Mañana y tarde, de Jon Fosse
Editorial Nórdica / De Conatus. 102
páginas. Primera edición de 2000; ésta es de 2023
Traducción de Cristina Gómez-Baggethum y
Kirsti Baggethum
Este 5 de octubre de 2023, como suele
ser habitual por estas fechas, la Academia Sueca anunció el nombre del nuevo
Premio Nobel de Literatura, que ha resultado ser Jon Fosse (Haugesund, Noruega, 1959), dramaturgo, poeta y
novelista. Lo cierto es que, unos días antes, al leer las listas de los
posibles ganadores, su nombre –que al parecer estaba presente en ellas desde
hacía años– me había pasado desapercibido, porque no tenía ninguna referencia
sobre su obra. Tras el fallo, he leído algunos artículos de prensa y he visto
que las novelas de Fosse han sido traducidas y comercializadas en España por la
pequeña editorial De Conatus, cuyo nombre no me sonaba. Sin embargo, al ver las
portadas de sus libros –blancas y con un pequeño dibujo– sí que me ha parecido
que recordaba esos libros de algún suplemento cultural o de alguna librería.
De Fosse parece destacar Septología,
que se ha publicado en España en cuatro tomos (alguna de sus partes debe ser
muy corta), que contiene elementos autobiográficos, y la novela Trilogía.
También he leído que se considera a Fosse uno de los padres literarios del
también noruego Karl Ove Knausgård,
cuyo éxito, al menos en España, ha sido bastante grande con la pentalogía Mi
lucha. Aunque diría que Jon Fosse no ha sido, hasta ahora, muy conocido
en España, en otros países –donde ha recibido numerosos premios– no ha sido
así.
El caso es que sentí curiosidad por Jon
Fosse y el mismo jueves 5, al salir del trabajo, me acerqué a La Central de
Callao para ver cuáles de sus libros temían. Pensaba que lo más fácil para
entrar en su mundo sería con la novela Trilogía,
pero esta no estaba disponible, y de la Septología
solo tenían los dos últimos volúmenes. El librero me explicó que esa misma
mañana habían vendido los primeros volúmenes de esa historia. Lo que sí estaba
disponible era la novela Mañana y tarde (2000), que había
salido al mercado la semana anterior. En la portada aparece el nombre de la
editorial Nórdica y De Conatus. Entiendo, aunque no sé de
qué forma o grado, que se trata de una colaboración entre ellas.
Seguía releyendo Relatos autobiográficos
de Thomas Bernhard, y justo el
jueves por la mañana había acabado El frío (cuarto libro de la serie),
y antes de empezar el quinto, Un niño, decidí hacer, de nuevo, un
alto y acercarme al libro del Premio Nobel.
Mañana
y tarde comienza con una escena cotidiana: la vieja matrona Anna está en la
casa de Olei y Marta, ayudando a que llegue al mundo su segundo hijo, que se va
a llamar Johannes (el nombre del padre de Olei). Olei es pescador y la pareja
vive en un islote, que el lector entiendo que está ubicado en las costas de
Noruega. El mismo Olei construyó la casa en la que viven. Todos estos elementos
llevan a considerar la idea de que el narrador no está hablando de una historia
actual, sino que debe situarse a mediados del siglo XX. Aunque existe un
narrador omnisciente, éste cuenta la historia desde el punto de vista de Olei,
quien está preocupado por si su hijo (que ha nacido después de que pensasen que
su primogénita Magda iba a ser hija única) va a nacer sano y si su mujer no va
a tener problemas con el parto. «El niño vendrá al frío de este mundo y aquí
estará solo, separado de Marta, separado de todos los demás, estará solo aquí,
siempre solo, y luego, cuando todo haya acabado, cuando llegue su hora, se
descompondrá y volverá a la nada de la que salió, de la nada a la nada, ese es
el curso de la vida», piensa Olai en la página 16.
Aunque, como he dicho, existe un
narrador omnisciente, éste se acerca constantemente al flujo de conciencia de
Olai, en esta primera parte, y al de Johannes en la segunda. Se repite, de
forma insistente la forma verbal «piensa» y así el narrador nos lleva a los
pensamientos de los dos personajes principales, que van a acabar siendo un
padre y un hijo. De hecho, es frecuente la repetición musical de palabras en
los párrafos, un rasgo de estilo que me ha recordado al del austriaco Thomas Bernhard, que, como ya dije,
andaba yo leyendo, y que, como me he informado, gracias a la prensa, se
considera una de las influencias de Jon Fosse. Otra influencia sobre su
narrativa (y obra teatral) sería la de Samuel
Beckett.
Además de estas repeticiones de
palabras, de las que hablaba, el estilo de Fosse se caracteriza por no usar los
guiones normativos de los diálogos, y no señalar el final de las frases, cuando
corresponde un punto y aparte, con un punto. En muchas páginas, Fosse escribe
largos párrafos, y evita el signo del punto y seguido. Da continuidad a sus
frases mediante comas, y a veces haciendo un uso repetitivo de la conjunción
copulativa «y», normalmente tras una coma. Por ejemplo, en la página 22 podemos
leer este fragmento: «Una respiración procedente de algún lugar en calma, fuera
del mundo, piensa Olai, junto a la cama en la que Marta descansa y el niño
Johannes chilla y chilla y el niño Johannes oye su voz entrar poderosa en el
mundo y su chillido llena el mundo en el que se encuentra y ya nada es caloroso
y negro y rojizo y húmedo y entero, ya no hay más que su propio movimiento,
ahora es él quien llena lo que hay y su voz y él están separados pero a la vez
no lo están y también hay algo más, algo de lo que forma parte y viene a su
encuentro y suena más fuerte y más fuerte y».
En contadas ocasiones el texto también
refleja flujos de conciencia un tanto inconexos y sonidos onomatopéyicos, que
imitan a los que produce un bebé.
En la segunda parte nos encontramos con
un anciano, llamado Johannes, que se levanta en la cama entumecido. Al
principio pensaba que este nuevo personaje era el abuelo del niño que acababa
de nacer, y que llevará su nombre, pero el lector pronto comprende que este
Johannes anciano es el mismo bebé que le ha sido presentado unas páginas atrás.
Como especulaba Olei, el padre, el niño venía de la nada y unas décadas después
vuelve a la nada. Éste es el juego que nos propone Fosse en su novela:
presentarnos el primer día de una persona en la Tierra y a continuación el
último. El anciano Johannes se levanta en su casa, de la que ya se fueron sus
siete hijos, y en la que ya murió su mujer Erna, y las cosas cotidianas le
empiezan a parecer que tienen un halo diferente. Desde este último día de su existencia,
Johannes va a evocar algunos momentos clave de su vida, de su paso por la
Tierra, y va a empezar a conversar con sus fantasmas. En este sentido, Mañana y tarde me ha recordado a algunas
películas existencialistas de Ingmar Bergman, donde se mezclan personajes de
diferentes épocas, vivos y muertos.
El estilo de Fosse, como ya he dicho, se
recrea en la musicalidad de las repeticiones y en una mirada poética sobre la
realidad alterada que propone, haciendo uso de un lenguaje sencillo, esencial.
Sus escenas se acaban cubriendo de un aire onírico, kafkiano.
Mañana
y tarde es una buena novela corta, que me ha abierto el apetito para seguir
conociendo la obra de Jon Fosse, este autor noruego, al que el Premio Nobel
acaba de poner en el primer plano del interés mundial. Siento bastante
curiosidad por su larga novela Septología,
que la editorial De Conatus acaba de lanzar al mercado en un solo volumen.
No sabes, David, lo mucho que te agradezco haber dado a conocer este acercamiento primero tuyo al Premio Nobel 2023. Yo no había oído su nombre jamás. Veo que está en la línea de Samuel Beckett y de Thomas Bernhard. Los nórdicos tienen tendencia al existencialismo filosófico (véase Kierkegaard o Heidegger), no es algo nuevo; ya Unamuno lo advirtió cuando él también rondaba por esos pagos existenciales y decidió aprender, ahora no sé si sueco o danés, para leer a Kierkegaard en su propio idioma; los filólogos son así, y don Miguel lo era.
ResponderEliminarDe nuevo, David, muchas gracias por tu reseña.
Un fuerte abrazo
Hola, Juan Carlos: no lo cuento aquí, porque lo pensé, y me di cuenta más tarde, Fosse es un creyente católico en un país que no lo es, y su catolicismo explica en gran medida la composición de este libro. Un abrazo.
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