domingo, 25 de noviembre de 2018

A sangre y fuego, por Manuel Chaves Nogales.


Editorial Libros de Asteroide. 311 páginas. 1ª edición de 1937; ésta es de 2015.
Introducción de María Isabel Cintas.

Desde que, hace unos meses, empecé a interesarse por la Guerra Civil española, sabía que uno de los libros que tenía que leer era A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944), libro del que llevaba años oyendo hablar. Por algún motivo que me resulta extraño, durante una temporada busqué libros publicados en España durante el franquismo; quería saber cómo y qué se escribía durante el tiempo de la dictadura y también leí bastantes libros sobre la Segunda Guerra Mundial, pero no me había acercado a la narrativa o al estudio de la Guerra Civil española.

Vi en internet que la editorial Libros del Asteroide llevaba unos años publicando este libro con dos nuevos cuentos que, hasta hace unos años, se habían quedado fuera del volumen, y se lo solicité a la editorial, que amablemente me lo envió a casa para que lo leyera y escribiera una reseña sobre él.

Cuando estalló la Guerra Civil, Chaves Nogales era periodista en Madrid. A partir de junio de 1936, el periódico para el que trabajaba pasó a estar bajo control de un consejo obrero. «Cuando el gobierno de la República abandonó su puesto y se marchó a Valencia, abandoné el mío», podemos leer en el prólogo del libro, que Chaves Nogales escribió en 1937, instalado ya en un hotel de los arrabales de París.
«De mi pequeña experiencia personal, puedo decir que un hombre como yo, por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros», leemos también en este prólogo, en el que se declara «pequeñoburgués liberal» en su primera frase.

En 1936 Chaves Nogales siente que no encaja en ninguno de los dos bandos que van a luchar en España y, tras su compromiso en el periódico de «defender la causa del pueblo contra el fascismo y los militares sublevados», decide salir de España. «En mi decisión pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los aviones de Franco, asesinando mujeres y niños inocentes» (pág. 6).

En Francia, Chaves Nogales acabará de escribir los relatos sobre la guerra (él los llama «novelas cortas») que empezó en Madrid y tratará de venderlos a periódicos. Algunos se traducen al inglés y aparecen en Gran Bretaña y Nueva Zelanda; otros se publican en revistas de Hispanoamérica. A sangre y fuego es publicado en forma de libro por primera vez en 1937, en la editorial Ercilla de Chile.
Debido a su posición política crítica, durante el franquismo nadie reclama a Chaves Nogales, lo que tampoco ocurre al llegar la democracia. Será a partir de la década de 1990 cuando su obra empiece a ser rescatada y valorada gracias a la labor de la Junta de Andalucía. En la actualidad, Libros del Asteroide está publicando sus libros poco a poco.

La edición original de A sangre y fuego constaba de nueve relatos, de unas treinta páginas cada uno. Libros del Asteroide publica ahora una nueva edición con dos nuevos relatos que María Isabel Cintas (editora de Chaves Nogales) ha encontrado en una revista mexicana y en otra cubana.

¡Massacre, massacre! es el primer relato, y en él se presenta un dilema moral: dentro de una célula revolucionaria de Madrid, ¿estará dispuesto un comunista a dejarse chantajear por un anarquista para salvar a su padre, o se antepondrán los ideales y la lucha por el poder a los lazos de familia? El mensaje es claro: en la España bárbara de 1936 la lucha por el poder y el prestigio político están por encima de cualquier otra consideración.
Al leer este relato de 1937 he sentido, en un primer momento, que el autor juzgaba a los personajes en vez de dejarlos actuar ante el lector. «Aquellos diez o doce hombres que formaban la Escuadrilla de la Venganza consideraban legítima la feroz represalia y se habrían maravillado si alguien se hubiera atrevido a sostener que lo que ellos consideraban naturalísimo era una monstruosidad criminal. Al cabo de cuatro meses de lucha la psicosis de la guerra producía frecuentemente tales aberraciones. La vida humana había perdido en absoluto su valor», leemos en la página 20; y me pregunto si esta aclaración era necesaria, si el propio peso de lo narrado no bastaría para mostrarle al lector esta realidad. También me ha parecido que, en algún momento, Chaves Nogales sucumbía al epíteto innecesario. Y hasta aquí los posibles «peros», la corta lista de mis titubeos iniciales ante lo leído, porque lo cierto es que pronto me he dejado atrapar por la potencia brutal de estos relatos, por su ritmo feroz y su implacable muestrario de crímenes y atrocidades. No en vano, el libro se subtitula Héroes, bestias y mártires de España y más de uno de sus personajes pasa por los tres estados.

El segundo cuento, La gesta de los caballistas, deja las calles de Madrid por el campo sevillano de los señoritos y los campesinos. Ahora los protagonistas serán del bando franquista. El relato es muy visual, muy plástico. De nuevo aquí, como en el primer relato, se produce un dilema moral: ¿están dispuestos los revolucionarios a dinamitar un edificio en el que se han refugiado los fascistas aunque tengan de rehenes a sus mujeres e hijos? Los pobres matan y mueren absurdamente, sólo los señoritos se salvan, parece decirnos Chaves Nogales.

Y a lo lejos, una lucecita quizás es mi relato favorito del libro, el que dio título a la primera edición en inglés. Un relato sobrecogedor sobre el deseo de matar justicieramente, un deseo tan feroz que al final sólo conduce a la propia muerte. El cierre del cuento es maravilloso.

La Columna de Hierro habla de un hecho histórico que no conocía y que me ha interesado mucho. «La Columna de Hierro en pocas semanas había conseguido ser el terror de Levante. Formada por ciento cincuenta o doscientos hombres que habían desertado de los frentes de Teruel y Huesca, recorría los pueblos del antiguo reino de Valencia dedicada impunemente al pillaje y a la destrucción. Con el pretexto de limpiar el país de fascistas emboscados iban aquellos hombres por pueblos y aldeas matando y saqueando a su antojo, sin que las escasas fuerzas del orden público de que disponían las autoridades pudiesen hacerles frente» (pág. 111). Esta aclaración, a diferencia de la que comentaba de la página 20, sí que me ha parecido pertinente. Posiblemente, a estas alturas estaba ya mucho más metido en el libro que al leer el primer cuento. Otro brutal relato de enfrentamientos dentro del bando republicano.

El tesoro de Briesca nos traslada a la lucha en los pueblos y tiene por protagonista a un conservador de arte cuya misión es salvar para la República aquellas obras de arte que considere valiosas y que puede encontrar en los pueblos de España. La metáfora sobre la pérdida de vidas y del patrimonio cultural es poderosa.

Los guerreros marroquíes habla de la guardia mora de Franco, y a pesar de retratar toda la fiereza y crueldad de estos soldados, el remate del cuento acaba siendo conmovedor por lo patético y lo terrible. Otro gran relato. Aquí, como en otras páginas, Chaves Nogales hace uso de la ironía: «Entretanto, el comité revolucionario había continuado su brillante discusión teórica»; queda claro que no considera esa discusión nada «brillante».

¡Viva la muerte! es uno de los relatos de composición más compleja, en el que intervienen personajes de un bando y de otro, y en que quedan claras las miradas irreconciliables de unos sobre otros, incluso cuando saben que están equivocados y es el ímpetu que marca la guerra el que acaba tomando decisiones por ellos.

Bigornia nos habla de un vigoroso obrero individualista y temerario que vive en una choza levantada en el bosque, junto a su numerosa prole. Un relato sobre proletarios y valor insensato.
En este relato he sentido con fuerza la presencia de la prosa rápida y elástica de Pío Baroja, un autor que diría que ha sido una influencia para Chaves Nogales.

Consejo obrero refleja un interesante conflicto: una fábrica, ahora bajo el mando de un comité revolucionario, tiene que decidir si considera compañeros o fascistas a unos obreros que no se significaron en las huelgas y no estaban sindicados. «El trabajo lo daban antes como una limosna los patrones; ahora lo dan como un premio los sindicatos» (pág. 259). Dice el trabajado juzgado: «¡Ya sois los amos! ¡Ya mandáis! No os pido más sino que me dejéis vivir y trabajar como me dejaba el patrón. No os discuto la victoria, no os reclamo una parte. Yo no era de los vuestros, no estaba en vuestro sindicato, pero tengo derecho a la vida y al trabajo. ¡No vais a ser peores que los burgueses!» (pág. 259). Sobre este trabajador reflexiona un miembro del comité revolucionario: «A pesar de todo, era indiscutiblemente un obrero, un proletario ciento por ciento; ni un “cuchillo para los trabajadores” ni un “lacayo para la burguesía”. ¿Tenían derecho a condenarle quienes en nombre del proletariado hacían la revolución y administraban la justicia revolucionaria?» (pág. 278).
Quizás en el final de este cuento (que cerraba originalmente el libro) es donde Chaves Nogales deja ver de forma más clara su pensamiento: «Y murió batiéndose heroicamente por una causa que no era la suya. Su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese» (pág. 284).

Los dos últimos cuentos, añadidos a la edición actual, y titulados El refugio y Hospital de sangre, son más cortos que los anteriores, y diría que menos logrados. Es interesante que se rescaten y que aparezcan aquí porque hablan de la guerra en el País Vasco, un tema que no trataba ninguno de los anteriores, pero sus planteamientos son menos elaborados que los cuentos de la edición original e imagino que por esto Chaves Nogales decidió no incluirlos en aquel primer libro que se publicó en Chile en 1937.

En una nota, situada entre el prólogo y el primer cuento, el autor afirma que estos relatos «no son obra e imaginación y pura fantasía. Cada uno de sus episodios ha sido extraído fielmente de un hecho rigurosamente verídico». Es cierto que se aprecia un deseo frenético de contar, de hacer ver a algún otro lo que el escritor ha visto –o le han hecho saber– que está pasando en su país, y existe aquí una premisa de inmediatez. Posiblemente si A sangre y fuego se hubiese escrito años después de la guerra, desde una perspectiva más sosegada, el resultado habría sido distinto. A Chaves Nogales le queman las historias que han viajado con él hasta Francia y las escribe a quemarropa y sin concesiones ideológicas o de otro tipo, con el empeño notarial de su fe en el periodismo y el testimonio.
Sus páginas, de prosa rápida y de imágenes plásticas, me han recordado a las de Cartucho, en las que Nellie Campobello relataba los días de la revolución de Pancho Villa en México. He leído algún artículo en internet que relacionaba A sangre y fuego con Caballería roja de Isaac Babel, donde se habla de la Revolución rusa. Leí Caballería roja hace ya muchos años y me cuesta recordarlo lo suficiente como para relacionarlo con este libro, pero sí que recuerdo sus escenas de violencia y crueldad.

A sangre y fuego es un gran libro de cuentos, demoledor y apabullante. Un libro sin más concesiones que las de dejar testimonio de una época. Al margen de eslóganes y grandilocuencias, nos muestra, de forma contundente y plástica, los verdaderos desastres de una guerra, aquellos que convierten a las personas en héroes, bestias y finalmente en mártires. Cuando comenté en Facebook que estaba leyendo este libro, el gran crítico argentino Elvio E. Gandolfo apuntó en mi muro: «Uno de los grandes libros de la narrativa española del siglo XX». Estoy de acuerdo con él.

10 comentarios:

  1. El mejor libro sobre la Guerra Civil. El Prólogo debería ser de enseñanza obligatoria en los colegios.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es un gran libro para que se lea en los colegios.
      Si no lo has leído, debes buscar "Días de llamas" de Juan Iturralde, sobre la Guerra Civil en Madrid. Seguro que te va a gustar.

      Eliminar
  2. Lo que dice Félix Núñez en su comentario puede parecer exagerado, pero para nada lo es. Leí este libro hace ya un tiempo y me parece una de las visiones de la guerra civil más imparcial y ecuánime de cuantas se han hecho sobre ella.
    Hice reseña sobre él aunque es una reseña antigua (es de 2013) y quizás se me quedaron cosas que decir en el tintero. Por si la quisieras leer aquí te dejo el enlace .
    Chaves Nogales demuestra que es un auténtico periodista y que lo que hace es ser objetivo o pretender serlo, no es sesgado, no inclina la balanza hacia su molino, porque él representa esa tercera vía que tan denostada siempre fue, y aún lo es, en España y sin embargo se demuestra tan necesaria.
    No he leído más libros suyos pero tengo ganas de leer el que dedicó a la tauromaquia de Juan Belmonte; también, dado el contexto político actual, me atrae leer su "¿Qué pasa en Cataluña?".
    Muy buena reseña, David.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Juan Carlos:

      Me paso a leer tu reseña.
      Yo también me he quedado con ganas de leer más libros de Chaves Nogales. A ver si lo hacemos.
      Un abrazo

      Eliminar
  3. No leo este tipo de libros pero me encanta ver como a los que le gustan hacen sus reseñas. Un abrazo desde Miami y gracias por compartir

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola: Pues tal vez debería darle una oportunidad a un libro como éste, que diría que es una de las joyitas españolas del siglo XX.
      Saludos

      Eliminar
  4. El otro día me lo recomendaron, así que lo leeré siguiendo tu excelente texto, David. De todos modos, no hay que olvidar que el golpe de Franco fue el de la oligarquía fascista contra la mayoría de izquierdas republicana. Y que, tras la guerra, siguió asesinando a miles y miles de ciudadanos indefensos. En una guerra siempre hay dos bandos, pero el de Franco era el de la barbarie por las atrocidades continuas que cometió en el tiempo que el mismo llamaba de paz. Para mí el mejor libro sobre la guerra es "El mito de la cruzada de Franco", de Herbert Southworth, por cierto.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Gonzalo:

      Imagino que este libro te va a gustar. Aquí, desde luego, no se blanquea al franquismo, pero el autor tampoco calla sobre los excesos que se produjeron en los primeros meses en Madrid desde el lado republicado, que, en palabras de Paul Preston, fue algo que no partía de forma directa del poder de la República, sino que se debió más a agentes descontrolados.

      Saludos

      Eliminar
  5. Hola David,

    Acabo de terminar este libro y me ha encantado, dentro de la crudeza que encierra.

    Para mí pasa a ser un imprescindible, por los mensajes que encierra y por lo bien que está escrito. He publicado un entrada en mi blog, por si quieres echar un vistazo: https://mayatemme2021.blogspot.com/2023/06/a-sangre-y-fuego-manuel-chaves-nogales.html

    Gracias y enhorabuena por el blog!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, era un gran libro. A ver si leo alguno más suyo.
      Me paso por tu blog.
      Saludos

      Eliminar