domingo, 23 de octubre de 2022

El agua electrizada, por C. E. Feiling


El agua electrizada,
de C. E. Feiling

Editorial La Parte Maldita. 219 páginas. 1ª edición de 1992; ésta es de 2020.

Posfacio de Gabriela Esquivada

 

En 2021 leí Un poeta nacional (1993) de C. E. Feiling (Rosario, Argentina, 1961 – Buenos Aires, 1997) y El mal menor (1996), así que, teniendo en cuenta que Feiling solo puedo escribir tres novelas, me apeteció acercarme a la que me faltaba, que era la primera, la titulada El agua electrizada (1992). Ya he comentado que Feiling era un profesor universitario que dejó la docencia para dedicarse plenamente a escribir y que su proyecto pasaba por emplear los presupuestos de los géneros narrativos para desarrollar su obra. Así El agua electrizada es una novela policial, Un poeta nacional una novela de aventuras y El mal menor una de terror. Murió prematuramente a los treinta y seis años sin poder acabar su cuarta novela, que se titularía Los cuatro elementos y que iba a ser de género fantástico. Hasta ahora había supuesto que su decisión de dedicarse de pleno a la literatura y su prematura muerte eran hechos aislados. Sin embargo, he descubierto, gracias al posfacio de Gabriela Esquivada, que no era así. Feiling había deseado siempre escribir, pero había ido posponiéndolo para asegurarse una posición económica, y es cuando se le diagnostica la leucemia, que le conducirá a la muerte, cuando toma la decisión de dejarlo todo y dedicarse a escribir. Además de las tres novelas mencionadas, pudo escribir el libro de poemas Amor a Roma (1995) y los ensayos Con toda intención (2005).

 

El agua electrizada es, como ya hemos apuntado, la primera novela de Feiling, y en la que el personaje principal guarda una relación más estrecha con el propio autor. El protagonista del libro se llama Anthony Edward Hope, y a veces le llaman Tony o Antonio. El nombre que los padres del autor, le quisieron poner era Charles Edward Anthony Keith Feiling, pero en el registro lo cambiaron por Carlos Eduardo Antonio, y sus familiares y amigos le llamaban Charlie. Además los padres de Tony son ingleses y se relacionan con él en inglés, igual que ocurría con los de Feiling. Tony ha recibido una beca y en breve se irá a trabajar a una universidad inglesa, como hizo en la realidad Feiling.

Tony es profesor de latín, profesión que fue también la de Feiling. Los dos estudiaron en el Liceo Naval, lo que en la vida adulta, tras la dictadura militar de Videla, les va a suponer un choque con sus ideas de izquierdas. En Un poeta nacional, como ya comenté, el protagonista es un trasunto del poeta Leopoldo Lugones, y en El mal menor una joven hostelera que empieza a recibir visitas del más allá y un tarotista con poderes extrasensoriales. Como vemos, en sus siguientes novelas Feiling separó ya más a personaje de la figura del propio autor.

 

El agua electrizada empieza con Tony recibiendo la noticia de la muerte de Juan Carlos ‒El Indio‒, uno de sus amigos del Liceo Naval, que se había convertido en militar. Juan Carlos ha podido morir víctima de un accidente, porque se ha disparado su pistola en la cabeza, o se ha suicidado. Las autoridades dan por buena la teoría del accidente y parecen desear cerrar el caso pronto. Pero Tony sabe que algo no cuadra, porque su amigo era muy cuidadoso con su arma e Irene, la hermana de Juan Carlos, le va a dar más detalles que parecen echar por tierra la idea del accidente y también del suicidio. ¿Ha sido Juan Carlos asesinado? Y si esto ha ocurrido ¿por qué motivos? Además, en los bolsillos de Juan Carlos, Irene ha encontrado una nota, en principio enigmática, pero que parece vincular la muerte de su hermano con el asesinato de dos mujeres, que han aparecido asesinadas en una bañera del departamento de una de ellas.

 

Tony e Irene decidirán emprender una investigación como aprendices de detectives. Además, Tony tuvo un breve encuentro sexual con Irene en su adolescencia y siente de nuevo, tras mucho tiempo sin verla, atracción hacia ella. Así que esta tensión sexual será un nuevo elemento que se incorpora a la trama. Tony es un hombre sin ningún éxito con las mujeres, que trata de afrontar, al menos, el mundo con humor. A pesar de narrar hechos tremendos y ser Tony, en el fondo un personaje con muchos elementos que le pueden convertir en un hombre triste, el tono de la novela es irónico y desenfadado.

 

Los capítulos están titulados con fechas y el tiempo de la novela transcurre desde el 31 de julio al 4 de septiembre de 1989, con un epílogo que nos lleva hasta noviembre de 1989.

Las fechas son importantes para entender el contexto histórico de la novela: en junio de 1989 (un mes antes del comienzo del tiempo narrativo) había llegado a su fin el mandato del presidente Raúl Alfonsín en Argentina, que había hecho volver la democracia al país en 1983, tras el fin de la dictadura de la Junta Militar. Personas como Tony parecen achacarle a Alfonsín que no ha hecho todo lo que estaba en sus manos para aclarar los crímenes de la pasada dictadura, y en consecuencia muchos de los asesinatos de los militares habían quedado impunes. Según avanza la trama, los monstruos de la pasada dictadura van a estar cada vez más presentes en esta novela. Así, la que en principio se muestra como una novela de género acaba siendo una novela también de denuncia política.

 

Como ya he apuntado el tono de la narración, en tercera persona, es irónico y desenfadado. He leído alguna crítica que tacha a la novela de «elitista», aunque use un género popular como el policiaco. ¿Por qué sería «elitista»? Pues porque Feiling usa citas en latín, francés, alemán… o tiene diálogos en inglés. Todo ello sin traducir, lo que puede exasperar a más de un lector. A mí no me ha gustado mucho esto, por ejemplo. Aunque en algunos casos entendía el significado de estas frases o lo podía deducir por el contexto. Además, Feiling hace uso de unos juegos de referencias en algunos casos complicados de seguir. Por ejemplo, en la página 182 podemos leer «lo último que necesitaba eran nuevas caricias y arrumacos, aunque Leopold von Sacher-Masoch denostase desde la tumba tamaño error estético». Yo sí sabía que Sacher-Masoch es un autor austriaco, cuyo apellido dio lugar a la palabra «masoquismo». Pero en la página 199 leemos lo siguiente: «Tras unos instantes que hubieran justificado todas las tonterías de Bergson acerca del tiempo, e incluso algunas de las adicciones, el revolver tembló.» y no tengo la referencia de quién es Bergson. En internet averiguaré que Henri Bergson fue un filósofo y escritor francés que escribió algunas teorías sobre la percepción del tiempo.

Todas estas citas, en idiomas que no son el español sin traducir, y las referencias eruditas (y en más de un caso gratuitas) quizás crean una sensación de estilo un tanto fatuo en El agua electrizada, aunque en otros momentos el estilo sí es chispeante y divertido.

 

En general me ha parecido que El agua electrizada, teniendo en cuenta sus particularidades y sus excesos estilísticos, es una interesante novela policial, que acaba siendo también una novela de denuncia política. Sin embargo, me ha gustado menos que Un poeta nacional y El mal menor. En estas dos obras, Feiling ya ha abandonado el camino del estilo pomposo y excesivamente erudito y consigue una forma de expresarse más suelta. Considero que su talento como novelista se va afinando con cada nueva entrega, culminando en El mal menor, que es una muy conseguida (y divertida) novela de terror.

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