Editorial Anagrama. 268 páginas. 1ª
edición de 1990, ésta de 1998.
Fue en julio de 1995 cuando por
primera vez leí algo de Alfredo Bryce
Echenique (Lima, 1939); se trataba del relato o novela corta Muerte
de Sevilla en Madrid, en aquellas ediciones mínimas de Alianza 100, que costaban 100 pesetas.
Me gustó bastante. Estoy consultando –según escribo esta entrada– el archivador
donde tengo registradas las fechas de mis lecturas, y me sorprende darme cuenta
de que leí antes No me esperen en abril (1995) que Un mundo para Julius
(1970), en septiembre de 1996 y en enero de 1998, cuando en mi memoria estaban
ordenadas al revés. De los tres libros citados guardo un vivo recuerdo de mí
mismo leyéndolos: el primero lo hice de un tirón un sábado por la noche en el salón
de la casa de mis padres en Móstoles, un sábado que me había quedado solo (no
recuerdo por qué); del segundo tengo una imagen de mí en un pasillo de la
facultad de Administración y Dirección de empresas de la Carlos III, sentado en
un banco; y del tercero en una parada de autobús en Villaviciosa, trasladándome
de la casa de mis tíos hasta Móstoles.
Fueron tres obras que me gustaron
mucho (y especialmente Un mundo para
Julius, una de las obras maestras absolutas de la narrativa
hispanoamericana del siglo XX, a mi entender).
Me recuerdo también en mi época
dura y deprimente de auditor en el edificio Windsor, bajando un día a El Corte
Inglés de Nuevos Ministerios para comprar La vida exagerada de Martín Romaña
(1981) con la idea de animarme gracias al humor irónico, tierno y triste de
Bryce Echenique. Lo que realmente llegó a funcionar.
Y he leído también Reo
de nocturnidad (1997), que me volvió a parecer muy bueno (se lo dejé a
una amiga de la auditoría y nunca lo pude recuperar; lo perdió y era una primera
edición), y La amigdalitis de Tarzán (1999), que ya me pareció una obra
menor en la que repetía temas de sus obras anteriores.
En 2006 fui a la Fnac de Callao
porque pensé que Bryce Echenique iba a dar una conferencia, presentar un libro
o tener una conversación con algún periodista... pero en realidad sólo fue allí
(llegó media hora tarde) para firmar libros. Yo había comprado la 4ª edición de
Anagrama de Un mundo para Julius para
que me lo firmara (en 1998 lo había leído de la biblioteca de Móstoles en la
edición con notas de Cátedra); y unos días después sí escuché una conferencia
que dio en la Casa de América.
En realidad creo que he contado
todo lo anterior para llegar al año 2007 y hablar de la decepción que supuso
para mí leer la noticia que acusaba a Bryce Echenique del plagio de artículos
periodísticos, porque yo le admiraba mucho. La verdad es que ya en 2006, cuando
me firmó Un mundo para Julius y pude
verlo de cerca me pareció que estaba muy deteriorado físicamente para ser un
hombre de 67 años, e imaginé que su adicción al alcohol tenía que ver con
aquello, como creo que también tuvo que ver con el tema del plagio y el
agotamiento creativo.
Hacía, por tanto, bastante tiempo
que no leía un libro de Alfredo Bryce Echenique, y fue en abril de este año
cuando, paseando entre las casetas de la Feria del libro antiguo y de ocasión
de Recoletos, me encontré con este volumen de Anagrama que reúne tres novelas
cortas y decidí comprarlo. Lo he leído durante el mes de diciembre.
La primera de las novelas se
titula Dos señoras conversan y en ella, como en los libros de Jaime Bayly que he comentado hace no
mucho, volvemos al barrio limeño de San Isidro, como representación de toda la
ciudad. Dos hermanas de 78 y 75 años conversan por las noches, tras tomar unas
copitas, y sus conversaciones son principalmente una evocación de una Lima que
se fue para siempre, una Lima más hermosa, en la que los hijos no emigraban a
Miami y el servicio era del pueblo de Cajamarca, de donde procedían los
sirvientes más educados, limpios y “blancotes”. Y en la Lima actual el hijo de
su chófer negro, hijo a su vez del chófer de la familia, ya no quiere ser
chófer de tercera generación y es detenido por meterse a terrorista. La
narración en tercera persona cede la voz narrativa más de una vez a los
personajes, y Bryce Echenique desarrolla su visión crítica y ácida de la
realidad narrada –la clase alta de su ciudad– desde un sarcasmo que acaba
siendo más tierno y divertido que hiriente.
Si bien Dos señoras conversan es una buena novela breve, la obra maestra de
este libro es para mí la segunda composición: Un sapo en el desierto.
En ella cuatro amigos del departamento de letras de la universidad de Austin
(Texas) se juntan por las noches a beber cerveza en un local al que llaman La
Cucaracha. Y allí, uno de ellos, Mañuco, les cuenta a los otros tres la
relación de amistad que tuvo en Perú, unos treinta años antes, con el
matrimonio gringo formado por don Pancho y Sally, que se encontraban en su país
porque don Pancho trabajaba en explotaciones mineras. Mañuco sabía inglés debido
a que su padre se había empeñado en que conociera este idioma con la intención
de que algún día pudiese estudiar en Estados Unidos.
Dos señoras conversan es técnicamente, con su juego de transición de
la tercera persona narrativa a la primea y su sutil crítica de costumbres, una
gran novela; pero Un sapo en el desierto
me parece mejor porque en ella Bryce Echenique consigue crear personajes más
entrañables y por tanto leerla me ha emocionado en mayor medida.
Siempre me pareció que uno de los
logros del estilo de Bryce era saber ser tierno –explotando la nostalgia de la
amistad, por ejemplo– sin resultar cursi; porque para no caer en el
sentimentalismo simplón siempre tiene a mano el recurso de la ironía. Y en Un sapo en el desierto consigue esto,
ser nostálgico y tierno sin ser cursi, a la perfección. Me parece memorable la
escena del fin de año que Maruño vive en el campamento minero con sus amigos
gringos, y se percata de que él es sólo un peruanito que no va a poder ligar
nunca con bellas mujeres rubias.
Y la tercera novela, titulada Los
grandes hombres son así. Y también asá, me ha parecido la más floja del
conjunto (floja respecto a un nivel muy alto). En ella el espíritu cómico con
que Bryce Echenique ha pretendido escribirla es tan exagerado que ahoga la
propia historia, proponiendo siempre escenas desmesuradas e inverosímiles. En esta
novela se habla sobre la amistad –llena de admiración– de un biólogo experto en
arañas –con fobia enfermiza hacia las arañas– con un militante de la izquierda
revolucionaria, que no puede dejar de ejercer de revolucionario en ningún
minuto de su vida. Y aun así esta historia contiene una frase que bien podría
resumir la poética de la obra de Alfredo Bryce Echenique: “Muchas tardes y
noches pasaron cosas como ésas, tristes, en el fondo, pero siempre cargadas de
vida y de ternura” (pág. 201).
Este año el nombre de Alfredo
Bryce Echenique ha vuelto a estar de actualidad debido a la polémica que sigue
coleando sobre sus plagios: le han concedido en México el premio FIL de literatura (el antiguo premio Juan Rulfo), y más de uno
ha opinado que no se debería premiar con dinero público a un artista que ha
demostrado esas malas formas con sus colegas.
Sin querer entrar en la polémica,
sí me gustaría opinar que aunque un Bryce Echenique de 68 años, en horas bajas,
haya caído en la miseria de plagiar los artículos periodísticos de otras
personas, eso no implica que obras escritas mucho antes como Un mundo para Julius, No me esperen en abril, Reo de nocturnidad, o esta misma de Dos señoras conversan sean obras magníficas
y de lectura más que recomendable.
Estoy muy de acuerdo contigo, David.
ResponderEliminarUn saludo desde Berlín.
Hola:
ResponderEliminarPor fortuna, las obras de un autor acaban imponiéndose al propio autor.
saludos
Hola David,
ResponderEliminarQuizás sea por eso por lo que me gusta tanto leer, me suelo recordar a mí mismo leyendo, relaciono el libro con un momento de mi vida, con otras cosas también me ocurre aunque ne menor grado. Me presentas a un autor nuevo pero por lo que cuentas seguro que me gusta así que me pongo a buscar. Un abrazo.
Hola Yossi:
EliminarYo tengo un mecanismo de autorrecuerdos curioso: para saber cuándo me ocurrió algo, la secuencia es ésta: ¿en que año conocí a aquella persona? Entonces recuerdo que estaba leyendo cuando la conocí, y con ese dato consulto el archivador donde anoto la fecha de mis lecturas.
Así averiguo en qué momento me pasó cada cosa.
SI no conocías a Bryce Echenique es un autor más que recomendable. Yo creo que es ya un clásico moderno; alguien que sabe ser profundo, divertido y tierno (sin ser cursi). Un mundo para Julius es una obra maestra.
Un abrazo
Totalmente de acuerdo contigo, Un mundo para Julius es una de las maravillas de la narrativa hispanoamericana. Bryce Echenique es uno de mis autores preferidos, de él lo he leído casi todo, y hubo un tiempo a finales de los noventa y a principios de la década anterior en que no había año en que no leyera una de sus obras. Por eso te recomiendo que no dejes de leer El hombre que hablaba de Julia de Cádiz, continuación natural de la gran La vida exagerada de Martín Romaña. A Octavia de Cádiz, la muchacha con las piernas más graciosas del mundo, recordarás que iba dirigida la narración de las peripecias amorosas con Inés de Pasamonte y políticas con la izquierda de aquel Mayo del 68. Por cierto, esta Octavia de Cádiz me la firmó Bryce en la feria del libro.
ResponderEliminarTambién te recomiendo Tantas veces Pedro y todos sus relatos recopilados en Huerto cerrado y La felicidad, ja, ja.
No sé si te sucederá como a mí, sus personajes y tramas se juntan en mi memoria como si fuera una única novela, es de esos escritores que Vargas Llosa denominaría como erizos, que tienen una idea fabulosa y toda su obra gira en torno a ella.
Es siempre un placer leerte, y aprovecho la ocasión para agradecerte el acercamiento de autores como Juan José Saer y Felisberto Hernández, de los que leí gracias a tus ports Las nubes y Nadie encendía las lámparas.
Salud.
Hola P de A:
EliminarGracias por las recomendaciones. Sí, yo croe que debería leer más libro de Bryce, el reencuentro me ha gustado mucho.
Es verdad eso que dices de que todas sus novelas tienen elementos en común. Yo creo que tienen una bases muy autobiográfica.
Me alegra mucho que mi blog te llevara a la lectura de escritores como Saer o Felisberto. Pensar que puedes influir positivamente en la lectura de los demás es uno de los mayores alicientes de llevar un blog de reseñas.
saludos
Hola, David,
ResponderEliminarBryce es, entre otras muchas cosas, uno de los novelistas que mejor titula: Tantas veces Pedro, No me esperen en abril, La vida exagerada de Martín Romaña, Dándole pena a la tristeza (que no planeo leer pero que sintetiza bien el final de su vida, sin duda).
Sin embargo, lo que recuerdo con mayor agrado son sus cuentos. En verdad que uno puede pasarse la vida leyendo la colección de cuentos completos de Alfaguara y ser razonablemente feliz.
Te cuento uno de mis sueños consumistas imposibles: tener todos los tomos de esa colección de todos los países en que publica Alfaguara. Si algún ejecutivo de la editorial los tiene, cómo lo envidio, al hijo de puta. Para consolarme se me hace que te voy a hacer caso v leeré este trío de novelitas.
Abrazo!
Federico
Hola Federico:
EliminarSí, la verdad es que los títulos de Bryce son buenos.
Tengo pendiente de leer el volumen de sus cuentos completos, que prometen.
La colección de los cuentos completos de Alfaguara es muy tentadora.
Yo voy por el tercer volumen: Onetti, Fogwill y ahora el de Piñera, que como te conté ha sido un poco duro en algunas partes (ya saldrá la reseña).
abrazo
Seguro leíste el de Cortázar.
EliminarYo tengo muy buen recuerdo de dos que leí en México y que creo que no salieron en España: Clarice Lispector y Rubem Fonseca. ¡Buenísimos!
Me da miedo el tomo de Piñera.
Abrazo!
F.
Hola:
EliminarLos cuentos de Cortázar los leí en Alianza, que los sacó en España en 4 volúmenes. El problema era que no estaban ordenados por libros publicados, sino por temas. Una cosa muy raro. No descarto volver a leer todos los cuentos de Cortázar en las ediciones de Alfaguara.
De Piñera me quedan 30 páginas (de 600) y tiene cuentos de todos los colores, algunos geniales y algunos insufribles.
saludos
Entonces, en general, qué crees que es mejor: ¿leer los cuentos completos de un escritor? ¿leer su o sus libros de cuentos más apreciados? ¿Leer una buena antología (cuando las hay)? No sé qué pensar, la verdad.
EliminarF.
Hola:
EliminarPues la verdad es que yo prefiero los cuentos completos, porque me gusta eso de la completitud; y si es un antología me siento algo defraudado pensando ¿cómo serían los cuentos que no he podido leer?.
Creo que el problema que he tenido con Piñera ha sido leer todo el libro seguido; eran 4 libros inicialmente y debería haberlos espaciado. He acabado un poco empachado de tanto cuento fantástico.
saludos
Qué tiempos aquellos de mi amor por Bryce Echenique. Le conocí en una conferencia y me fijé en sus dedos tan largos, larguísimos como el mismo protagonista de sus novelas. De alguna manera me hizo siempre cargar con la frustración, al igual que me ocurrió con Cortazar y su Maga, de no ser querida como sus protagonistas. Ines creo que era en "exagerada vida de Martín Romaña" y andar siempre buscando ese sentimiento de ternura que conformó un poco mi modo de entender el amor.
ResponderEliminarHola Madelen:
ResponderEliminarLa verdad es que los personajes de Bryce aman de una forma exagerada, y en definitiva demasiado sufridora.
A mí lo que me ocurre al leer a Bryce es que me encantaría tener amigos como los protagonistas de sus libros, como Martín Romaña, etc, con esa exagerada fidelidad.
saludos
David:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu reseña de este autor que agarra el cielo a dos manos. No siempre lo consigue pero con una vez basta para la inmortalidad...
Hola Sonia:
EliminarMe apetecía hacer una entrada para hablar de Bryce; me parecía que le estaban vapuleando demasiado últimamente.
saludos
Qué gusto oír (leer) hablar (escribir) de la literatura de Bryce Echenique y no solamente de sus acusaciones (aunque parezcan certeras) de plagio. Lo importante es lo importante y qué razón llevas en que Un mundo para Julius es una obra maestra. Habrá que leer también Dos señoras conversan (o al menos Un sapo en el desierto) tras leer esta genial reseña.
ResponderEliminarHola Mike:
Eliminarla verdad es que me gustó bastante el reencuentro con Beyce. A veces me parece que los escritores del boom, a los que parece que ahora se les aprecia poco, eran escritores muy ambiciones respecto a los actuales.
saludos
El Huerto de mi Amada, en ese libro esta Bryce con todo lo que es, sin desmerecer algunos de los títulos que mencionan, sus cuentos son, en mi opinión algo decepcionante
ResponderEliminarHola:
EliminarDe todos modos a ver si me leo el libro de Alfaguara de Cuentos completos, que me parece un escritor muy interesante y parece que se le está olvidando.
saludos
Es un escritor interesante, los dos libros de cuentos que leí de él no me llegaron a convencer,pero eso no dice nada, de hecho La vida exagerad de martin romaña es uno de mis libros favoritos y su "segunda parte" El hombre que hablaba de octavia de cadiz es para desternillarse de risa (y pena)
ResponderEliminarGracias por tus comentarios, compre Dos señoras conversan en una feria de Libros usados de mi Universidad sin saber de que se trataba; por que el libro se encontraba en muy buen estado, pero al ver tu reseña me ha interesado ademas los otros libros de Bryce Echenique. Excelentes comentarios :)
ResponderEliminarHola Milene:
EliminarA mí este libro me gustó bastante, y aun así no es mi favorito de Bryce Echenique, que tiene libros realmente muy buenos. A ver si vuelvo con él. Me recomendaron el de los cuentos completos.
Gracias por tus palabras.
Saludos