CUANTO TU NOVELA SE ABRE PASO A PESAR DE
LOS SILENCIOS
(Todo esto ocurrió gracias a Facebook y
es muy bonito.)
Escribí a algún suplemento o revista
cultural para proponerles la lectura de mi novela «Caminaré entre las ratas» y
me contestó el viento del desierto y una jauría de grillos enfurecidos. Así que
como desde los medios oficiales no me va a hacer caso nadie, se tornan más
valiosas si caben las impresiones de los lectores que se acercan a mi libro.
No conozco en persona a Manuel Rodríguez, solo sé de él que
vive en Málaga y que es un gran lector. Como también sé por su muro que Manuel
se acerca a grandes libros siempre me genera incertidumbre que alguien así se
tome la molestia de comprar mi novela y no estar a la altura. Manuel ha sido
tan generoso como para comentar varios acercamientos a «Caminaré entre las
ratas», que le ha gustado. Los dejo aquí, contento y agradecido.
1) “Me he acostumbrado tanto a leer con
mi kindle iluminado que anoche, en la terraza, me sorprendí cuando el papel de
la novela de David Pérez Vega no brillaba. Tuve que encender la luz y, por
ende, ahuyentar a los mosquitos literarios, que acudían al cebo de la bombilla
y a las letras de "Caminaré entre las ratas".
Logística aparte, he devorado las
sesenta primeras páginas y sólo puedo decir que Eduardo Laporte tenía razón:
cosa fina, canela en rama. Además de la calidad de la escritura de David, me
une a la narración mi edad y mi titulación universitaria y dedicación
profesional. Vamos, que el protagonista podría ser yo, o alguien a quien
conozco bien. El Cartarescu de Móstoles, que dijo Eduardo, no defrauda por
ahora.”
2) “Y aquí sigo con David Pérez Vega y
sus ratas gigantes. Ya he pasado el ecuador de la novela, después del capítulo
sobre la escapada a Tenerife, y cada vez estoy más de acuerdo con las opiniones
entusiastas que había leído antes de empezar el libro. Es ambicioso, no se trata
de una novela más, con historias inertes y comerciales, sino de un libro total
en el que un protagonista/autor revuelve una época concreta, con su crítica
social, su cultismo literario o económico y su dosis de análisis desarraigado,
de nostalgia por lo que nunca ocurrió.
Gran Obra.”
3) “Terminado. En algún momento
intentaré hacer un comentario más elaborado o sesudo. Pero, entusiasmado, no
quiero esperar a tener el tiempo y el estado de ánimo para redactar una crítica
o similar, y me apetece decir ahora mismo que es un libro que se lee con
muchísimas ganas y disfrute: un libro, por tanto, fabuloso.
Creo que David Pérez Vega se arriesga
mucho con la elección de temática y "no género", porque no es un
escritor novato y, sin embargo, alguien podría interpretar su obra con un
desahogo de autoficción -sea lo que sea eso- propio de una novela iniciática.
Sin embargo, prefiere jugarse el tipo literario y se adentra en un libro total,
donde va reflexionando sobre política, sociedad, economía o sentimiento generacional,
a través de un argumento difuso o trivial. Hacer eso es valiente, porque
resulta fácil caer en el onanismo literario o que alguien confunda la
retroalimentación vital con el experimento de un neófito. Y David no lo hace ni
permite que lo hagan con criterio. Aprovecha cualquier rincón de frase o
párrafo para reflexionar con hondura pero sin pretenciosidad, con lenguaje y
estilo profesional pero sin preciosismo hueco. Y al mismo tiempo se esfuerza en
que el lector no se aburra y se mantenga al pie del cañón, cuestión que no es
baladí y que, en ocasiones, no recuerdan algunos autores enamorados de sí
mismos.
Coincido con Eduardo Laporte en que he
disfrutado muchísimo con este libro. De hecho, es una novela larga y la he
devorado en un par de días. Cuando un libro te llama a volver en cada momento
libre, te deja pensando cada vez que terminas un capítulo y te hace sentir que
te gustaría haberlo escrito es que te ha conquistado plenamente. Y es el caso.
Enhorabuena, pero de verdad, con
sinceridad y entusiasmo.”
Gracias, Manuel
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