domingo, 26 de septiembre de 2021

LITERATURA CENTROAMERICANA, UN PASEO PERSONAL

 En mi canal de YouTube (David Pérez Vega - Bienvenido, Bob), hoy hago un recorrido por la literatura centroamericana que he leído: Rodrigo Rey Rosa, Eduardo Halfon, Roque Dalton o Ernesto Cardenal, etc.

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martes, 14 de septiembre de 2021

ESTO NO ES BAMBI EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

 “ESTO NO ES BAMBI” EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Este año vuelve la Feria del Libro de Madrid en El Retiro y yo vuelvo a firmar en ella. Mis editores de Maclein y Parker han conseguido encontrarme hueco (creed que no era fácil) para firmar “Esto no es Bambi” durante dos tardes:
DOMINGO 19 DE SEPTIEMBRE, DE 11 A 12 HORAS
JUEVES 23 DE SEPTIEMBRE, DE 19 A 20 HORAS
AMBOS DÍAS EN LA CASETA 137




“Esto no es Bambi” es una novela sobre los excesos del mundo laboral, que refleja mi experiencia en una auditora norteamericana, una de las llamadas “big four”. Está escrita con seis voces narrativas, tres masculinas y tres femeninas.
Yo he tratado de que tenga humor; sin embargo, hace unos días, me escribió mi amigo el escritor Javier Cánaves para decirme que había acabado la novela y que “a ratos tenía la impresión de estar leyendo una novela de terror”.
Pues si a alguien le apetece, nos vemos en El Retiro.

domingo, 12 de septiembre de 2021

Ciudades de la llanura, por Cormac McCarthy

 


Ciudades de la llanura, de Cormac McCarthy

Editorial Mondadori. 295 páginas. 1ª edición de 1998; ésta es de 2009.

Traducción de Luis Murillo Fort

 

En Navidades compré los tres libros de la Trilogía de la frontera de Cormac McCarthy (Rhode Island, Estados Unidos, 1933) y a finales de junio me puse con Todos los hermosos caballos (1992) y a continuación seguí con En la frontera (1994). Estos dos libros tenían personajes diferentes, pero sus propuestas eran muy similares: hablan de adolescentes errantes que dejaban, el sur de Estados Unidos, Texas o Nuevo México, para adentrarse a caballo en el norte de México. Al terminar En la frontera y tomar de mis estanterías Ciudades de la llanura, en la misma edición de Debolsillo que las dos novelas anteriores, comprobé que la letra era más pequeña que la de los otros libros y que no se había impreso del todo bien en algunas páginas. Así que consulté la web de las bibliotecas públicas de Madrid y vi que había una edición de 2009 de Mondadori de Ciudades de la llanura en la biblioteca Eugenio Trías del Retiro y la saqué para leer el libro más cómodo. Esto me representa mucho: comprar un libro para acabar leyéndolo tomándolo en préstamo de una biblioteca.

 

Al empezar la novela, justo después de haber leído seguidos Todos los hermosos caballos y En la frontera, recibo una grata sorpresa: McCarthy ha juntado en Ciudades de la llanura a John Grady Cole, personaje principal de Todos los hermosos caballos, con Billy Parham, personaje principal de En la frontera. Si no hubiese leído los libros anteriores me hubiera costado determinar el año en el que se sitúa la trama, porque McCarthy no lo dice explícitamente. En la página 23, Billy dice que tiene veintiocho años, y yo sé por En la frontera que tenía dieciséis en 1941, así que estamos en 1953. John tenía dieciséis años en 1949, así que se llevan ocho años, y calculo que tiene veinte cuando comienza la novela. Hacia el final John dirá que tiene diecinueve.

 

Al finalizar Todos los hermosos caballos y En la frontera, dejamos a John y a Billy perdidos en la inmensidad de la naturaleza, sin propósito aparente y posiblemente con un destino de expulsados del sistema y de su tiempo, con grandes posibilidades de morir jóvenes. Al comienzo de Ciudades de la llanura coinciden como trabajadores en un rancho de El Paso. McCarthy suele ser parco en aportar datos al lector que le hagan centrar el tiempo o el lugar de sus historias, y se tarda en saber que el rancho está en esta ciudad del sur de Texas. Cuando los trabajadores del rancho quieren divertirse pasar a Ciudad Juárez, que es ya una ciudad mexicana. De forma simbólica, ahora ya no John o Billy no pasan la frontera entre los dos países a caballo sino que, en más de un caso, lo hacen a pie y han de pasar unos torniquetes que marcan el fin de aquella frontera más mental que física de los otros libros. Más que nunca el Oeste se está acabando en esos torniquetes. Además el rancho de Mac, en el que trabajan, es posible que desaparezca, ya que el ejército norteamericano pretende expropiar sus terrenos para uso militar. Literalmente, los viejos vaqueros se están quedando sin espacio vital. Incluso me resultaba raro al leer Ciudades en la llanura ver a Billy o a John montados en una camioneta y conduciendo un vehículo en vez de estar todo el día a caballo.

 

Cuando comienza el libro John ha llegado hace poco al rancho y trata de domar a un caballo que ya ha adquirido muchas malas mañas. El caballo le tirará al suelo lesionándole un tobillo, y esto parece dañar su orgullo de «vaquero nato».

Billy se ha hecho amigo de John y, en cierto modo, parece ejercer de tutor para él. Los «viejos tiempos», de los que jóvenes como John y Billy parecen ser los últimos supervivientes, están encarnados en el viejo Johnson, suegro de Mac, el dueño del rancho. «El viejo seguía sentado a la mesa con el sombrero puesto. Había nacido en el este de Texas en mil ochocientos sesenta y siete y había llegado a la región siendo un joven. Durante una época la región había pasado de la lámpara de petróleo y el caballo y el buggy a los aviones a reacción y la bomba atómica.» (pág. 108)

 

Al principio el lector no tiene muy claro hacia dónde se dirige McCarthy, lo que a estas alturas tampoco es demasiado preocupante. Escenas en el rancho o en los burdeles de Ciudad Juárez. Esta es la trama: el joven John se ha enamorado de Magdalena, una prostituta de diecisiete años de un burdel de Ciudad Juárez, y quiera sacarla de allí, llevarla a Estados Unidos y casarse con ella. Una de las dificultades más grandes que va a tener será convencer a Eduardo, el proxeneta de Magdalena. John le pedirá ayuda a Billy, quien tratará de quitarle la idea de la cabeza, pero se prestará a ayudarle. Las novelas de McCarthy tienen pocas concesiones, y si bien en el México de las otras dos novelas de la trilogía nuestros protagonistas se encontraron con lo peor y lo mejor de la condición humana, el tono de McCarthy en general suele ser descorazonador. En sus novelas hay poco espacio para la dicha y sus personajes y sus historias no suelen tener redención. La historia de Magdalena es sobrecogedora: «Había nacido en el estado de Chiapas y a los trece años había sido vendida para saldar una deuda de juego. No tenía familia. En Puebla había conseguido huir a un convento en busca de protección. El proxeneta en persona se presentó en el convento a la mañana siguiente y a plena luz del día entregó un dinero a la madre superiora y volvió a llevarse a la chica.

Aquel hombre la desnudó de arriba abajo y le pegó con un látigo hecho de una cámara de neumático. Luego la tomó en sus brazos y le dijo que la amaba. Ella escapó de nuevo y acudió a la policía. Tres agentes la llevaron a una habitación del sótano en cuyo suelo había un colchón mugriento. Cuando terminaron con ella la entregaron a los otros policías. Luego la entregaron a los reclusos por los pocos pesos que estos podían reunir o la cambiaron por cigarrillos. Al final avisaron al proxeneta y se la vendieron a él otra vez.

El hombre la golpeó a puño limpio y la lanzó contra la pared y la derribó y la pateó. Dijo que si huía otra vez la mataría. Ella cerró los ojos y le ofreció el cuello. El hombre la levantó  colérico por el brazo pero el brazo se le partió en las manos. Un chasquido apagado, como una rama seca. Ella boqueó y lloró de dolor.» (pág. 142)

 

Ciudades de la llanura contiene páginas interesantes, en las que McCarthy redunda en temas ya tratados en los dos libros anteriores de esta trilogía y, desde luego, ha sido emocionante para mí ver a John y Billy, los personajes de las entregas anteriores, juntos. Pero debo señalar que este tercer libro es inferior a los otros dos. Si alguien lee Todos los hermosos caballos y En la llanura seguidos, como he hecho yo, le recomendaría leer Ciudades de la llanura y acabar con la trilogía. He sentido emoción al leer las últimas páginas del libro y conocer el destino de los dos protagonistas de las novelas anteriores, pero el lector ha de saber que el nivel literario de Ciudades de la llanura baja respecto a Todos los hermosos caballos y En la llanura y, aun así, esto no lo convierte en un mal libro.

domingo, 5 de septiembre de 2021

En la frontera, por Cormac McCarthy

 


En la frontera, de Cormac McCarthy

Editorial Debolsillo. 443 páginas. 1ª edición de 1994; ésta es de 2019.

 

Justo después de acabar la maravillosa novela Todos los hermosos caballos (1992) de Cormac McCarthy (Rhode Island, Estados Unidos, 1933) empecé a leer En la frontera (1994), la segunda parte de la llamada Trilogía de la frontera. En realidad no hay continuidad entre las dos historias, ya que están protagonizadas por personajes diferentes. Sí que existe una unidad de lugar (el sur de los Estados Unidos y el norte de México) y una unidad temática, ya que los hermanos Billy y Boyd Parham, que cuando empiece la acción tendrán dieciséis y catorce años, al igual que ocurría con los personajes adolescentes de Todos los hermosos caballos, John Grady Cole y Lacey Rawlins, también se dirigirán al sur a caballo y también se convertirán en símbolos de una masculinidad del pasado que va a desaparecer. Si bien la acción de Todos los hermosos caballos se situaba en 1949 y nos llevaba a Texas, en En la frontera estamos en 1941 y la acción comienza en Nuevo México. En esta segunda novela, le ha costado a McCarthy dejar ver al lector el año exacto en el que estaba situando su trama.

 

Hasta el rancho de los Parham ha llegado una loba preñada de Nuevo México y el padre, con la ayuda de Billy, se propone acabar con ella, haciendo uso de las viejas técnicas de los tramperos. Al hablar de Meridiano de Sangre o Todos los hermosos caballos ya he comentado que la naturaleza acaba convirtiéndose en un personaje más de las narraciones, y en la primera parte de En la frontera directamente hay unas páginas en las que McCarthy narra (en tercera persona, como siempre) desde la mirada, o las acciones, de la loba, en lo que me parece un claro homenaje a la obra de Jack London.

La primera parte de este libro trata sobre los intentos de Billy de cazar a la loba y, una vez que lo consigue, su identificación con ella y la piedad que siente. Esto hará que, sin pedir permiso a su familia, parta para México con la intención de dejar allí al animal. En realidad, el lector no acabará de saber cuáles son los motivos que dirigen a Billy porque McCarthy, como ocurre casi siempre en su obra, nos dejará ver de él sus actos y no sus pensamientos. Cuando esta primera parte termina en la página 134, he tenido la sensación de que el libro podía haber acabado aquí y ser una gran novela corta, pero las intenciones de McCarthy eran otras. Al volver a su casa, Billy va a descubrir que sus padres han sido asesinados, y junto con su hermano Boyd se adentrarán de nuevo en México y no estará muy claro si van en busca de los asesinos, de los caballos robados, o de ambas cosas.

 

Los elementos narrativos de Todos los hermosos caballos y En la frontera son muy similares, como ya he apuntado. Ambas novelas hablan de adolescentes errantes, casi vagabundos, que simbolizan un mundo (el de los vaqueros y el Oeste) que está a punto de desaparecer, y en ambas novelas se habla de la violencia y de una masculinidad instintiva, que se forma al reaccionar con el ambiente y con las personas con las que se cruzan, que la irán moldeando. En En la frontera también va a aparecer una chica mexicana (ahora pobre y no rica como en Todos los hermosos caballos) que va a separar, no a los dos amigos, como en la otra novela, sino, en este caso, a los dos hermanos. Así que, durante bastantes páginas, me estaba preguntando ¿por qué McCarthy ha escrito dos novelas tan parecidas? Después de haber leído la obra maestra que me ha parecido Todos los hermosos caballos, me preguntaba ¿merece la pena leer En la frontera? O, en cualquier caso, ¿merece la pena leer estas dos novelas tan similares seguidas? Es cierto, que al acabar los dos libros, tengo la impresión de que Todos los hermosos caballos es una novela más perfecta y más equilibrada, con una trama más clara. Pero, también es cierto, que al adentrarme en En la frontera he acabado subyugado por su propuesta. Uno no sabe, durante muchas páginas, realmente hacia dónde va McCarthy aquí, o su personaje. Cuando llevamos 300 páginas cuesta recordar la historia de la loba inicial, y tenía la sensación de que esos recuerdos pertenecían a otra novela. Si McCarthy quería mostrar la vida de un personaje errante, de un marginado, realmente lo ha conseguido. La idea de libertad creativa en el escenario de los grandes espacios americanos ha sido muy fuerte aquí.

Como ocurría en sus otros libros, las páginas se elevan con el discurso oral de alguno de sus personajes, en este caso, de un eremita o de un ciego que luchó en la Revolución.

 

En la frontera me ha hecho pensar en Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain, porque Bill y Boyd se van encontrando con diferentes personas en el camino igual que ocurría en la novela de Twain. Y al fin y al cabo, Las aventuras de Huckleberry Finn es un libro de estirpe cervantina. Así que, quizás de un modo extraño, En la frontera me parece un libro cervantino, sobre un viaje y los encuentros que este viaje provoca.

Y también he pensado en Roberto Bolaño. Para mí su gran obra empieza en 1996 con Estrella distante, y sigue con Los detectives salvajes de 1998. En Bolaño también hay personajes errantes y, de vez en cuando, cuentan historias extravagantes que funcionan como narraciones independientes de la historia principal. Me he imaginado a Bolaño como uno de los primeros lectores aventajados de las traducciones de Random House de la Trilogía de la frontera, disfrutando de McCarthy y asimilándolo como una influencia para su obra. De hecho, tras consultar el libro de ensayos Entre paréntesis, descubro que Bolaño escribió una reseña de Meridiano de sangre. Así que, efectivamente, Bolaño había leído a McCarthy.

 

De nuevo, igual que ocurría con John en Todos los hermosos caballos, Billy, el protagonista de En la frontera, sabe hablar español, porque su abuela le hablaba en esta lengua. No sabemos si la abuela era mexicana, porque McCarthy es siempre parco en explicaciones y dejará para el lector la tarea de reconstruir y dar significado a algunas de las escenas y el pasado de los personajes.

 

En algunos pasajes, el narrador de En la frontera le adelanta información al lector. Por ejemplo, un personaje sale de escena, y en relación a Billy, escribe: «Esa sería la última vez que lo vería», este recurso se repite varias veces y crea una sensación de tragedia y de destino ominoso sobre el personaje. Ya he dicho que la trama se sitúa en 1941 y parece mentira que mientras leemos sobre Billy y sus andanzas esté teniendo lugar la Segunda Guerra Mundial, porque la novela que leemos parece que nos lleva a épocas más remotas. Al final la Segunda Guerra Mundial acabará entrando de manera tangencial en la trama.

 

En la frontera, a pesar de las similitudes con Todos los hermosos caballos, tiene un aire propio y sigue siendo un grandísimo libro, aunque el primero me parezca mejor. De nuevo, McCarthy va a dejar a su personaje abandonado en mitad de la nada, en mitad de la naturaleza salvaje, inmensamente solo y a punto de convertirse en un vagabundo, en un expulsado del sistema.

Ya estoy leyendo Las ciudades de la llanura, que cierra la trilogía y que, en realidad, la acaba dotando de unidad y sentido, puesto que en esta tercera novela, McCarthy va a hacer que se encuentren John Grady Cole, el protagonista de Todos los hermosos caballos, con Bill Parham, el protagonista de En la frontera, trabajando en un rancho del sur de Texas. Ya os hablaré de este tercer libro.