Editorial Galaxia Gutenberg. 210 páginas. 1ª edición de 2011.
Soy amigo de Facebook de Toni Quero (Sabadell, 1978) y, al
navegar por internet, me había encontrado con alguna reseña de su primera
novela: Párpados, que ganó en 2016 (para su publicación en 2017) el III Premio Dos Passos a la Primera Novela,
elegida entre un total de 639 originales presentados. Me recuerdo hojeando el
libro en uno de los puestos de la Cuesta de Moyano. Costaba 5 euros y estuve
considerando la idea de comprarlo. Me había llamado la atención alguna de sus
primeras reseñas y me agradan mucho las ediciones de Galaxia Gutenberg.
Desestimé la compra, consideré que tenía demasiados libros pendientes de leer y
que no me convenía acercarme a tantas novedades. Unas semanas después, Quero me
escribió a través del chat de Facebook para contarme que le apetecía leer mi
novela Los insignes, sobre el mundo poético. Él ha escrito poesía y
publicado algún poemario y pensaba que tal vez podía sentirse identificado con
lo que yo contaba en este libro. Me proponía un intercambio: yo le enviaba Los insignes y él me hacía llegar Párpados, sin ningún compromiso. Acabé
aceptando. Su libro me había interesado con anterioridad a su propuesta y
además me acabó de convencer un segundo hecho casi fortuito: Toni Quero es
catalán y en este tiempo de tensiones políticas y banderas consideré que me
apetecía tener un gesto individual de acercamiento con un escritor catalán.
La novela está narrada por un joven
innominado que, junto a su novia Duna, recorre en moto el Delta del Ebro. Los
dos son de Barcelona y, a comienzos del verano, han decidido viajar en su moto
con la idea de acercarse a una pequeña casa veraniega de la familia de la chica.
En unas semanas empezarán a trabajar en un restaurante playero de un tío de
ella.
La novela está escrita con un
lenguaje preciso, trabajado y poético. Se nota que Quero ha practicado la
poesía. La narración es en primera persona y la poesía surge de la mirada del
narrador sobre su entorno. Al principio me estaban pareciendo excesivos sus
conocimientos sobre la naturaleza, sobre todo ornitológicos, pero esto queda
justificado en el texto cuando descubrimos que el narrador ha trabajado como
fotógrafo de una revista en la que realizaba reportajes sobre la naturaleza.
Los dos personajes se conocieron en
la facultad de Bellas Artes. Duna se especializó en dibujo y él en fotografía.
«Caminamos un rato entre sepulturas leyendo sus nombres y confrontamos la edad
de la mayoría, apenas superaban la veintena, con la nuestra, y nos sentimos
avejentados por haber superado los dos el ecuador de la década», leemos en la
página 119. En la facultad, los dos empezaron a hacer exposiciones pronto, y
parecía que les podía ir mejor con su arte de lo que parece irles en el verano
de la narración.
El año anterior, Duna se fue con una
beca Erasmus a Berlín y allí conoció a otro chico, lo que le llevó a cortar su
relación con el narrador. Unos meses después, Duna tuvo un intento de suicidio
(tras la muerte de su madre) y llamó al narrador para que fuese a buscarla.
Ahora, en el presente narrativo, han retomado su relación, tratando de eludir
su pasado reciente. Ella ha vuelto a pintar, pese a un ligero temblor de manos,
y él, tras vender a un amigo sus aparatos fotográficos más caros (que
descansaban en un trastero de Barcelona) se queda sólo con una cámara
semiprofesional con la que vuelve a fotografiar su entorno.
En alguna ocasión, en Párpados se muestra el pensamiento de su
protagonista, que también nos contará los hechos más importantes sobre su
pasado, pero sobre todo prima la mirada sobre las escenas que le rodean. Así,
la narración se vuelve muy visual, en consonancia con la sensibilidad artística
de la pareja. En los detalles sobre las personas y el paisaje que describe el
narrador se haya la fuerza poética de la prosa.
«Los dos sabemos que no somos los
mejores, pero sí lo suficientemente buenos para salir adelante si nos lo
propusiéramos; pero somos erráticos, nos gusta así, creamos para nosotros, pese
a que eso no signifique nada para nadie» (pág. 96). Nuestra pareja de
protagonistas, como otros tantos jóvenes, soñaron hace años con un hermoso
futuro, que en la actualidad (una vez que se encuentran más cerca de los
treinta años que de los veinte) se hace cada vez más utópico: ¿dar clases de
pintura? ¿Convertirse en fotógrafo de eventos sociales? ¿Renunciar a aquellos
sueños difusos de los primeros años de la facultad?
Duna ha estado seis meses trabajando
como vigilante de un museo. Con el dinero de su finiquito han empezado su
aventura en moto, sus vacaciones antes de empezar a trabajar en el restaurante
de un pariente. Pero con el dinero que el narrador recibe al vender su material
fotográfico (6.000 euros) deciden renunciar al trabajo veraniego y viajar por
Europa: dejarán el Delta para acercarse a París, Bélgica, Holanda, Berlín o
Dinamarca. Si gastan poco, el dinero les puede durar varios meses. El lector
acompañará durante unos dos meses el deambular errático de la pareja por
Europa, que de este modo, más que como paradigmas de la juventud española,
parecen comportarse como representantes de la juventud europea.
En la página 141 leemos: «Llevamos
un mes vagando por Francia y Bélgica», lo que me ha parecido un homenaje al
cuento Vagabundo en Francia y Bélgica, incluido en el libro Putas
asesinas de Roberto Bolaño. No
considero a Quero un escritor que siga la estela narrativa de Bolaño, pero
quizás si existe una pequeña influencia al retratar a esos jóvenes perdidos con
aspiraciones artísticas, y esos campings o carreteras de los que parece emanar
una amenaza continua.
El lector acompaña a los jóvenes
protagonistas de Párpados en su
deambular europeo. «¿Sabes?, a veces me cuesta abrir los ojos, mantenerme
despierta, como si cientos de caballos me golpearan sobre los párpados», le
dice ella a él en la página 198. «Sé que me quiere pero me destroza su
incapacidad para comunicármelo», ha pensado él en la página anterior.
La relación no es idílica y la
incomunicación o los celos juegan en contra de los personajes, mientras algún
elemento inquietante, como una navaja suiza, se va cargando de un turbio simbolismo.
Párpados es una
novela generacional, sobre una juventud que, al iniciar su andadura en la vida
adulta, se ha encontrado con una realidad mucho más adusta de la que imaginó en
su adolescencia. Es una novela escrita con un lenguaje preciso y poético, con
un lirismo que surge de la mirada sobre las personas, la naturaleza y los
objetos, con descripciones muy fotográficas. Del aparente desapego
desapasionado de esta novela se desprende una gran melancolía, como si toda la
historia transcurriese en un profundo invierno cuando, en realidad, lo hace en
verano. Y uno alcanza su final rotundo golpeado. Sorprende que ésta sea la
primera novela de Toni Quero, porque no se aprecian en ella titubeos de
principiante. Párpados es una novela
sólida, generacional, melancólica y cinematográfica. Una muy grata lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario