De cabo roto y Elocuencia de un tartamudo, de Eduardo Halfon
Editorial Littera y Pre-Textos. 126 y 63 páginas. 1ª edición de 2003 y
de 2012.
Después de leer El boxeador polaco de Eduardo Halfon (Ciudad de Guatemala,
1971), reeditado recientemente por Libros
del Asteroide, me acerqué a los libros por leer y tomé de la estantería otros
dos ejemplares de Halfon que esperaban lectura. Cuando en 2018 leí seguidos
cinco libros suyos, acabé pidiendo en Iberlibro dos más que me llegaron ese
verano, pero que se me quedaron pendientes. Pensé que ahora había llegado el
momento de leerlos.
De cabo roto apareció en 2003 y es uno de los
primeros libros de Halfon. La acción nos lleva a Guatemala, y el personaje
principal es Eugenio Salazar, que trabaja en el Archivo General de Centroamérica.
Gracias a Penélope, su ayudante, Salazar empieza a investigar uno de los
documentos que llegan a su archivo porque tiene una llamativa peculiaridad:
parece constatar que el escritor Miguel de Cervantes estuvo en Guatemala en
1602, ya que cruzó un paso fronterizo llamado La Garita de las Ánimas. Hasta
entonces se pensaba que, aunque Cervantes solicitó a la Corona española ser
destinado a América, nunca la había pisado. El documento que los personajes
acaban de descubrir puede revolucionar la historia académica en torno a
Cervantes. En De cabo roto, Halfon
hace uso de varios trucos cervantinos: Salazar va adquiriendo una personalidad
cada vez más mitificadora y quijotesca según va avanzando en sus
investigaciones, y además se juega la baza del «manuscrito encontrado». Si bien
el personaje de De cabo roto es
Salazar, el narrador es Eduardo Halfon, que está escribiendo sobre la
información que le ha transmitido Salazar. Además, Halfon usa las notas a pie
de página para aclarar algunos hechos y hacerse presente como narrador en el
texto. Es curioso cómo Halfon hace aparecer a Andrés Trapiello como personaje,
mezclando planos de realidad con otros de ficción.
De cabo roto es una
narración correcta, pero aún lejos de textos como El boxeador polaco, donde la página se abre al misterio y lo
poético de un modo mucho más claro y eficiente.
En el prólogo de Elocuencias
de un tartamudo, Halfon nos cuenta una historia que ya conocía: Paul Auster hizo un programa en la
radio en el que pedía a los oyentes que escribieran historias, con dos
condiciones: que fuesen cortas y verdaderas. Él iría leyendo esos testimonios
en la radio. Auster quería «historias que desafiaran nuestras expectativas del
mundo, anécdotas que revelaran esas fuerzas misteriosas y desconocidas que
influyen en nuestras vidas, en nuestras historias familiares, en nuestras
mentes y cuerpos, en nuestras almas. Es decir, historias verdaderas que
parecieran ficción».
A Halfon le gustó esta idea y quiso
trasladarla al periodismo, pero temía que «aunque toda persona tiene algo que
contar, no toda persona sabe cómo contarla». Puesto que se daba cuenta de que
el problema era de forma, de redacción, se le ocurrió una variante de la misma
idea de Auster: iba a recopilar historias que la gente le contara y
trasladarlas al periódico sin que esas personas lo supieran. Lo hizo en 2009.
En este volumen se recopilan veinte
de estas historias reales que Halfon tomó del natural. En términos generales
son narraciones bastante breves e inciden sobre momentos extraños en las vidas
de los personajes. Hay varias de Guatemala y tienen que ver con la violencia
vivida en el país. Otras nos hablan de la desesperación y la muerte. Las
supersticiones indígenas americanas también tienen aquí un papel, así como el
sexo.
Elocuencia de un tartamudo es un libro breve. Lo acabé el mismo día que lo
empecé. Algunas de sus pequeñas historias son potentes y poseen una poesía
propia que se parece bastante a las páginas de los relatos de Halfon, pero he
echado de menos un desarrollo narrativo más elaborado. En estas narraciones
aparece una idea, una chispa, que en un relato normal sería un detalle de una
narración más amplia.
He leído con agrado De cabo roto y Elocuencias de un tartamudo, que sitúo en un plano inferior respecto
a las grandes obras de Halfon (El
boxeador polaco, Monasterio o Duelo). Son libros para admiradores como
yo, pero no recomendaría acercarse a estas obras sin haber leído antes las
principales de este autor.
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