde se mencionan novelas del "varguitas" como le dicen cariñosamente sus enemigos. le pido perdón de rodillas si las comillas no están bien utilizadas, eso me pasa por leer mucho a Joyce
ResponderEliminarPues habrá leído mucho a Joyce, pero no asimiló nada, porque no sabe escribir.
EliminarEsa primera coma que sitúa entre el sujeto de la frase y el verbo duele.
Antes del “no digo más”, faltaría un punto. Debe cerrar la frase anterior para comenzar otra.
“varguitas” debería escribirlo con mayúscula; así: “Varguitas”.
“rigoberto” también debe escribirlo con mayúscula.
“le pido perdón”, ese “le” debería estar escrito con mayúscula.
Después de “Joyce” debería poner un punto, para acabar la frase con propiedad.
Yo trabajo en un colegio. Si mis compañeros del departamento de Lengua corrigieran una redacción escrita por usted, como este último texto que me deja, lo más probable es que le suspendieran. No creo que ningún profesor de Lengua permita que un alumno de 14 años introduzca una coma entre el sujeto y el verbo de una frase.
Cuando en la entrada de Jaime Bayly le comentaba que no se le entendía no era porque estuviera insinuando que escriba usted de un modo muy profundo o complicado. Lo que ocurre es que escribe con una sintaxis errónea (coloca mal los puntos y las comas), lo que dificulta la lectura del texto, y además no se expresa con claridad. Es decir, quiere decir una cosa, empieza a decirla, no cierra la frase con un punto, pierde el hilo, y de repente se acuerda de lo mucho que odia a Vargas Llosa… Y venga, ahí mete un añadido sobre Vargas Llosa, aunque difícilmente venga a cuento. Lo que da un imagen de pensamiento errátil e incoherente. Además creo que hay partes del discurso que se quedan en su cabeza y no las escribe, así que lo que está pensado se hace intransmisible.
Si dejamos atrás el tema de la sintaxis y sus dificultades de redacción, no aporta a su discurso ideas que avalen sus tesis. Tan sólo apunta que un premio Nobel, traducido a todas las lenguas cultas del planeta, es muy mal escritor porque “escribe obscenidades”. Cuando leí eso la primera vez lo cierto es que sentí vergüenza ajena; me pareció un comentario tan pacato, tan del siglo XIX, como si yo tuviera de repente que conversar con una monjita de clausura, criada en un convento. Oh, no consigo percatarme de por qué dicen que este señor escribe bien, no sé por qué dicen que analiza los resortes del poder, dice cosas feas, obscenidades… Oh, me sonrojo; oh, me llevo las manos a la cara al leerlo, estoy escandalizado; oh, oh, obscenidades… Y ahora que caigo en ello: usted leyó a Joyce. Las críticas que le hacían al “Ulises”, cuando apareció, eran precisamente así de pacatas: Joyce escribe obscenidades. Recuerdo el monólogo interior de Molly. Pero bueno, Molly, qué está usted pensando en la cama, que me escandalizo…, que me ruborizo; ¡Dios mío, Molly, pero qué obscenidades son esas!, ¡que está ensuciando, Molly, a uno de las grandes escritores de mi lista, pare ya, no piense eso…!
(sigue abajo)
(viene de arriba)
EliminarEn realidad, no me parece nada excepcional su caso, lo he visto más veces. Le explico lo que le ocurre: obviamente usted escribe y no le publican o si le publican (lo que dudo, viendo su sintaxis) no ha conseguido la notoriedad que cree merecer.
¿Por qué sé que escribe? Porque nadie dedica su tiempo libre, horas y horas, a leer libros (parece que su nivel de conocimiento de la literatura hispanoamericana es alto) para despreciarlos. Nadie que odiase subir montañas se haría alpinista. Lee, lee, cree aprender; escribe y cree que lo suyo está a la altura de los más grandes, de Kafka, de Faulkner o de Proust. Y aun así no se lo publican.
Usted decide que los grandes son esos: Kafka, Joyce, Proust y Faulkner; y decide además que estos escritores juegan en su equipo, estos escritores le avalan cuando se pone a escribir; y desde esa cumbre imaginaria mira al resto del mundo: usted ahí sentado con Kafka, Joyce, Proust, Faulkner, juzgando a esos aprendices de Vargas Llosa, Onetti, etc.
Todo es una fantasía, compréndalo: Kafka, Joyce, etc. no juegan en su equipo, no están de su parte. Que no le publiquen no es fruto de una injusticia cósmica; no tiene tanto que ver con el hecho de que los editores no se percatan de a qué altura está usted, sino que, más bien, no le publican porque no sabe escribir con corrección, porque pone una coma entre el sujeto y el verbo de una frase. Y aún así cree que puede ir de irónico y posar una mirada de superioridad sobre los premios Nobel.
Me estoy extendiendo en esta contestación porque es la última. Publico este comentario que deja en la entrada de “Historia de Mayta” y es el último. Los que ha dejado en la entrada de Bayly y de Dickens no van a ser publicados. No me gusta su tono si su actitud. Lo que me faltaba es crear aquí un espacio de buen tono para charlar amigablemente con aficionados a la literatura y venga alguien que no sabe escribir, no sabe expresarse y tiene una visión mojigata del mundo, a darme lecciones, a insinuar que me gustan libros malos porque me falta capacidad de… Qué se cree, que yo no he leído a Kafka, Joyce, Faulkner, Proust… por supuesto que lo he hecho, y además escribo con corrección, sé ordenar mis ideas, y tengo una visión moderna del mundo, que puedo sostener con argumentos.
Este blog es un espacio público, pero también es mi casa, no todo está permitido aquí. No voy a contestarle amigablemente a su ironía de parvulario (muy bueno eso del “le pido perdón de rodillas”, creo que no lo oía desde que cumplí doce años).
Si quiere se busca otros blogs donde dejar sus grandes comentarios, sus grandes aportaciones a la humanidad lectora: oh, estos hispanoamericanos son muy malos escritores, dicen obscenidades…, oh, qué sonrojo… Lo que conduce a una paradoja: no valen porque plagian, y no valen porque dicen obscenidades. ¿Las obscenidades son también plagiadas y por tanto anulan también a los plagiados, o son aportaciones propias sobre lo plagiado? Puede también usted abrir un blog y decir todo lo que le parezca bien, o queda con sus amigos y les cuenta sus grandes descubrimientos sobre los plagios universales y la obscenidad. Quizás en su ciudad haya otro aspirante a escritor que, como usted, cree jugar en el equipo de Kafka, Joyce, etc. y se entiendan a las mil maravillas.
Lo dicho: sus comentarios no se van a publicar en este blog y no va a conseguir después de ésta más interacciones conmigo.
Un último consejo: la vida es corta, búsquese aficiones que le hagan disfrutar. No pierda el tiempo leyendo para descubrir, después de horas y horas, que casi todo lo que lee es muy malo y no le gusta. Esto no puede ser considerado un síntoma de inteligencia en ningún caso; ni de salud mental, apuntaría.
Suerte y adiós.
Muy buen blog!!!! Interesante, lo seguiré leyendo....
ResponderEliminarHola Rosa:
EliminarMe alegra que te guste el blog.
Espero que te sientas bienvenida.
Saludos
David:
ResponderEliminarUn placer leer su blog. Admito que lo encontré al mismo tiempo que buscaba información sobre la novela de Mario.Soy ,ante todo,un atento lector de la obra Vargallosiana.
Un gran abrazo
Hola Ivan:
EliminarBienvenido a este espacio. Espero que le hayan interesado mis reflexiones sobre los dos libros de Mario Vargas Llosa que tengo comentados aquí.
Espero que dentro de no mucho pueda comentar "La guerra del mundo", próximo libro de Vargas Llosa que quiero leer.
Un abrazo.
Hola David, qué lindo leerte, al igual que tú, y muchos seguramente, yo también fui, y ahora volví a ser el lector devorador de libros que fui en la adolescencia. También leí la Historia de Mayta y otros 10 libros de MVLL, sin embargo, no me ha gustado que el narrador vaya desmintiendo el perfil creado del protagonista (que no era 'maricón' ni su condiscípulo, etc) y nos 'reventara' el globo de la ilusión creado por los lectores. De la mayoría de novelas que leí de Vargas Llosa, considero que la Historia de Mayta se salva por la técnica tan bien lograda (no tanto como en Pantaleón y las visitadoras) y los personajes que acompañan a Mayta en la aventura de Jauja. Saludos de Cusco. Anthony Velarde A.
ResponderEliminarHola Anthony:
EliminarPues la verdad es que a mí ese recurso de revelarnos que el personaje era inventado (como buen personaje) me gustó, me hizo reflexionar sobre la propia esencia del arte de narrar y me pareció valioso.
De hecho, el encuentro final con el Mayta real también parecía inventado: ficción dentro de la ficción.
Saludos
Buscando críticas sobre "Historia de Mayta", descubro éste agradable blog. Soy lector desde que estaba en primaria, leía libros para niños en aquel entonces. Cuando entré a la facultad hice a un lado el hábito de la lectura y hace apenas 3 años lo retomé con mucha fuerza. Mario Vargas Llosa es uno de mis escritores favoritos, de su obra he leído "La ciudad y los perros", "Elogio de la madrastra", "Los cuadernos de Don Rigoberto", "Pantaleón y las visitadoras" y el libro que comentas en ésta entrada "Historia de Mayta", además de tener un par de libros más del mismo autor en el estante de pendientes. Nada sabía de éste libro cuando lo compré a través de un grupo de facebook de libros usados, lo elegí solo por el autor, junto con un libro de Murakami y otro que regalé por que de plano no me gustó. Debo decir que al principio no me interesó mucho a lectura y estuve a punto de dejar el libro, pero continué leyendo solo para decir que lo había terminado. Conforme pasaban las páginas me fue gustando más hasta no poder dejar de leer. Agradezco que haya estado a bajo precio ya que de otro modo no lo habría comprado.
ResponderEliminarSeguiré asiduamente tu blog, saludos desde Monterrey, en el norte de México.
Hola:
EliminarPues de los que te faltan por leer de Vargas Llosa te recomendaría "Conversación en la Catedral".
Muchas gracias por tus palabras sobre mi blog. Pásese por aquí cuando quiera.
Saludos
excelencia en la técnica y perfeccion en el arte
ResponderEliminaren la Novelas LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO y la HISTORIA DE MAYTA
son la dos mejores novelas de Vargas Llosa
agradezco su estudio
Atte.
Arom Nabarro
Lima Perù
Hola Arom:
EliminarMe falta leer "La guerra del fin del mundo", y mira que la he hojeado veces en la biblioteca que frecuento. A ver si me pongo pronto con ella, que la tengo ganas.
Me alegra que le haya interesado leer esta entrada del blog.
Saludos
Sr. David
ResponderEliminarPara su nombre en Perú usamos el diminutivo coloquial y cariñoso de "Davicho"
algo motivador para resaltar en LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO - MVLl, escribe el periodista que a hacer reportaje a
Canudos
Pues, el Lenguaje literario utilizado por el periodista es totalmente diferente al del contenido de toda la Novela
léalo y vera como Marito Vargas se transforma y atrapa el espíritu de un periodista, muy pero muy real
hay otros aspectos
el ensueño
los giros
la esencia humana (violencia)
y otros aspectos, para goce del espíritu al leerla
Atte.
y con Humildad
Arom Navarro
Lima Perù
Nota: si puede, y este es un consejo,
lea por favor a
1.-Jose María Arguedas (Peruano) en su obra LOS RIOS PROFUNDOS (editorial lOSADA Argentina)
2.-Abraham Valdelomar (Peruano) en cuentos andinos (recomendado: FINIS DESOLATRIX VERITAE) ESTE LO PUEDE ENCONTRAR EN INTERNET
PD
ResponderEliminarAROM NABARRO
Hola Arom:
ResponderEliminarSí, leeré "La guerra del fin del mundo".
Sobre los otros escritores que me comenta: El de "Los ríos profundos" de Arguedas lo tengo en casa. A ver si lo leo.
A Abraham Valdelomar no lo conocía. Lo apunto.
Gracias por sus recomendaciones.
Saludos
David Pérez
Davicho
ResponderEliminarexcelente su blog,
excelente su trato y atención
Gracias
Atte.
AROM NABARRO
Lima Perù
Muchas gracias, Arom.
EliminarPásese por aquí cuando quiera, estaré encantado de recibirle.
Saludos
David Pérez
FINIS DESOLATRIX VERITAE
ResponderEliminar(Abraham Valdelomar – fragmentos del inicio y del final del cuento. Solamente consta de 05 páginas)
Cuando me incorporé tuve la sensación de haber sido animado por una corriente eléctrica. Mi esqueleto estaba intacto y podía mover los miembros sin dificultad, en el trágico paisaje. Sobre la estéril extensión nada acusaba a la vida. Todo lo que alguna vez fuera animado(…)
(…) Aunemos nuestra plegaria; creed en Cristo...
Y él, con una tristeza infinita, con una desoladora melancolía, con un desencanto indescriptible, inclinó la apesadumbrada cabeza y me dijo estas palabras:
–Hermano mío, Cristo soy yo.
Los huesos se animaban, se animaba, y el sol iba oscureciéndose, fijo en el mismo punto del horizonte.
David
ResponderEliminarEspero, con humildad, ser un agente de motivación para vuestra persona
Tu Blog es magnifico. los cuentos de A.V. son cortos y a mi modesto parecer de buena calidad artística literaria.
Remito fragmentos.
Atte.
Arom Nabarro
Lima Perù
Estimado Arom:
EliminarGracias por dejarme el fragmento del cuento de Valdelomar. La verdad es que ya ha conseguido que me pique la curiosidad, aunque también me parece que es más probable que me acerque antes a "Los ríos profundos" de Arguedas, que lo tengo en casa. También tengo en casa muchos libros sin leer así que no puedo prometerle nada sobre la lectura de Valdelomar, pero es posible que en algún momento la casualidad (o la curiosidad) me acerquen a él.
Saludos