Llevo unos minutos tratando de
averiguarlo, pero lo cierto es que no recuerdo dónde leí por primera un poema
de Luis Alberto de Cuenca (Madrid,
1950). Quizás en la revista Clarín, en algún Babelia, en alguna antología… No lo sé. El caso es que tengo en mi
biblioteca dos libros suyos: Por fuertes y fronteras (1996) y Sin
miedo ni esperanza (2002). Ambos están dedicados por el autor en la
feria del Libro de Madrid de 2006.
Fue ya hace años cuando leí los
dos libros citados, pero recuerdo la grata impresión que me causaron (me gustó
más Sin miedo ni esperanza, si no me
falla la memoria). Me gusta esta poesía de la experiencia cotidiana, descreída e
irónica; con versos medidos pero y un vocabulario entre clásico y castizo. Hace
algunos años apareció en Visor un volumen recopilatorio de gran parte de su
poesía. En algún momento tengo que buscarlo y leerlo.
Dejo aquí algunos poemas de cada
uno de los poemarios que le leído:
De
Por
fuentes y fronteras (1996):
Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlete los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas
para tus compañeras de colegio. Disfruta
de la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno.
Goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.
De tanto amarte y tanto no quererte
De tanto amarte y tanto no quererte
te has cansado de mí y de mis locuras
y le has prendido fuego a nuestra historia.
Tu ropa no perfuma ya la casa.
No queda una palabra de cariño
suspendida en el aire, ni una hebra
de azabache en la almohada. Sólo flores
secas entre las páginas del libro
de nuestro amor, y cálices de angustia,
y un delirio de sombras en la calle.
El resplandor
La luz proyecta un resplandor perlado
sobre la pendiente de tus senos,
apenas contenidos en la escasa
pechera de tu vestido. Un resplandor
que viene de otro tiempo y de otro sitio
y que sigue brillando todavía.
Voy a escribir un libro
Voy a escribir un libro que hable de las (poquísimas)
mujeres de mi vida. De J. B., mi novia,
que me enseñó el amor y las puertas secretas
del cielo y del infierno; de Isabel, que se fue
al país de los sueños con el pequeño Nemo,
porque aquí lo pasaba fatal; de Margarita,
recordando unos jeans blancos y unos lunares
estratégicamente dispuestos; de Ginebra,
que le dejó a Lanzarote plantado por mi culpa
y fundó una familia respetable a mi costa;
de Susana, que sigue tan guapa como entonces;
de Macarena, un dulce que me amargó la vida
dos veranos enteros; de Carmen, que era bruja
y veía el futuro con ojos de muchacho;
de la red que guardaba los cabellos de Paula
cuando me enamoré de su melancolía;
de Arancha, de Paloma, de Marta y de Teresa;
de sus besos, que izaron la bandera del triunfo
sobre la negra muerte, y también de su helado
desdén, que recluyó tantas veces mi espíritu
en la triste mazmorra de la desesperanza.
Voy a escribir un libro que hable de las mujeres
que han escrito mi vida.
De Sin miedo ni esperanza (2002):
Farai un vers de dreyt nien
Sobre ti,
sobre mí, sobre el infierno
de
nuestro amor y sobre el paraíso
de
nuestro amor, sobre el milagro inútil
de
haberte conocido y el abismo
de haber
viajado al alba y al crepúsculo
con un
monstruo tan dulce y tan dañino,
sobre la
huella que dejó tu cuerpo
en mi
cama y en todos mis sentidos,
sobre el
vestido negro ribeteado
de encaje
con que andabas por el filo
de la
traición, sobre tu piel blanquísima
y sobre
el tiempo que perdí contigo....
Sobre
todas las cosas que anteceden
y sobre
nada (¿acaso no es lo mismo?)
escribiré
un poema, recordando
la
canción de Guillermo, con el frío
de la
distancia y con la sensación
de no
haberlas vivido.
Bébetela
Dile
cosas bonitas a tu novia:
«Tienes
un cuerpo de reloj de arena
y un alma
de película de Hawks.»
Díselo
muy bajito, con tus labios
pegados a
su oreja, sin que nadie
pueda
escuchar lo que le estás diciendo
(a saber,
que sus piernas son cohetes
dirigidos
al centro de la Tierra,
o que sus
senos son la madriguera
de un
cangrejo de mar, o que su espalda
es plata
viva). Y cuando se lo crea
y
comience a licuarse entre tus brazos,
no dudes
ni un segundo:
bébetela.
Tebeos
Los
Katzenjammer Kids, Popeye, Blondie,
Little
Nemo, Flash Gordon y Li´l Abner,
Mandrake,
Daredevil y Prince Valiant,
Dick
Tracy, Spiderman y Silver Sulfer,
los Vengadores
y esa Cosa tierna
y
acorazada de ojos azulísimos
(me refiero
a Ben Grimm),
sin olvidar
una novela gráfica
del Ivanhoe de Scott
¿qué
haría sin vosotros?
¿Buscaría
el amor?, ¿pelearía
con una
espada por un territorio?,
¿marcaría
ganado en las praderas
Infinitas
del Middle West?,
¿navegaría
bajo las estrellas
con una
Jolly Roger ondeando
en el
palo mayor de mi navío?...
¿Qué
haría yo sin mis tebeos?
A mí me encanta, David, y definitivamente tengo que leer más de este poeta. Por cierto ¿conoces el disco que sacó Loquillo hace un par de años ("Su nombre era el de todas las mujeres") cantando su poesía? Son muy amigos; en este videoclip salen juntos:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=GHFP5kawtd8
Hola Mike:
EliminarGracias por el enlace al vídeo, recordaba vagamente esa historia con Loquillo.
Yo también quiero volver con este autor. A ver si empiezo a leer más poesía, de nuevo.
saludos