El beso de la mujer araña,
de Manuel Puig
Editorial Seix Barral. 287 páginas. 1ª edición de 1976.
El beso de la mujer araña es la
cuarta novela de Manuel Puig
(General Villegas, Argentina, 1932 – Cuernavaca México, 1990) que leo en el
último mes. La compré en 2012 en una librería de segunda mano de la cadena Tikva Books. Costaba 2,5 € y era
la primera edición. No podía dejar allí ese libro, aunque he tardado seis años
en acercarme a él. Como ya he contado en las anteriores entradas sobre Puig, he
tenido que juntar todas sus novelas para empezar a leerlas. Los obsesivos somos
así.
Seguramente El beso de la mujer araña sea la novela más famosa de Manuel Puig,
sobre todo debido a que en 1985 la llevó al cine el director brasileño (de
origen argentino) Héctor Babenco. No
he visto la película. A ver si lo hago ahora que me he hecho socio de la plataforma Filmin y ya he comprobado
que la tienen.
Tras la publicación de la novela The
Buenos Aires affair en 1973 y haber recibido una amenaza telefónica de
la organización de extremaderecha Tripe A, Puig se ha exiliado a México. Aquí
será donde termine de escribir El beso de
la mujer araña, que –de forma muy significativa– transcurre principalmente
en la celda de una cárcel argentina.
Los personajes principales de la
novela son Molina, un homosexual afeminado de treinta y siete años, que ha sido
condenado a ocho años de prisión por corrupción de menores, y Valentín, de
veintiséis años, un idealista político de izquierdas que ha sido arrestado por
su activismo clandestino.
El primer capítulo empieza con
alguien (más tarde el lector sabrá que es Molina) contándole una película a
otra persona (que luego se sabrá que es Valentín). Once páginas más tarde, el
lector se acercará a apreciaciones como ésta:
«—No hables de comida.
—Y panqueques…
—De veras, te lo pido en serio. Ni
de comidas ni de mujeres desnudas.»
Lógicamente, no es lo mismo ser un
lector de esta novela en 1976, cuando se publicó, que ahora mismo, porque
aunque –como ya he comentado antes– no he visto la película basada en el libro,
sé de qué trata esta historia, y antes de empezar a leerla soy consciente de
que los dos protagonistas están encerrados en una celda. Es en la página 23 (la
14 del libro) cuando se hace por primera vez referencia al espacio físico que
comparten los dos protagonistas. Valentín le dice a Molina: «Mirá, tengo sueño,
y me da rabia que te salgas con eso porque hasta que saliste con eso yo me
sentía fenómeno, me había olvidado de esta mugre de celda, de todo, contándome
la película.»
En El beso de la mujer araña Puig lleva casi hasta el extremo uno de
los recursos literarios que ya ha empleado con profusión en sus tres novela
anteriores: la captación de la oralidad mediante la reproducción de los
diálogos de los protagonistas. Durante muchas páginas se suceden los diálogos
sin ninguna anotación ajena a ellos. Ni siquiera, como ocurría en otros libros
anteriores, hay aquí anotaciones sobre las escenas de tipo teatral.
La influencia del cine en la
narración de Puig sigue siendo apabullante. Molina, como si se tratase de una Sherezade
moderna, le cuenta a Valentín películas para ayudarle a coger el sueño. Estas
narraciones se prolongan durante días, porque Molina es muy puntilloso en sus
descripciones. La primera película narrada es La mujer pantera, el
clásico de 1942 rodado por Jacques
Tourneur. Como dije al comienzo de esta reseña, me he hecho socio de la
plataforma Filmin y después de leer las páginas en las que Molina cuenta esta
película me apeteció verla. Observo algunas diferencias entre el cuento de
Molina y la película real. Éste es un detalle curioso: Molina está contando una
película recordada y a veces sus recuerdos bailan y hacen que cambie la
narración frente al original. Por ejemplo, Molina dice que Irena, la
protagonista de la película, es originaria de Rumania, cuando en la película lo
es de Serbia. También hay ligeras variaciones con algunas escenas. Molina
describe con profusión los interiores de la casa del hombre de la película, un
detalle que a mí se me hubiera pasado desapercibido si no hubiera estado alerta
por la mirada de Molina sobre estas imágines.
Valentín le hace pequeñas
observaciones a Molina sobre su narración de orden psicologista o político, que
no son del agrado de Molina, para quien las películas tienen «glamour», algo
que se ajusta con su aceptación de los clichés y los convencionalismos más
clásicos sobre lo masculino y lo femenino. De hecho, éste será uno de los
puntos de fricción en la relación entre los dos presos: Molina se siente una
mujer y le gustan los hombres «muy machos», hombres que cumplen un papel muy
preestablecido en la sociedad, un papel dominante. Su mujer ideal es sumisa y
convencional, una mujer que desea casarse y cuidar a su marido. Esta mirada
machista del mundo chocará con las ideas antiburguesas y revolucionarias de
Valentín.
Además de La mujer pantera Molina contará otras películas a Valentín. Imagino
que todas serán reales, pero no estoy del todo seguro. Sería curioso pensar que
alguna de ellas es inventada y funciona como un relato dentro de la narración.
La segunda película es muy curiosa: una película política pronazi ambientada en
la Francia ocupada. Cuando Molina y Valentín discuten por ella, se termina de
narrar para el lector con una nota a pie de página, con una letra minúscula en
esta edición. La fuente de la narración es ahora: «Servicio publicitario de los
estudios Tobis-Berlín, destinado a los exhibidores internacionales de sus
películas, referente a la superproducción “Destino” (páginas centrales).» (pág.
88). He buscado información de la película nazi Destino en internet y no
encuentro nada.
Cuando Molina y Valentín hablan
sobre la homosexualidad existen en el texto unos llamados a pie de página en
los que Puig nos habla de diversas teorías sobre la sexualidad y homosexualidad
humana. La verdad es que al principio he pensado que estas páginas le sobraban
al libro, que no aportaban nada a la novela, pero (existen varias notas sobre
este tema) las he acabado leyendo con interés.
Como en otras novelas de Puig, aquí
también podemos acercarnos al contenido de una carta. Esta vez escrita en clave
política, que Valentín tendrá que descodificar para Molina.
También se reproduce alguna
conversación entre un recluso (no quiero desvelar quién) y las autoridades de
la prisión, y el lector también podrá acercarse a un informe policial, donde
queda registrado el seguimiento de un sospechoso por parte de la policía.
Además, en algún momento, se
reproduce también el flujo de conciencia de los personajes. Molina se narra una
película a sí mismo o Valentín delira.
La relación entre Molina y Valentín
se va haciendo cada vez más compleja, según van pasando de la narración de
películas a las confidencias personales. Y es posible que esta sea la
oportunidad de Molina de ser una mujer (la mujer araña que atrae a los hombre
hacia sus redes) con un hombre heterosexual.
Si cuando comenté The Buenos Aires affair (1973) apunté
que este libro había influido en una novela como El cojo y el loco (2009) de Jaime
Bayly, señalo ahora que El beso de la mujer araña (1976) me
parece un antecedente claro de la novela Tengo miedo torero (2001) del
escritor chileno Pedro Lemebel.
El beso de la mujer araña posiblemente sea la novela con más contenido político
de las que he leído hasta ahora de Puig, aunque uno de los dos protagonistas
–Molina– se niegue (en apariencia) a dar importancia a esta dimensión del
hombre y quiera refugiarse en una idealización de la sociedad burguesa
convencional que, en realidad, es imposible para él.
En El beso de la mujer araña Manuel Puig ha vuelto a usar los recursos
de los que ya se ha valido en sus anteriores novelas: conversaciones sin
ninguna anotación, cartas, informes policiales, notas al pie de página,
narración de películas que mutan según la voz del personaje…, pero considero
que esta vez todos estos recursos están mejor medidos y funcionan con mayor
precisión, supeditados a la historia narrada. Es posible que El beso de la mujer araña sea, de las
cuatro que he leído hasta ahora, la novela de construcción más sencilla (en
apariencia) de Manuel Puig, pero también es la más honda y la que ha conseguido
que sus personajes me emocionen más. Voy muy bien con Manuel Puig, cada una de
sus novelas me parece mejor que las anteriores.
Como ya te he comentado, he visto la película, pero no he leído el libro que tengo en casa desde hace años. La película la recuerdo muy buena y William Hurt hace un estupendo papel con una vertiente femenina muy creíble.
ResponderEliminarEspero que sigas disfrutando con Manuel Puig y que sigan mejorando sus novelas.
Un beso.
Hola Rosa:
EliminarYo la película no la he visto, a ver si lo hago.
Y sí, a ver si sigo con los libros de Puig, que tengo en casa los que me faltan.
Un beso
Hola David, visto tu interés por Puig comentar que ahora Eterna Cadencia publica en en España "Las tres vanguardias: Saer, Puig, Walsh", ensayos de Piglia que seguro serán de tu interés.
ResponderEliminarUn saludo
Francisco
Hola Francisco:
EliminarGracias por la información. Me compré este verano un libro de ensayos de Piglia, uno que habla de las novelas cortas de Onetti. A ver si lo leo, que se me acumula el trabajo.
Saludos
Hola David, sí, creo que te refieres a La teoría de la prosa, unos ensayos magníficos de Piglia, por cierto.
ResponderEliminarUn saludo
Francisco