Jude el oscuro, de Thomas Hardy
Editorial Alba. 550 páginas. 1ª edición de 1895; ésta es de 2018.
Traducción de Francisco Torres Oliver
El nombre de Thomas Hardy (Higher Bockhampton, Stinsford, Inglaterra, 1840 - Max Gate, 1928) tal vez ha
sonado menos en España que el de otros grandes autores del siglo XIX inglés,
como Charles Dickens, Jane Austen o George Eliot. Diría que yo me empecé a fijar en él al ver sus
libros en mi admirada editorial Alba.
Recuerdo que hace años casi compré en la Cuesta de Moyano de Madrid la edición
de tapa dura de El alcalde de Casterbridge por 5 euros y al final me contuve.
Ahora mismo pienso que no debía haberlo hecho. Se acercaba diciembre de 2020 y
me apetecía leer un clásico, así que le pedí prestada a mi suegra la novela Jude
el oscuro, que si no recuerdo mal yo mismo le recomendé a mi mujer que
le regalara porque, conociendo sus gustos, imaginé que le podría interesar.
Además esta novela aparece en una lista que suelo consultar: Las 25 mejores novelas británicas,
encargada por la BBC a 82 críticos no
británicos.
Como me acercaba a una novela del
siglo XIX, estaba preparado para un comienzo en el que el autor empezara a
describir una ciudad o una época ‒como ocurre, por ejemplo, en Rojo
y negro de Stendhal‒, pero
esto no pasa en Jude el oscuro. En la
primera página de su novela, Hardy nos introduce de forma directa al niño Jude,
que va a ser su personaje principal, en el momento en el que está a punto de
sufrir una pérdida importante: el maestro de Marygreen, la aldea en la que vive,
y por quien siente un gran afecto, se traslada a la ciudad de Christminster,
porque allí quiere acudir a la universidad y convertirse en una hombre
respetado. Así que ya desde el principio, he tenido la sensación de que Jude el oscuro es una novela más moderna
en su construcción que otros clásicos del siglo XIX. En realidad está publicada
en 1895, ya casi, por tanto, en el siglo XX, y prácticamente ha desaparecido en
ella el narrador clásico del siglo XIX, que sigue siendo omnisciente, pero que
ya no interviene de un modo directo en la narración.
Jude es un niño de once años,
huérfano de padre y madre, que vive con una tía abuela panadera. Tras la
partida del maestro, Jude empezará a obsesionarse con Christminster y la idea
de convertirse él mismo en un erudito. Así que comenzará a aprender por sí
mismo latín y griego, con la idea de en unos años poder trasladarse a
Christminster y acudir a la universidad.
Para esta novela y otras, Hardy creó
el condado de Wessex, que sería un trasunto de una Inglaterra rural cercana a
Londres, donde sitúa a la noble ciudad universitaria de Christminster, que
sería una trasposición, poco disimilada, del Oxford real. En la página 30,
Hardy nos habla de la sensibilidad de Jude, un niño que «jamás había llevado a
casa un nido de pajarillos recién nacidos» y que «apenas podía soportar el
espectáculo de los árboles derribados o cortados», un niño «que pertenecía a
esa clase de hombres que nacen para el sufrimiento hasta el día en que caiga el
telón sobre sus vidas inútiles, devolviéndoles definitivamente la paz.» Diría
que en estas frases, de uno de los primeros capítulos, está ya contenida toda
la esencia de la novela. El comienzo de la historia, con este Jude huérfano que
tiene que ayudar a su tía abuela, y que vive muy lejos de sus sueños de poder
ser un universitario, nos puede recordar al comienzo de David Copperfield (1850)
de Charles Dickens. Es muy posible
que Dickens sea una de las grandes influencias de Hardy, pero añadiría también
que Dickens es un autor más piadoso con sus personajes, y cuya mirada es más
humorística. Hardy hace muchas menos concesiones que él hacia sus criaturas.
En un prefacio que antecede a la
novela, escrito por el propio Hardy, en 1895 y 1912, nos contará que Jude el oscuro llegó a causar un pequeño
revuelo en la Gran Bretaña de la época, recibiendo malas críticas a un lado y
otro del Atlántico, y que incluso un obispo llegó a quemarla en público
«seguramente en un arrebato de desesperación, al no poder quemarme a mí». Esto
es debido principalmente a que Hardy se muestra muy crítico con uno de los
pilares sociales más importantes de su época: el matrimonio, una institución
que para Hardy solo debería ser «el enunciado de una ley natural».
Jude el
oscuro es una novela naturalista, y por tanto sus personajes se verán dominados
por fuerzas de la naturaleza que no pueden controlar. De este modo, Jude
sucumbirá a su deseo sexual (y también a su sentido del decoro), casándose con
Arabella, y tendrá que dejar momentáneamente de lado sus sueños de convertirse
en universitario. Por su parte, Sue ‒prima de Jude‒ se casará con un maestro de
escuela mayor que ella, con quien, poco después, no querrá convivir como mujer.
En realidad, son Jude y Sue quienes
tenían que haberse casado el uno con el otro y no ser infelices en sus
respectivos matrimonios.
En la época en la que se desarrolla
la novela, el divorcio es legal en Inglaterra, pero, aun así, no será fácil
para los personajes hacerlo y comenzar de nuevo. Por ejemplo, el maestro con el
que Sue se ha casado le permite a ella abandonar su casa cuando le confiesa que
no está enamorada de él y que es infeliz en su matrimonio. El maestro hace lo
que considera más justo y decente y la deja marchar. Este comportamiento será
reprobado en el pueblo en el que trabaja, porque sus convecinos considerarán
que debería haberla retenido en casa, y hará que pierda su trabajo, teniendo a
partir de entonces serios problemas para volver a trabajar o a hacerlo por el
salario que le correspondería.
La crítica que hace Thomas Hardy a
la hipocresía social de su época es demoledora, y no todos sus palos caen sobre
la institución del matrimonio, ya que en gran medida el mundo académico tampoco
sale muy bien parado en esta novela. Christminster (u Oxford), «ciudad de
privilegios», será tan solo un elitista mundo del dinero, conservador, y que no
aprecia el verdadero esfuerzo o interés por el conocimiento.
Uno de los personajes más
interesantes de la novela es Sue, que en gran medida tiene ideas adelantadas a
su época, y se comporta como una feminista. «Su filosofía solo reconoce un tipo
de relación basada en el instinto animal», le dirá Sue a Jude, hablando de la
imposibilidad de que la gente que les rodea llegue a pensar que un hombre y una
mujer pueden mantener tan solo una relación de amistad.
En gran medida, gran parte de los
conflictos que van a tener lugar en Jude
el oscuro se deben (aunque esto nunca se llega a exponer de forma explícita
en la novela) a que Sue es una mujer asexual, que siente miedo ante los
compromisos que puede adquirir en un verdadero matrimonio. Si en algún momento
he tenido la sensación de que Jude el
oscuro nos podía remitir al amor romántico y maldito de Cumbres
Borrascosas de Emily Brontë,
más bien he terminado por pensar que, además de Dickens, otra de las
influencias más claras para Hardy en este libro es la de Fiódor Dostoyevski. El tormento interior de Sue (y también de
Jude) es puramente el de un personaje desesperado de Dostoyevski.
Cuando faltan justo cien páginas
para que la novela acabe, Hardy dibuja en su libro una de las escenas más
espeluznantes y crueles que he leído nunca, y que hacen que el tramo final de
la novela sea duro de escalar tanto para los personajes como para el lector.
Jude el oscuro ha terminado por ser para mí una de las mejores lecturas de este año ‒o simplemente de los últimos tiempos‒: Tengo que volver a Thomas Hardy, el más ruso de los escritores británicos, el Dostoyevski del Támesis.
Muy buena reseña. Leí esta novela hace unos tres años, y comparto tu opinión, no dejo de recomendarla a todo buen lector, advirtiéndole de su amargo realismo, también la he regalado. Llegué a esta novela, quizá te interese saberlo, por su adaptación al cine por Michael Winterbottom, con Kate Winslet interpretando a Sue de una manera más que creíble, con música de Marcello. Luego el atractivo de la editorial Alba hizo el resto, lo añadí a mi lista de libros por mi cumpleaños junto a Tess de los d'urberville, que no la he leído aún. Un saludo
ResponderEliminarHola:
EliminarNo he visto esta película, pero suena interesante. He leído después de este, "El alcalde de Casterbridge", que también me ha gustado mucho y me apetece mucho el de "Tess", a ver si lo busco.
Saludos