viernes, 1 de abril de 2011

Feliz año nuevo, por Rubem Fonseca

Editorial Alfaguara. 201 páginas. 1ª edición de 1975, ésta de 1977.

Hace poco más de un año leí el conjunto de relatos de Rubem Fonseca (Juiz de Fora, Brasil, 1925) El cobrador (1979), y Feliz año nuevo (1975) es su anterior libro de relatos. Si El cobrador está formado por 10 narraciones, Feliz año nuevo lo está por 14.

Los relatos no tienen ninguna separación real en el libro, pero a mí, al leerlo, me ha parecido encontrar una. Voy a dividir los relatos -para comentar Feliz año nuevo desde mi subjetividad- en un primer grupo (hasta el octavo) y en un segundo (del noveno al décimo cuarto).

Grupo 1 (primer relato al octavo):

Todos los relatos están narrados en primera persona. Las voces narrativas suelen hablarnos desde la desesperación y el rencor de clase: ladrones, marginados…  “¡Yo quería ser rico, salir de la mierda en que estaba metido! Tanta gente rica y yo jodido” (página18, y 2ª del primer relato), “Pereba, no tienes dientes, eres bizco, negro y pobre, ¿crees que las mujeres te lo van a dar?”, escribe Fonseca en la misma página de la cita anterior.
El estilo es rápido, nervioso, desesperado… El movimiento domina la composición; así en el primer relato, el que da título al libro, la acción se mueve desde una casa pobre, donde sus habitantes están pasando hambre, hasta un barrio rico, donde asaltan una casa para robarla, y acaban provocando estragos innecesarios. De esta manera conseguirán tener su propia fiesta de fin de año.

El segundo cuento, Corazones solitarios, se han convertido en uno de mis favoritos del conjunto. El protagonista es un periodista de casos policiales, al que despiden y acaba escribiendo en una revista femenina, donde todos los empleados –varones- usan nombres de mujer para identificarse con su público. Aquí también, además de la desesperación, Fonseca hace uso del humor, un humor desangelado, irónico…

En el quinto cuento, Paseo nocturno, aparece el único personaje de clase alta (que se narra en primera persona) de este grupo de cuentos. El protagonista es un abrumado hombre de negocios, al que no le queda más remedio que llevarse trabajo a casa. Para desestresarse usa este método: sale a pasear con su coche y atropella personas en zonas solitarias.

En el séptimo cuento, El otro, Fonseca se acerca a la clase media. A la angustia que la presencia del pobre (el otro) provoca en la clase media, una angustia culposa que hará que sienta deseos de matar. Muchos de estos cuentos desembocan, irremisiblemente, en la muerte violenta, y quizás sea este uno de los rasgos que podríamos aislar de la narrativa desalentada de Fonseca.

En el octavo cuento, Amarguras de un joven escritor, Fonseca se sirve de la figura del escritor, para, con humor amargo, retratar sus frustraciones.

En el sexto cuento, Día de los enamorados, aparece Mandrake, el investigador privado, uno de los personajes emblemáticos del autor. “En realidad yo no tenía certeza de nada”, apunta Mandrake en la página 91.

Destacaría de este grupo de cuentos, además de Corazones solitarios, el tercer relato, Abril, en Río, en 1970, sobre las frustraciones de un joven aspirante a jugador de fútbol profesional.

Grupo 2 (noveno relato al decimo cuarto):

Podría haber incluido el noveno relato, La petición, en el primer grupo, pero, aunque la temática y la elección de los personajes es similar a la de los otros, La petición se diferencia de ellos por dos motivos: es el primer cuento del conjunto escrito en tercera persona y es el peor del libro. La segunda afirmación la sustento pensando que el patetismo, que llega a lo folletinesco, en que cae este relato no está a la altura de la desesperación seca, heladora y contundente de los anteriores.

Y a partir del décimo relato parece que Fonseca situó al final del conjunto los cuentos en los que decidió realizar innovaciones estilísticas o temáticas.
En el décimo, El campeonato, leemos una curiosa historia, que toca la ciencia ficción, y que habla de un concurso deportivo de unión carnal: determinar qué hombre puede mantener más relaciones sexuales en 24 horas. La reflexión sobre la esencia animal de ser humano es tratada con humor.

En el décimo primer relato, Nau Catrineta, el tono nos acerca al terror gótico, al contarnos la historia oscura de un rito familiar. Igual que el relato H. M. S. Cormorant en Paranaguáv de El cobrador, Fonseca reflexiona sobre la fundación de su patria, Brasil, sobre los cimientos de la violencia.

Entrevista es el relato más corto del conjunto (4 páginas escasas), sobre un caso de violencia machista.

74 grados es el relato más vanguardista: 4 personajes se van pisando (narrativamente) y las frases dan pie, sin transición, a la primera persona de cada uno; para describir otra historia que, sin remedio, ha de desembocar en la muerte violenta.

Intestino grueso cierra el conjunto. En este cuento se describe cómo un periodista entrevista a un escritor inconforme con todo, y Fonseca parece hacer una reivindicación última de su arte. Las frases finales del relato y del libro son: “«Esos escritores piensan que lo saben todo», dije irritado. «Por eso son peligrosos», dijo el editor”.

Entre El cobrador (1979) y Feliz año nuevo (1975) me quedo con el primer libro. Pienso que Fonseca ha desarrollo en él, 4 años después del otro, con más sutileza, las propuestas de su arte (mostrar la violencia de la sociedad, las diferencias de clase, la desesperación de sus personajes, el animalismo del ser humano… desde el movimiento y la contundencia), pero, en todo caso, Feliz año nuevo es un más que interesante conjunto de relatos.

Tras su publicación se prohibió la venta de Feliz año nuevo; el ministro de justicia de Brasil de entonces, en persona, hizo que el libro se retirara del territorio brasileño. Quizás sólo por esto ya merece la pena leerlo, para averiguar por qué las autoridades de su país consideran peligroso al escritor (antiguamente policía) Rubem Fonseca.

3 comentarios:

  1. Tengo este libro en esta misma edición, David. Sé que soy reiterativo con este tema,pero me llama mucho la atención que esta clásica colección de Alfaguara (mis primeros recuerdos de lector-comprador están vinculados al color de esas tapas y a las de Alianza Editorial) editara a gente tan buena hace ya casi treinta años. Haroldo Conti, Martha Lynch, gente que creo no tuvieron el reconocimiento que merecían...Que maravilla se encuentra uno dando vueltas por las librerías de segunda mano.
    Por otro lado, te hice caso y me compré el de Picnic en Hangning, ya te contaré. Te insisto en el autor Barón Corvo y su "El deseo y la búsqueda del todo". Paralelo a éste, la biografía de Barón Corvo escrita por Symons en Libros del Asteroide.
    Buen provecho, amigo

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  2. Hola Detective:

    Te tenía presente al escribir esta entrada. Y pensaba mandarte un mensaje al acabarla, no sé cómo has conseguido mandar un mensaje cuando todavía la estaba haciendo correcciones. He releído mi otra entrada de Fonseca y ahí estaba tu comentario sobre este libro.

    También me hablaste en ese mensaje de Paz Soldán: ayer hablé con él en la Casa de América, tenía allí una charla con Rodrigo Fresán. Y Paz Soldán me firmo Río Fugitivo, una pena que la editorial no trajera libros de su nueva novela, Norte, que quería comprar.

    Espero que te guste el de Picnic. Más que nada es una curiosidad australiana.
    A mí también me parece que Alfagura publicaba cosas estupendas hace 30 años. Quizás estaban entonces más en la vanguardia de los descubrimientos literario que ahora.
    Miraré lo de Marta Lynch y lo de Corvo.

    Coincido con lo de las librerías de segunda mano. Este libro es de la feria del libro usado y de ocasión de Recoletos en Madrid, que se convoca en mayo y en noviembre.

    un abrazo
    David

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  3. Me encantan los azares literarios, David.
    Y lo de Paz Soldán lo has escrito sólo para que me muera de envidia bibliófila, lo sé, pero me las cobraré, juro que lo haré

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