A Blaisten también lo descubrí en Argentina, paseando por las librerías y consultando Internet después, en Iguazú. Compré, casi al final del viaje, este Dublín al sur, que parece ser su libro de cuentos más celebrado.
Me resultó curioso descubrir que en España lo editó también Lengua de Trapo en el formato de su primera época.
Se trata de una selección de doce cuentos de la obra de Blaisten, desde 1969 a 1978.
De entrada debería decir que algunos no me han gustado nada y otros realmente mucho. Lo que no deja de ser extraño, ya que lo habitual con los libros de cuentos es que guarden una coherencia interna más fuerte y nos gusten más o menos en conjunto, siempre con algunos favoritos, según la conexión personal con el autor.
Afortunadamente, los que no me han gustado nada han sido sólo dos: Violín de fango, donde el autor da la voz narrativa a un locutor de radio (creo) que habla de un actor, y las escenas surrealistas o inconexas se sucedían sin que consiguiese hacerme una idea de a dónde se quería llegar. Y Mishiadura en Aires, donde la voz narrativa pertenece a un hombre, que después descubriremos como loco, que interpela a un oyente con un discurso sin continuidad, incoherente, que no consiguió captar mi interés.
De los otros diez cuentos las impresiones han sido muy distintas. Algunos me han hecho pensar, dentro de la tradición argentina, en Julio Cortázar y en Roberto Arlt, y dentro de la tradición europea (de la que en gran parte vendrían Cortázar y Arlt) en Kakfa, y en uno de sus continuadores de Praga, Bohumil Hrabal.
La sed, donde dos matrimonios de amigos compiten por invitar a los otros a la mejor cerveza, me llevó a pensar en esos cuentos de Art en los que, con sarcasmo, se hace una crítica de las relaciones entre vecinos, compañeros de trabajo… El realismo costumbrista pronto da paso al expresionismo más cruel y divertido.
Como en muchos de los de Cortazar, los cuentos de Blaisten tienden al género fantástico sin que irrumpa en escena ningún ser extraordinario. Lo antinatural proviene de una particular forma de entender el mundo de sus protagonistas, es decir, de la interpretación que hacen de lo fenomenológico, tendente al surrealismo o al expresionismo.
Por esto último decía que me recordaban también a Kafka, a esa forma de hacernos creer lo irremediable de una relación causa-efecto que nosotros, lectores insertados en el mundo cotidiano, entendemos como absurda, pero a la vez nos crea una sensación de angustia y nos hace plantearnos la asimilación de las causas-efectos de nuestra vida y del mundo.
He pensado también en Bohumil Hrabal, un estupendo narrador checo, de Praga, porque además de la angustia kafkiana, en Blaisten también podemos encontrar un poso de humor al hablar de sus personajes, un humor tierno a veces y otras escalofriante, como en la estupenda novela Yo que he servido al rey de Inglaterra de Hrabal.
Me pareció magistral el cuento Los tarmas, donde se nos habla de unos pícaros, casi una sociedad secreta de ellos, que viven de colarse en banquetes o en funerales, y en arrasar con todo lo que encuentran a su paso.
Destacaría también La puerta en dos, donde un oficinista cae en las redes, en las trampas angustiosas, del arte al quedar subyugado por su deseo de hacer una biblioteca con una puerta vieja. Deseo absurdo al que estará dispuesto a sacrificar todo, como buen artista romántico.
Muy bueno también La felicidad, donde dos socios crean una prospera empresa para buscar cosas caídas en la calle.
Dublín al sur, donde un lector de Joyce tiene la oportunidad de dejarlo todo y vivir en Irlanda como si estuviese dentro del Ulises.
Me gustó bastante, también, El pez en la tarde fría, un melancólico repaso a la imposible felicidad e interpretación mágica de la infancia.
Me resultó curioso descubrir que en España lo editó también Lengua de Trapo en el formato de su primera época.
Se trata de una selección de doce cuentos de la obra de Blaisten, desde 1969 a 1978.
De entrada debería decir que algunos no me han gustado nada y otros realmente mucho. Lo que no deja de ser extraño, ya que lo habitual con los libros de cuentos es que guarden una coherencia interna más fuerte y nos gusten más o menos en conjunto, siempre con algunos favoritos, según la conexión personal con el autor.
Afortunadamente, los que no me han gustado nada han sido sólo dos: Violín de fango, donde el autor da la voz narrativa a un locutor de radio (creo) que habla de un actor, y las escenas surrealistas o inconexas se sucedían sin que consiguiese hacerme una idea de a dónde se quería llegar. Y Mishiadura en Aires, donde la voz narrativa pertenece a un hombre, que después descubriremos como loco, que interpela a un oyente con un discurso sin continuidad, incoherente, que no consiguió captar mi interés.
De los otros diez cuentos las impresiones han sido muy distintas. Algunos me han hecho pensar, dentro de la tradición argentina, en Julio Cortázar y en Roberto Arlt, y dentro de la tradición europea (de la que en gran parte vendrían Cortázar y Arlt) en Kakfa, y en uno de sus continuadores de Praga, Bohumil Hrabal.
La sed, donde dos matrimonios de amigos compiten por invitar a los otros a la mejor cerveza, me llevó a pensar en esos cuentos de Art en los que, con sarcasmo, se hace una crítica de las relaciones entre vecinos, compañeros de trabajo… El realismo costumbrista pronto da paso al expresionismo más cruel y divertido.
Como en muchos de los de Cortazar, los cuentos de Blaisten tienden al género fantástico sin que irrumpa en escena ningún ser extraordinario. Lo antinatural proviene de una particular forma de entender el mundo de sus protagonistas, es decir, de la interpretación que hacen de lo fenomenológico, tendente al surrealismo o al expresionismo.
Por esto último decía que me recordaban también a Kafka, a esa forma de hacernos creer lo irremediable de una relación causa-efecto que nosotros, lectores insertados en el mundo cotidiano, entendemos como absurda, pero a la vez nos crea una sensación de angustia y nos hace plantearnos la asimilación de las causas-efectos de nuestra vida y del mundo.
He pensado también en Bohumil Hrabal, un estupendo narrador checo, de Praga, porque además de la angustia kafkiana, en Blaisten también podemos encontrar un poso de humor al hablar de sus personajes, un humor tierno a veces y otras escalofriante, como en la estupenda novela Yo que he servido al rey de Inglaterra de Hrabal.
Me pareció magistral el cuento Los tarmas, donde se nos habla de unos pícaros, casi una sociedad secreta de ellos, que viven de colarse en banquetes o en funerales, y en arrasar con todo lo que encuentran a su paso.
Destacaría también La puerta en dos, donde un oficinista cae en las redes, en las trampas angustiosas, del arte al quedar subyugado por su deseo de hacer una biblioteca con una puerta vieja. Deseo absurdo al que estará dispuesto a sacrificar todo, como buen artista romántico.
Muy bueno también La felicidad, donde dos socios crean una prospera empresa para buscar cosas caídas en la calle.
Dublín al sur, donde un lector de Joyce tiene la oportunidad de dejarlo todo y vivir en Irlanda como si estuviese dentro del Ulises.
Me gustó bastante, también, El pez en la tarde fría, un melancólico repaso a la imposible felicidad e interpretación mágica de la infancia.
En suma, una muestra más de la gran tradición del cuento en Argentina.
Hola David.
ResponderEliminarLeí Dublin al sur, hace muchos años y creo que en ese compilado había un cuento escrito sin signos de puntuación. Perdí el libro y su rastro. Es ahí donde se encuentra este cuento sin puntuaciones?
Si fuera así, me gustaría saber su título y rastrearlo desde aquí.
Gracias.
Alberto
albertolucchesi@gmail.com
Probablemente se trate de una interesante combinación del cuento original con el último capítulo del Ulises de Joyce aludido en el cuento. La memoria suele hacer estas gracias.
EliminarHola Abulorio:
ResponderEliminarHe tomado el libro de Blaisten y lo he hojeado cuento a cuento: todos tienen sus signos de puntuación. Así que debe ser de otra colección de cuentos ese en que estás pensando.
Saludos
David
Sí, estimado David, es rotunda la referencia a Kafka en La puerta en dos y a Arlt en Los tarmas. El cuento sin puntuación sospecho se trate de El total, que no está incluido en esa colección.
ResponderEliminarHola:
Eliminarhace tiempo que escribí sobre este libro. A ver si busco otro libro de Blaisten que hay publicado en España, porque este me gustó.
Saludos
"Mishiadura en Aries" y "Violín de fango" tienen demasiados guiños para los porteños. Quizás por eso no te gustaron, hay muchas cosas parodiadas que no sé si las entiende alguien que no ha nacido en esta cultura.
ResponderEliminar"Violín de fango" es, básicamente, una compilación de todos los lugares comunes de la cultura tanguera. El personaje de "Mishiadura en Aries" es una caricatura de muchos porteños de la época en que Blaisten escribió el cuento.
De todos modos, concuerdo que "Mishiadura..." no es bueno. "Violín..." por el otro lado, es uno de mis cuentos favoritos.
Hola Saurio:
Eliminarla verdad es que creo que para meterme con propiedad en la conversación tendría que leer otra vez estos cuentos, porque los leí en 2009 y ya no los recuerdo.
Entiendo lo que dices sobre la cultura porteña, pero he leído tantos libros de argentinos y estoy tan metido en esa cultura que me atrevo a decir que posiblemente ese no sea el problema. Pero debería volver a leerlos, en cualquier caso.
En España hay publicado otro libro de Blaisten. A ver si lo leo.
Saludos
Hay que ser tanguero para entender muchas cosas de este cuento. Muy bueno
EliminarHola David! Me gusta mucho el género cuento. En Argentina tenemos grandes maestros: Borges, Cortázar, Bioy, Silvina Ocampo, Arlt, Walsh...
ResponderEliminarIsidoro Blaisten me gusta particularmente. Sobre todo el libro que comentaste -hace tiempo ya- Dublín al sur.
Te cuento que "tarmas" en lunfardo (nuestro argot)se refiere a "termitas", esos temibles insectos que devoran todo a su paso.
Y se les dice tarmas a los que viven de lo que pueden sacar a los demás, ya sea en velorios, vernissages, en fin, en todo lugar donde puedan "colarse", como decimos aquí. Es un cuento para sonreír pero donde subyace una profunda tristeza.
Un saludo desde Buenos Aires.
Liliana
Hola:
EliminarHe leído a todos estos escritores que comentas, y sí, son muy buenos, claro. También me gusta mucho la generación actual: Samanta Schweblin, Federico Falco, Tomás Sánchez Bellocchio o Mariana Enríquez.
El cuento de Tarmas era muy bueno.
Saludos