Traducción de María Teresa
Gallego Urrutia
Fue más o menos sobre el año 2000
cuando compré en unas casetas que, por motivo del día del Libro, se instalaban
durante unas semanas en la avenida de Portugal de Móstoles la novela La
roda de la noche de Patrick
Modiano (Boulogne-Billancourt, Francia, 1945). Un saldo de la editorial Alfaguara, editado en España
en 1979, que me costó 100 pesetas. Lo leí en 2005 y a estas alturas he olvidado
casi todo sobre ella. Sé que trataba del París de la ocupación nazi, y que en
este escenario se movían un gran número de personajes que se dedicaban
principalmente al estraperlo. Recuerdo que no había una trama demasiado
definida y que la novela me pareció distante y dispersa. Pensé entonces que
Modiano debía ser un escritor menor francés, de esos que tienen cierto éxito en
un momento y se traducen a otros idiomas para caer unos años después en el
olvido.
Por este motivo me extraño que
unos años después empezara Anagrama a publicar toda su obra y que ésta
recibiera críticas muy positivas. Los libros que ha editado Anagrama de Patrick
Modiano son además muy bonitos, con esas fotografías antiguas y en blanco y
negro de París. Me dieron ganas de volver con él y darle una nueva oportunidad.
Este deseo se reavivó cuando en 2014 le concedieron el premio Nobel.
Por el día del Libro, en el
colegio donde trabajo, existe una tradición que me gusta mucho: en la tutoría
de cada profesor se hace un amigo invisible para regalar un libro. Yo suelo
dirigir bastante a mi amigo invisible, sobre lo que deseo como regalo, para no
verme unas semanas más tarde con un libro que sé que no voy a leer. Me pareció
que los libros de Modiano eran fáciles de encontrar y no demasiado caros. Así
que eso fue lo que pedí -un libro de Patrick Modiano editado por Anagrama- y el
alumno que fue mi amigo invisible me regaló éste de Una juventud (ya hubiera
sido casualidad que me comprara el de La ronda de la noche).
Una juventud nos acerca a la pareja formada por Louis y Odile el
día antes de que sea el treinta y cinco cumpleaños de Odile. Louis cumplirá la
misma edad un mes más tarde. Después de doce años manteniendo en el campo un
chalet que funciona como residencia infantil, la pareja ha decidido cambiar de
negocio: van a abrir en el mismo lugar una casa de comidas. Louis y Odile
tienen dos niños, y el día antes de su cumpleaños Odile se pregunta: “¿Le puede
a uno pasar algo nuevo a los treinta y cinco años?” (pág. 12)
En las primeras páginas de la
narración se describe una visita al médico y algunos momentos de la fiesta de
cumpleaños de Odile. Tras unas doce páginas la narración (comprenderemos un
poco más tarde de empezar a leerlo) retrocede en el tiempo: nos encontraremos
con Louis justo cuando éste, a sus diecinueve años, está finalizando su
servicio militar en una ciudad de provincias. Aquí conoce al simpático
Brossier, de unos cuarenta años, que le ayudará a instalarse en París y a
encontrar un trabajo.
Un poco más tarde se nos hablará
de Georges Bellune, un cazatalentos musical que recorre los cafés de París con
música en directo para tratar de encontrar a nuevos cantantes. De esta forma, a
través de la mirada de este personaje secundario, nos acercaremos a la Odile de
diecinueve años.
Modiano, a través del uso de la
tercera persona, describe breves escena: después de las iniciales, con los
protagonistas de la novela a los treinta y cinco años, nos acerca a Odile y a
Louis a los diecinueve hasta que se conocen en un café de París. Aquí la novela
empieza a coger más ritmo, porque hasta ahora, con las escenas sobre Odile y
Louis, viviendo cada uno por separado en París no tenía muy claro hacia dónde
se dirigía Modiano; y ya, habiendo superado la página 70, empezaba a pensar que
la sensación que recordaba tras haber leído La
ronda de noche se mantenía: las escenas están bien descritas, son
evocadoras, pero la narración me estaba pareciendo muy fría y distante, sin
tener nada claro cuál iba a ser el núcleo de la narración. Además los cortes
narrativos están muy marcados en el texto, con profundas elipsis que crean más
distanciamiento entre la narración y el lector, quien se siente durante unas
frases desconcertado al acercarse a un nuevo fragmento de la novela, hasta que
consigue situarse.
Cuando Louis y Odile se conocen y
Brossier pone en contacto a Louis con el enigmático Roland de Bejardy para que
éste le dé un trabajo, la novela empieza a cobrar una forma más definida. Odile
trata de hacerse un hueco en el difícil mundo de la canción (donde tendrá que
lidiar con managers no siempre bien intencionados) y Louis trabaja para
Bejardy, intentado averiguar quién es este hombre y con qué clase de negocios
se gana la vida.
Resolver el enigma que gira en
torno a Bejardy y su relación con Brossier se va a convertir en el eje sobre el
que acaba articulándose la trama de esta novela.
La acción del libro (la juventud
de Louis y Odile) se sitúa en la década de 1960, y las alusiones a la Segunda Guerra
Mundial y a la posguerra son constantes en la narración. Nuestros dos
protagonistas son huérfanos, no han tenido posibilidades de estudiar una
carrera universitaria, y tienen que ganarse la vida desde muy jóvenes en un
mundo de dudosos referentes. En este sentido podemos leer en la página 119:
“Estaban viviendo uno de esos momentos en que siente uno la necesidad de
aferrarse a algo sólido y pedirle consejo a alguien. Pero no hay nadie.” Esta
idea vuelve a repetirse en la página 145: “Nadie les había dado nunca consejos
a Odile y a él. Estaban solos en el mundo.”
Creo que es a partir de la página
80 cuando el libro se lee con más interés, cuando el misterio creado en torno a
los empleadores de Louis hace que el libro cobre fluidez y a partir de aquí el
escenario creado para la novela -un escenario de cafés, estaciones de tren,
apartamentos sobre el Sena, ciudad universitaria, un escenario puramente
parisino- consigue lucir con más brillo.
Ya he apuntado que la prosa de
Modiano es en gran medida distante, con algunas elipsis narrativas demasiado
bruscas que hacen que al lector le cueste entrar en la historia y querer saber
más de los personajes. El estilo narrativo es muy objetivo, con muy escasos
énfasis, con frases en gran medida cortas y enunciativas (son contados los
juegos metafóricos). Lo que sí está conseguido es la presencia vaporosa de los
personajes secundarios (o “de reparto”, si esto fuese una película), que a
veces entran y salen de la historia sin más.
No acaba de convencerme el hecho
de que he tardado unas 80 páginas en entrar en una novela de 184. A partir de
aquí, puedo apuntar que me ha gustado más la segunda mitad del libro que la
primera. Desde luego mis impresiones han mejorado bastante desde la sensación
tibia que me dejó hace ya una década la lectura de La ronda de noche; sin embargo, no acabo de estar seguro de que
conecte demasiado con las propuestas narrativas de este autor, elegante y un
tanto vacuo, quizás demasiado frío y distante para mí. Puede que lo vuelva a
intentar más adelante. Lo reitero: me encantan las ediciones que hace Anagrama
de sus libros, incluso su nombre es atractivo, Patrick Modiano. Y esto me hace
pensar en Paul Auster: lo que he
leído de él no me convence, pero más de una vez he tenido el deseo de seguir
con él. Quizás compartan algo Patrick Modiano y Paul Auster: escriben libros
cortos, que se editan elegantemente, y que vienen acompañados de un aura de
sofisticación intelectual (a la crítica y al público les suelen gustar), una
sofisticación que repite fórmulas y no se mancha mucho las manos narrativamente,
que plantea juegos de cajas (en el caso de Paul Auster) o te muestra bonitas
postales de París (en el caso de Patrick Modiano) a la que es fácil sucumbir.
Productos diseñados para satisfacer a una intelectualidad media y biempensante.
Ya veremos qué me deparará el futuro con Patrick
Modiano.
Desde que recibió el premio Nobel he leído varias opiniones sobre sus novelas (creo que sobre "Una juventud" aún no había visto), y ninguna me ha convencido del todo de leer a este autor. Me da la sensación esa que explicas, que son historias un poco caóticas, que no se centran en nada concreto, y es difícil meterse en ellas.
ResponderEliminarMe ha parecido interesante la comparación que haces con Auster. Es un autor con el que sí que me apetece más probar (aún no he leído nada suyo).
Un saludo.
Hola Caminante:
EliminarHe cambiado algunos mensajes con Alena Collara y me ha pasado un enlace sobre un comentario que hizo a uno de los libros de Modiano. Te dejo el enlace:
https://alenacollar.wordpress.com/2015/03/23/se-acabaron-las-oportunidades-modiano-en-el-cafe-de-la-juventud-perdida/
Parece que a Alena tampoco le convence Modiano.
Sobre Auster: yo leí "La trilogía de Nueva York" y lo cierto es que me decepcionó mucho. Eran tres novelitas, en las que Nueva York más que una ciudad me pareció un decorado, y todo era muy de esquema de taller de escritura. La novela autobiográfrica "A salto de mata" me pareció más interesante, y "Un hombre en la oscuridad" me pareció directamente un mal libro. Me han comentado que si quieres leer a Auster lo mejor es acercarte a sus primeros libros, a títulos como "Leviatán" o "La ciudad de cristal". Yo tal vez lo vuelva a intentar en el futuro.
Saludos
Leído el comentario de Alena. Me hace gracia el tono de su crítica y por alguna razón me da la sensación de que va a tener razón, aunque al mismo tiempo me genera curiosidad por leer al autor solo para comprobar si es así.
EliminarDe Auster a mí me llaman la atención "Tombuctú" (por alguna reseña positiva que he leído), o "Mr. Vértigo" (más que nada porque un día lo encontré en la biblioteca y, al menos en ese momento, me gustaron la portada y el argumento).
¡Saludos!
Hola Caminante:
EliminarEn realidad tampoco es que Modiano sea un escritor malísimo. Se deja leer. La crítica va más bien porque parece un tanto excesivo el premio Nobel y el bombo que se le está dando.
sobre esos que citas de Auster no tengo referencias: suerte con ellos.
Saludos
Saludos David. Estaba leyendo alguno de tus artículos y de casualidad he visto tu cita a mi reseña. Aprovecho para agradecerte.
ResponderEliminarY no, no es "un escritor malísimo"...pelín pelmazo, eso sí...Dicho sea con afecto...
Saludos cordiales.
Hola Alena: no, Modiano no es malísimo, pero tal vez teniendo en cuenta la fama que tiene era de esperar más de él.
EliminarMe alegra que te pases por aquí.
Saludos