El
poeta Víctor Peña Dacosta
(Plasencia, 1985) acaba de publicar el libro Obsolescencia programada
en la editorial RIL.
Dejo
aquí una muestra de los poemas que contiene este libro:
Alzado de la
rutina
Tiene
siete notificaciones nuevas.
Madres
solteras, padres ausentes
y
niños con llave. Altazor
es
una línea de bajo coste.
Ariadna
ha publicado un nuevo hilo en Twitter.
El
desafío soberanista,
la
reforma constitucional,
tribulaciones
de la clase media.
Pequeñas
mentiras en el Big Data.
Meninas
haciéndose un selfie
en
los baños del instituto.
El
amor es un estado de Facebook.
El
deseo viaja por webcam.
A
veces la conexión falla.
Banco
de recuerdos virtuales.
La
amistad es un algoritmo.
Cambios
en la política de privacidad.
Configuración
personal
Eres un turista en tu
propia juventud.
Sick Boy
Lo
último que aprendí
fue
la tabla del nueve.
Desde
entonces he sobrevivido.
Y
siempre, lo reconozco,
he
tenido miedo de despertarme
y
comprobar que todos mis recuerdos
son
solo el reflejo de cómo
imaginaría
la vida en sueños
un
chaval de, pongamos, siete años.
Yo
tampoco recuerdo
a
qué edad di mi primer beso
y
la pelota que arrojé de niño
sigue
perdida
en
el trastero.
He
estado enamorado un par
de
veces y lo han estado de mí
otras
tres o cuatro.
Tengo
treinta y tres años
y
acabo de nacer.
Cuatro
por nueve son treinta y seis.
Himno
generacional
Se
nos rompían enseguida los chándals
y
nuestros padres, que no reparaban
en
gastos, compraban ordenadores
carísimos
que quedaban obsoletos
en
dos años. Poco sacrificio
en
esos años de burbuja inmobiliaria.
Todas
las fiestas eran de disfraces.
Cambiábamos
de todo a la mínima.
Muchos
cambiamos incluso de equipo
de
fútbol, de ciudad, de trabajo
o
de bebida preferida. Seguimos
adelante
sin mirarnos y acabamos
buscando
la sombra en cubículos para fieras.
Acabamos
pasándonos al diésel,
al
pádel y a las drogas de diseño.
Encontramos
vuelos baratos
y
ofertas de telefonía móvil.
Abandonamos
las llamadas para siempre
y
compramos el último CD.
Nosotros
inventamos las series de culto.
Nos
fuimos a vivir al extrarradio
olvidando
que hace falta un refugio
mejor
para escapar de uno mismo.
Nos
llevamos siglos de ventaja.
Lost in Google Translate
Todos queremos que nos
encuentren.
Bob Harris
Los
alemanes tienen una palabra
para
expresar la nostalgia que uno
siente
hacia el lugar donde nunca
ha
llegado a estar. Es fernweh.
En
inglés existen distintos tipos
de
sonrisa: entre ellos, smirk, con
pocos
dientes,
o grin, con muchos.
En
algunas lenguas bantúes, ilunga
es
quien perdona una misma ofensa
dos
veces y a la tercera se enfada.
En
tagalo, gigil es el deseo
irresistible
de
abrazar a alguien que es muy rico
o
muy guapo. O ambas, a ser posible.
Schadenfreude: dícese de
alegrarse
en
alemán de las (pequeñas) desgracias ajenas.
Aware es, para los japoneses, esa
melancolía
que se siente
al
vivir un momento de belleza
fugaz
y trascendente.
Por
su parte, koi no yokan expresa
cuando
conoces a alguien y sientes
que
tarde o temprano os vais
a
enamorar el uno del otro.
Cafuné, en portugués brasileño,
es
el acto de pasar los dedos
a
través del pelo de la persona
que
amas.
Por
su parte,
los
angloparlantes alucinan
cuando
les explicas lo que es la “dentera”:
No
tienen palabra para ese concepto.
La sociedad del
cansancio
Eneas
lleva siempre el GPS puesto
por
si acaso se distrae
con
la radio o con el tráfico.
Tiene
toda su vida almacenada
entre
el móvil y la nube.
También
usa aplicaciones piratas
para
evitar controles policiales.
En
general, se siente seguro
al
volante aunque a veces
sube
el volumen de la música
y
sueña con dejarse llevar.
(Otras piensa que sería bonito
ser padre si tuviera pareja estable).
Al final aparca en cinco maniobras
en la plaza de garaje de su apartamento
y se pasa la tarde viendo porno.
Una educación
sentimental
Mis padres: Romeo y Julieta.
El porqué de mis peinados.
Los sitios conocidos.
Llamadas telefónicas.
El fin de semana perdido.
La leyenda del tiempo. El secreto
de las fiestas. La huida hacia delante.
El hundimiento.
Ladies and gentlemen we are floating in space.
Las partículas elementales.
El fin del mundo en las televisiones.
Las célebres órdenes de la noche.
Pills´N´Thrills and bellyaches.
Sexo tras unos días sin vernos.
Cómo hemos llegado a esto.
Haz lo que te digo.
La lógica de los accidentes.
Este es el momento exacto
en que el tiempo empieza
a correr. I am a bird now.
La caza
Fuiste
poderoso hace no tanto,
las
sonrisas se helaban al oír tu nombre.
Hoy
te sabes solo y viejo,
con
una mujer que no te quiere
y
amigos que te dan la espalda.
Resisten
apenas algunos fieles
y
restos de stock a buen resguardo.
Poca
cosa. Han olido sangre.
Quedan
escapadas esporádicas,
putas
caras y sirvientes que cumplen
el
contrato: decadente ocaso
de
un imperio que parecía eterno.
La
dinastía acabó en aborto.
Acaricias
la escopeta.
La
cacería ha comenzado.
Deshabituación
La
lección más valiosa llega
normalmente
demasiado tarde:
un
alcohólico solo puede
desengancharse
si confía
en
otro alcohólico.
Es
como fugarse de la cárcel
en
una de aquellas malas películas:
coge
tu alma y corre.
(En
fin, tú ya lo sabes:
casi
siempre te sobran los amigos,
porque
hablan demasiado.
Y
tú necesitas cómplices.)
La
adicción en la mayoría
de
los casos es una enfermedad
con
la que naces. Otras
veces
se desarrolla.
La
alimentas con tu sangre
como
a una planta carnívora.
Pero
una vez la has contraído serás
adicto
toda la vida. Bebas o no,
te
drogues o no, adicto.
Para
siempre. No lo olvides.
Vivirás
siempre solo
donde
la ebriedad.
Notarás
a veces un vacío,
como
de nihilismo o hambre
atrasada.
Pero es sed.
Aprende
a distinguirlo
y
mimarlo: es más tuyo
que
ninguna otra cosa.
De
lo demás, puedes olvidarte:
nadie
te comprende. Y acéptalo:
nadie
te va a querer hasta que aprendas
a
quererte solo.
Solo
una.
Autobiografía
Yo
voté a Reagan por miedo al comunismo.
Pasé
delante del cadáver de Franco
y
aparqué en la Via Caetani
el
coche que llevaba el cuerpo de Moro.
Cuando
hizo falta grité “a Barrabás”
con
toda la fuerza de mis pulmones.
Yo
fui uno de los campesinos
que
denunciaron al Che
y
los suyos. Y también estuve
entre
los guardias civiles que intentaron
tirar
al suelo a Gutiérrez Mellado.
Yo
vi a un tirador en la loma de Dallas
pero
no dije esta boca es mía.
Me
chivé de mis vecinos judíos
escondidos
en un falso techo.
Pero
lo hice porque tenía miedo.
No
me mires así: tú habrías
hecho
lo mismo.
Zweig
murió por los pecados de alguien
pero no por los nuestros.
El espíritu
áspero
El
mundo no tiene arreglo. Ya no
nos
quedará París ni tomaremos
el
cielo. Probablemente tampoco
podamos
encontrar a nuestros viejos
amigos
ni volverán tiempos mejores.
No
van a resucitar nuestros padres,
jamás
ganaremos lo que queremos
ni
refundaremos la democracia.
Va
siendo hora de admitirlo: buscamos
bastante
pero nunca nadie supo
nada
de campos de amapolas blancas.
El paso de las
olas
(featuring Álvaro de Campos)
A
veces me conformaría con sentir algo
de
cualquier manera. Sentir, por ejemplo,
que
vivo un poco en alguna parte,
que
soy la misma cosa de otro modo.
O
yo qué sé.
Confundí
a los colegas y los amigos.
Me
porté bien con quien no debía.
Me
esnifé hasta las cenizas de Gramsci.
Hice
cosas que no debería haber hecho.
Me
porté mal con quien no lo merecía,
perdoné
porque resultaba más cómodo.
Sobreviví
a mi propio Holocausto.
Pero
mi foto de perfil
me
juzga con condescencia.
Y
ya no me simpatiza nadie
y
cometería todos los crímenes
por
sumergirme en mi propio vicio.
Y
me cuelo en todos los selfies
y
me echan de todas las ciudades.
Mi
esófago palpita como un corazón postizo.
No sé si siento de más o de menos, no sé
si la vida es poco o demasiado para mí.
Poeta interesante este chico: Digo chico porque tiene la misma edad que mi hijo, 33 años. Impresiona su mensaje poético henchido de problemática social y existencial.. Se ve que es un hombre criado entre las Redes Spociales.
ResponderEliminarMe encanta. Tomo nota
Hola:
EliminarJuan, sí, Víctor tiene mucha fuerza.
Me alegra que te guste.
Saludos
Un placer el haberte hallado y conocido
ResponderEliminarMe han impresionado esos poemas. Desde luego es una generación que está buscando un nuevo lenguaje para un mundo que se desmorona. El título "obsolescencia programada" es un acierto.
ResponderEliminarHola Squirrel:
EliminarMe alegra que le gustaran los poemas. Víctor es un buen poeta y se merece encontrar sus lectores.
Saludos