Editorial Lengua de Trapo. 393
páginas. 1ª edición de 1996.
Mi amigo el escritor mexicano Federico Guzmán Rubio llevaba tiempo
animándome para que leyera a Antonio
Orejudo (Madrid, 1963), ya que para él es uno de los escritores españoles
actuales más destacados y le extrañaba que yo aún no lo hubiera leído. El año
pasado, paseando por la Feria del Libro de Madrid, nos acercamos hasta la
caseta de Lengua de Trapo y
saludamos a sus editores. Allí estaban las primeras ediciones de los libros de
Orejudo. Ahora los derechos de venta de Fabulosas narraciones por historias
los tiene la editorial Tusquest,
pero Lengua de Trapo puede vender los ejemplares que editó en su día y que no
se vendieron. Lengua de Trapo sigue, igual que en los años 90, realizando la
valiosa tarea de descubrir a nuevos autores, que cuando tienen éxito y
reconocimiento suelen mudarse a editoriales más grandes. La edición que compré
es extraña: no encuentro su imagen en internet. Al final del volumen tiene una
nota que afirma que se acabó de imprimir en octubre de 1996 en Madrid, pero en
la parte de atrás de la cubierta se afirma también que este libro ganó el
premio Tigre Juan a mejor primera novela en 1997. Es como si el cuerpo del
libro no se hubiera modificado para una supuesta segunda edición, pero sí la
cubierta. La foto que he tomado de internet es la de la primera edición; la
mía, con unas plumas estilográficas con la cabeza de Ortega y Gasset o Gómez de
la Serna le extraño verla al propio Antonio Orejudo con el que crucé dos
palabras en la feria del libro de este año. Fui a su caseta para que me firmara
este libro y compré el de Ventajas de viajar en tren.
En todo caso, compré el libro y
he tardado un año en leerlo. Lo he tomado de mi estantería de inleídos durante
el pasado mes de mayo, en que extrañamente he leído seguidos unos cuantos
libros escritos por españoles.
Fabulosas narraciones por historias nos lleva al Madrid de 1923 y
al entorno de la Residencia de Estudiantes dirigida por José Moreno Villa. Los
protagonistas principales son tres jóvenes: Patricio Cordero, sobrino del
novelista José María de Pereda, Martiniano, sobrino de Azorín, y Santos, un
joven de origen rural, cuya familia se dedica a la cría de cerdos. Una
constante en el libro será la mezcla de personajes reales con otros inventados;
así por estas páginas desfilarán Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, García
Lorca, Neruda, Vicente Huidobro… En una nota final Orejudo afirma que esta
novela “bautiza con nombres verdaderos a personajes imaginarios”.
El tono de farsa irónica queda
establecido desde la primera página del libro (o incluso desde la primera
frase: “¿Y si después de todo no era un genio?”), narrado en tercera persona;
una tercera persona omnisciente, que a menudo, guiada por su afán
caricaturesco, dirige una mirada de superioridad condescendiente y de burla
sobre sus personajes; así, por ejemplo, habla de Santos en la página 335:
“Pasaba las tardes de invierno con la Chari frente al fuego, que le provocaba
pensamientos que a él le parecían profundos”. Las caricaturas de Juan Ramón
Jiménez, convertido en un maniático del silencio y del orden, y la de Ortega y
Gasset, convertido en un sátiro intrigante, son especialmente divertidas. Las
famosas tertulias literarias de la época tampoco se van a escapar al escarnio
burlesco de esta mirada novelística que parece ridiculizar todo lo que
describe.
La Residencia de Estudiantes era
un caos de señoritos, nos cuenta Orejudo en esta novela, un caos de juventud
bullente como era el Madrid de la época. Ya sabía por novelas como La
calle de Valverde de Max Aub
que Madrid era una ciudad más moderna en 1923 que en 1943 o 1953, una ciudad
que miraba a Europa con una cercanía que iba a quedar cercenada por la
autarquía de años venideros. Así, al recrear el lenguaje de 1923 (una
recreación muchas veces falsa, pues los jóvenes de esta novela hablan como los
de la década de 1990) Orejudo emplea el uso de términos en inglés: race, leader, off-side…, y los
nombres de los personajes aparecen, a menudo, transformados en diminutivos de
sonido anglosajón: Pátric, Martini…
Me ha llamado poderosamente la atención una
imagen: “Las races de autos ilegales que Teuco Salas, el hijo del embajador
argentino, organizaba viernes y sábados, a partir de las tres, al final de la
Castellana.” (pág. 37).
En todo caso, existe una
diferencia clara entre un libro como La
calle de Valverde de Aub y Fabulosas
narraciones por historias de
Orejudo, éste último recrea la vida madrileña de la década de 1920 con la
visión desenfadada y desprejuiciada de 1990; así el sexo explícito será frecuente
en esta novela, mientras que en la Aub una realidad como ésa se mostraba muy
elípticamente.
En la página 297 he marcado el
párrafo que posiblemente justifica el título del libro: “Nos pasamos toda la
vida tomando las narraciones fabulosas por historias y, cuando por fin
conseguimos entrever la historia verdadera, ésta nos suena tan fantasiosa que
no nos la creemos.”
El todo burlesco de la primera
parte del libro (con su abultado humor escatológico y brutal, tan español:
pedos, golpetazos…) empieza a dejar entrever una realidad más turbia, como el
juego a través del cual la Generación del 27 fue fruto de una conspiración que
pretendía canalizar el gusto popular hacia la poesía o la novela de prosa
poética en contra del realismo (conspiración dirigida por José Ortega y
Gasset), que acabará conduciendo –sin abandonar el tono burlesco- hasta el
asesinato.
La novela gana en altura cuando
la narración nos conduce hasta la Guerra Civil y la posguerra, y veamos la
evolución de Patricio o Santos bajo el nuevo régimen, cuando aquellos años
locos de la juventud han quedado tan atrás.
Otro elemento destacado de esta
novela es que en la narración se van intercalando páginas de memorias, de
entrevistas o de ensayos publicados ya en la democracia o cerca de la democracia
(años 1970-1990), donde las palabras de personajes reales (por ejemplo, aparece
alguna página real de Ortega y Gasset) se van intercalando con las de otros
inventados. También la novela recoge artículos de la revista pornográfica de la
época La Pasión, que al final descubriremos que están escritos por algunos de
los personajes del libro.
El tono burlesco, de
condescendiente farsa, y el lenguaje irónico y sonoro, tan cervantino, me han
recordado también al empleado por Luis
Landero en su primera novela, Juegos de la edad tardía.
La lectura de Fabulosas narraciones por historias ha
hecho que me apetezca leer más novelas españolas, novelas que reflejen como era
este país hace décadas. Tengo que acercarme a Benito Pérez Galdos, por ejemplo; y he estado a punto de leer otro
de mis inleídos clásicos: Lola, espejo oscuro de Dario Fernández Flórez.
En todo caso, he descubierto por
fin a Antonio Orejudo, y su primera novela, publicada el año en que el autor
cumplía treinta y tres años, y por tanto, posiblemente escrita con unos treinta,
me ha parecido verdaderamente ambiciosa y conseguida.
Seguro que repetiré con Orejudo.
Una novela fundamental y un autor al que siempre hay que seguir la pista, siempre interesante.
ResponderEliminarFue curioso en su día que esta, su primera novela, tratara temas parecidos a los de "Las máscaras del héroe" de Juan Manuel de Prada.
Abrazos.
Hola Fran:
EliminarLa verdad es que me quedé con ganas de leer Las máscaras del héroe, tras leer las semblanzas de escritores de esa época que hacía Prada en la revista Clarín a finales de los 90. Luego se convirtió en un escritor mucho menos enrollado de lo que parecía y perdí el interés. Pero tal vez esté bien.
Abrazos
Para mí, Las máscaras del héroe es una gran novela, y la disfruté recién salida en Valdemar, antes de que De Prada ganase el Planeta. Después de tantos años supongo que conservará su frescura. Del resto opino más o menos lo mismo que comentas arriba. Saludos.
EliminarY el de Fabulosasa narraciones... lo tengo para este verano, espero.
EliminarHola Fettes:
Eliminar¿Te acuerdas de lo moderno y enrollado que parecía Prada cuando publicó "Coños" con poco más de veinte años, y luego esas Máscaras del héroe..., Sí quizás lea este libro algún día.
saludos
Me he leído hace poco sus "Ventajas de viajar en tren" y me gustaron mucho, así que este será el próximo libro que me lea del autor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Mike:
EliminarComo digo en la entrada he comprado ese libro en la Feria del Libro de Madrid. A ver si lo leo pronto.
Abrazos
Pues a mí me defraudó un poco. No es que me pareciese malo pero había leído comentarios muy elogiosos y me lo esperaba mejor. En algunas partes se me hizo reiterativa y pesada, y en la parte de las tertulias me perdía con tantos personajes. Pero bueno, me gustó la estructura, la forma de tratar la época y me hizo bastante gracia la parodia de 'Rayuela'. Repetiré con Orejudo.
ResponderEliminarHola: a mí me pareció que para estar escrito este libro por alguien de 30 años era un libro muy maduro, y me hace pensar que las obras de madurez de Orejudo pueden ser muy buenas.
Eliminarsaludos
Hace un par de años leí "Ventajas de viajar en tren". Con sus defectos, me pareció un libro de lo más interesante.
ResponderEliminarTendré muy en cuenta su crítica.
Un saludo.
Hola Ángel:
EliminarVentajas de viajas en tren lo tengo en casa, a ver si lo leo pronto. Tiene muy buena pinta.
Saludos
Me recuerda a mi verano pasado en Madrid, llegar por las noches al hotel, desgastado y sudoroso tras callejear todo el día, y meterme de lleno en el libro. Si hay libros que uno asocia a momentos, éste es uno de ellos.
ResponderEliminarCreo que luego lei otros dos en tusquets de él, también muy buenos, pero no me atreví con uno que me parece está situado en el pasado. Tal vez mi memoria me falla, pero hay algo en ese libro que me dio echó siempre para atrás. Curiosamente, me pasa lo mismo con Casavella, que es un tipo que me encanta pero del que nunca lei su novela de los vampiros.
Hola detective:
EliminarYo también recuerdo ese verano, y tus palabras sobre este libro también me animaron a leerlo.
A Casavella después de querer leerlo durante mucho tiempo yo también le tengo pendiente.
saludos
Esta novela de Orejudo hay que leerla. Derrocha buen humor, estilo, mucha inventiva y una prosa capaz de sostener una novela ambiciosa y extensa, con diálogos hilarantes y una crítica despediada pero certera.
ResponderEliminarLas máscaras del héroe de Prada la leí en el 96 cuando la publicó y todavía recuerdo las andanzas de Gálvez, su protagonista. Una novela muy potente. Creo recordar que me gustó. también Coños y El silencio del patinador me gustaron. De Prada no he vuelto a leer luego nada más.
Hola Alquimista:
EliminarEsta es una novela muy buena. Compré otro libro de Orejudo y aún no lo he leído. Me tengo que poner.
De Prada sólo leí una semblanzas de escritores que publicaba en la revista Clarín y que fueron el germen de la novela Las máscaras del héroe, que más de una vez he pensado leer, pero no lo he hecho. Quizás lo haga.
Saludos