Annie John, de Jamaica Kincaid
Editorial Lumen. 156 páginas; primera edición de 1985, ésta
es de 2023
Traducción de Héctor Silva
En 2023 vi esta novedad de la editorial Lumen en algunas librerías de Madrid, Annie
John de Jamaica Kincaid
(Antigua y Barbuda, 1949). Estuve hojeando el libro y me pareció interesante:
una novela de iniciación, en parte autobiográfica, de una mujer negra de las
Antillas; la novela de una escritora que había sido candidata al premio Nobel
en más de una ocasión. Algún tiempo después, me volví a encontrar con un
ejemplar de este libro en la librería de
segunda mano Ábaco. Costaba 7 € y, en realidad, no era un libro de segunda
mano, porque estaba intacto. Lo compré y, meses más tarde, cuando se acercaba
la concesión del premio Nobel de 2024 me puse con él, después de leer dos
libros de relatos de la china Can Xue
y hacer mis propias quinielas sobre el premio.
Annie John está escrita en primera persona y
acompañaremos a su protagonista desde que tiene diez años hasta que cumple
diecisiete. «Hubo un breve tiempo, cuando yo tenía diez años, en que creí que
solo se morían personas desconocidas.», esta es la primera frase del libro.
Gracias a ella la autora nos trasladará al mundo de la infancia, con su tipo de
creencias propias, y sabremos también que la historia está siendo narrada desde
algún punto indefinido del futuro y que, por tanto, lo narrado aquí será una
rememoración. El primer capítulo nos traslada al descubrimiento de la muerte
por parte de la niña que, más tarde, sabremos que se llama Annie John, y su
atracción por velorios y entierros de personas desconocidas. Es un buen
capítulo y entiendo que la autora haya decidido colocarlo en el libro antes del
segundo, que, por lógica narrativa, podría haber sido el primero, puesto que en
él, Annie John nos narrará su historia y la idílica relación inicial con sus
padres y sobre todo con su madre. La madre se peleó con sus padres y a los
dieciséis años llego a la isla de Antigua desde Dominica, su isla de
nacimiento. El padre, que sacará treinta y cinco años a la madre (esto lo sabremos
en el último capítulo) es carpintero. A veces algunas de sus antiguas amantes,
con las que ha tenido más de un hijo, echarán mal de ojo y santerías sobre
Annie John y su madre, pero nunca sobre él.
He leído en internet algunos datos sobre la vida de Jamaica
Kidcaid y, en gran medida, coinciden con la información que da sobre sí misma
el personaje de Annie John, pero creo que no debemos confundir, en cualquier
caso, a personaje con autora, puesto que también se pueden encontrar hechos
diferentes. Por ejemplo, en la novela, Annie John es hija única, y en la
realidad Jamaica Kidcaid tuvo un buen número de hermanos.
Annie John nos hablará de algunos episodios fundamentales de
un infancia o adolescencia, como su paso por el colegio o el cambio a la
secundaria. Nos hablará de su afición por los libros o la forma en la que
destacaba en los estudios, a pesar de que fuera de las aulas su comportamiento
no era precisamente ejemplar. Nos hablará también de sus mejores amigas, de
esas chicas de las que pensaba que era inseparable, pero con las que acabará
sintiendo, con el paso del tiempo, que ha dejado de compartir asuntos
importantes. Estos episodios los irá narrando en saltos temporales de dos o
tres años. De los diez años, pasaremos a los doce, a los quince y
definitivamente a los diecisiete.
Nunca había leído ningún libro de una escritora de las Antillas
y la verdad es que este tema me resultaba atractivo. La isla de Antigua fue una
colonia británica hasta 1981, así que, en el tiempo narrativo de la novela, los
habitantes de la isla reciben una educación británica. Me han resultado
curiosas las páginas en las que Annie John se cuestiona la figura de Cristóbal
Colón, quien llegó a la isla en 1493, y es reprendida por ello, ya que su
profesora considera que es un personaje histórica relevante e intachable.
También se hablará del pasado esclavista de la isla; el esclavismo quedó
abolido en Antigua en 1833. En este sentido, me ha resultado llamativa la forma
de hablar en la novela de una chica de origen inglés que llega a su clase:
«Mirándole el rostro, yo sabía cómo se sentía Ruth. Sus antepasados habían sido
los amos, mientras que los nuestros habían sido los esclavos. Ella tenía
tantísimo de qué avergonzarte, y estando diariamente con nosotras era
inevitable que lo tuviera siempre presente. Nosotras podíamos mirar a cualquier
de frente, pues nuestros antepasados no habían hecho nada malo, excepto
permanecer indefensos. (…) Pero nosotros, los descendientes de los esclavos,
sabíamos perfectamente lo que había ocurrido en realidad, y yo estaba segura de
que si los papeles hubieran estado invertidos, nosotros habríamos actuado de
modo diferente; estaba segura de que si nuestros antepasados hubiera ido de
África a Europa y se hubieran encontrado con la gente que vivía allí, se
hubieran interesado como corresponde en los europeos que viesen, habrían
comentado “qué bien” y a continuación se habrían vuelto a casa a contárselo
todo a sus amigos.» (pág. 83).
Sin embargo, aunque sí se hablará, como ya he dicho, de la
relación de Annie John con sus amigas, sus profesoras o el entorno del colegio,
lo más importante del libro, su tema central, será hablar de la relación de
Annie John con su madre. En los primeros capítulos, cuando se narran los diez
años de la protagonista, Annie John nos mostrará la relación idílica que tiene
con su madre. De hecho, la última frase, antes de dar el salto temporal a los
doce años, será esta: «Tal era el paraíso en el que yo vivía.» (pág. 30)
A partir de los doce años, la relación entre madre e hija
comienza a torcerse. En la página 51 leeremos: «Yo había caído en desgracia con
mi madre.» Aunque no se acaba de explicar de un modo claro por qué ha ocurrido
ese cambio, el lector acaba pensando que la madre desea que su hija crezca como
una «señorita», cumpliendo una serie de códigos sociales bastantes rígidos que,
en gran medida, chocan con los intereses o aficiones de Annie John. Quizás
también podríamos pensar en que, con el crecimiento adolescente de Annie John,
se empieza a establecer una rivalidad entre las dos mujeres de la casa.
La prosa es sencilla, contenida, no exenta de momentos
poéticos.
He tenido la sensación de que la novela, agradable en su
primera mitad, aunque algo tópica en su descripción de la infancia y la
adolescencia –pese al paisaje insólito donde se sitúa–, decaía en la segunda
parte, debido principalmente a la insistencia de la autora en esta idea de la
mala relación entre madre e hija. Kincaid ha ido acumulando escenas en las que
se mostraba el choque entre las dos mujeres, de un modo bastante similar unas y
otras, pero considero que le ha faltado introspección psicológica para analizar
este conflicto de un modo más profundo.
Leída esta novela de Jamaica Kincaid, escrita originalmente
en inglés, siento ahora curiosidad por la obra de Maryse Condé (Guadalupe, 1934 – 2024), otra escritora antillana que
escribió su obra en francés.
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