Guía de extraviados
Juan Gracia
Armendáriz. Pre-textos
El protagonista de Guía de
extraviados le escribe una carta a su mujer (“Me pregunto si lograré asirte
con palabras o si te alejaré para siempre”), una profesora de danza
desaparecida tres años antes del comienzo de la narración. Esta carta, o más
bien conversación con un fantasma, será la novela que el lector acabará
teniendo en sus manos. El narrador se dedica profesionalmente a escribir libros
de encargo (guías turísticas, un compendio de ladrones de guante blanco, etc.),
bestsellers alimenticios de los que
no se siente muy orgulloso. “Has tenido que desaparecer para que intente
escribir de verdad”, le contará al fantasma de su mujer.
La desaparición de su pareja le está haciendo pasar por fases cada vez más
extremas de la desesperación. En este sentido, encuentro paralelismos entre Guía de extraviados y La pecera, la anterior novela de Gracia
Armendáriz. El protagonista de La pecera
era un alcohólico que nos hablaba de su adicción, de su caos vital y de la mala
relación con su pareja. El protagonista de Guía
de extraviados se está convirtiendo también en un adicto, su droga es el
recuerdo de su mujer, un recuerdo que le impide iniciar nuevas relaciones y que
es impermeable al posible olvido y a la reconstrucción de su vida. Nuestro
narrador llegará a envidiar a los familiares de los suicidas, porque al menos tienen
un cuerpo que les permite cerrar una historia. Y no encontrará el consuelo
buscando comprensión en los grupos de terapia de personas desaparecidas, igual
que el protagonista de La pecera no
lo encontraba en los grupos de alcohólicos anónimos. Estos dos protagonistas
masculinos se encuentran en la cuarentena, su profesión guarda relación con la
literatura (uno es escritor de libros de encargo y el otro profesor
universitario), no tienen control sobre su vida y cada vez están más
desesperados, en un sentido puramente dostoievskiano.
Si bien el narrador de Guía de
extraviados empieza a escribir tres años después de la inexplicable
desaparición de su mujer, en algunos capítulos trata de acercarse al núcleo de
los hechos que le atormentan, describiendo pormenorizadamente el día del
extraño suceso que ha originado su zozobra vital.
En Guía de extraviados, Gracia
Armendáriz le aporta al lector datos (imagino que reales) sobre cifras de
desaparecidos en el mundo. “Estás entre los catorce mil desaparecidos que no
han sido encontrados desde los años setenta. La población entera de algunas
ciudades”. Todo esto, unido a la búsqueda de posibles personas que pueden
conducirle a su mujer o aportarle consuelo por su pérdida, va generando en el
lector una sensación cada vez más honda de angustia y de tensión narrativa.
El lenguaje de Guía de extraviados
está muy trabajado, destacando el lirismo del primer capítulo (cuajado de
cortantes y poderosas metáforas) y el gran ritmo de los siguientes, que van
ahondando en territorios cada vez más oscuros del alma humana.
Como ya opiné al leer La pecera,
considero que el cierre de Guía de
extraviados está también muy bien resuelto, y que Juan Gracia Armendáriz es
un narrador muy maduro y solvente. Guía
de extraviados –una obra quizás más redonda que la anterior– es una novela muy
intensa y lírica, que el lector cierra pensando que ha realizado un viaje más
largo que el recorrido en sus apenas cien páginas.
Una narración destacada y recomendable en la difícil
distancia de la nouvelle.(Esta reseña se publicó en la revista Librújula)
Gracias, David. Has acabado de decidirme.
ResponderEliminarHola Ignacio:
EliminarJUAN Gracia siempre es una garantía. Espero que lo disfrutes.
Saludos