Editorial El Aleph. 106 páginas.
1ª edición de 1964, ésta de 2012.
Cuando El Aleph publicó hace unos meses un volumen con las 3 primeras
novelas de Juan José Saer (Serodino,
Santa Fe, Argentina, 1947 - París, 2005) y lo vi en la mesa de novedades de La Casa del Libro de Goya no dudé en
comprarlo. Además, El Aleph –en un volumen de apariencia muy similar– ha
reeditado también los Cuentos Completos de Saer, que leeré
también.
He decidido hacer una entrada en
el blog de cada una de estas novelas.
Así que hoy voy a hablar de Responso
(1964), la primera novela publicada de Juan José Saer, después de un volumen de
cuentos en 1960, En la zona.
Cuando Saer escribió Responso (fechada entre diciembre de
1963 y enero de 1964), tenía unos 26 años. Me gusta leer las primeras obras
narrativas de los escritores que admiro y comprobar que ni siquiera un autor de
la altura de Juan José Saer empezó a escribir siendo ya Juan José Saer. Es
decir, que tuvieron que pasar años de trabajo, de lecturas, de borradores, de
aprendizaje... para poder escribir en 1985 un libro de la calidad literaria de Glosa.
Y no he escrito lo anterior
pensando que Responso sea una mala
novela, sino que no estoy de acuerdo con una frase del prólogo –por lo demás,
excelente– de Ricardo Piglia para
este volumen: “La prosa de Saer, que parece surgir de la nada, que se produce a
sí misma con la misma perfección desde el principio” (pág. 15).
El planteamiento narrativo de Responso es más clásico que el de
posteriores novelas de Saer: estamos en diciembre de 1962 y Alfredo Barrios, un
hombre de 45 años y 125 kilos de peso, está de visita en casa de Concepción, su
ex mujer desde hace 6 años (estuvieron juntos 8). A Barrios le gusta la casa de
su ex mujer, y ella parece abrirle las puertas a una nueva convivencia si él
consigue cambiar los malos hábitos de vida que la llevaron a separarse de él en
el pasado.
En el segundo capítulo el
narrador nos informa de por qué Concepción abandonó a Barrios: en el año 55
Barrios era un periodista afiliado al sindicato. La caída de Perón también va a
ser la suya: unos matones le darán una paliza y perderá su trabajo. A partir de
aquí empieza la decadencia y el abandono para Barrios: el alcohol, el juego,
las malas compañías...
Salvo el retroceso temporal que
supone este segundo capítulo, la novela avanza linealmente y toda la trama se
desarrolla en unas 12 horas.
En el primer capítulo, Concepción
le presta por unos días a Barrios una máquina de escribir propiedad del
Ministerio.
Y, como ocurre en el cine neorrealista
italiano –estoy pensando en Ladrón de bicicletas de Vittorio De Sica–, uno sabe de
inmediato que esa máquina de escribir es un objeto fundamental en la historia:
va a simbolizar el destino trágico de Barrios, como así ocurre.
Barrios se reúne en un bar con su
amigo Hermosura, un taxista nocturno que antes fue conductor de ómnibus, y
quizás cuando Saer nos narra el pasado trágico de Hermosura acaba cayendo en un
realismo un tanto tremendista.
Además de haber resaltado ya
algunos mecanicismos sencillos (o primerizos) en la construcción de la
historia, me voy a permitir resaltar algunas debilidades estilísticas de las
que adolece esta novela:
1) En el primer capítulo existe
un abuso de adverbios terminados en el sufijo -mente.
2) Se insiste demasiado en lo
feliz que haría a Barrios poder volver con su mujer y vivir con ella en su
nueva casa: “Aquella limpia imagen que acababa de contemplar, loco de
entusiasmo” (pág. 76); ese loco de
entusiasmo me ha parecido redundante, puesto que el narrador ya nos ha
puesto al corriente de las esperanzas de Barrios unas cuantas veces.
3) Se abusa (en alguna ocasión)
de la descripción tópica de la naturaleza: “Iban apareciendo las duras
estrellas inmortales” (pág. 115). Ese inmortales
sobra, es demasiado modernista para 1964.
¿Y no se anticipa ya en Responso el genio de Juan José Saer? En
realidad, sí.
Las reflexiones sobre la
naturaleza humana empiezan ya a ser notables. En la misma página 76, que he
señalado antes, Saer escribe: “En seguida podía comprobarse que era la esperanza
de felicidad lo que hacía que la vida se volviera trágica, no la experiencia
del sufrimiento, porque el sufrimiento nos induce a pensar que ninguna de las
cosas que constituyen la vida merece nuestra adhesión y nuestro afecto”.
Me ha parecido que Saer muestra
ya una gran sutileza en la composición de las escenas:
Un ejemplo es la descripción del
viaje nocturno que Barrios y Hermosura realizan junto a un cliente del taxi, un
doctor al que llevan hasta una timba de juego: cómo se alternan la conversación,
la descripción del viaje y los pensamientos de Barrios me ha resultado notable.
También me ha gustado la
composición coral de los personajes alrededor de la mesa de juego.
Responso se desarrolla ya en el territorio mítico de Juan José
Saer, la ciudad (que no es otra que
la siempre innombrada Santa Fe: “Saer trabaja en cambio la fundación imaginaria
de un lugar real: establece un espacio muy preciso para la circulación de sus
historias, pero nunca nombra ese
lugar con precisión; lo llama desde el principio y siempre, la ciudad. La realidad se mantiene en
suspenso, en el borde de la denominación, lo real está fuera de lo real”,
escribe Piglia en su prólogo).
Me ha resultado especialmente
simpático un detalle de esta novela: Saer aparece como personaje en ella.
Concepción, gran lectora, ha comprado un libro de cuentos de un joven autor
local: “Concepción le había mostrado su última adquisición, un librito de tapas
de cartulina roja, con un círculo blanco en el borde inferior de la portada,
donde en grandes letras negras se leía el título de la obra: En la zona. Era de un autor local, y
Concepción le contó que el empleado de la librería se lo había recomendado
diciéndole que si bien era una obra realista, tenía mucho contenido moral. El
empleado le señaló a Concepción un joven que se paseaba por la librería, hojeando
libros con aire aburrido: ‘Ese es el autor’, le había dicho el empleado. (...) Un
muchacho de ojos soñadores que al darle la mano le había dicho que con mucho
gusto iba a firmarle el ejemplar. Parecía una buena persona, y no tenía pinta
de escritor. Parecía un hombre como todos” (pág. 54).
Me ha gustado leer Responso porque todo lo escrito por Juan
José Saer me interesa, pero creo que me ha gustado más descubrir, al empezar a
leer La
vuelta completa, que en esta novela ya aparecen los personajes clásicos
de Saer: Tomatis, los Rosemberg, etc.
Ya hablaré de esta obra la semana que
viene.
¿Habíamos quedado en que este me lo saltaba, verdad? Pues eso, me lo salto. Lo dejo para la jubilación a ver si para entonces me apetece un poco más.
ResponderEliminarAbrazo,
Hola Tongoy:
ResponderEliminarSi no has leído nada de Saer quizás este libro no sea el más recomendable para empezar. O quizás sí, porque si quieres leer todos sus libros aquí puedes conocer a sus personajes desde el comienzo.
Pero sé que la primera novela y la segunda igual hacen que no quieras leer más.
Lo mejor de este volumen es la tercera novela, que ya es una obra de madurez y tiene páginas magníficas, las otras dos aún no están a la altura de este escritor.
Por cierto, estate atento dentro de dos domingos: en la entrada correspondiente hago una pequeña broma con La medicina de Tongoy.
saludos
¿Leer todos sus libros? Ni de coña, vamos. Con pocos me planteo algo así. Bernhard es uno, Dosto el otro y por casualidad el único que lo ha logrado (que recuerde ahora mismo) es Orejudo.
ResponderEliminarMe he puesto una alarma en el móvil para ese día. Estaré atento.
A mí también me gusta leer las primeras novelas, hace poco terminé la de Onetti.
ResponderEliminarEscribir una y contar con tu crítica me parece una suerte.
Feliz verano.
Tongoy: creo que del único autor del que he leído TODO es Bolaño.
ResponderEliminarApúntate un único título de Saer: "Las nubes", y luego dime si el lenguaje de este libro no es deslumbrante.
A ver si en septiembre me pongo con Orejudo: compré en la feria del libro de Madrid Maravillosas narraciones por historias.
Y con Bernhard me gustaría volver.
Isabel: si el libro de Onetti al que te refieres es El pozo, que leí hace mucho, diría que Onetti si que es un grande desde el principio.
Gracias por tus palabras.
Yo de Saer solo leí Cicatrices y me resultó fascinante! La primera parte, en especial. Saludos, David.
ResponderEliminarHola Fastilandia
ResponderEliminarLeo esto con retraso. La entrada sobre cicatrices la cuelgo en unas pocas semanas. A mi tambien me gustaron mucho las dos primeras partes de esta novela.
saludos
Con respecto a Juan Carlos Onetti me gustaría decir que tiene obras maestras en toda su narrativa: novelas, cuentos y nouvelles o novelas breves. Esto solo lo logran los genios de la literatura como Onetti, y me parece que Saer también es otro gran escritor.
ResponderEliminarHola Pablo:
EliminarDesde luego Onetti es un autor maravilloso. Hace no mucho leí de él "Los adioses" y me encantó. A ver si cuelgo pronto la reseña en el blog.
De Saer tengo en casa las dos novelas suyas que me faltan por leer, a ver si me pongo pronto.
Saludos
Aprovecho David para felicitarte por tu excelente blog sobre literatura, libros y autores. Si todavía no la has visto te recomiendo que veas la entrevista que le hizo el periodista Joaquín Soler Serrano en 1977 a Onetti para televisión española en su programa A Fondo, una joya. Entrevisto a todos los grandes escritores de la época españoles y latinoamericanos.
EliminarHola Pablo: muchas gracias por tus palabras sobre el blog.
EliminarHe visto la entrevista de la que me hablas. Quizás debería volver a verla, porque fue hace mucho. He visto casi todas las entrevistas de Soler Serrano. Qué gran época de la televisión cultural. En España no existe ahora mismo algo así de bueno. Una pena.
Esperamos pronto tu reseña sobre Los Adioses de Onetti
ResponderEliminarSí, a ver si la cuelgo pronto.
EliminarSaludos
No estoy de acuerdo, criticar las repeticiones de Saer en el texto , repeticiones que hacen más hipnótico el texto , un efecto buscado a propósito. Me pareció una obra perfecta ...
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