En mi cumpleaños de hace al menos
dos o tres años, mi novia me regaló este libro con dos novelas del mexicano Mariano Azuela (Lagos de Moreno, Jalisco, 1873 -Ciudad de México, 1952). Ella había leído la
primera –Los de abajo-, que es la novela más representativa de este
autor clásico mexicano, que además de ejercer de médico durante cuarenta y
cuatro años escribió veintiocho novelas. No he leído antes este libro porque el
Fondo de Cultura Económica ha hecho una
edición conmemorativa de sus setenta años de historia, pero presenta las novelas
ante el público sin ninguna introducción ni una mísera nota. Estas novelas, me
pareció en su momento, eran de las que para disfrutarlas habría que leer una
buena edición anotada de Cátedra. Al final decidí que me acercaría a ellas de
todos modos.
Los de abajo es la novela clásica de la revolución mexicana. Azuela
se había significado en su pueblo contra la dictadura de Porfirio Díaz, apoyó
la presidencia de su sucesor, Madero, y cuando el militar Huertas asesino a
Madero y volvió a una línea continuista con las políticas de Díaz, apoyó la
revolución. De hecho, Azuela llegó a participar en la revolución mexicana como
médico militar. De esta experiencia se nutre la que –según los críticos- va a
ser su obra más importante, Los de abajo,
un texto clásico dentro de la cultura mexicana.
En Los de abajo el narrador nos presenta a Demetrio Macías, campesino
que se hará revolucionario por la presión a la que le somete el cacique de su
pueblo. En las primeras páginas del libro, los federales le van a buscar a su
casa y, como consigue huir, la incendian. La violencia caciquil no parece
dejarle a Demetrio más camino que el de la lucha armada, que emprenderá con
algunos compañeros de su pueblo, personas bastante iletradas. La rebeldía de
Demetrio es visceral, rudimentaria. El soporte teórico y político se lo
suministrará Luis Cervantes, joven estudiante de medicina que ha decidido
unirse a la revolución. Los compañeros rebeldes llaman a Cervantes “el curro”,
que al principio no sabía lo que significada, pero que por el contexto -y con
la confirmación de una edición anotada de Los
de abajo de Vicens Vives que
saqué de la biblioteca Eugenio Trías-, supe que es como las personas del campo
mexicano llaman a los señoritos de ciudad. Los campesinos tardan en fiarse de
Luis Cervantes, pero éste, gracias a su labia y sus mañas, se irá haciendo un
hueco en el grupo. Pronto, la buena fe y los ideales de Cervantes quedarán en
entredicho para el lector; Cervantes parece ser el vivo que sabe arrimarse al
sol que más calienta, y previendo un triunfo de la revolución trata de acercarse
a alguno de sus líderes. Por supuesto, tampoco dudará en abandonar el campo de
batalla cuando las cosas pinten feas.
Los de abajo está escrito en capítulos cortos, muy vivos, con
breves descripciones del paisaje muy precisas y poéticas. Este rasgo del estilo
de Azuela, creo que ha influido en la escritura de otros grandes autores
mexicanos como Juan Rulfo o Jorge Ibargüengoitia.
El registro del narrador es
culto, con abundancia de mexicanismos. Lo que hace recomendable para un lector
español la lectura de una edición anotada. Yo consulté la de Vicens Vives
cuando ya estaba casi acabando esta primera novela y me gustó poder reconocer
las palabras explicadas. También leí la introducción que tiene este libro sobre
la vida del autor y el contexto histórico, lo que hizo que lo leído cobrara más
fuerza. Al fin y al cabo, Azuela no deja de estar escribiendo para un lector
que conoce los hechos narrados. Así se habla de la batalla de Zacatecas, que
tuvo lugar en la realidad. Yo no sabía, por ejemplo, que después de que los
revolucionarios entraran en Ciudad de México, los distintos grupos de Pancho
Villa, Emilia Zapata o Carranza empezaron a disputarse entre sí el poder. Y con
esta pesadilla antirrevolucionaria será como acaba el libro.
Decía que el narrador de Los de abajo es preciso en sus
descripciones y usa un registro culto del idioma, pero el libro, cuajado de
diálogos, reflejará en éstos el habla popular de los campesinos. Así nos
encontraremos en los diálogos con la dificultad añadida a la comprensión de los
modismos mexicanos de la época la de leer un discurso oral plagado de faltas de
ortografía. De hecho, Los de abajo es
famoso precisamente por esto: por primera vez en la literatura mexicana un
autor da voz a los que normalmente no la tienen. De todos modos, con este tipo
de comentarios sobre el lenguaje no quiero desalentar a los lectores españoles.
Recomiendo una edición anotada, pero Los
de abajo –salvo alguna palabra suelta que costará comprender y que se puede
intuir por el contexto- se puede leer perfectamente sin anotaciones.
Me decía mi amigo mexicano Federico Guzmán que Los de abajo es la primera novela
revolucionaria y a la vez acaba siendo la primera novela antirrevolucionaria.
Mariano Azuela ha estado en el frente, ha convivido con los auténticos
revolucionarios y a la hora de escribir le mueve el deseo de plasmar la
realidad. Por esto, en ningún momento nos muestra una visión edulcorada de su
entorno. Junto con los ideales revolucionarios de justicia social también se
encuentra la barbarie, el deseo de sangre, el pillaje; y más de un
revolucionario en vez de dar rienda suelta a sus ansias de justicia lo hará a
sus deseos de sadismo. Demetrio Macías, el héroe, personaje inventado, pero con
algunos rasgos de algún líder revolucionario que conoció Azuela, es un hombre
con un código de honor propio, pero no se atendrán a ningún código algunos de
sus hombres, como el güero Margarito, personaje siniestro.
Muchas de las imagines clásicas
sobre la revolución mexicana que un ciudadano español medio pueda tener en la
cabeza (las mujeres soldado, los revolucionarios a caballo, el desmadre de la
lucha…) provienen de este libro, y gran parte de su estética ha sido copiada en
obras literarias y cinematográficas posteriores.
Los de abajo es un libro con un potente sentido del ritmo, que hace
un gran uso de la elipsis, y que en un número reducido de páginas consigue
levantar un gran fresco de la revolución mexicana. Un estupendo libro.
Después leí Mala yerba, escrito seis
años antes que Los de abajo, en 1909.
Si Los de abajo es la novela de la
revolución mexicana, Mala yerba
podría ser la novela de la prerrevolución. En Mala yerba el narrador nos acerca a un pueblo del campo mexicano
dominado por la familia Andrade, unos caciques pendencieros, con una fortuna de
dudoso origen, cuyos descendientes -como uno de los protagonistas, Julián
Andrade- son descritos como degenerados. Este es un libro sobre pasiones
primordiales: celos, odios, lujuria… Marcela, la hija de un campesino, llamado
señor Pablo, sabedora de su belleza jugará con don Julián, el amo. Julián es un
joven con poca paciencia para juegos de desplantes y celos, y la novela empieza
con un asesinato: Julián dispara sobre el pastor que coquetea con Marcela,
mientras ésta parece rechazarle a él. Un asesinato y una impunidad: Julián es
un Andrade y la justicia no quiere problemas con él. El caldo de cultivo
prerrevolucionario está aquí concentrado. Quizás esta idea de la impunidad de
los Andrade caiga en contradicción con una información suministrada al lector
hacia la mitad de la novela, y que hasta entonces no ha sido insinuada en
ningún momento (de hecho, el texto nos estaba insinuando lo contrario): Julián
tiene dos hermanos encerrados en la cárcel por sus crímenes. Tuve la impresión
al leer esto que Azuela, hacia la mitad del camino, no tenía muy claro qué
sendero tomar para su novela, y aparecieron aquí nuevos parientes de una forma
un tanto inverosímil.
Mala yerba, aunque comparte ya el rasgo de darle la voz a las
personas del pueblo en sus diálogos, es una novela más antigua que Los de abajo, pero no por los escasos
seis años que las separan sino porque el narrador de Mala yerba, en vez de mostrarnos a los personajes a través de sus
acciones y sus palabras, como ocurre en Los
de abajo, le explica al lector constantemente qué tiene que opinar sobre
los personajes. De este modo, Mala yerba se
convierte en una novela menos sutil, deudora del naturalismo del siglo XIX, con
personajes de tesis que sucumben continuamente a sus bajas pasiones.
Las descripciones de la
naturaleza son más espesas y con menos encanto en Mala yerba que en Los de
abajo, y así el lector de Los de
abajo acaba leyendo Mala yerba
entregado ya a Azuela, quien le ha mostrado que es un gran escritor, pero no
deja de pensar que en Mala yerba le
quedaba aún camino por recorrer para poder encontrarse con la que iba a ser su
obra maestra.
La literatura mexicana tiene algo que engancha!!
ResponderEliminarHola Voz en off:
EliminarPues tengo en casa 5 o 6 libros más de mexicanos esperando turno de lectura. A ver si me pongo con alguno más antes de que acabe este año.
Saludos
Me viene a la memoria otra gran deudora de “Los de abajo”, me refiero a “La muerte de Artemio Cruz”, la deslumbrante novela de Carlos Fuentes ambientada en la revolución mexicana. Coincido plenamente contigo, David, si hay un nexo común en los escritores mexicanos, a partir de Mariano Azuela, es esa dimensión poética aplicada a un lenguaje preciso, que transcribe con inmediatez las imágenes y sensaciones a la mente del lector. Como bien dices, algo que se advierte claramente en Juan Rulfo y su memorable “La muerte de Pedro Páramo”. Me apunto el libro sin dudar. Un saludo.
ResponderEliminarHola Paco:
EliminarLa muerte de Artemio Cruz es un libro que tengo pendiente desde hace mucho. Lo cierto es que lo empecé a leer, avancé unas 30 páginas (hace más de 15 años) y pensé que en aquel justo momento me apetecía más otra cosa (la edición de bolsillo y letra pequeña no ayudaba). Volveré con este libro.
Y también tengo pensando releer a Juan Rulfo.
Saludos
Hola David.
ResponderEliminarNo conocía ni al autor ni a su obra, pero desde luego tiene buena pinta. Está bien eso de reivindicar la literatura mexicana, más allá de Rulfo, sin ir más lejos recuerdo que el año pasado descubrí una estupenda novela negra mexicana: "El complot mongol" - Rafael Bernal, muy pero que muy recomendable para los amantes del género noir...
Saludos.-
Hola Krust:
EliminarLos de abajo es una novela muy recomendable. No conocía esta que me nombras. La anoto, por si en algún momento me encuentro con ella.
Saludos
Buena y detallada reseña como de costumbre. Entiendo tu añoranza e una edición anotada pero te co te confieso que a mí la que tengo de Rayuela (Cátedra) me desespera por su hiperabundancia de notas.
ResponderEliminarUn saludo,
Sonia
Hola Sonia:
EliminarEs cierto que en muchos casos las anotaciones de Cátedra resultan excesivas, pero desde todas esas a ninguna había un camino entremedias interesante.
Saludos
Algo que destaca y hace especialmente interesante a Los de abajo, además de sus méritos literarios intrínsecos, es la época en la que fue publicada. Este año se cumplen cien años de su aparición, y en 1915 la revolución mexicana estaba en pleno apogeo: acababa de caer Huerta, Carranza acababa de entrar en la ciudad de México y los zapatistas y villistas se estaban enfrentando a él, ya que Zapata quería llevar la revolución hasta sus últimas consecuencias, y Carranza era más moderado, mientras que Villa básicamente siempre se puso del lado que le convenía. Lo interesante es que Azuela escribe y publica esta novela sobre un proceso plenamente contemporáneo, y hasta es capaz de anticipar el desenlace, a través del personaje de Luis Cervantes, que le previene a Macías sobre la falta de rumbo que tienen los revolucionarios (algo que pasó en la realidad, y que terminaría en la llamada "revolución congelada" y el posterior surgimiento del PRI, con las consecuencias que ya sabemos). Después vinieron todas las demás, que ya más que de la revolución hablaban de sus consecuencias, del caudillismo y la corrupción, tradición que algunos, como Carlos Fuentes, consideraron clausurada con Pedro Páramo.
ResponderEliminarPunto y aparte, quería aprovechar este espacio para recomendarte un autor mexicano contemporáneo que me recomendaron a su vez, y que me encantó, Enrique Serna. Lamentablemente no llegan muchos de sus libros a la Argentina, espero que allá tengas posibilidades de conseguir, las dos novelas que tengo de él (Uno soñaba que era rey, especie de continuadora de La región más transparente pero despojada de toda la retórica y la pretenciosidad que estropean un poco esa novela, y Ángeles del abismo, novela picaresca/erótica ambientada en la época de las colonias y basada muy libremente en una historia real) están editadas por Seix Barral, y en las solapas dicen que tienen editadas otras novelas de él, como Fruta verde y Señorita México. La suya es una prosa bastante ágil, dinámica, que sabe cuándo crear una escena cómica y cuándo ponerse serio, y ambas cosas las consigue con creces. En mi modesta opinión, y con lo poco que sé de literatura mexicana, creo que es el mejor escritor actual de esa nacionalidad. Seguramente tendrás una pila de libros pendientes, pero si se te antoja, hacete un espacio para Serna, no te vas a arrepentir.
Hola Santiago:
EliminarSi no recuerdo mal, Los de abajo se fue publicando en un periódico por entregas y luego ya salió en forma de libro.
Gracias por la nota histórica, la verdad es que al menos para mí eran necesario centrar el contexto porque Azuela habla para personas que conocen, y son contemporáneas, de los hechos narrados.
Gracias también por la recomendación de Enrique Serna, lo apunto. Aunque lo cierto es que tengo en casa, sólo de autores mexicanos, unos 5 o 6 libros más pendientes de leer. A ver si me encuentro con Serna en algún momento.
Saludos
Julián Andrade no purgó su crimen en la cárcel porque Marcela Fuentes, que fue testigo del asesinato del vaquero, mintió y declaró a favor de Julián. Y no como tú lo comentas que "la justicia no quiere problemas con él", ahí te confundiste. :P
ResponderEliminarHola Ara: leí el libro hace ahora dos años y lo cierto es que no puedo recordar esos detalles con mucha precisión. Imagino que será como tú lo cuentas.
EliminarGracias por la explicación.
Saludos