Un poeta nacional, de C. E. Feiling
Editorial Alto Pogo. 219 páginas. 1ª edición de 1993; ésta es de 2020.
La primera vez que me encontré con
el nombre de C. E. Feiling (Rosario,
Argentina, 1961 – Buenos Aires, 1997) fue interesándome por la colección Serie del recienvenido que la editorial
estatal mexicana Fondo de Cultura
Económica encargó organizar a Ricardo
Piglia. En ella, Piglia tenía que ir rescatando libros de la literatura
argentina que, en la segunda década del siglo XX, se habían quedado injustamente
olvidados. He leído varios y mi plan es leerlos todos. Los libros de la Serie
del recienvenido contiene piezas sorprendentes. Asimismo, hace unas semanas me
enteré de que la librería de Barcelona Lata Peinada, especializada en autores
latinoamericanos, habría abierto una sucursal en Madrid (Calle de Apodaca, 6) y
quise visitarla. Para premiar su audacia en tiempos de pandemia y recesión, les
compré tres libros: Río de las congojas de Libertad
Demitrópolus, Tennessee de Luis Gusmán
y Un
poeta nacional de C. E. Feiling;
es decir, hice un triplete argentino.
Es posible que si hubieran tenido en
este momento El mal menor, otra de las novelas de C. E. Feling en Lata
Peinada, publicada en Serie del recienvenido, hubiera comprado este libro y no Un poeta nacional. Pero hojeé Un poeta nacional, publicada por la editorial argentina Alto Pogo y me
pareció lo suficientemente atractiva como para querer comprarla. También busqué
información sobre C. E. Feiling en internet y me llamó mucho la atención este
escritor, cuya familia era de origen inglés y que nació en el norte de
Argentina. Feiling fue un profesor universitario de letras, y en 1990 decidió
dejar la vida académica atrás y dedicarse a la escritura literaria y
periodística. Moriría prematuramente en 1997, a los 36 años, a causa de una
leucemia. Su obra literaria se compone de tres novelas acabadas y el comienzo
de una cuarta. Desde el primer momento se propuso trabajar su narrativa desde
el género, así su primera novela, El agua electrizada (1992), fue un
policial, la segunda, Un poeta nacional (1993), de
aventuras, y la tercera, El mal menor (1996), de terror. La
cuarta, que se iba a titular Los cuatro elementos, iba a ser de
género fantástico. También publicó el poemario Amor a Roma (1995).
El protagonista de Un poeta nacional es el joven poeta
Esteban Errandonea que es un trasunto del poeta real Leopoldo Lugones. La acción se sitúa en la Argentina de 1904 y
Errandonea recibe, por parte del un ministro, el encargo de viajar hasta el
sur, a la remota región de Puerto Taylor, para convencer a la inglesa Elizabeth
Askew de que regrese a su país natal. El marido de Elizabeth era James Askew,
Cónsul Honorario de Gran Bretaña e importante estanciero, y ha sido asesinado
por un famoso anarquista fugado de la cárcel. El ministro piensa que un hombre
refinado como Errandonea puede convencer a la señora Askew para que vuelva a su
tierra natal, desde donde es reclamada. Errandonea debe viajar en barco al sur,
acompañado por Julio, un ayudante negro del ministro, y la pequeña tropa
dirigida por el desagradable mayor Varela. Además, en Puerto Taylor se
encuentra la peligrosa cárcel de Valle Hermoso, de donde se ha fugado Tadeo
Cruz, el asesino de James Asked.
«Si nuestro país es el culo del mundo, Taylor
es las almorranas.», leemos en la página 55. Con buenas dosis de humor e
ironía, Feiling conversa con varias tradiciones literarias. En primer lugar,
con la de su país. En este sentido me ha llamado la atención del uso del
adjetivo «azulino» en la página 51. En una famosa entrevista con Joaquín Serrano Soler, Borges afirmaba que un escritor debe
expresarse con palabras cotidianas, y ponía precisamente el término «azulino»
entre los que no se deberían usar. Como ya he dicho, Esteban Errandonea es un
trasunto del poeta Leopoldo Lugones, y esta novela está basada libremente en
una aventura que hubo de vivir el propio Lugones. Así que es posible que el uso
de un término como «azulino» sea una burla amable al modernismo engolado de
Lugones. En la novela se transcriben varios poemas que va escribiendo
Errandonea en la novela. ¿Son poemas que escribe Feiling imitando el estilo de
Lugones? He buscado algunos versos en internet, y he descubierto que los poemas
de la novela son de Leopoldo Lugones sin modificaciones. Entonces, ¿Por qué
Feiling usa el nombre de Esteban Errandonera y no el de Leopoldo Lugones en su
libro? Imagino que como Feiling acaba recreando pensamientos de su personaje se
sentiría más libre si no lo llamaba con el nombre de unos de los escritores
nacionales de Argentina.
«Este es un país inventado por
escritores que hubieran querido ser militares» (pág. 48) parece otro guiño a la
escritura de Borges, contra la que el juguetón Feiling vuelve a revelarse.
Feiling también conversa con los
géneros literarios aquí, y así se evocan, por ejemplo, las novelas de
aventuras: «Errandonea continuaba percibiéndolo todo como una novela de Walter
Scott». (pág. 91), pero también Un poeta
nacional se relaciona con las narraciones de terror; así, algunos
tripulantes del barco que lleva a Errandonea, Varela y Julio al sur les
acabarán contando una historia de fantasmas vivida a borde de ese mismo barco. Y
también acabará apareciendo en la novela la narración de El Wendigo, la famosa
novela corta de Algernon Blackwood.
Si bien la acción principal de la
novela la constituye el viaje de Errandonea y Julio a la isla de Puerto Taylor,
también Feiling nos narrará hay otras escenas en Buenos Aires que tienen que
ver con intrigas del ministro y su lucha contra el movimiento anarquista
argentino. Aquí aparecen nuevos guiños a la novela El hombre que fue Jueves
de G. K. Chesterton. Se describe
alguna tortura y aquí parece haber alguna crítica poco velada a situaciones
políticas más recientes para el escritor, que la evocación de comienzos del
siglo XX en la que sitúa la acción.
Los capítulos de Un poeta argentino tienen un ritmo
frenético, como corresponde a un libro de aventuras; o a la parodia de un libro
de aventuras, porque en este libro de 1993 se perciben ya la asimilación de
algunos de los juegos con los géneros de escritores vanguardistas como César Aira, aunque Feiling no acaba
dinamitando su propia apuesta y se mantiene fiel a las reglas (siempre
irónicas) que se ha marcado para su novela. Sin embargo, en más de una ocasión
el tiempo narrativo se desplaza hacia el futuro con expresiones como
«Errandonea recordaría toda la vida.», o en un momento dado se dice que el
poeta morirá en 1938, el año real de la muerte de Lugones.
Me ha gustado poder conocer a la
editorial argentina Alto Pogo y su apuesta por el rescate de C. E. Feiling, un
autor muy interesante. Un poeta nacional
es una novela inteligente, que propone un divertido juego a través de los
géneros literarios para hablar de otros muchos asuntos. Hace poco volví a la
librería Lata Peinada y compré, esta vez sí, El mal menor, novela de terror de la que espero hablar en breve.
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