Además de por el editor, estuve arropado por un presentador de lujo: Alberto Olmos, del que un eterno
aprendiz de escritor como yo empezó a leer sus libros allá por el siglo XX.
Aunque Los insignes es mi quinto libro publicado, en realidad ésta ha
sido mi primera presentación. En las otras ocasiones mis libros, editados por Baile del Sol, aparecían para la Feria del Libro de Madrid y la
editorial me buscaba una caseta y un día para ir a firmar y ya, después de haber convocado
para la ocasión a familiares y amigos, me parecía un tanto abusivo hacer una
presentación para que acudieran las mismas personas.
A pesar de ser mi primera presentación, no me encontré nervioso y pude
contestar a las preguntas de Román o de Alberto con serenidad, sin acelerarme
como temía. Imagino que son las tablas de ser profesor, que van calando.
No sé qué estoy haciendo con la mano izquierda. |
Me gustó recordar que cuando escribía Los insignes me estaba pareciendo un libro tan marciano que no tenía muy claro que fuese a encontrar editor. Tras interesarme por La mala puta, el ensayo de Román Piña y Miguel Dalmau sobre el estado de la literatura española, un libro tan demoledor como divertido, y leer en la web de Sloper que les gustan los libros con humor, pensé que era la editorial adecuada para enviar mi novela. Una vez que ya estuvo aceptada (Román me dijo que sí en ocho o diez días) y leí El general y la musa de Román, sobre la disipada vida de Francisco Franco en la Mallorca de la década de 1920, un Franco que toca la batería en un grupo de jazz y se dedica a la vida bohemia, ya encontré serias conexiones entre su Franco y mi Kim Jong-un convertido en poeta.
Mi libro va a permanecer toda esta semana en la entrada de La Central de Callao. Diría que es el primer libro con el que uno se topa al entrar en la librería. Así que si alguien de Madrid está interesado en comprarlo basta que se pase por La Central. A partir de Octubre llegará a más librerías y será más fácil conseguirlo por internet.
Ya he comentado que Los insignes
es una sátira sobre el mundo de la poesía y en cierto modo también de las redes
sociales y las obsesiones artísticas. Comenté Alberto Olmos que la decisión de
tomar como personaje al dictador de Corea del Norte Kim Jong-un le parecía
arriesgada porque podía hacer que el libro perdiera verosimilitud narrativa. A
lo que yo le respondí que así ganaba verosimilitud cómica, que era mi intención
después de haber publicado dos novelas dramáticas.
Dejo a continuación –por si alguien siente curiosidad- el comienzo del
libro, que en el formato de Sloper se corresponde con las tres primeras
páginas:
«Al principio creí, como comprenderás, Kim Jong-un, que todo esto era
una broma. No podía ser, simplemente, que me estuviese escribiendo un email el
nuevo presidente de Corea del Norte —el casi último representante del sueño de
igualdad entre los hombres, el azote del capitalismo salvaje—, y que se
expresara en un español más que correcto. Las dos ideas constituían una pura
contradicción: presidente de Corea del Norte y español correcto. O más bien las
tres ideas, si añadimos a las dos anteriores la de escribirme a mí un email. El
caso es que, al revisar las estadísticas de mi blog —la mayoría de las visitas,
lógicamente, suelen proceder de España o de Hispanoamérica, aunque cada vez más
lo empiezan a hacer de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia o Alemania—, de
vez en cuando detectaba la presencia de algún visitante un tanto inverosímil,
algún lector de Botswana, Indonesia o Irán. ¿Cómo puede alguna persona de esos
países caer en un blog español dedicado a la poesía, en un blog español donde
se cuelgan entradas de crítica literaria sobre obras poéticas hispanoamericanas
o de la generación del 27? Al principio me sorprendía y luego pensaba en algún
profesor de español perdido en una universidad de Indonesia o en un poeta
andaluz destinado al Instituto Cervantes de Botswana, si algo así existe; o
pensaba en un funcionario iraní, musulmán e hispanófilo. Por algún motivo me
imaginaba así a todos ellos: tristes y solitarios y huérfanos; seres
naufragados en una ciudad árida, o excesivamente húmeda o acechada por la
selva, contraria a la poesía en cualquier caso, como deben de ser Teherán,
Yakarta o Gaborone. La poesía es triste y solitaria y huérfana, querido Kim
Jong-un.
Lo cierto es que desde hace un par de años mi blog de poesía se está
haciendo cada vez más popular, y eso que al principio, cuando empecé con él, en
2008, a mí mismo me costaba encontrarme en google. O escribía el nombre
completo del blog, Poesía sin dioptría, con su punto com y su punto es, o no
aparecía por ningún lado. Ahora basta con que escriba en la barra del buscador
mi nombre y mi primer apellido, Ernesto Sánchez (Ernesto como Ernesto Che
Guevara y Sánchez como Federico Sánchez, un nombre muy revolucionario, como
puedes ver), para conseguir encontrarme. El caso es, Kim Jong-un, querido Líder
de Hombres Nuevos, a quien me enorgullezco de llamar amigo, que no escasean los
blogs de poesía, la red está llena de ellos: blogs con fotos de parejas
abrazadas, mirando cómo atardece sobre el mar; o de playas desiertas con el
dibujo de unas huellas descalzas de hombre y mujer; tormentas detrás de un
cristal por el que resbala la lluvia; flores en jarrones rotos; arcoíris
después de la lluvia; dibujos aniñados de chicas con gorros —o sombreros— y
ojos enormes... Y gatos, siempre gatos en cualquier situación o escena: gatos
lustrosos, agresivos (pero a la vez tiernos), gatitos en jarrones, gatazos
entre las flores, juguetones, monísimos, enloquecidos gatos de angora o mojados
gatos callejeros. Y, entre medias de estas imágenes, poemas. Una creación
artística que de forma inmediata se expone al público presuntamente infinito de
la red, porque digo infinito pero ocurre igual que con el libro de arena de
Borges, que una vez que abres internet y llegas a uno de esos espacios es
difícil regresar; hay tantos... Aunque, por el contrario, también existen
personas que no pueden salir de ellos, que se quedan atrapadas en el sumidero
cósmico que representan. Lugares donde diez o quince aficionados a la poesía (a
la escritura de poesía, porque a la lectura ya es otra historia de la que te
hablaré más adelante, si tenemos tiempo, Kim Jong-un) vuelcan sus creaciones
sobre las páginas sin límites de sus blogs interconectados, y entre ellos se
aplauden y se celebran. Entre ellos se leen y todo es genial, y hacen la ronda
completa: yo escribo y recibo las alabanzas de los otros nueve, luego el otro
escribe y recibe las alabanzas del resto. Y rara vez, muy rara vez, alguien se
atreve a cuestionar un verso o un poema y cuando lo hace es con mucho cariño,
con muchos besitos y con muy poco sentido crítico.»
Fue una presentación convincente, al menos a mí me convenció de que pese a no leer mucha poesía podía disfrutar de esa crítica tan llena de humor al mundo de los poetas (y me dio la impresión de que también se podía aplicar un poco a los escritores en general. ¡También me hizo gracia tu capacidad para improvisar "poemas malos"!
ResponderEliminarNo sabía que hubiera muchos bares en Madrid donde se recitara poesía. Me habían hablado de uno, "Los diablos azules", y lo que dijiste me recordó mucho a ese, y a un conocido mío que según tengo entendido acostumbraba a recitar ahí sus cosas (porque no eran poemas exactamente, sino textos peculiares).
Un abrazo.
Hola Caminante:
EliminarMuchas gracias por animarte y venir a la presentación. Como tú apuntas, la novela que he tratado de escribir se puede trasladar a muchos colectivos (además de poetas, novelistas, pintores, cualquier campo artístico, incluidos cocineros, que están tan de moda ahora, y diría que también se puede aplicar a deportistas...)
Los poemas malos son muy fáciles de escribir. Lo verdaderamente difícil es escribir un poema bueno.
En "Los diablos azules" leí yo un relato una vez. En realidad, los bares que acogen a poetas me parecen encantadores. A mí me parece bien que a la gente le guste la poesía y que todo el mundo la escriba y la disfrute. Mi personaje opina de otra manera... y ahí puede estar lo divertido...
Pues ya me contarás qué tal el libro.
Un abrazo
Hola, David. Como ya expresé a través de facebook, te doy mi enhorabuena por la publicación de la novela. Cambias de editorial pero no abandonas la insularidad, curioso. El libro me llama mucho la atención y, antes o después, espero leerlo. Un gran abrazo.
ResponderEliminarHola Jesús: esta claro que lo mío con la edición es una cuestión de islas.
EliminarMuchas gracias por el interés.
Un abrazo