domingo, 27 de agosto de 2023

Facsímil, por Alejandro Zambra

 


Facsímil, de Alejandro Zambra

Editorial Anagrama. 123 páginas. 1ª edición de 2014

 

Ya he comentado que cuando apareció la última novela de Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) en 2023, titulada Literatura infantil, le solicité a la editorial Anagrama este libro para poder leerlo y reseñarlo, y que además les pedí ­–en el mismo envío– Facsímil, uno de los pocos libros de Zambra que me quedaba sin leer, con la intención de grabar para mi canal de YouTube (Bienvenido, Bob) un vídeo sobre toda la narrativa de Zamba (o al menos de la que está en Anagrama). Facsímil se publicó en 2014. Después de Formas de volver a casa (2011) y Mis documentos (2013). Formas de volver a casa me gustó mucho y estaba pendiente de ver cuándo se iba a publicar la siguiente novela de Zambra (no sé por qué me salté Mis documentos, su libro de cuentos, porque cuando al final me acerqué a él me gustó también mucho). Recuerdo que cuando se publicó Facsímil y empecé a leer reseñas sobre esta obra, la propuesta de Zambra me desconcertó. Su nuevo libro no acababa de ser una novela, ni un libro de cuentos o de poemas. Quizás fuese un híbrido entre todos esos géneros. El libro imita la forma de la Prueba de Aptitud Verbal, un examen para los alumnos de secundaria chilenos que querían entrar en la universidad. El título del libro («Fácsimil») alude a los cuadernillos, populares en Chile entre los estudiantes, en los que se publicaban los exámenes de temporadas anteriores para poder practicar.

 

En el primer capítulo del libro (titulado Término excluido), el ejercicio propuesto consiste en marcar la palabra, de una serie de cinco, que no tiene relación con el enunciado ni con las demás palabras. Esto le sirve a Zambra para escribir pequeños poemas, donde se arrojan sobre el lector juegos de palabras, críticas al sistema escolar o a la situación política. Por ejemplo, el ejercicio 7 es así:

 

7. JUNTA

A) miedo

B) cadáveres

C) ganas

D) agua

E) monedas

 

El segundo capítulo se titula Plan de redacción, y en el ejercicio propuesto el alumno debería marcar la opción más adecuada para que la frase tenga el orden más adecuado. Por ejemplo, muestro aquí el ejercicio 28:

 

28. Tu casa

1. Es de un banco, pero prefieres pensar que es tuya.

2. Si todo sale bien, terminarás de pagarla en el año 2039.

3. Vives aquí desde hace once años. Primero con una familia, después con algunos fantasmas que también lo fueron.

4. El barrio no te gusta, no hay plazas cerca, el aire es sucio.

5. Pero amas esta casa, nunca vas a abandonarla.

 

A) 2-3-4-5-1

B) 3-4-5-1-2

C) 4-5-1-2-3

D) 3-1-2-4-5

E) 1-2-4-3-5

 

Creo que en este tipo de enunciados, Zambra juega a escribir poemas que tienen que ver con la obra de su admirado poeta Nicanor Parra, autor de los antipoemas, poemas prosaicos e irónicos, como este que he seleccionado.

 

A veces en las opciones numéricas hay chistes internos, como ocurre en la propuesta 32, donde las opciones dan a elegir, de un modo insistente y llamativo, entre opciones en las que se repiten cinco veces cada enunciado.

 

En el capítulo 3 (Uso de ilativos), el alumno debe completar el sentido del enunciado intercalando los elementos sintácticos que correspondan.

Como ocurría antes, en algunas ocasiones no hay que elegir y esto constituye una broma o una crítica, como en el número 40, que reproduzco aquí:

 

40. Los estudiantes van _____ la universidad _____ estudiar, no _____ pensar

Todas las opciones, que se dan a elegir, son la misma: «a    a    

 

En el capítulo 4, Eliminación de oraciones, hay que señalar qué oraciones o párrafos del enunciado pueden ser eliminados, porque no agregan información o guardan relación con el texto. Por ejemplo, dejo aquí el 56:

 

56.

(1) Hay hamburguesas en el refrigerador.

(2) También unas lechugas y mostaza.

(3) Me fui a la playa con los niños.

(4) Es normal, son mis hijos también.

(5) Te tengo miedo.

(6) Y ellos también te tienen miedo.

(7) Y eso también es normal.

 

A) Ninguna

B) 1 y 2

C) 2

D) 4

E) 7

 

De nuevo, volvemos a la idea del antipoema de Nicanor Parra, y a la crítica social. En este ejemplo que he seleccionado se puede ver también la importancia que siempre ha dado Zambra en su obra a las relaciones entre padres e hijos.

Según se avanza en los ejercicios (o poemas) propuestos en esta sección, los enunciados (o versos) se van haciendo más largos. En algunos casos, parece que Zambra juega a crear personajes, y las voces narrativas se van alejando de la suya propia. El lector de Zambra está acostumbrado a que la voz de sus personajes se parezca mucho a la suya propia y por eso me sorprende, por ejemplo, en los ejercicios 63 y 64, donde la voz la toman personajes que, aunque no se dice explícitamente, parecen cercanos a los valores de la dictadura de Pinochet.

 

El capítulo 5 se titula Comprensión de lectura. Se presentan tres textos y luego habrá preguntas basadas en su contenido. Estos tres textos ya se pueden considerar relatos. El primero trata de la relación entre dos hermanos mellizos, y su relación con la educación, y el arte de copiar en los exámenes. El texto 2 habla de una pareja joven que decide casarse, y es una crítica a la conservadora realidad de que en Chile, hasta hace no mucho, no existía ley de divorcio. El tercer texto es una carta que un padre, poco ejemplar, dirige a su hijo, y se acerca más, como ya comenté antes, a los postulados habituales en la obra de Zambra.

 

Facsímil es una obra difícil de clasificar, que funciona como un juego literario, que se adapta a una forma –copiar las partes de un examen de ingreso a la universidad– en principio extraña, pero que deambula con soltura entre la poesía y el relato. Esta es una obra escrita al amparo de la obra de Nicanor Parra y que creo que hubiera gustado a Roberto Bolaño. Facsímil es una obra original, crítica con la realidad educativa, y no solo educativa, de su país, lleva de ironía y de tristeza. Si alguien no conoce la obra de Alejandro Zambra creo que no le recomendaría empezar por Facsímil, pero, sin embargo, ésta, pese a su extrañeza, es una obra que no defraudará a los seguidores de este dotado escritor chileno, uno de los mejores escritores latinoamericanos de su generación.

domingo, 20 de agosto de 2023

No leer, por Alejandro Zambra

 


No leer, de Alejandro Zambra

Editorial Anagrama. 310 páginas. 1ª edición de 2010

 

En 2020 leí Poeta chileno, la novela más larga de Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) y tuve oportunidad de cambiar algunos mails con el autor. Me preguntó entonces si me apetecía leer los libros suyos que me faltaban, y el propio Zambra, que por entonces ya vivía en México, gestionó con la editorial Anagrama que me enviaran Mis documentos (2013), Tema libre (2018) y No leer (2010). Ese mismo año de la pandemia leí y comenté los dos primeros y se me quedó pendiente el tercero. Tras la lectura de Literatura infantil (2023), me apeteció leer toda la obra de Zambra –uno de mis escritores latinoamericanos actuales favoritos– y, de este modo, me acerqué a No leer y a Facsímil (2014).

 

No leer recoge columnas y artículos que Zambra publicó en periódicos y revistas, desde 2002 hasta 2018, cuando hizo la última ampliación de este libro. Estos textos no están ordenados cronológicamente, sino por temas y, diría que también, por su extensión; situando los más cortos al principio y los más largos al final.

Este libro es, en cualquier caso, una selección de esos artículos. El propio Zambra nos cuenta en el prólogo que acabó prefiriendo los encargos de las publicaciones que le pedían hablar de sus escritores favoritos de un modo libre, que aquellos que le pedían opinar sobre novedades literarias. Esta última tarea le llegó a padecer alguna situación incómoda en Chile, cuando se encontraba con otros escritores, y decidió dejarla. Además, no deseaba ser esclavo de las novedades literarias a la hora de elegir sus lecturas.

 

El primer texto se titula Lecturas obligatorias y es una crítica a la imposición de la lectura poco meditada desde el colegio. «Así nos enseñaban a leer: a palos» (pág. 15). Sin embargo, en el segundo texto sí elogia la lectura de los cuentos de Julio Cortázar desde el colegio. Otro texto elogia la lectura juvenil de libros en fotocopias, porque los libros reales eran muy caros en Chile.

Estos primeros textos, sobre los comienzos en la lectura del autor y el colegio, son simpáticos y en ellos está la esencia del Zambra de sus novelas y cuentos, pero limitada por la exigencia de un máximo de palabras por artículo, que le había de exigir las revistas y periódicos con los que colaboraba. Casi se puede saber qué textos se publicaron en el mismo medio observando su extensión.

Zambra también recuerda sus primeras lecturas conjuntas con amigos, donde cada uno comentaba sus textos; reuniones que le sirvieron para armar sus primeros libros, y contradecían esa idea de la soledad propuesta por Kafka para el escritor.

 

Es posible que el lector no chileno se encuentre aquí con reseñas de libros de autores que desconoce, como por ejemplo Adolfo Couve, del que se habla en las páginas 40 y 41. Las reseñas de Zambra, en muchos casos, no describen exactamente lo que el lector se va a encontrar en los libros, sino que se acerca a comentarlos desde ángulos tangenciales, de tal modo que el texto se lee con interés, por su originalidad, pero sin saber muy bien qué pensar, al final, del libro que se está reseñando.

Sí me han dado ganas de leer y buscar Toda la luz del mediodía de Mauricio Wacquez, que según Zambra es una de las más trasgresoras y mejores novelas de la literatura chilena.

También se reúnen los artículos que hablan de leer diarios o la correspondencia de escritores. Me ha llamado la atención el que habla de la poeta Gabriela Mistral, y de la lectura de su correspondencia. De ella se deduce que la poeta no era «una especie de monja», sino que era una lesbiana que ocultaba su condición sexual, y este hecho de su biografía sí puede, según Zambra, modificar la mirada de la crítica literaria sobre su obra. Es bonito también el homenaje que hace Zambra a Manuel Puig, tras leer sus cartas. Se ensalza también a Juan Carlos Onetti, a Mario Levrero o a Josefina Vicens.

 

En la página 85 leemos: «En los últimos años he experimentado innumerables veces la felicidad de no leer algunos libros que, si hubiera seguido trabajando como crítico literario, debería haber leído.», y de aquí es de donde está tomado el título del libro; de ese deseo de libertad lectora, de no tener que leer por compromiso, sino lo que uno desea en cada momento. Aquí se lanzan algunos dardos contra el escritor chileno Jorge Edwards, que llegó a presentar en Chile Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, confesando que no la había acabado de leer, algo que también hizo en la presentación de Epifanía de una sombra, la novela póstuma de Mauricio Wacquez. En el mismo artículo, Zambra carga también contra la escritora chilena Carla Guelfenbein, de la que se alegra de no tener nunca más que leer sus nuevos libros. Este artículo, aunque da título al volumen, en realidad no resumen la tónica general del libro, pues que en la gran mayoría de sus textos (o al menos los seleccionados aquí) Zambra invita a la lectura de los libros que comenta y no a lo contrario.

Es simpática la anécdota en la que Zambra cuenta que presentó la novela La vida imposible del escritor español Juan Manuel de Prada en la universidad Diego Portales de Chile, y le sugirió al escritor que leyera un poco del libro, y de Prada leyó durante hora y media, para desesperación de todo el mundo.

 

Algunas de las historias que cuenta Zambra sobre su vida han aparecido en sus novelas o cuentos, como la de haber trabajado de telefonista, que aparece en un cuento de Mis documentos.

Me ha gustado el artículo sobre los textos falsos de Borges, García Márquez o Neruda que circulan por la red, y acaba siendo un alegato en contra de la mala literatura, contra lo cursi y la autoayuda.

No conocía al escritor chileno Germán Marín, pero Zambra sí me anima a leer su novela Historia de una absolución familiar. También son bellas las palabras con las que Zambra homenajea a Pedro Lemebel.

En la página 171 leemos: «Coetzee fraguó la mejor literatura de las últimas décadas.»

 

A partir de la página 205 comienza la segunda parte del libro y me parece que No leer gana en altura, porque aquí se recogen textos más largos de Zambra, como el primero titulado La poesía de Roberto Bolaño, que ocupa unas once páginas, frente a las, más o menos, dos de los artículos anteriores. En estas once páginas, Zambra puede desarrollar sus ideas de un modo más interesante y atrayente que antes.

También me gusta el elogio que hace a los poetas chilenos Gonzalo Millán y Nicanor Parra y al escritor peruano Julio Ramón Ribeyro.

El artículo Buscando a Pavese, en el que Zambra narra un viaje al pueblo natal del autor italiano, tiene casi la intensidad de un relato de Zambra y me ha gustado mucho.

 

En la tercera parte, bastante más breve que las otras, Zambra nos habla del proceso creativo de Bonsái y a mí, como admirador del autor, me han interesado estas páginas.

 

Me preguntaba una persona en las redes sociales si No leer estaba a la altura de Entre paréntesis de Roberto Bolaño. Lo cierto es que, leído en esta misma colección de Anagrama, me gustó más Entre paréntesis de Bolaño, porque me abrió más caminos hacia la lectura que No leer. Pero no quiero decir con esto que no me haya interesado No leer, porque es un libro muy ameno sobre literatura y que, en gran medida, en contraposición con el título, sí que invita a leer muchos libros a los que no me he acercado hasta ahora.

domingo, 6 de agosto de 2023

Mis 5 escritores más allá del bien y del mal

 En mi canal de YouTube hablo de cinco escritores que me acompañan desde hace tanto tiempo que les puedo perdonar todo;