Editorial Mondadori. 279 páginas. 1ª edición de 2011.
(Para lectores con prisa: la reseña de Ejército enemigo empieza debajo de la foto de Alberto Olmos, lo anterior es una introducción sobre la obra de este autor)
Pensaba que había leído a Alberto Olmos (Segovia, 1975) antes que a Roberto Bolaño, pero no fue así; lo acabo de comprobar en el archivador donde voy apuntando lo que leo desde los 12 años: leí Estrella distante y Los detectives salvajes de Bolaño en el verano de 1999, y A bordo del naufragio de Olmos también en el verano de ese mismo año, pero después de a Bolaño.
Recuerdo haber cogido de la estantería de novedades en la biblioteca de Móstoles A bordo del naufragio, y haberme sorprendido de que una persona tan joven entonces –en 1998 Alberto Olmos tenía 23 años– hubiese quedado finalista del premio Herralde y se hubiese publicado su libro en Anagrama, entonces la meta más alta, para mí (y posiblemente ahora también, aunque con algún matiz), a la que debería desear llegar un aprendiz de escritor en España. Es posible que al leer A bordo del naufragio en 1999 leyese por primera vez el libro de alguien más joven que yo.
Y recuerdo que sin que me pareciera ninguna obra maestra –el libro debía de estar escrito cuando Olmos tenía 21 ó 22 años– me gustó porque sentí una conexión inmediata con el personaje, alguien que se acercaba todas las mañanas con desgana a su facultad de periodismo en la misma Universidad Complutense de Madrid a la que yo me acercaba por las mismas fechas con igual o mayor desgana (una desgana la mía llena de angustia y dudas sobre mí mismo), que tenía unos referentes (recuerdo por ejemplo la serie Doctor en Alaska) similares a los míos, y que reflejaba a una juventud con la que yo pude sentirme más identificado que la que mostraban libros como Historias del Kronen de José Ángel Mañas o Lo peor de todo de Ray Loriga.
Después, durante los años siguientes, esperé la segunda novela de Olmos, que pensaba que aparecería en Anagrama. Y esto no ocurría.
Creo que fue en un suplemento cultural donde leí que Olmos había publicado un libro titulado Así de loco te puedes volver en una editorial que dependía de la Caja de Ahorros de Segovia o algo así; pero no llegó a las librerías, lo dejé pasar y me olvidé.
Bastantes años más tarde, paseando entre los anaqueles de la biblioteca de Móstoles, descubrí por azar un nuevo libro de Alberto Olmos, Trenes hacia Tokio, publicado por la editorial Lengua de Trapo, novela ganadora de un premio organizado por la Comunidad de Madrid. No lo podía creer, estoy hablando ya de 2008, habían pasado muchos años desde que me había cansado de esperar la siguiente novela de Olmos. Leí la contraportada y me enteré de que Alberto Olmos se había ido a vivir a Japón, y de que este libro, Trenes hacia Tokio, reflejaba esa experiencia.
Lo saqué de la biblioteca, lo leí, y me gustó el reencuentro. Si bien Trenes hacia Tokio carecía de una estructura interna muy sólida, mostraba unas estampas de Japón que me interesaron, unas estampas que huían de una visión estereotipada del país, y que mostraban la vida de los inmigrantes hispanoamericanos, de aburridas amas de casa, de niños en un colegio… Luego supe que los capítulos de Trenes hacia Tokio provenían de un blog en el que Olmos había narrado su experiencia japonesa de tres años, y así se explicaba su estructura impresionista.
También me percaté de que Alberto Olmos había publicado en 2007 otra novela con Lengua de Trapo, El talento de los demás. Busqué información sobre ella y encontré en Internet un gran número de reseñas elogiosas. Deseé comprarlo y por poco me echa para atrás la única reseña negativa con la que me topé, firmada por un tal Juan Mal-herido, que escribía en un blog llamado Lector mal-herido. No hice caso a la reseña del tal Mal-herido y compré el libro. Y, además, me enganché a aquel blog de reseñas donde en vez de aparecer la portada del libro reseñado o una foto del autor, los comentarios sobre los libros iban acompañados normalmente de la foto de una chica en actitud sexy.
Leí El talento de los demás y leí las críticas del Lector mal-herido. Y El talento de los demás me pareció la mejor novela de Alberto Olmos hasta la fecha, una obra ambiciosa y muy bien perfilada para la juventud del autor en ese momento, que acababa de sobrepasar los 30 años. En El talento de los demás Olmos juega a ser diferentes escritores, y me convenció con su despliegue de recursos: novela expresionista y novela realista polifónica. Y leí las reseñas que hacía el tal Lector mal-herido y en algunos momentos me sonreí por la provocación que suponían sus opiniones, a veces delirantes, políticamente incorrectas, muchas veces certeras, y pensé que quien escribía detrás de la careta de ese blog sabía de literatura y también, más de una vez, que no estaba muy cuerdo; en más de una ocasión también me partí abiertamente de la risa.
En algún momento el Lector mal-herido empezó a comentar los cambios que el autor Alberto Olmos deseaba hacer sobre la portada de su libro, Tatami, que también iba a publicar con Lengua de Trapo. Y aquí fue cuando me di cuenta de que Alberto Olmos y el Lector mal-herido eran la misma persona.
Pedí que trajeran Tatami a la biblioteca de Móstoles, y leí su escaso centenar de páginas apenas de una sentada. Olmos regresaba a su temática japonesa, y me pareció que estaba todo bastante bien medido. Además ahora utilizaba un nuevo recurso: el uso de diálogos, con una gran solvencia. Y estamos ya en febrero de 2009.
Me recuerdo comentando (cuando el blog mal-herido admitía comentarios) en la entrada de El tercer Reich de Roberto Bolaño, para decir que a mí no me había parecido tan malo el libro como la reseña insinuaba. Y allí me vi en un terrible fuego cruzado con otros comentaristas (la mayoría anónimos) que querían hacerme ver que Bolaño era, básicamente, una mierda de escritor; y a mí, básicamente, no me parecía que Los detectives salvajes lo escribiese cualquiera una mañana y tal… pero al parecer me faltaba a mí mucho por saber de eso llamado literatura, me decían los anónimos.
Aunque el día que más me molestó leer un comentario de Mal-herido fue cuando apareció allí el libro Los boys del escritor norteamericano de origen dominicano Junot Díaz. Creo que Mal-herido no estaba muy de acuerdo con que a Díaz le hubiesen concedido el premio Pulitzer por La maravillosa y breve vida de Oscar Wao, y leyendo su anterior libro de relatos, de una década antes, tuvo que desmontarlo. Cuando salió en esa década anterior fue cuando lo leí yo, un libro que me encantó y que leí más de una vez y compré de saldo para regalarlo otras tantas. Pero de nuevo lo mejor esta vez fueron los comentaristas, que no habían leído el libro pero abogaban por que a Junot Díaz había que darle, y darle fuerte además: qué se había creído ése, ¿qué nos la iba a dar con unos cuentitos de inmigrantes a nosotros, a nosotros…?
Después, cuando el hecho de que El lector mal-herido y Alberto Olmos eran la misma persona fue público, los comentaristas acabaron volviéndose contra el autor del blog, ya que algunos de ellos empezaron a pensar que Olmos estaba haciendo concesiones dentro de su, hasta entonces, inmaculado reparto de tralla. Se acabaron los comentarios.
En julio de 2009 fui de visita a Segovia, como cada verano, y en la librería Punto y línea, cercana a la plaza Mayor, me apeteció comprar la nueva novela de Olmos en Lengua de Trapo: El estatus; una novela que me pareció bien escrita, pero su desubicación y temática fantástica me descolocó: me pareció extraño que tras escribir El talento de los demás y Tatami Olmos escribiera El estatus; me desconcertaba esa evolución. Por estas fechas ya había abierto este blog de reseñas e hice un comentario sobre El estatus (pinchar AQUÍ), lo que me llevó a contactar, a través del correo electrónico, con Alberto Olmos, y luego lo conocí en persona. Él mismo, tomando un café, me comentó que El estatus no estaba escrito después de Tatami sino antes: había sido una novela rechazada en su momento, que al publicarla fue el Premio Ojo Crítico.
Desde entonces me he visto con Alberto en unas pocas ocasiones, y lejos de la imagen que podría desprenderse de Lector mal-herido en persona es un agradable y educado conversador (aunque, eso sí, al hablar con él, e imagino que en mayor proporción si sabe que eres admirador de Roberto Bolaño, como yo, en la conversación dirá al menos una vez: “¡Bolaño es una mierda de escritor!” y algunas variantes más de esa aseveración).
Tuve en las manos Ejército enemigo semanas antes de que saliese en librerías (aunque este ejemplar no fue el que leí; el mío lo acabé comprando en la Fnac de Callao).
Antes de acercarme a él pude leer dos reseñas: la de Antonio J. Rodríguez, quien afirma que Ejército enemigo es “la mejor historia de 2011” (ver AQUÍ) y la de Patricio Pron, que dice que “es técnicamente pobre y argumentalmente fallida” (ver AQUÍ).
Y lo curioso de estos dos puntos de vista tan diversos es que ambos proceden de autores de la misma editorial en la que ha sido editada esta novela, Mondadori. El primero, Rodríguez, un autor muy joven (1987) y amigo de Olmos, que pronto sacará libro con esta editorial; el segundo, Pron, es un autor de la misma quinta de Olmos (1975) y compañero suyo en la selección que la revista Granta hizo de los 22 mejores autores menores de 35 años de la lengua española. Pron, ante la pregunta que le hicieron en su blog de reseñas sobre por qué no hacía críticas negativas de los libros que leía, contestó (cito de memoria): “Porque leo más de tres libros por semana y prefiero dedicar tiempo y resaltar los buenos libros que leo antes que los malos”. (En el caso de Ejército enemigo parece que se olvidó de su axioma).
He leído Ejército enemigo con creciente curiosidad, tras las dos reseñas anteriores, y tras la desorbitada introducción anterior aquí está mi opinión:
Ejército Enemigo está narrado en primera persona por Santiago, un publicista de segunda fila de 35 años, y ya en la primera frase nos introduce, acercándose al existencialismo francés, en el núcleo argumental de la novela:
“Dijo que tenía algo para mí, por eso estaba aquel día de camino hacia la casa de mi amigo muerto. / Su madre me lo dijo” (pág. 9).
El amigo, Daniel, es más joven que Santiago y más idealista, colaborador habitual de ONGs y asiduo en manifestaciones; también pertenece a una clase social más alta que él. Cuando quedan, suelen discutir de política y de solidaridad. Santiago trata de minar la confianza de Daniel en su compromiso: a pesar de toda la solidaridad del primer mundo y de las ONGs, la pobreza mundial ha aumentado en los últimos 20 años. “La solidaridad ha fracasado”, afirma Santiago. Meses más tarde, Daniel aparecerá muerto violentamente en un descampado –a sus 28 años–, y Santiago recibe una curiosa herencia: la clave del correo electrónico de Daniel. Lo que le permitirá acceder a la intimidad de su amigo sin que nadie más lo sepa.
Santiago se desvela pronto como un ser cínico y un tanto amargado, al que le gusta fisgar en las vidas de los demás, y por tanto la clave del correo de Daniel será para él un vicio y un tesoro. Este rasgo humano, el deseo de penetrar en la intimidad ajena, ya lo exploró Olmos en Tatami, y profundiza en ello aquí desde un punto de vista muy actual, a través de las múltiples posibilidades de Internet.
Santiago es además un gran consumidor de pornografía en la red y le gusta participar en un chat donde el azar le hace encontrarse con otras personas y poder verse, o tener sexo, a través de las webcam.
Santiago se relacionará, después de la muerte de Daniel, con Fátima, la concienciada y joven hermana de este último, y con otros amigos del muerto; encuentros que forzará para poder reconstruir los últimos días de la vida de su amigo. Un hilo argumental que hace que el libro adquiera visos de novela negra, hasta que, siguiendo una investigación centrada en Internet, Santiago creerá haber dado con el asesino de Daniel.
Ejército enemigo está escrita con distintos registros literarios: con una prosa donde resuenan ecos del lenguaje cuidado de Paco Umbral o Javier Marías, y una temática que pretende provocar la polémica y que se acercaría a Michel Houellebecq (Plataforma, Las partículas elementales…) y también a Frédéric Beigbeder, por sus comentarios del mundo publicitario en la novela 13,99 euros; con algún toque del existencialismo francés: en un momento de la novela se reflexiona sobre el yo, evocando, sin nombrarlo, La náusea de Jean Paul Sartre.
También se usa el formato del diario: Santiago va anotando los acontecimientos de su vida en cuadernos, con una prosa muy escueta y casi vacía de sentimiento.
A través del correo electrónico de Daniel la novela se acerca al género epistolar en su versión cibernética.
Se usan las citas, leídas en correos electrónicos, que un amigo enviaba a Daniel: David Fincher, Thomas Bernhard, Jack London, Henry Fielding… (Comentario metaliterario: muchas de ellas provienen de libros que aparecieron comentados en Lector malherido).
Se usa el ensayo: la narración se detiene, y Santiago reflexiona sobre la evolución de la pornografía en Internet y la idea de intimidad; o sobre la evolución mercantilista del concepto de solidaridad.
Se usa el cuadro costumbrista: Santiago vive en un barrio deprimido de Madrid (¿Usera?), y se describe su deterioro y la convivencia entre nativos e inmigrantes. Es interesante el contraste creado con los barrios pijos de la ciudad, de donde proceden los amigos de Daniel.
Como ya he apuntado, Olmos quiere escribir con un lenguaje cuidado, que intenta evocar a sus admirados Umbral o Marías. Muchas páginas me han gustado y en otras me parecía que se hacía difícil la coherencia entre el cinismo desapegado del narrador y su tendencia a un lirismo excesivo y no siempre acertado: “Desde hacía años, el centro de la ciudad se había llenado de esta suerte de propuesta artística [zapatos colgados en cables]. En numerosas calles, numerosos cables mostraban ese inopinado fruto zapatero” (la cursiva es mía).
En muchos casos me he descubierto leyendo el libro como si el narrador de Ejército enemigo fuese el mismo que el de A bordo del naufragio, pero más de una década después, convertido aquel chico dolido y de mirada sensible en un cínico un tanto amargado. Hay un nexo que los une: A bordo del naufragio termina cuando el protagonista roba un libro de Fernando Pessoa en la Fnac de Callao y le atropella un coche; en Ejército enemigo, Santiago ya ha leído a Fernando Pessoa y lo ha reducido a un triste eslogan publicitario para vender refrescos.
(Nota personal: en la página 87 leemos: “En un intento estimable de dar al internauta solitario y enrojecido gato por liebre”. ¿Gato por liebre?, ¿una frase hecha, un cliché? ¿No han sido defenestrados en Lector mal-herido muchos libros, entre ellos los de Bolaño (“más pobre que una rata”), por menos que esto?)
Lo que más me ha gustado de Ejército enemigo han sido las reflexiones de Olmos sobre la evolución de la privacidad y la pornografía en Internet, y el cuestionamiento de la solidaridad como un elemento de márketing para vender cualquier producto (entre ellos los discos del cantante Miguel Basó, muy divertido esto, como otros momentos de la novela, en los que se me ha escapado más de una sonrisa o incluso carcajada).
Destacaría también la captación costumbrista de la vida del barrio de Santiago.
Y efectivamente, como se ha apuntado en alguna crítica, el hilo argumental en más de una ocasión se tambalea, llegándose a casi perder en algún caso la verosimilitud narrativa. Eso me lleva a concebir Ejército enemigo como una novela de corte expresionista: así se justificaría el giro de Daniel y sus amigos hacia un posible terrorismo (algo que seguramente tenga que ver con El club de la lucha de Chuck Palahniuk, pero estoy hablando de oídas, porque yo sólo he visto la película) y la presencia y razón de ser del supuesto asesino. Y salvarse en esta cuerda floja puede que sea un logro y no un demérito de la novela.
Sin ser una novela redonda, Ejército enemigo es más que interesante por sus reflexiones tan contemporáneas sobre la privacidad, el sexo, la solidaridad; por su capacidad para incomodar y generar debate; y por la exploración de caminos narrativos (vinculados a las nuevas tecnologías), unidos a otros más tradicionales, como la novela negra y la costumbrista.
Si la anterior novela de Alberto Olmos, El estatus, era una narración desubicada y con tendencia al escapismo fantástico, su nuevo libro no puede ser más de actualidad; y me sigue sorprendiendo la capacidad de Olmos para reinventarse en cada nueva obra.
Esperaremos las siguientes obras de un autor que aún tiene mucho que decir.
De Alberto Olmos he leído El estatus y Tatami. La desubicación en la primera quizás le perjudique, pero a mí me gustó. El rollo mirón y espía de Tatami es un buen tema, supongo que lo llevó bien; desde luego la conversación durante el trayecto de avión me interesó mucho más que aquella de Kirme Uribe de Bilbao-Nueva York-Bilbao. Lector-Malherido me interesaba mucho, siempre lo leía y le mandé mi novela cuando salió, la comentó con su habitual tono, pero también con cierta delicadeza. Ahora el blog ya no es accesible. No sé si fue buena idea dejar que se supiera su identidad, yo siempre los he tratado como a dos escritores distintos. Un escritor no tiene que tener hilo directo con su vertiente crítica, si es que la tiene. En cuanto a Ejército enemigo tengo curiosidad, pero también me frena que sea una novela lleno de opiniones. No sé, lo mismo la robo en la Fnac.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Hombre de barro:
ResponderEliminarSí, Mal-herido también comentó, con brevedad, mi novela Acantilados de Howth y la trató con bastante delicadeza.
Si te gustaron Tatami y El estatus imagino que te gustará Ejército enemigo, que sí que tiene argumento y evolución; simplemente a veces se reflexiona sobre cosas, lo que no es nada malo dentro de una novela.
Creo que lo del cierre del blog de Mla-herido ha sido por la polémica absurda que se generó en el blog de Pron, con gente que leía a Mal-herido de forma literal.
saludos
Me ha gustado escamotear 15 minutos de mi tiempo de curro leyendo esta rica crítica.
ResponderEliminarTe paso el enlace a la que hice hace una semana, por si fuera de tu interés.
Voy a ver qué dice el Pron. Si que es cierto que el argumento no es el punto fuerte de la novela, pero sirve para ir avanzando. El argumento, creo, hoy, es lo de menos.
http://www.elnaugrafodigital.com/2011/10/ejercito-enemigo-y-un-poco-de-esto-y-lo.html
Noto un poco de resentimiento (¿envidia?), del amigo Pron respecto a Olmos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con toda tu reseña (ya escribí sobre ese libro en EC). Pero hice más hincapié en el problema del argumento. Efectivamente, el argumento es lo de menos siempre que el libro juegue a que el argumento es lo de menos (por ejemplo, si escribes una novela como Thomas Bernhard o Peter Handke o algo así). Si escribes una novela con una premisa de pseudointriga, tienes que resolverla de alguna manera o el libro se acaba cayendo, aunque tenga pasajes brillantes (que los tiene). Un cordial saludo.
ResponderEliminarHola José,
ResponderEliminarSi nos puedes adjuntar el enlace a tu reseña, será un placer leerla.
saludos
Hola Eduardo Y José:
ResponderEliminarEduardo: gracias por el enlace de tu reseña, aunque no era necesario; ya la había leído y me interesó.
Me alegro de que te haya gustado leerla entera, según la escribía iba pensando que se me estaba yendo de las manos, y me pregunto ¿alguien leerá lo que escribo entero?, y aunque la respuesta fuese que no, lo seguiría haciendo para mí, para reflexionar sobre lo que escribo.
Si una de las premisas de internet es escribir entradas cortas, está claro que no la cumplo.
José: también había leído tu reseña. Eduardo: está en el blog de "estado crítico" que tengo enlazado.
Sí José, yo también creo que la intriga flojea un poco, pero como se usan distingos discursos acaba siendo sostenible.
Eduardo, sobre lo de Pron: creo que siendo un autor, como comentaba en la entrada, que dice que prefiere no comentar los libros que no le gustan, ha sido curioso que lo haga esta vez, y más siendo un autor de su misma editorial.
Mis hipótesis:
1) A Pron no le ha gustado de verdad el libro, no está mintiendo.
2) No le ha gustado alguna crítica del Mal-herido sobre algún autor que a él le gusta, no necesariamente sobre sus libros (que no salieron mal parados en mal-herido). Entonces Pron piensa que si tanta caña has dado tienes que encajarla tú también.
3) En blogs como Patrulla de Salvación o los comentaristas de La medicina de Tongoy se une casi siempre el nombre de pron-olmos- a otros de Mondadori... con poco amor hacia su persona y obra. Pron ha querido decir: yo no estoy en el mismo saco, yo soy algo diferente.
4) Tanto Pron como Olmos pretenden vivir de la literatura, un mercado que en realidad reparte poco dinero (en ventas, en reseñas pagadas, en columnas de periódico...), y en la literatura joven o relativamente joven el reparto es aún menor. Pron y Olmos tienen caracterísitcas que comparten: el mismo año de nacimiento, la misma editorial, el mismo hueco de mercado por el que luchar..., y la competencia es enconada.
saludos
David
Muy interesantes hipótesis, David. No tengo tiempo hoy para muchas más profundidades, pero intentaré leer la crítica de José.
ResponderEliminarMañana presenta Olmos su novela en Hotel Kafka.
A la misma hora (20h), presento mi 'Luz de noviembre, por la tarde', en Tipos Infames.
Perdón por la cuña publicitaria, pero me ha parecido una coña graciosa.
Llamésmola la cuña/coña.
abrazos cordiales
*llamémosla
ResponderEliminarEduardo: mucha suerte en tu presentación.
ResponderEliminarYo ya me había compremetido con Olmos para ir a la suya.
Buenas David, por si te interesa, aqui dejo mi post sobre Ejercito Enemigo ya que veo similitudes y me reconforta. Saludos
ResponderEliminarhttp://malastestas.blogspot.com/2011/11/lo-que-ejercito-enemigo-esconde.html
Hola, David.
ResponderEliminarInteresante reseña. Tengo por ahí apartado EL TALENTO DE LOS DEMÁS y A BORDO DEL NAUFRAGIO desde hace algunas semanas. Quizá no tardé mucho en empezar con Olmos. No espero nada de él en los extremos que se manejan en la red y en ese sentido me ha gustado tu crítica comedida y, como siempre, honesta (bueno, esto es una suposición: no siempre se puede medir la honestidad de los demás, a veces ni siquiera la propia).
Una pena lo del Mal Herido que, la verdad, no me gustaba mucho pero, vaya, si la causa de su repentina condición de blog privado es la que apuntas me parece bien que haya tomado esa decisión: quiero decir que si la gente no está dispuesta a entrar en el juego de Mal-herido -un personaje canalla y claramente inmoral o, como mucho, amoral- y más bien prefiere romper el juguete (demasiado de esto hay entre los comentaristas anónimos)lo mejor es que la gente no pueda jugar y punto.
Un saludo.
Buenísima crónica-reseña. Más allá de coincidencias de pensamiento, está muy currada e "invita a leerla".
ResponderEliminarHola Tirso:
ResponderEliminarUna entrada muy interesante, coincido en algunos puntos y en otros me gusta ese análisis, lo de que Santiago mata a uno de los suyos me ha gustado.
Lope: imagino que Olmos te puede gustar.
A mí el blog de Mal-herido me ha hecho reirme a carcajadas, pero imagino que porque yo no me lo tomaba en serio, no lo leía literalmente. Es curioso que muchos de los blogs donde Olmos ha sido más vilipendiado han copiado el estilo de blog del Mal-herido: criacuervos.
Hoeman: como ves si que acabamos coincidiendo en cosas.
saludos
La verdad es un escritor menor. Lo han recomendado mucho, pero sus novelas son muy aburridas, un montón de escritura que no transmite nada y que no lleva a ninguna parte. Increible que alguien que escriba tan mal critique de esa forma a Junot Diaz y a Roberto Bolaño.
ResponderEliminarHola David,
ResponderEliminarMe ha interesado tu reseña (soy de los impacientes y no he leído tus comentarios sobre el resto de los libros de Olmos). Desde luego, es un texto equilibrado, situado en el punto medio de las dos críticas que citas al principio. No he leído todavía Ejército Enemigo. Quisiera, en todo caso, comentar un par de cuestiones que, al menos a mí, me parecen anómalas. Ambas están relacionadas con los hábitos de promoción y crítica instaurados por la red. La primera son las promociones y auto-promociones previas a la salida de un libro en las redes sociales, blogs, etc., que se prolongan durante meses. Creo que este tipo de estrategias son, al final, contraproducentes, ya que generan unas expectativas que no se ven nunca confirmadas, y ello con independencia de la calidad del libro: uno ha oído hablar tanto de la novela en cuestión que empieza a leerla ya "fatigado". La segunda cuestión atañe a la crítica. No me parece adecuado publicar una reseña antes de que el libro haya podido ser leído por la gente (no es tu caso, obviamente, pero es algo que cada vez ocurre con más frecuencia). Esto contraviene, a mi entender, algunas reglas no escritas, entre ellas la de aguardar a que el libro en cuestión haya circulado en el mercado durante algunas semanas antes de que los lectores puedan leer una crítica. Entiendo que la función de un crítico no es "anticipar" el juicio del lector (o dicho de modo más explícito: los críticos nunca deben ser vendedores). Ya sé que las dos tendencias que he apuntado son difícilmente evitables y hasta irreversibles, pero en fin.
Un saludo.
Hola anómino:
ResponderEliminarRespecto a lo de Olmos yo diría que más que menor es un escritor incipiente, porque a pesar de que ya tiene publicados 6 libros aún es muy poco conocido (salvo para los que pasamos demasiado tiempo en internet), y no era casi nada conocido si nos remontamos a hace uno o dos años. Ahora, habiendo sido portada de dos revistas literarias conocidas, ha tenido un poco más de visibilidad; pero logicamente con 36 años no va a poder codearse con los grandes de la literatura. Es posible que los grandes de la literatura a los 36 años no fuesen aún grandes, sino sólo escritores incipientes. Lo que no quiere decir tampoco que cualquier escritor incipiente vaya a ser un grande de la literatura.
Respecto a lo de criticar a Bolaño o Junot Díaz, yo creo que los gustos de uno son una cosa y otra la capacidad para crear una gran obra. Es decir, por no ser un gran escritor tampoco creo que alguien deba enmudecer a la hora de decir si le gusta tal o cual libro..., muchos lectores no escriben y tienen opiniones sobre lo que leen. Lo que ocurre es que esto de los gustos o la crítica literaria no es (aunque lo muy bueno y lo muy malo pueda saltar a la vista del ojo entrenado) una ciencia exacta, y uno coincide o no con los gustos de otros, pero estos otros pueden emitir sus juicios, supongo.
Clémet: esto ya lo digo más como licenciado en Adminsitración y dirección de empresas y profesor de economía en un colegio, que como lector o aprendiz de escritor: el problema para la mayoría de las editoriales es la distribución, si quieres vender tienes que tener visibilidad en el punto de venta, y para que los libreros o grandes superficies comerciales acepten poner tu libro en la mesa de novedades tienen que pensar que lo van a vender; y lógicamente para conseguir lo anterior la campaña previa ayuda. E imagino que las reseñas previas al libro ayudan a un posible lector a decidir su compra en la mesa de novedades.
Lo anterior es un análisis puramente empresarial, no un juicio literario, y es posible que la poca capacidad financiera para llevar a cabo una campaña de promoción vistosa haga que un buen libro pueda pasar desapercibido y se potencien otros de menor calidad. Supongo que esto es, en cierto modo, difícil de evitar, pero si un lector ya tiene unos gustos definidos y una experiencia previa ya más o menos sabe lo que puede gustarle o no.
Yo cuando no sabía casi nada de literatura un criterio que seguía era éste: leer a los autores que citaban en entrevistas, biografías... los escritores que me gustaban; si a mí me gusta X y a X le gusta Y, es muy posible que a mí me gusté Y. El método me dio bastantes buenos resultados.
saludos
David
Entiendo, David, y conozco el problema de la distribución. Me refería, sobre todo, al caso concreto de Ejército enemigo, libro que tiene el respaldo de una editorial fuerte. Por cierto, el otro día releía "Chet Baker piensa en su arte" (el inédito que publicó Vila-Matas este año) y salen los acantilados de Howth. Espero que tengas suerte con el libro. Saludos.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarSí, la verdad es que ahora Olmos tiene la capacidad de llegar a un público más amplio que antes, e imagino que tú, como lector, tienes capacidad para saber si te interesa o no.
E imagino también que es un angustia la actual situación de Olmos: ¿y si ahora con el respando de Mondadori y de las revistas literarias no vende más que antes? En realidad la literatura de gente nacida en los 70-80 nos puede interesar a los que paramos por internet, pero a nivel de ventas venden poquísimo frente a los asentados (Marías, Vila-Matas...): la mayoría de los autores sobre los que en algunos blogs piensan " y X hace esto y click: a hacer caja" no llegan a vender ni 1.000 ejemplares a pesar de las esforzadas campañas de marketing.
Sobre lo de Acantilados de Howth: creo que está en el recorrido del "Bloom day" de Joyce (yo no me acuerdo exactamente porque leí el Ulises ya hace bastante), algo que le gusta mucho a Vila-Matas, y no me extraña que le guste el sitio: es un lugar precioso.
Gracias por desearme suerte con mis Acantilados, aunque lo mío, a día de hoy, es una cosa muy amateur: mis lectores son amigos, familiares, compañeros del colegio donde trabajo, algún ex alumno... y si te digo la verdad haber pasado de 100 ejemplares vendidos me parece una cifra impresionante: conozco a 100 personas a las que nos les importa gastarse 10 euros para apoyarme, lo que no habla de mis cualidades como escritor pero sí de mi capacidad para llevarme bien con la gente que me rodea; algo que me parece bastante importante.
saludos
Es curioso, pero en todos los lugares donde se habla de Olmos y alguien le critica lo hace bajo "Anónimo".
ResponderEliminarA mí me parece un escritor excepcional. Su novela que más me ha gustado es El talento de los demás, pero en todas me ha divertido.
Hola Ángel:
ResponderEliminarBienvenido a este espacio y gracias por dar tu opinión. Creo que suscribo tu frase: "Su novela que más me ha gustado es El talento de los demás, pero en todas me ha divertido."
saludos
Hola, David. Me dejaré guiar por tu reseña y leeré la novela de Olmos. Estaba impaciente por leerla (el marketing de que habláis, supongo), pero la verdad es que la crítica de Pron me quitó las ganas, porque le considero un crítico solvente y culto, aparte de un autor predilecto para mí. Si es verdad lo que insinuáis sobre envidias y cuotas de mercado, de verdad que es para tirarse de los pelos. ¿No hay un criterio honrado para juzgar la obra de un autor? Y si Pron no es honrado, como me lo parece, y mucho, a través de su obra y su blog, ¿De quién se fía uno a la hora de elegir lecturas? Como esto es más que subjetivo, según parece, haré menos caso de la demoledora crítica de Pron y le daré una oportunidad a la novela. Aunque el tema de la controversia y la polémica creo que funcionan genial (o funcionaban, lamentablemente para nosotros por el cierre de Malherido) en un blog de crítica literaria pero creo que no tanto en una novela. Malherido es genial como personaje Malherido, pero trasvasar la mala leche y lo políticamente incorrecto a una novela no sé si es acertado. Ésa es un poco la crítica de Pron, en parte. De todas formas, he leído varias novelas de Olmos, que me han gustado bastante, pero creo que aún no ha dado con su propia "voz"o estilo. Espero más de ese autor, "joven" promesa.
ResponderEliminarPor último, me encanta tu modestia, pero creo que te leen más que los amigos. Saludos
Hola, amigo, nos conocimos anoche, en la presentación de Olmos, espero que te acuerdes...
ResponderEliminarEn cualquier caso, aprovecho para recomendarte, si te gustaba el estilo del Lector Mal-herido (a mí sí, y mucho), que busques en Google las críticas del que podríamos llamar, salvando las distancias, su antecesor, un tal Clandestino Menéndez. Hay dos libros de este tal Clandestino por ahí dando vueltas, más que a la venta (aunque esforzándote quizás podrían comprarse) y sinceramente te lo recomiendo. Su crítica de la novela de Rosa Regás con la que ganó el Planeta fue la sensación en su día... aunque por supuesto nada de eso llegó al conocimiento público más allá del mundillo, empeñado como sea en silenciar las críticas contra el negocio.
Un saludo
Hola Ehrengard:
ResponderEliminarA mí Pron también me parece un crítico solvente y culto, y me gustan las críticas que hace, por eso me llamó la atención el cambio de tono que ha tenido con la crítica de EE. Yo no dudo de que la novela no le ha gustado, pero me pareció algo raro que, siendo de la misma editorial, no prefiriera callar o ser un poco más generoso.
En realidad es una crítica que ya no sólo desmonta la novela sino que se plantea la capacidad intelectual de Olmos, lo que me parece que transpasa el terreno literario para entrar en el personal. Y se me hizo una crítica nada generosa.
Pero, claro, Pron también puede decir que esto lo ha hecho Olmos en Mal-herido multitud de veces y a todos nos hacía mucha gracia...
Supongo que es un tema complicado y quizás yo me he excedido con mis hipótesis sobre las motivaciones ocultas, pero al final es tan humano indagar en las motivaciones humanas...
Sobre lo de que me leen más que mis amigos: lo pensé al escribirlo, y a las personas con las que interactuo en internet las considero también mis amigos. Me imagino que quizás en Canarias, de donde es Baile del Sol, mi novela sí llegó a las mesas de novedades de algunas librerías y quizás, me gustaría pensar, alguien la hojeó y le pudo interesar comprarla, pero en Madrid no he llegado a ver el libro en ninguna librería, lo que tampoco deja de ser curioso: el número anterior y posterior de la colección de narrativa de Baile sí los he visto. El distribuidor propone y el librero elige entre 10, por ejemplo, 2, y entre nombres desconocidos elige, imagino, por lo que le guste la portada, y la de mi libro no debía de gustar.
Del libro de poemas, que tiene una portada más bonita, sí he visto un ejemplar en la Casa del Libro de Gran Vía, y no me lo podía creer. Estuve a punto de comprarlo para guardarlo con la etiqueta de la Casa del Libro con mi nombre (no descarto hacerlo).
saludos
Hola Miguel:
ResponderEliminarSí, claro que me acuerdo (aún no tengo Alzheimer, ja, ja).
Gracias por la recomendación. A ver si lo busco.
saludos
Amiguete, después de tamaño panegírico, te habrás quedado a gusto y con la sensación del deber cumplido. Mama mía. Desmontando el efecto Olmos, debería llamarse la glosa. Mira, como experto que te denominas en gestión de empresas, estarás de acuerdo en que lo único que ha hecho hasta ahora el citado es lograr "que se hable de mi". A la manera, ya conocida, de un Houllebecq. Sólo que tiene un par de problemitas:
ResponderEliminar1.- Ya se ha comentado: como crítico paródico, además copiador de fenómenos anteriores -sí, la fierecilla literaria, etc-, aceptable. Gracioso. Ahora, como escritor, amigo, eso es un dolor a la vista muy notable. El encabalgamiento de palabras y la sintaxis del tipo resulta dolorosa. Esto lo señala Pron, con ejemplos. Lo señala Tongoy, con notables ejemplos también a propósito de su primera novela (infumable, por mucho finalista en la era Bolaño que sea...). Y el dolor estructural, es aún mayor. No basta con que un personaje, desde voz narrativa, se defina tal o cual cosa. En ese sentido, bastaria con que en la frase inicial se dijera "esta novela trata sobre las familias infelices". Vale, muy bien. Ahora a ver como me lo cuentas. Aqui es "soy un personaje que sufre de sindrome de Diógenes y tal y cual". Muy bien, majo. Síndrome de Diógenes, lo reconocemos, es original, eufónico y mola. Ahora a ver como me lo cuentas.
2.- Problema dos. Olmos no es Houllebecq. Comparte el mismo y notable afán de notoriedad. El chiquillo segoviano se ha hartado de eso: "Franzen es un autista emocional". Fue paseado en numerosas ocasiones por el programa televisivo de Sánchez Dragó, porque el chico habia estado en Japón y tal. Muy bien. La larga ristra de títulos publicados en Lengua de Trapo -todos sabemos lo que hay que hacer para publicar en esa editorial, principalmente ser colega de Javier, tomar copas y estar apadrinado- no demuestran nada. Es decir: ha publicado, sus obras leídas, más allá de los sonantes títulos, no van a ningún lugar- Ni fú, ni fa.
Y por último, aunque usted tiene la valentia de señalarlo desde el principio -su amistad con el sujeto en cuestión- hablando de blogs internéticos, ni el de usted, en este caso, ni el del tal Bolmangani tienen credibilidad -en cuanto a independencia- más allá del círculo de amistades. Por qué? Porque a los dos minutos ya están colgados como enlaces en la página de Mondadori, cuando no en el propio twitter de Claudio L., mandamás de todos estos fenómenos post-narrativos Mondadoris en la era de la confusión. Básicamente, al pertenecer al grupo editorial con más pasta, publican novedades como caramelos regalados.
Ah, y otra cosa que desacredita su panegírico. La amistad está muy bien. Pero vamos, solo le ha faltado comparar al segoviano con Tolstoi, Hemingway y Thomas Mann. Si todo lo que necesita el muchacho es un corrector de estilo que haga bien su trabajo y le diga esto no, esto caca, esto no.
"Palpé la pared, más el interruptor no hallé".
Este comentario va con copia a Mondadori y al twitter de Claudio, al facebook y al blog de la editorial, por supuesto. Al servicio del rey, pálido o no tanto.
Hola anónimo:
ResponderEliminarEn realidad no soy ningún experto en gestión de empresas, sólo soy un licenciado en Administración de empresas que da clases en un colegio. Y de aquí vienen mis ingresos, y esperemos que por mucho tiempo.
Respecto a la credibilidad: yo soy un aficionado a la lectura y la escritura, y escribo aquí en un blog personal sobre los libros que leo, usted no tiene que darme ninguna importancia. Yo no estoy avalado ni por estudios de literatura, ni porque trabajo para tal o cual grupo ni nada de eso; la literatura para mí es una afición.
Yo he conocido a Olmos en persona tras leer 6 novelas suyas, durante un periodo de una década.
Ya he dicho que “A bordo del naufragio” no me pareció ninguna obra maestra, pero me interesó porque me resultó cercana. Y creo que estaba bien para alguien que la había escrito con 21 años. Y después de 8 años, cuando vi en la biblioteca “Trenes hacia Tokio” me apeteció leerla, y como me pareció que estaba bien y me gusta Japón pues seguí leyendo sus libros. No hay nada avieso en esto.
No indico en ningún sitio que Olmos me parezca comparable a Tolstoi, Hemignway o Mann (por cierto, estos son 3 de mis escritores favoritos), de hecho saco fallos a su última novela. Sólo digo que es un autor que me interesa, y en gran parte este interés se debe a la cercanía que sentí hacia él gracias a su novela primeriza en 1999.
¿En serio estoy enlazado mi blog en la página de Mondadori? A ver si me paso a verlo, porque me hace ilusión. No se imagina lo desconectado que estoy del mundillo editorial, no sé ni quién es el tal Javier de Lengua de Trapo del que habla.
Yo creo que no hay que perder tiempo en lo que no nos interesa. Cuando comento los libros de Juan José Saer, por ejemplo, a casi nadie parece interesarse y es un escritor que me encanta. Le recomiendo, por si le apetece, mis entradas sobre Juan José Saer, Mario Levrero o Henry Roth, escritores que me encantan y de los que no puedo hablar con casi nadie.
Me pasó con la entrada sobre “Nocilla experience”, un libro que no me gustó nada: entró alguien para decir que Mallo no le gustaba y le parecía un fraude, etc. Y esa persona había leído 5 libros suyos y entraba en blogs donde se hablaba de Mallo para decir que no le gustaba.
Me parece por lo que cuenta que no le gusta Olmos, pero parece haberlo leído: no pierda el tiempo, si no le gusta no lo lea. No lea mi blog, lea lo que le gusta.
Creo que al final voy a tener que enterarme de cómo funciona twiter.
Sinceramente: le deseo que encuentre muchos libros que le guste leer y que no pierda el tiempo con los que no.
No me puedo alargar más, que aunque es fiesta tengo que corregir exámenes del cole.
Saludos
Hombre, mire, es usted una persona sumamente educada y correcta. Le felicito. Pero lo de tirar la piedra y esconder la mano, igual sí es un poco de colegio. Mire, usted lo compara con:
ResponderEliminar-Pessoa (ni má, ni meno...), Chuck Palahniuk; ecos del lenguaje cuidado de Paco Umbral o Javier Marías; Michel Houellebecq y Frédéric Beigbeder, en la temática; La náusea de Jean Paul Sartre.. está usted plenamente en su derecho. A lo mejor, el nivel de la obra es el de unas croquetas del Mercadona. No pasa nada. No saben igual que unas buenas croquetas caseras, sin marca ni grandes nombres de chef.
Sobre si leo tal o cual. Pues mire: el argumento muy manido en internet de "si no te gusta, pírate de aqui", es tan válido como, "si no quieres opiniones criticas, no lo publiques y simplemente envíale un email al autor con tu post". Paso aqui el tiempo necesario, no es mucho tranquilo. Es que me interesa como se crea un fenómeno de marketing literario de la nada. Al igual que ocurrió con la Nocilla. Pero eso no es culpa de usted, desde luego.
Igualmente, el argumento muy popular en internet, "si no te ha gustado tal o cual, no pierdas tiempo en él", tampoco lo comparto. Cuando se opina sobre algo, ya se ha perdido o ganado ese tiempo en leerlo, ojearlo, hojearlo, y pensarlo. Entonces, vayamos al fondo del asunto. Por lo mismo, le digo, si no le ha gustado demasiado mi comentario, no pierda el tiempo en contestarlo, y siga corrigiendo exámenes. Creo que es desviar la atención.
Pues mire, a Levrero lo he leido. Leeré sus notas sobre Saer. Henry Roth me interesa algo menos, pero también.
http://twitter.com/#!/claudiothelopez
http://www.facebook.com/LiteraturaMondadori
Aqui tiene los enlaces que cumplidamente les enlazan a usted y a Bolganmani con sus trabajos. De nada. Desde el propio facebook de la editorial se recomienda su entrada sobre Olmos. Felicidades. Supongo.
Vamos, que será todo casual y tal.
Por eso, algunos valoramos doblemente la valentia de la critica de Pron.
Hola Anónimo:
ResponderEliminarEn mi estilo al comentar libros suele hacer esto de relacionar a unos con otros, del estilo de X me recuerda a tal o cual autor: por ejemplo, yo admiro mucho a Bolaño y cuando yo escribo noto la influencia, y si alguien lee lo mío puede pensar: aquí hay ecos de Bolaño. Lo que no quiere decir que ese alguien, o yo mismo, piense que yo escribo al nivel de Bolaño.
Yo creo que Olmos tiene como modelo a los escritores que admira, como es lógico, que él escriba al nivel de Sartre ya es otra cosa. De hecho, resalto que el lenguaje de EE no me gusta a veces. En realidad mi crítica, si la lee con atención, no es tan positiva.
Me alegro de que le guste Levrero, espero entonce que pueda leer mis comentarios y me diga que le parecen.
Gracias por los enlaces. Entro a verlo.
De Pron también tengo en el blog un libro comentado, el de cuentos. Y la verdad, como digo en esa entrada, me gustó mucho.
Una recomendación, por si le interesa: el escritor casi secreto Bruno Schultz. Tengo también entrada, y a éste si que no lo lee nadie y es muy interesante.
De verdad que no puedo seguir aquí, me tengo que poner a corregir, que lo tengo que entregar mañana y ya me estoy agobiando.
Saludos
Jajaja, tiene gracia lo de los exámenes.
ResponderEliminarEs usted una persona la mar de civilizada. Leeré al tal Bruno Schulz, sin duda.
Gracias y saludos.
Anónimo,
ResponderEliminarSe escribe HouEllebecq.
Cómo me irritan esas faltas, dios. Y más, por partida doble.
Bruno Schulz es de los autores favoritos de Menchu Gutiérrez, por ejemplo. Y creo que es del gusto de Vila-Matas.
ResponderEliminarAmigo, gracias.
ResponderEliminarLa verdad, entre que el tipo es gabacho y me cae como una patada, no presto mucha atención y me da bastante igual su apellido, tengo que decirlo. Hay cosas peores por las que irritarse..
Hola:
ResponderEliminarYo a HouEllebecg como no mire el nombre me equivoco fijo (¿Seguro que tiene una E mayúscula en medio?)
Y a Bruno Schulz también lo escribí mal, le metí una t donde no era.
Esperemos que hay más lectores de Schulz y de Levrero.
anónimo: acabé ayer tarde el taco de exámenes, después de cenar, agotado; pero ya me ha caído esta mañana otro, que tengo que tener para el domingo, porque el lunes me vuelve a caer otro taco que tengo que tener para el miércoles... la verdad es que no tiene ninguna gracia esta condena de Sísifo. Hace una semanas se reían mis alumnos porque pedí bolsas de basura para tirar los exámenes que tengo guardados de los dos cursos pasados y hacer hueco para acumular los nuevos. Y abrí las dos taquillas que tengo en un pasillo, una a ras del suelo, y la otra encima, y el papel de exámenes acumulado en las dos taquillas superaba mi altura, era de unos dos metros. Y yo sacaba el papel y todo me parecía normal hasta que a unos de mis alumnos de 2º de bachiller les entró la risa. Creo que no habían visto tantos folios unos encima de otros (hasta los dos metros) juntos nunca.
No, no tiene ninguna gracia ser un personaje de una novela de Robert Walser.
saludos
Tenga cuidado, la unión de exámenes y bolsas de la basura, invita a pensar en corrupción. Jeje.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarSí, pues no llevo años de profe esperando que alguien intente sobornarme y me pague para que suba la nota de un examen y en 10 años no ha ocurrido nunca.
No estaría mal tampoco que alguna editorial pagara para que le hicieran alguna crítica positiva. Pero, desfortunadamente, ninguna llama para proponerlo.
Como decía el personaje de Ricardo Darín en "Nueve reinas": en este mundo no es que haya mucha gente honrada, el problema es que faltan financiadores.
saludos
jaja
ResponderEliminarbuena cita la de Nueve reinas.
No te preocupes: para criticas partidistas financiadas por la causa, pùedes leer la de hoy en el Babelia. Me encanta asistir a este tipo de fenómenos. El tal Ernesto Ayala acaba de perder la poca credibilidad que le quedaba. Vamos, vamos. Cierra su critica a una (1) página con un "no creo que esta novela sea innecesaria". Mama mía. Como está el panorama. Cúrratelo un poco más Ayala. Ha realizado la típica critica descriptiva, para salvar los muebles. Es decir: la novela lleva de esto, un poco de mobiliario ikea, comida italiana, relaciones sexuales. Lleva un poco de todo. Lo más gracioso: la de veces que el tal Olmos se habrá ciscado (sic) en El País y en Prisa, talmente incapaces de reconocer su genio universal (el del olmo). Y ahora, una paginita de publicidad pagada. Es lo que tiene el grupo Random House, no será por pasta.
Otra cosa es lo que escribió Masoliver Ródenas este miércoles pasado en el suplemento Culturas de La Vanguardia. Lo pone en su sitio: chico ingenioso con notable afán de notoriedad, naufraga en el infierno verborreico de su narrador, que no es otro que el mismo autor.
Conclusiones? La critica de La Vanguardia no es nombrada en el twitter de Claudio, ni en el facebook de Mondadori. Por supuesto, la de Ayala/promociones El País, sí.
No resulta divertido?
Ah, y como el tal Olmos va sobrado de ego (pa mi que va de lexatines), se saca un post en Hikimori para cagarse en el mundo, que según su habitual parecer, está formado por un club de Escritores Frustrados, incapaces de alabar su genio sin igual.
Seguiremos informando. El chico vive en una especie de infierno verbal. Es incapaz de dejar de escupir palabros. Será divertido...
Hola Anónimo:
ResponderEliminarVeo que ya nos tuteamos.
Leí la entrada de Olmos en HKKM de la que hablas y la verdad es que me pareció un punto de vista interesante y me invitaba a la reflexión, para concluir que no estoy de acuerdo con él: yo no creo que unas frases buenas hagan memorable a una novela. No creo que unas frases buenas sostengan toda una novela. Más bien, me parece que lo que sostiene una novela es la creación de personajes memorables. Estoy con Borges cuando dice que el Quijote puede soportar cualquier traducción que haga perder, incluso, parte del significado, porque Cervantes consiguió crear unos arquetipos que apelan al imaginario colectivo. Es decir, para conseguir la gran novela habrá que perfilar personajes, crear una trama que pueda interesar y emocionar, y al tener el conjunto ya se puede llegar a lo concreto, es decir a la hermosa frase para subrayar. Y no creo que funcione tanto al revés, es decir que la hermosa frase para subrayar pueda sostener todo el conjunto.
Así que como ves, yo leo esta entrada de Alberto, reflexiono, opino y no me enfado. No merece la pena.
A ver si leo estas críticas de las que me hablas. Me parece que tú no quieres leer la novela EE, sino que Olmos te cae mal y te alegraste de la crítica negativa de Pron (a la que tomas por palabra digna de fe) y cualquier desviación de esa palabra es un intento de engañar al posible lector, y eso te indigna. Hombre, cada tipo de libro puede tener su público.
En realidad, esto de los fenómenos literarios nos preocupa a 4. Yo he hecho la prueba entre los compañeros de trabajo de mi colegio. Algunos no leen y de los que leen (normalmente mujeres, y normalmente del departamento de Lengua) nadie conoce a Fernández Mallo, ni qué es el movimiento Nocilla ni, por supuesto, conocen a Alberto Olmos. Ni han oído hablar en su vida del “nuevo drama” y del blog de Tongoy.
¿Qué leen, a quién conocen? Leen los bestsellers que se publicitan en la radio: acabo de ducharme con un anuncio, en la radio, de la nueva novela de Ruiz Zafón, y me he enterado que sale para el 17 de este mes.
Ese libro saldrá y venderá. Imagino que las cifras tendrán 4 ceros, es decir 20.000-30.000 ejemplares, con suerte 40.000-60.000. Yo no lo leeré, aunque no digo que sea malo, simplemente no me llama la atención. Pero, vamos, que no voy a estar buscando las críticas positivas o negativas que le hagan y enfadándome cuando no digan lo que yo creo que deberían decir de ese libro (sobre el que en realidad no creo nada).
Pero tú me dices que leer sobre un libro que no vas a leer te divierte. Bueno, yo como dice Woody Allen en sus películas no cuestiono los pasatiempos de los demás.
En realidad, en el caso de Alberto, el salto es más o menos de vender 500 (en Lengua de Trapo) a vender 2.000 en Mondadori, y si hay suerte 4.000.
Si un lector se acerca a este libro y no le gusta no comprará el próximo de este autor, y puede que no compre más de la editorial que lo saca. Si le gusta, pues entonces Olmos tendrá un público más amplio. ¿Y esto es para indignarse? ¿Para divertirse mucho si lo que opina otro no es lo que creo que debería opinar?
Y sobre lo que cuelga Mondadori en su facebook pues me parece lógico que tomen lo positivo para ellos. Son una empresa, tienen que intentar vender su producto. Presentan cifras de resultados.
Cuando llegaste a este blog no parecían muy divertido, sino enfadado. Espero que realmente te diviertas.
Yo creo que voy a acabar ya con este tema, y esta noche si puedo colgaré otra entrada, que no creo que tenga nada de polémica, porque es de alguien que no interesa (o amenaza) a casi nadie y no tiene publicidad en casi ningún sitio.
Y, desafortunadamente, tengo que ponerme de nuevo a corregir. Como diría el señor Cuesta de Aquí no hay quien viva: ¡a ver si se acaba ya de una vez la primera evaluación!
saludos
Te agradezco tus reflexiones, interesante en el caso de Borges. Pero no me atribuyas tantas intenciones-: estas enfadado, no quieres leer el libro, te cae mal, estas enfadado...
ResponderEliminarPorque ya sabes que la mayoria de las emociones son recíprocas, y a ver si el hombre tranquilo es el que está enfadado, etc.
Respecto a este fenómeno, como comprenderás, sí, sigo el tema literario desde hace muchos años. Y me divierte asistir a este tipo de fenómenos de marketing.
Olmos, no me cae, ni fu, ni fa. Es más sencillo. El tipo ha echado muchas horas creando y proyectando un personaje en la red, en los medios. Una especie de provocador banal, intranscendente. No se necesita más, en la sociedad ibérica, donde, lo importante es el jamón.
Pero sí, sinceramente. Ha conseguido su objetivo. Cae como el culo. Pero lo más divertido -no enfadado, ojo, divertido: le falta nivel. Me parece un paleto. No le he visto hilar dos ideas seguidas. Ahora, para epatar, la solidaridad caca, caca esto y caca lo otro.
Por último, como usted sabrá, no se necesita leer un libro enterito pàra juzgarlo, cuando ya se ha leido. Faltaría. No soy masoca. He dedicado un buen rato al ejemplar en cuestión, en la Fnac, abriendo párrafos y capítulos. Amigo, el diagnóstico es implacable: hace daño a la retina. Mucho. Mucho daño. Está lleno de sintaxis como de una mala traducción de algo malo. Está lleno de ristras de palabros embutidas, con mal gusto, dolorosas. Así que al final, mire usted, se remite a una simple cuestión de musicalidad y estética. O si usted lo prefiere, de sonajeria. Así llamo Marsé a la prosa de Umbral, prosa sonajero. Y ya que éste es el ídolo del muchacho segoviano. Sólo que vamos a dejarlo claro, el olmo no es Umbral, ni Marías. Le falta sentido estético y un buen corrector literario. Un abismo infranqueable (Pron).
Le puedo señalar infinitos ejemplos de esto en el texto. En cada párrafo. Es la marca del olmo. El chico deja su señal, éste soy yo. Y bien que lo hace. Duele.
Por último, señalar ya los excesos de algunos criticos literarios, como el vendido Ayala de El País, que compara el monólogo de chascarrillos del segoviano con Los hermanos Karamazov. Qué le parece? No está mal, no. Jajaja. Aqui sí me asoma la carcajada. Usted comprenderá. No es enfado, hombre, es descojone de presenciar este circo.
Hola:
ResponderEliminarVeo que volvemos a tratarnos de usted.
¿En el Fnac? Yo estuve el viernes en el de Nuevos Ministerios, recién inaugurado, hojeando libros también. Me fijé en una nueva traducción que ha hecho Lumen de Por quién doblan las campanas de Hemingway (al que usted ha citado); esta es una de las pocas novelas de H. que me faltan por leer, y lo hojeé y me gustaba y me ilusionó volver a H. después de tantos años, y leer esta novela en la cuidada edición de Lumen.
Y puede que usted estuviera allí también hojeando EE y disfrutando de su mala prosa, desde una perspectiva no masoca. ¿Nos ve, allí, a los dos en el Fnac, disfrutando de los libros? Buscando cosas diferentes, pero disfrutando, que al final es lo que importa de las aficiones.
Vale, le diré lo que vamos a hacer: yo me voy a poner a terminar de corregir mis exámenes y a acabar mi nueva entrada para el blog (si me da tiempo), y le dejo este espacio para ir poniendo lo que descubra de la trama Mondadori-Olmos. Yo lo leeré, pero espero que entienda que no le conteste, porque tengo que aprovechar mucho el tiempo para que me dé tiempo a todo lo que me gusta hacer.
Y puede que si alguien entra en el blog buscando información sobre EE, lea mi entrada, luego sus comentarios, y Olmos venda un ejemplar menos, gracias a usted, y esto restituya el orden en el Universo Literario y salve al Libro Verdadero, que está en peligro o algo.
Lo único que le voy a pedir es una cosa: que evite los insultos, como ese “paleto” que no me gusta nada. Porque si sigue por ahí voy a tener que borrar sus comentarios.
Así que espero que encuentre muchos libros para disfrutar de ellos porque no le gustan, y por la injusticia que supone su publicación; y que no los lea enteros para no ser masoca, léalos sólo un buen rato.
saludos
Hola, David. He esperado a comentar a que hubiera otra entrada, sobre todo porque me aburre un poco la discusión / pseudopolémica online. Con una cerveza, discuto hasta con mi sombra. Horas y horas. Pero en los comentarios de un blog... no me pone. El caso es que quería comentarte dos cosas: una, que aunque me gustó bastante (no El estatus) Trenes hacia Tokio, donde todo era voz, y desde esa voz asomaban algunos personajes y algunas tramas...no he disfrutado tanto Ejército Enemigo porque aquí, desde el principio, pretende construir trama, y personajes, y fracasa en ambas cosas, y hace fracasar a veces también la voz del narrador, por ser la de un personaje que hace aguas. Y eso es grave, en Olmos, porque si hay algo bueno, grande a veces, en sus textos, es una voz rica, intensa, a menudo memorable. Y a mí eso me vale. O sea, que pese a no alcanzar sus ambiciones, hay páginas sueltas de Ejército Enemigo que le dan cien vueltas a la mayoría de las novelas bien construidas de nuestro tiempo. Otro cantar es si la sobreexposición del autor, el personaje Malherido, la obligación de crear marca del mercado literario (más en Mondadori), etc. son un lastre a la hora de leer una novela como esta y, me temo, a la hora de escribirla.
ResponderEliminarPor cierto, respecto a lo de Fernández Mallo (sin acritud lo digo, de buen rollo): además de que en su caso los libros pertenecían a géneros distintos -uno piensa: vale, la poesía no es lo suyo, ni teorizarla, pero leamos la prosa, a ver qué pasa-, no estoy de acuerdo con eso de si un libro no te gusta, no leer nada más del autor. Si hubiera hecho eso, no habría disfrutado de Umbral (el primero que leí me enervó), de Calvino (Las seis propuestas para ... fueron lo primero que cayó en mis manos, y me aburrí mucho), de Joyce. Según eso, algún jovencito poco informado que leyera Los enamoramientos ya no volvería a leer a Marías, y se perdería grandes libros.
En cualquier caso, gracias por la educación y la calma en los comentarios, tan poco frecuentes en la red.
Hola Preocupín:
ResponderEliminarEntiendo lo que dices sobre EE.
Te comento algo que dijo Olmos en la presentación: cuando publicó "A borde del naufragio" dijo que lo leyó muy poca gente, pero que lo leyeran 100 personas,como su madre, le causó un gran impacto personal. Y que luego no se mostró tanto, esribió cosas que tenían que ver menos con él
Y en EE quería retomar el aire improvisado y gamberro del principio.
Yo como expuse en la entrada vi algún problema en el lenguaje y en la verosimilitud de la trama. Pero aunque me gusten más otros libros de él, como El talento de los demás, con sus defectos me pareció que fue una lectura interesante. Y yo llevaba siguiendo la trayectoria desde hace tiempo y me interesaba.
Te entiendo con lo de dar segundas oportunidades a autores que no nos gustaron a la primera, y creo que tienes razón. Pero yo me agobio con la cantidad de libros que quiero leer, la de autores que tengo apuntados. Y además me gustaría meterme con el ensayo, la filosofía... y no tengo tiempo.
Anónimo: me ha cansado. He leído su último comentario y me ha cansado. Lo he borrado y he habilitado la moderación de comentarios.
Le aclaro una cosa: tuve el libro en mis manos antes de que saliera en librerías, pero era un regalo de cumpleaños para otra persona. Yo lo compré, soy así de pringado.
Sobre su comentario sobre la falta de nivel de Olmos: le comento que al leer su primer comentario (el suyo) sentí pena intelectual por usted.Pero fui condescendiente y le contesté con educación.
Me decía que yo comparaba el nivel artístico de Olmos con los autores que citaba en la entrada. Es decir que yo al comentar que en A bordo del naufragio el narrador robaba un libro de Pessoa, equivalía a decir que yo equiparaba el logro artístico de Olmos con los de Pessoa. Iba a explicar esto en el blog pero, como me ocurre en mis clases, creo que no hay que humillar en público al débil intelectual.
Si su teoría fuese cierta este microrrelato sería una genialidad: "Entró en la biblioteca y miró libros de Hemingway, Pessoa, Navokov". Estre microrrelato equivandría a la obra de esos autores, puesto que se les cita.
Me he cansado de contestarle, es una pérdida de tiempo.
Y como este es mi blog yo tengo aquí la última palabra.
Dos años y medio hablando de Borges, Schulz, Levrero, Saer, Flaubert... para acabar perdiendo el tiempo de leer, de escribir, de hacer ejercicio... para discutir con alguien que está horas y horas buscando información sobre lo que no le interesa.
Ya le digo que su próximo comentario no va a salir aquí. Imagino que lo escribirá para que me llegue al e-mail y lo lea. Bueno, hálago si le parece. Pero, en serio, creo que es mejor se entretenga con algo más positivo.
saludos
jajaja suspendido para septiembre
ResponderEliminarusted sí que tiene un nivel intelectual y ético
cuando necesita suprimir/exterminar el discurso del otro.
Vote a Mariano, el próximo fin de semana, que como usted,es partidario de los recortes: empezando por la libertad de pensamiento y de expresión.
Y a seguir disfrutando del segoviano, a ver si le devuelve a usted los favores. Nunca morder la mano que te puede dar de comer.
Tiene razón:
ResponderEliminarMe ha hecho reflexionar:
Pego aquí su comentario anterior, el que borré.
Amiguito, es usted la mar de divertido. De verdad. Qué buenos ratos. Bajo esa capa de hombre tranquilo, ecuánime, sale lo otro.Eso, a mi, en particular, me encantan. Ese tono didáctico y pedagógico con el que pretende zanjar el asunto. "Le dejo a usted, pobrecito paranoide, con su trama conspiranoica Mondadori Olmos". Ay, amiguito. Como esto empezó por su declaración de amistad con el autor y el regalo de su libro -del que usted pudo disfrutar de antemano-, termina igual que arrancó. No soy uno de sus alumnitos, hermano. No necesito educador, se lo aseguro. "Paleto" le parece a usted un insulto. Vaya. Debe tener usted serios problemas de auto-censura a la hora de escribir. Tan sólo intentaba describir el nivel intelectual del sujeto. Le dejo con sus cavilaciones, amigo. Algo le habrá dolido a usted, hombre tranquilo sin cines, cuando intenta quedar por encima. En realidad, tiene usted bastante en común con el tal Olmos mal-herido -por no decir otra cosa. Muchas más de las que usted piensa. Sí, amigo, yo estaba en la Fnac: visité libros, series, cuentos, videojuegos, me tomé un café. Este presunto ejército de enemigos virtuales paranoides androides, es sólo un divertimento más. Saludos cordiales. Considero que ha prestado usted notables favores con su defensa, tanto a su amigo, como a la editorial. Si alguien entra aqui y compra un libro de más de este ejército infumable (se puede decir infumable?), considérelo un punto en su haber -contabilidad creativa- y por supuesto, en el de Los hermanos Karamázov. Disculpe mi sonrisa, así de grande.
Dispulpe que queda raro el desorden cronológico:
ResponderEliminarEstoy muy avergonzado de mí mismo, además me ha descubierto:
no debo morder la mano de Alberto Olmos, porque tengo un magnifico plan de futuro en el que me va a dar de comer, como dice. Nada menos.
Y a ver si me paga también la hipoteca de la casa, que una reseña bien puesta en el momento oportuno me puede sacar de pobre, y puedo dejar por fin de corregir exámenes.
saludos
Me alegro.
ResponderEliminarYo creo que no hay que sacar las cosas de quicio.
Me he limitado a hacer un recuento de algunas criticas. Creo que la de La Vanguardia Culturas es bastante proporcionada. Por eso, no está enlazada en Mondadori/Claudio twitter.
Lo de El País, ya comentará usted lo que le parece cuando lo haya leido. Los hermanos Karamazov...madre mía.
Nada más. Creo que es perjudicial este tipo de fenómenos de marketing. Creo que la portada de ese libro es oportunista y engañosa. Pretende relacionar un texto con algo que no tiene nada que ver, el 15-m. El texto es un monólogo verborreico de un sujeto básicamente onanista, en pensamientos, acción y omisión.
Que el segoviano le va a pagar a usted la hipoteca? No sé, pero lo dudo bastante. Si le paga a usted un café, ya será bastante.
Saludos y hasta la próxima.
Bueno se ve realmente excelente el libro aunque no estoy muy familiarizado con el autor... muchisimas gracias amigo...
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