domingo, 29 de diciembre de 2019

Fortunata y Jacinta, por Benito Pérez Galdós


Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós

Editorial Castalia. 1405 páginas. 1ª edición de 1887; ésta es de 2010.

Cuando se acercaban las vacaciones veraniegas del curso 2017/18, hable con un compañero de lengua del colegio en el que trabajo. Yo tenía el plan de leer en verano alguna de las grandes novelas de la literatura española y me debatía entre La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín» y Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843 – Madrid, 1920). A mi compañero las dos le parecían magníficas, pero tenía en un poco más de estima a La Regenta que a Fortunata y Jacinta. Así que, al final, leí en el verano de 2018 La Regenta y ha sido en el de 2019 cuando me he acercado a Fortunata y Jacinta.

Hasta ahora sólo había leído de Galdós el Episodio nacional Cádiz. Me lo hicieron leer en 3º de BUP, en la clase de historia y lo cierto es que no me gustó mucho. Por aquellos días yo era un lector entregado a la ciencia-ficción y al terror y no me cayó en gracia Galdós. Años después, cuando empecé a «leer más en serio» (o simplemente me dio por el realismo), me acerqué a autores como Pío Baroja o Ramón del Valle-Inclán, pero dejé de lado a Galdós. Descubrir que algunos autores le apodaban «el Garbancero», me hizo pensar que sus libros no me iban a interesar. Además, durante mucho tiempo busqué el exotismo en la literatura, y que me hablaran de historias que ocurrían en la Patagonia era para mí más estimulante que una novela cuya trama se situaba en las calles del Madrid que conozco. Ahora, después de leer Fortunata y Jacinta, y haber quedado deslumbrado por esta novela, no paro de entrar en internet para leer artículos sobre Galdós, listas sobre sus mejores novelas, y de visitar bibliotecas públicas para ver qué ediciones tienen de sus libros. Tengo bastante interés en el llamado Ciclo de las novelas contemporáneas, que iré leyendo en los próximos años. He llegado tarde a Galdós pero he llegado para quedarme. Ha sido amor de madurez.

El tiempo narrativo de Fortunata y Jacinta se sitúa entre 1869 y 1876; y por tanto en un periodo convulso de la historia de España, puesto que entre 1873 y1874 se proclamó la Primera república y hubo un destronamiento y una restauración. Galdós nos presenta, en primera instancia, al joven Juanito Santa Cruz, hijo de una familia burguesa madrileña dedicada al comercio de ropa. Juanito ha podido ir a la universidad y recibir una exquisita educación, puesto que es licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras. Aunque su padre Baldomero desea que haga una carrera política, Juanito preferirá vivir sin trabajar, gastando (sin cometer locuras excesivas) la fortuna familiar, amasada con mucho trabajo. Juanito será para el lector un joven burgués sibarita y caprichoso que tendrá oportunidad –en una visita a la Cava Baja– de conocer a Fortunata, una joven iletrada del pueblo, una joven ingenua y aguerrida, poseedora de una gran belleza, capaz de hacer enloquecer a todos los hombres con los que se va a cruzar en las más de 1.000 páginas de esta novela. Juanito se va a divertir con Fortunata y, pese a haberle prometido que se casaría con ella, lo hará realmente con Jacinta, otra hija de la burguesía madrileña, cuyos padres también se dedican al comercio de ropa. En realidad, Jacinta y Juanito están emparentados, puesto que son primos. Los dos va a aceptar este matrimonio burgués de conveniencia porque la idea real de casarse con la deseable Fortunata es impensable para el joven Santa Cruz, quien –una vez establecido como casado– seguirá con su vida de calavera, con sus salidas, sus fiestas y sus amantes.

En gran medida, Fortunata y Jacinta es una novela que cuestiona los convencionalismos de la vida burguesa y sobre todo la institución del matrimonio, en el que la mujer quedaba atrapada, soportando las veleidades del marido (Jacinta) o bien es repudiada por la sociedad al haber mantenido relaciones sexuales con un hombre que al final no se casa con ella (Fortunata). Fortunata y Jacinta es una novela muy crítica con la posición de la mujer en la sociedad y, por esto mismo, resulta muy moderna su lectura.
«Hay dos sociedades, la que se ve y la que está escondida.», Galdós pondrá este pensamiento en la mente de Fortunata en la página 1.024. Fortunata, después de haberse quedado embarazada de Juanito y sufrir un terrible desengaño amoroso, se ha visto abocada a la prostitución. Además siente –de un modo puro, primitivo– que el hecho de que Juanito (su amor) sea un burgués es una desgracia para ella, puesto que si hubiera sido un obrero se habría podido casar con él y habría sido feliz siendo la mujer de un trabajador. Jacinta, a pesar de ser la mujer oficial y venir de una familia burguesa, será otra víctima de Juanito, puesto que ha pasado a vivir en la casa de los Santa Cruz, ocupando una posición muy secundaria y sufriendo los continuos abandonos de su marido. Además su gran sueño es el que le será negado: ser madre.

En los primeros capítulos de la novela, se habla extensamente de los árboles genealógicos de Juanito y Jacinta, lo que en algún momento parece algo exagerado. Sin embargo, cuando aparezca Fortunata será presentada sin ni siquiera darle un apellido. Aquí Galdós juega al contraste entre las extensas ramas de contactos de la burguesía y el desamparo de los pobres.
Fortunata y Jacinta presenta un gran elenco de personajes, de todos los estratos sociales y muy bien perfilados. La novela acabará siendo un gran fresco del Madrid de la época.
Galdós era conocedor de la gran novela europea y había leído a autores como Charles Dickens y Lev Tolstoi. De hecho algún personaje, como la prostituta alcohólica Mauricia la Dura –amiga de Fortunata– parece sacado directamente de las calles de San Petersburgo.
En cierta medida, esta novela juega con elementos del folletín clásico del siglo XIX (la inocente chica engañada, el matrimonio de conveniencia…), pero Galdós hace trascender totalmente estos elementos, mostrándose incluso un poco irónico con ellos; así en la página 315 nos encontramos con esta reflexión: «Sólo en las novelas malas se ven esos hijos de sorpresa que salen cuando hace falta para complicar el argumento.» Aquí aparece un «hijo de sorpresa», que moverá la trama y que servirá para acercar a los personajes, pero moviéndose por encima de los convencionalismos del folletín.

Me ha gustado mucho cómo Galdós ordena la información: como, por ejemplo, Juanito le va a contar a Jacinta la relación que ha tenido con Fortunata en su viaje de novios, y así el lector conocerá datos que antes se le había escamoteado. Esta forma de presentarse al lector la trama me ha parecido sutil y enriquecedora. La novela tiene cuatro partes y es interesante ver cómo cada una de ellas termina en un pico de tensión narrativa para empezar la segunda de forma más distendida, presentando nuevos personajes. En este sentido, las modernas series televisivas siguen este formato de la narrativa del siglo XIX.

Un dato interesante para comentar es que esta novela tiene un narrador que se hace ver en algunos momentos e informa al lector de que es un amigo de la familia Santa Cruz. En la página 242 se puede leer un párrafo, que según el estudioso James Whiston es de los más famosos de la novela, en el que el narrador parece abogar por la buena marcha y sentido de las diferentes clases sociales. Pero, en realidad, el mundo que refleja, con unos grandes contrastes económicos entre unas personas y otras más bien nos lleva a pensar en una crítica social a las diferencias de la época. De hecho, a pesar de este párrafo, en muchas otras páginas el narrador parece ponerse del lado del pueblo (personificado en Fortunata) y en contra de las veleidades de la burguesía (personificada en Juanito).
Por un lado, en algunos momentos el narrador parece dudar de sus recuerdos o de sus fuentes para reconstruir la historia. Así en la página 146: «Les conocí en 1870.»; «En 1871 conocí a este hombre» (pág. 167); «Rafaela cuenta que en ese momento se les ocurrió un plan infalible» (y por eso lo sabe el narrador, pág. 362). Y aquí podemos ver un momento en el que el narrador duda: «hay motivos para creer que la cantó» (pág. 175); sin embargo, el narrador acaba convirtiéndose en omnisciente, porque en Fortunata y Jacinta Galdós usa el recurso del monólogo interior de sus personajes y el narrador llega, por ejemplo, a completar los pensamientos de Fortunata eligiendo palabras que ella desconoce.

Galdós, siguiendo la estela de Cervantes, usa un lenguaje en ocasiones cómico. De forma muy fluida, conviven en su prosa pensamientos profundos y metáforas brillantes con frases hechas y expresiones orales. Me hacía mucha gracia encontrar expresiones populares, que yo creía mucho más modernas, y que ya se usaban en los tiempos que Galdós escribió esta novela: «pinturera», «bolas» (por «mentiras»), «empollar» (por «estudiar»), «cañí» (por «gitanos» o «folclore español»), «cortarse» (por «avergonzado»), «pachorra», «cursi».
También hay otras expresiones populares que han desaparecido: «neo» (por «beato»), «no entender palotada» (por «no entender nada»), «tarasca» (por «mujer desvergonzada»), «rasgo» (por «gesto») o «polla» (por «chica»).
Me ha resultado curioso ver cómo aquí aparecen algunas palabras, que han dejado de usarle, que empleaba Juan López-Morillas en las traducciones que hizo de Fiódor Dostoyevski que aún comercializa la editorial Alianza: «caletre» o «magín» por «cabeza»; o «poner a alguien como chupa de dómine» por «hablar mal de alguien».

Me gustaría hacer un comentario sobre la edición de James Whiston, profesor del Trinity College de Dublín: la introducción la he leído al final, que es cuando verdaderamente tiene sentido hacerlo, porque explica elementos importantes de la trama y de la parte final (estoy evitando el término «spoilers») y porque analiza personajes, cuyo comentario tiene mucho más sentido recibir una vez que se los conoce. La mayoría de las notas de la edición (544 en total) comparan la versión Alfha de la novela, con la Beta, las galeradas y la primera edición. Es decir, comparan el primer manuscrito que escribió Galdós con el segundo, y con lo que se corrigió ya en galeradas. En muchos casos se muestra lo que estaba escribo en una versión anterior y se compara con la final. La novela mejora en su versión final, porque se va haciendo más sutil; pero me ha ocurrido que, por ejemplo, al leer en las notas que, en la versión Alfha, Fortunata es claramente una prostituta y esto en la versión final es algo más atenuado, más sutil, mi mente lectora ya había recibido la información de que Fortunata era una prostituta y en mi cabeza las distintas versiones de la novela convivían como un único texto en el que toda la información era tomada por veraz. Así que creo que, en parte, las notas han hecho que la novela sea menos sutil para mí (aunque también es verdad que he leído todas las notas con interés).

La Regenta (1884-1885) y Fortunata y Jacinta (1887) son contemporáneas y las dos se cuestionan las instituciones burguesas de la época y la figura de la mujer en la sociedad. Además las dos, mediante la presentación de un gran número de personajes, crean un fresco social de Vetusta (posiblemente Oviedo) y de Madrid. Clarín es más cruel con sus personajes y usa su humor de un modo mucho más sarcástico que Galdós, cuya ironía es más socarrona e inocente y parece tener mucho más cariño y compasión por sus personajes que Clarín (de hecho, diría que Juanito Santa Cruz es el personaje que sale peor parado de la novela y por el que el autor y el lector van a sentir menos empatía).

Tras leer Fortunata y Jacinta considero (dentro de lo que yo conozco, o he leído) que el puesto más alto del podio de la novela española lo ocupa El Quijote y que el segundo y el tercer puesto se lo pueden disputar La Regenta y Fortunata y Jacinta. A mí las dos novelas me han gustado mucho, quizás –como le ocurría a mi compañero del colegio del que hablaba al principio– pondría La Regenta un poco (pero no mucho) por encima de Fortunata y Jacinta. Con este comentario no quiero menospreciar a Fortunata y Jacinta, que me ha parecido un libro inmenso. Lo mejor es que tras acabar La Regenta no me sentí llamado a leer más libros de Clarín y con Galdós me está pasando lo contrario, que muchas de sus novelas me están interesando poderosamente. No será esta la última vez que hable de Galdós. He llegado a él tarde, pero he llegado para quedarme.

10 comentarios:

  1. "(...)no paro de entrar en internet para leer artículos sobre Galdós, listas sobre sus mejores novelas(...)"
    Pues no te pierdas el artículo que ha colgado Trapiello en su blog (Hemeroflexia) hace unos días. No sólo va de Galdós la cosa; además es un articulazo, de los mejores que leo últimamente...

    http://hemeroflexia.blogspot.com/2019/12/el-concepto-deobra-maestra-no-cambia.html


    Saludos,

    Ángel.

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  2. El próximo 4 de Enero, el periodista Ricardo Bada va a públicaresultar un texto sobre Galdos y el cine. Cuando lo tenga te lo paso, como le pase el tuyo a él.

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  3. Nunca me he acercado a su obra por la visión tan negativa que de ella tenía Juan Benet, pero quizá tus palabras me animen. En todo caso, muy interesante tu análisis

    Un abrazo, David.

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    1. Hola Gonzalo:

      Yo también he tardado mucho en acercarme a Galdós porque arrastraba prejuicios del pasado (sobre todo el del tema del "garbancero") y he alucinado con "Fortunata y Jacinta", mi mejor lectura del año.

      Un abrazo

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  4. Quizá me anime su reseña, David, a acercarme con mucho retraso a Pérez Galdós. Debo confesar que siempre he tenido prejuicios muy fuertes en contra de la novela española decimonónica y en particular en contra de BPG, sospechando que se trata de literatura folletinesca.
    Andrés

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    1. Hola Andrés:

      Galdós tuvo muchos detractores en España y es cierto que yo también tuve prejuicios con él. Pero realmente me ha parecido que "Fortunata y Jacinta" es una de las mejores novelas del S. XIX a nivel absoluto.
      Espero que te animes a leer este gran libro.
      Saludos

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  5. Es un libro que tengo pendiente. De los primeros libros que leí fue La regenta y Clarín me hizo desear escribir. Tanto en Clarín como en Galdós los personajes son, como decía Piglia, la esencia en la novela.
    Me ha gustado mucho tu reseña.
    Que tengas un buen año y felicidades.

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    1. Hola Isabel:

      Disculpa el retraso en publicar tu comentario, se me había pasado.
      Si te gustó "La Regenta" seguro que te gusta también "Fortunata y Jacinta", que tiene unos personajes maravillosos.

      Feliz año para ti también.

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