Ya había dedicado en el blog tres
entradas a Roberto Bolaño (Santiago
de Chile, 1953-Barcelona, 2003), una sobre un cuento inédito, que gracias a un
premio permitió a Bolaño conocer a Sensini (o Antonio Di Benedetto)
y dos sobre sus novelas póstumas El Tercer Reich y Los
sinsabores del verdadero policía. Y en más de una entrada ha aparecido
el nombre del chileno, un autor que representa para mí el último mito de mi
juventud lectora. Lo primero que leí de él debió de ser en 1997 o 1998: en el
suplemento cultural de El País Babelia, la última página
estuvo dedicada, durante una temporada, a artículos en los que numerosos
escritores explicaban cómo había tenido lugar su iniciación con la lectura. Y
entre ellos me llamó mucho la atención el de un desconocido para mí, Roberto
Bolaño. Además, por aquel año de 1997 o 1998, empezaba a sonar su nombre en los
suplementos culturales, y yo me había fijado en él y lo tenía apuntado para una
posible lectura. Aunque no me decidí a leerlo hasta el verano de 1999, meses
después de que hubiese ganado el Premio
Herralde de 1998 con Los detectives salvajes. Antes de
empezar con esta novela saqué de la biblioteca de Móstoles Estrella distante, novela
corta que me deslumbró. Creo que ya he narrado aquí cómo la terminé de leer una
tarde calurosísima, tomando una coca-cola en el McDonald de la Plaza de la
Constitución de Móstoles (que luego cerraron; y para que cierre un McDonald, el
gran símbolo de la civilización occidental, las cosas deben de ir muy mal en
alguna parte). Acabé Estrella distante
y saqué de la biblioteca Los detectives
salvajes; y ya no pude parar de leer a Bolaño. Creo que es el único autor
del que he buscado todo lo que ha publicado y del que tengo casi todas las
primeras ediciones de sus libros por puro afán coleccionista y mitómano. Ya
conté aquí la sorpresa que supuso encontrar en una librería de segunda mano de
San Francisco, el pasado verano, la primera edición de Los detectives salvajes por ocho dólares. Y la compré, claro,
aunque en casa tenía la sexta edición, firmada por Leopoldo María Panero –que aparece retratado como personaje en la
novela en las páginas 494-496, en la figura de Pelayo Barrendoáin– y quien,
cuando en la Feria del Libro de Madrid de 2006, le pedí que me firmara el libro
de Bolaño, tras preguntarle si conocía al autor y si lo había leído, alzó su
cabeza caída, negó moviéndola y me preguntó: “¿Ha estado donde la muerte?”. Un
momento alucinante.
Llevaba tiempo barruntando la
idea de releer Los detectives salvajes
y los principales libros de Bolaño, pero era un proyecto que se iba
posponiendo. Cada vez intento leer más, abarcar más, para darme cuenta después
de que no puedo estar al tanto de todas las novedades con buena pinta que se
publican, que no puedo leer a todos los clásicos, que debería leer más libros
de ensayo o de filosofía... y que debería también detenerme un poco, de vez en
cuando, y releer. Me impresionó una conversación que tuve durante las navidades
pasadas con un amigo al que hacía un tiempo que no veía, un amigo de mi edad,
que también es bastante aficionado a la lectura. Me dijo que últimamente cada
vez le costaba más encontrar libros que le emocionaran como solía ocurrir hace
diez o quince años, y que había decidido que cada vez que leyera un nuevo libro
que no le llenase iba a releer uno que le hubiera gustado mucho en el pasado. Su
postura me parece un tanto radical, pero en absoluto desacertada. Llega un
punto en la vida, y a este amigo y a mí mismo nos queda poco para alcanzar los
cuarenta años, que hay que recapacitar sobre lo pasado, volver a ello. En
realidad, leer un libro que te entusiasmó hace catorce años es una experiencia
nueva, porque la mayoría de sus escenas las había olvidado.
Hace unas semanas, un domingo iba
a comer a la casa de mis padres en Móstoles. Sabía que La vida interior de las plantas
de interior de Patricio Pron
como mucho me daría para el viaje de ida en tren. Necesitaba otro libro para el
viaje de vuelta, y tomé de la estantería uno de mis dos volúmenes de Los detectives salvajes (la sexta
edición, para preservar el valor de coleccionista de la primera). Al volver a
Madrid desde Móstoles, esperando el tren en la estación, hojeaba los
suplementos culturales que mi padre y mi tío me guardan cada semana, lectura
que me serviría para el viaje de vuelta, porque ya estaba pensando en no releer
Los detectives salvajes y leer algo
de la cada vez más extensa zona de libros inleídos de mi biblioteca; y entonces
empecé a leer la primera página de Los
detectives salvajes como de broma, pensando que en realidad no lo iba a
leer entero, y empecé a sonreírme ante las primeras anotaciones del diario de
Juan García Madero; el diario de alguien a quien sentía como a un viejo amigo.
Y me seguí sonriendo en el tren cuando los mitificados Arturo Belano y Ulises
Lima irrumpen en el taller de poesía de Julio César Álamo. Y ya no pude parar
de leer, claro. La verdad es que fue una gran idea la relectura, llevaba una
temporada en el trabajo más estresado de lo normal, con menos tiempo para leer
o escribir, y releer sobre estos jóvenes artistas soñadores, sobre estos viejos
amigos a los que conocí por primera vez cuando tenía veinticinco años, es decir,
cuando sólo era un poco más mayor que ellos, me ha sentado muy bien.
Y creo que hoy no voy a hacer una
reseña al uso, creo que no merece la pena hacer un resumen del argumento de
obras tan conocidas como ésta, y que han tenido tanta repercusión y
reconocimiento. Creo que me apetece más reflexionar sobre el hecho de leer o
releer y sobre la asunción de los propios mitos.
Me percato de que no es lo mismo
leer de adulto un gran libro por primera vez, por ejemplo la grata experiencia
que supuso el diciembre pasado la lectura de David Copperfield de Charles Dickens, una agradable obra
maestra con la que disfruté mucho, que releer un libro que se ha convertido en
un referente personal. Hace años, cuando releí algunas de las novelas de Philip K. Dick, el mito de mi
adolescencia lectora, al principio temí que yo hubiera cambiado y que lo que me
gustó tanto a los dieciséis años no fuese a hacerlo con la misma intensidad
pasados los treinta. Sé que hay personas a las que les ocurre esto, pero en mi
caso, mi configuración mental (o nostálgica) hace que sienta la relectura como
una celebración, un reencuentro con el que fui. García Madero, Belano, Lima,
Müller, Font... habían penetrado con fuerza en mi mente hacía catorce años,
habían viajado o envejecido conmigo y yo volvía ahora, cerca de los cuarenta, a
encontrármelos en el México DF de 1975 eternamente jóvenes, y volvía a vivir la
fantasía de ser joven de nuevo; ya que además de reencontrarme con estos
personajes en la relectura me encontraba conmigo mismo, con el que fui.
Es curioso cómo, tras los años,
las 609 páginas de Los detectives
salvajes se me han hecho más cortas que la primera vez.
Resalto algunos aspectos de la
relectura:
1) Me he percatado, con más
intensidad que otras veces, del recurso tan bolañesco de crear un misterio en
el párrafo, o una sensación de amenaza. En el diario de García Madero, ante
muchas situaciones a las que se enfrenta, nos dice que está temblando, y
también (como ocurre con muchos personajes a lo largo de la novela) en más de
una ocasión nos los encontraremos llorando.
2) Por si alguien no conoce el
argumento (aunque he dicho que no iba a contarlo): García Madero, joven de
diecisiete años, se ha unido a un grupo de poetas del DF, los
realvisceralistas, liderados por Belano y Lima, personajes misteriosos que se
supone que viven de la venta de marihuana. La primera parte del libro, Mexicanos
perdidos en México (1975), está formada por el diario de García Madero
desde que conoce a los realvisceralistas y abandona sus estudios de Derecho,
hasta que tiene que huir del DF, junto con Belano, Lima y una joven prostituta
llamada Lupe.
La segunda parte, Los
detectives salvajes (1976-1996) es un compendio de voces narrativas.
Principalmente serán los realvisceralistas los que toman la palabra. Alguien
parece estar buscando a Belano y Lima, alguien que se va entrevistando con
personas que han convivido con ellos, bien en América, Europa e incluso África.
El tono juvenil y desenfadado del diario de García Madero da paso a la madurez,
al descalabro de la vida real, a la pérdida de los sueños de la juventud y los
sueños artísticos. Siempre he pensado que en la obra de Bolaño uno de sus
grandes temas es la pérdida de la juventud (“la juventud es una estafa”, pág.
454).
En el diario de García Madero se
anticipa todo lo que va a ocurrir: “Comí sentado en la cocina, en silencio,
pensando en el futuro. Vi tornados, huracanes, maremotos, incendios” (pág. 62).
En la tercera parte, Los
desiertos de Sonora (1976), retomamos el diario de García Madero. Los
cuatro personajes que huyen del DF en la primera parte se han adentrado en los
pueblos del norte buscando a Cesárea Tinajero, la supuesta madre poética de los
realvisceralistas.
3) El diario de García Madero no
es realista y presenta ciertas incoherencias. En la página 83: “Ernesto San
Epifanio dijo que existía literatura heterosexual, homosexual y bisexual. Las
novelas, generalmente, eran heterosexuales, la poesía, en cambio, era
absolutamente homosexual”, y pasa a enumerar la clasificación que ha hecho el
día anterior San Epifanio sobre la homosexualidad de los poetas, la
clasificación de más de setenta poetas según diferentes categorías de
homosexualidad.
Sin embargo, a pesar de ese
alarde de memoria, luego leemos en la página 91: “Mientras comíamos se dedicó a
contar chistes. Chistes de pintores. Nunca había escuchado a una mujer contar
chistes tan buenos (desgraciadamente no recuerdo ni uno)”.
4) La estructura de la novela es
compleja, y sin embargo no es cerrada. En la segunda parte, las voces a las que
se les cede la palabra siempre hablan de las circunstancias en las que
estuvieron con Belano y Lima. Pero en algún momento esta idea se rompe y
aparecen voces que parecen olvidar su función de personas que ayudan a los
detectives que buscan a Belano o Lima; como la parte en la que se parodia a los
distintos tipos de escritores que firman en la Feria del Libro de Madrid.
Bolaño es un escritor en este
sentido más libre e imprevisible que otro como, por ejemplo, Mario Vargas Llosa. Si este último
hubiese tratado de escribir esta novela, no se habría salido de un patrón
previamente establecido: todas las voces narrativas habrían hablado durante el
mismo número de páginas y su aparición habría seguido un orden estipulado
previamente, lo que no ocurre en Los
detectives salvajes.
5) Bolaño a veces es descuidado
con la puntuación de sus frases. Por ejemplo, leemos en la página 407: “Y yo
entonces le dije que desde hacía casi un año no menstruaba, y que tenía
problemas médicos, que había sufrido dos agresiones sexuales, que tenía miedo y
rabia, que iba a hacer una película, que tenía proyectos, y él mientras me
escuchaba me acariciaba el cuerpo y me miraba y de repente me pareció estúpido
todo lo que le estaba diciendo y me entraron ganas de dormir, dormir con él, en
su colchón tirado en el suelo de aquella casita minúscula, y fue pensarlo y
quedarme dormida, un sueño largo y plácido, sin sobresaltos, y cuando desperté
la luz del día entraba por la única ventana de la casa y se oía una radio
lejana, la radio de un trabajador que se disponía a ir a su trabajo y Arturo, a
mi lado, estaba dormido, un poco encogido, tapado con las mantas hasta las
costillas, y durante un rato estuve contemplándolo y pensando cómo sería mi
vida si viviera con él, pero luego decidí que tenía que ser práctica y no
dejarme llevar por ensoñaciones y me levanté con mucho cuidado y me fui”.
Posiblemente, muchos de nosotros
tomaríamos este texto y pondríamos más de un punto en algún lugar. Citando a
Borges: Quevedo hubiese podido corregir
una página de Cervantes, pero no hubiese podido escribirla.
En realidad, Bolaño me parece un
estilista impresionante, con unas frases poéticas y bellas, abiertas al
misterio; unas frases elásticas y elegantes, que se sobreponen a cualquier
deficiencia en la puntuación o rima interna.
6) Me llama la atención, paralela
al éxito de Bolaño en el mundo hispano y anglosajón, la campaña de desprestigio
de Bolaño. Sobrevalorado, suele ser el término más común. (En mi propio blog ha
ocurrido: vean la entrada correspondiente a los Cuentos completos de Franz Kafka.) La idea es falsa: si
alguien tiene éxito entonces es que escribe bestsellers
comerciales, y sus libros serán cultura de masas y por tanto sin valor
elitista, que es el que creo que debe tener la literatura verdadera. Es decir,
puedo citar a Bolaño como influencia mientras a Bolaño le conozca sólo yo y un
pequeño círculo de allegados, si su fama crece entonces es porque está
sobrevalorado, y entonces me tendré que buscar un nuevo referente elitista.
Porque yo escribo, no tengo éxito, y esto quiere decir que no escribo bestsellers para las masas, sino que soy
un escritor de la estirpe de Kafka, que será reconocido sólo por una élite
intelectual después de mi muerte.
7) Encuentro conexiones en Los detectives salvajes con otros libros
de Bolaño, y no me acordaba de esto: en la página 159 se nombra ya a la ciudad
de Santa Teresa, clave en 2666. En la página 170 aparece un
novelista francés llamado J. M. G. Arcimboldi; nombre similar al del escritor
buscado en 2666. Pág. 596: “Y Cesárea apuntó una fecha: allá por el año
2600. Dos mil seiscientos y pico”.
8) Bolaño usa el sustrato de su
propia experiencia vital como fuente de su narrativa. Pág. 237, se nos cuenta
de Lima: “Probablemente no me lo crean, pero se duchaba con un libro. Lo juro.
Leía en la ducha. ¿Que cómo lo sé? Es muy fácil. Casi todos sus libros estaban
mojados”. Esta anécdota se la oído contar a Bolaño en una entrevista hablando
sobre su amigo el poeta Mario Santiago,
alter ego de Lima.
9) Como apunta Jorge Herralde, quizás la escena más
extraña del libro sea la que Belano se bate en duelo de espadas con el crítico
literario Iñaki Echavarne. Una escena excesiva, en todo caso.
10) Quizás Los detectives salvajes represente un homenaje de Bolaño a Pedro
Páramo, la novela de Juan Rulfo;
y las voces de la segunda parte cumplan una función similar a las de las voces
de los muertos de Comala. Quizás ahora en vez de voces de muertos tengamos “una
película de zombis” (pág. 329).
Ha sido todo un placer
reencontrarme con Roberto Bolaño. Me ha transmitido una energía enorme. Espero
seguir releyendo sus libros, y que se publiquen los manuscritos que, al
parecer, aún se mantienen inéditos.
Hola, David.
ResponderEliminarMuy buena entrada, muy importante tu reflexión angustiosa sobre la relectura (tiempo que se pierde en la lectura de lo que aún no hemos leído, pero tiempo de disfrute y felicidad garantizada) y muy certeros las nuevas conclusiones obtenidas después de volver a leer la novela (a mí me flipó lo de la poesía dibujada, el final me pareció bellísimo y misterioso, aunque la leí hace tiempo).
Ahora hay una gran exposición en Barcelona sobre él y su obra, me acercaré un fin de semana de estos pues se pueden ver manuscritos inéditos de su puño y letra.
Un abrazo,
Mike
Hola Mike:
EliminarA ver si traen a Madrid esa exposición de B. Me gustaría verla. Y estoy deseando que se decidan a publicar sus nuevos inéditos; los que ha habido hasta ahora me han gustado.
Un abrazo
Me han gustado tus reflexiones. Gracias
ResponderEliminarUn saludo desde Berlín (por fin con sol)
Hola:
EliminarMe alegro de que te haya gustado leerlo.
Sobre el tiempo: hoy por fin en Madrid ha hecho un verdadero día de primavera. He salido a la calle con chaqueta, jersey... y me he tenido que ir quitando todo. Este año ya era raro.
saludos
Cuanta razón tienes en todos los puntos, pero aplaudo especialmente el numero 6...Para mi Los detectives fue fundamental. Siempre digo que, aparte de mostrarme unos nuevos caminos en la literatura que ni siquiera sabía que existían, Bolaño me enseñó a leer de otra manera. Fue como una patada en la puerta.
ResponderEliminarHola Detective:
EliminarSí, me apetecía señalar lo del punto 6. Y creo que voy a crear un nuevo punto: Bolaño es lo mejor que le ha pasado a la literatura en español en las dos últimas décadas (al menos).
Saludos
Hola, David. Esperaba con ansias tu reseña. Me gustó sobre todo donde tratas la puntuación de Bolaño, algo que siempre me pareció desconcertante, pero no errado, y con tu reflexión finalmente entiendo de que venía aquello, era su herencia de poeta, nunca olvidada y que siempre está presente. Me gustó también lo que dijiste sobre Vargas Llosa, quizás Bolaño logro instalar de nuevo el juego, y cierta relajación en la literatura latinoamericana, que ya estaba demasiado ceñida por la formalidad de "los viejos". Yo hice mi primera lectura de Bolaño más o menos a esa edad, y hace unos años la releí, como vi en estos días por algún blog, Los detectives salvajes funciona como una época a la que hay que irse a vivir un tiempo, releerlo es volver a ese mismo lugar en donde siempre se es joven. Saludos y gracias por esta reseña!
ResponderEliminarpd: sigo reflexionando durante estos días y si me surge algo, te lo comento.
Un abrazo.
Sergio
Hola Sergio:
EliminarLa verdad es que estaba releyendo el diario de García Madero y no podía dejar de sonreírme. Me sentía realmente a gusto entre esas páginas. E intuyo que esto de releer se va a empezar a convertir en una agradable costumbre para mí.
Sí, me gusta eso que apuntas sobre el juego. Además sé que Herralde le quitó al menos dos capítulos al libro, en los que Belano mostraba su amor -creo- que por el personaje de Laura Jáuregui. Me encantaría leerlos.
un abrazo
Hola David. Leer a Bolaño te forma, te rejuvenece y te hace creer en la literatura total. Para mi sigue siendo un misterio la manera en que hace que conectes con sus historias... te gusten o no, no las puedes dejar de leer. Yo le leo una obra cada año. Saludos
ResponderEliminarHola Tirso:
EliminarCreo que lo de un Bolaño al año es una buena idea. Creo que voy a hacer algo parecido. Y a ver si publican algo nuevo.
Saludos
Los detectives es mi libro favorito de Bolaño, por delante de 2666. Mi ejemplar se lo dejé a una señorita con la que tenía intenciones deshonestas y viendo que èstas no fructificaban estoy tramitando que me lo devuelvan. Creo que a Bolaño le hubiera gustado saber que sus libros están en ocasiones involucrados en negociaciones sexuales, el sexo era uno dr sus temas preferidos, no? Y pasa de los pedorros que subestiman a Bolaño, no saben lo que es bueno. Un saludo.
ResponderEliminarHola César:
ResponderEliminarSí, daría para mucho hablar de los libros usados para intentar ligar. Se podría hacer una lista de cada tipo de chica y el libro más adecuado... sin caer en el machismo.
Bueno, pues suerte con la chica o con el libro.
Y, sí, la verdad es que como había leído Los detectives hace mucho tiempo con el cuestionamiento de Bolaño yo mismo había empezado a pensar que quizás era una lectura que había sobredimensionado. Pero al releerlo pienso que no, que es un libro excepcional; una suerte de libro y de autor.
saludos
No lo conocía. Gracias por ampliar mis fronteras mentales.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Godor:
EliminarSi no conocías a Bolaño, tienes que leerlo ya.
Un saludo
Me ha gustado tu entrada y tu blog. Con tu permiso me quedo (si tienes algo que objetar, hazlo en casa de *L*, ha sido ella quien me ha recomendado tu casa :).
ResponderEliminarSaludos.
Pd. Recién he descubierto a Bolaño. Empecé con "Los detectives salvajes" y curiosamente, continúo con "Estrella distante".
Hola Marta:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras.
Espero que te pases más por aquí.
Estrella distante era la única novela de Bolaño que ya había releído antes que Los detectives.
Te recomiendo que sigas con Nocturno de Chile, y con sus cuentos.
Por cierto, no caigo en quién es L. ¿Debería saberlo? ¿Firma así o es sólo su inicial?
saludos
Hola Marta:
EliminarYa he entrado en los enlaces y he averiguado quién es L. Saludos a ella también
Bueno, David, te ha quedado una reseña muy interesante. Me alegra poder leer aquí reflexiones sobre sus obras. Sobre todo teniendo en cuenta que me dejé guiar por ti en mi acercamiento a ellas.
ResponderEliminarUna discrepancia: su supuesto descuido con la puntuación cuando alarga las frases tanto y abusa del copulativo y todo eso y... Desde mi punto de vista, el resultado puede ser más o menos satisfactorio pero en ningún caso se trata de descuido: Pienso que Bolaño trata de esta manera de transmitir al lector la sensación de relato oral. No sé qué te parece esta idea.
Hola Peri:
EliminarA mí la falta de puntos en alguna de las frases de Bolaño me parece excesiva y a la vez no me importa. La página tiene tanta fuerza que he arrastra a seguir leyéndola.
También tiene más de una rima interna. Recuerdo una frase: "Esta historia debería acabar aquí, pero la vida es algo más dura que la literatura".
Son pequeños puntos negros que en Bolaño al final no importan. Y para mí eso caracteriza a los grandes -ya comenté algo parecido al hablar de los errores de Dicknes-: los grandes son grandes porque sus narraciones pueden sobreponerse a todos sus errores. Da igual que se pierda el rucio y vuelva a aparecer; lo puedo perdonar, en Cervantes; da igual que las casualidades en Dickens sean inverosímiles, lo puedo perdonar....
saludos
Muy buenas reflexiones, gracias. Es un libro muy bueno.
ResponderEliminarHola Westy:
EliminarSí, es un libro muy bueno. Para mí el mejor escrito en español en los últimos 20 años (entre los que yo he leído)
Y gracias por tus palabras sobre mis reflexiones.
saludos
Hola David:
ResponderEliminarMe gusta la forma que tienes de plantear las reseñas; haces que resulte apetecible haber leído los libros de los que hablas y la lista de "pendientes" no deja de crecer.
En cuanto a releer o a andar detrás de novedades supongo que depende de muchas variables, ¿serías capaz de comer, para siempre, en el mismo restaurante? No sé, yo tengo días: en ocasiones apetece conocer gente nueva pero, con un buen amigo, sé que voy a disfrutar enormemente.
Un abrazo.
Hola Alberto:
ResponderEliminarGracias por tus palabras hacia mis entradas. Si no has leído Los detectives salvajes te lo recomiendo con entusiasmo.
Te cambio la pregunta: ¿Estarías dispuesto a comer siempre en restaurante distintos? ¿No volverías nunca a esos restaurantes donde te sentiste tan cómodo?
un abrazo
Con el tiempo he descubierto que soy bastante reacio a las novedades. Prefiero lo bueno conocido que lo malo por conocer.
Eliminar(((resumen exprés)))
Yo me he decidido por fin leer a Bolaño, un de tantos que tengo sin leer. Empezaré por el "Gaucho insufrible" que lo encontré en una biblioteca local.. En el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona se está haciendo una exposición sobre Roberto Bolaño. Te adjunto la dirección donde se puede ver el catálogo realizado para la ocasión, por si te interesa: http://www.cccb.org/es/publicacio-archivo_bolao_1977_2003-43257
ResponderEliminarSaludos!!!
Hola Joaquim:
EliminarEl gaucho insufrible está bien, pero quizás deberías haber empezado por algún otro libro de relatos antes, por Llamadas telefónicas o Putas asesinas.
Espero que esa exposición de Barcelona la traigan a Madrid.
saludos
Lo descubrí tarde, y solo he leído Los detectives y Amuleto, pero, uno tras otro, tienen que ir cayendo los demás.
ResponderEliminarSobre Bolaño, opinamos más o menos igual.
Hola Molina:
ResponderEliminarEn realidad puedes sentirte afortunado: tienes aún muchas páginas de Bolaño por descubrir y disfrutar.
Bienvenido a este blog.
saludos
Hace un tiempo, en una entrada llamé mediocre a Bolaño, y la verdad creí haberme excedido, y bueno, a releer, y no tengo más que reafirmar mi opinión, la obra, si es que se puede llamar obra a una sucesión de obscenidades, a lo Vargas Llosa mejorado, es decir peor, no hace sino confirmar que la literatura latinoamericana ha sido sobre valorada y es lamentable que tenga lectores, creo más por despiste tal vez orgullo nacional que por alguna razón mejor, y voy a tomar el consejo de Proust, si queremos avanzar volvamos a los clásicos, ahora cuales, ya es otro asunto
ResponderEliminar¿Mikel Levi, es usted, no?
EliminarAhora es cuando no se ha excedido nada, hombre: "la literatura latinoamericana ha sido sobre valorada y es lamentable que tenga lectores".
He visto comentarios en blogs donde se criticaba el libro de un autor, donde se criticaba toda la obra de un autor, pero la obra de todo un continente... acabáramos. Hemos dado un paso adelante, ya sólo falta que alguien piense que TODA la literatura está sobrevalorada (por cierto, hombre, "sobrevalorada" se escribe junto).
Pienso en el absurdo de un club de alpinistas que odian el alpinismo, un club de fútbol de personas que odian el fútbol, pero quedan partido tras partido para comentar después lo aburrido que es el fútbol. Todo esto que sería ridículo con otra afición parece que es lógico con la lectura, parece que todo lo que leemos y no nos gusta nos hace más listos, pero no es así: si lee y no le gusta está perdiendo el tiempo. Usted ha leído mucho para no disfrutar nada: cambie de afición, hombre. Seguro que hay algo ahí fuera que le puede gustar.
Impresionado.
Siento discrepar de la opinión general sobre la novela. La primera parte me gustó, pero a partir de un cierto momento empecé a no entender nada: ni quien era Cesárea Tinarejo, ni qué pintaba allí, ni quien la buscaba ... No pude terminarla.
ResponderEliminarHola José Pedro:
EliminarEsto demuestra que no todos los libros son para todas las personas.
Lo importante es que encontremos esos libros que nos gusten, podamos terminarlos y nos dejen algún poso positivo.
Buena búsqueda.
Saludos
Gracias David, la búsqueda suele ser siempre entretenida, lo que se encuentra después no siempre lo es. Para agradecer tu buen deseo te voy a recomendar un relato que he leído hace poco y me ha parecido magnífico: "El hombre que ríe", incluído en los "Nueve cuentos" de Salinger.
EliminarHola José Pedro:
EliminarEse libro de cuentos de Salinger lo he leído dos veces (en inglés y en español) y sí, ese cuento que señalas es realmente muy bueno.
No sé si has probado con los cuentos de Bolaño, que a mí me parecen muy buenos. Llamadas telefónicas, por ejemplo, me parece un gran libro de cuentos.
Saludos
No he leído relatos de Bolaño, en cuestión de cuentos ahora estoy con Salinger y con Bashevis Singer. Pero te voy a hacer caso y me voy a gastar unos euros en el volumen de Anagrama que reúne los que tú mencionas y otras dos colecciones más. Ya te iré contando.
ResponderEliminarHola José Pedro: De Bashevis Singer tengo en casa un libro de relatos sin leer, a ver si me pongo con él.
EliminarYo he leído esos tres libros de relatos de Bolaño y me encantan. De hecho, tengo pendiente una relectura. Espero que a ti te puedan gustar tanto como a mí (aunque yo también soy muy fan de sus novelas, así que no sé si la recomendación será una buena idea: prueba antes con algún cuentos suelto).
Saludos
Ya tengo el volumen de Anagrama con los tres libros de cuentos. He tardado un poco en conseguirlo a un precio razonable pero ya está. El prólogo (¿lo has leído?) "Consejos sobre el arte de escribir cuentos" ya me ha hecho pasar un buen rato.
ResponderEliminarHola José Pedro:
EliminarYo tengo los libros de Anagrama según salieron en su momento. He imaginado que el texto sobre el arte de escribir cuentos lo habría leído en "Entre paréntesis". Lo he buscado y así era. Más o menos lo recordaba. Es un texto para no tomárselo muy en serio. Era divertido, pero ¿por qué no a Cela y a Umbral?
Espero que disfrutes de ese libro, tiene cuentos muy buenos.
Saludos
¿Por qué no a Cela y a Umbral? Pues porque son unos pesados, supongo ... pero no lo puedo asegurar porque del primero no me acuerdo y al segundo no lo he leído ...
ResponderEliminarSí, eso parece insinuar Bolaño. Yo leí a los dos hace mucho, pero recuerdo que me gustaron, y tenía pensando leerlos para comentarlos en el blog. A ver si lo hago este año.
EliminarSaludos
Ya he leído los primeros cuentos de "Llamadas telefónicas". Están bien, el que más me ha gustado es "Una aventura literaria", que describe cómo las ideas que nos hacemos de las cosas, a menudo sin fundamento, nos desquician durante un tiempo y luego un día desaparecen. La principal objeción que se le pueden poner a estos primeros es que incumplen el primer precepto de sus instrucciones, ya que todos parecen un poco el mismo cuento y da la impresión de estar leyendo la primera parte de los "Detectives".
ResponderEliminarHola José:
EliminarLo cierto es que leí "Llamadas telefónicas" hace mucho tiempo y me gustaría volver a releerlo. Pero recuerdo que me gustó mucho el primer cuento, el titulado "Sensini", me pareció muy emocionante, uno de los mejores cuentos que he leído.
El de "Una aventura literaria" no recuerdo exactamente cuál es. A ver si lo miro.
Y sí, el tono es parecido al de "Los detectives salvajes".
Saludos
No es necesariamente malo que todos se parezcan un poco, si son buenos. Ese es precisamente el caso de los "Cuentos republicanos" de García Pavón (ed. Menoscuarto) que también estoy leyendo ahora. Un mismo estilo, la misma mirada de un niño ante situaciones diversas y, a pesar de ello, los estoy disfrutando todos.
ResponderEliminarDe García Pavón siento curiosidad por las novelas policiacas. Tengo que leerme alguna. Saludos
EliminarLas novelas están muy bien, pero su estilo costumbrista quizá llega a cansar un poco. Me están gustando mucho más estos cuentos. La edición de Menoscuarto además es una preciosidad.
ResponderEliminarQue tal! tengo una duda Bolañista que no he podido aclarar. El último capítulo sucede entre el 1 de Enero del 1976 y mediados de Feb de ese mismo año. Pero en el segundo capítulo Belano y Ulises toman mezcal Los Suicidas con Amadeo y también sucede en Enero del 1976. Sin embargo están en el DF cerca al palacio de la inquisición. Cómo puede ser esto? Saludos y gracias!
ResponderEliminarHola Susana:
ResponderEliminarSi no recuerdo mal, lo del mezcal Los Suicidas lo toman con Amadeo en algún lugar a las afueras del DF. Imagino que habrá un orden lógico y cronológico: a primeros de enero toman el mezcal, luego se van a Sonora y ese mismo mes, o a principios del siguiente, contactan con Cesarea Tinarejo.
Saludos