En la revista Quimera de
junio de 2017 apareció una reseña que escribí sobre El espíritu de la ciencia-ficción
de Roberto Bolaño. Fue un libro que
le pedí a la editorial y que amablemente que enviaron a casa.
Dentro de poco se publicará Sepulcros de vaqueros, otro libro
póstumo de Bolaño, que recoge tres novelas cortas. Tengo muchas ganas de que
llegue a mis manos. He leído todo lo que ha aparecido en el mercado de Roberto
Bolaño y me apetece seguir haciéndolo. Cualquier que conozca este blog sabe que
yo soy un gran admirador de su obra y, aunque considero que sus libros póstumos
no están a la altura de sus grandes obras, me sigue gustando leerlos, siempre
encuentro en ellos páginas estupendas. Y además la polémica sobre si se
deberían publicar o no estos libros me parece inútil: si alguien cree que estos
libros no tienen interés le bastará con no acercarse a ellos. Para mí son una
alegría.
Dejo aquí la comentada reseña de El
espíritu de la ciencia-ficción. Es algo más corta de lo habitual porque tuve
que adaptarme al espacio que me cedía Quimera.
Estoy muy contento de que aparezca una de mis reseñas en una revista a
la que siempre he admirado mucho:
El espíritu de la ciencia-ficción
Roberto Bolaño
Alfaguara, 2016.
250 páginas.
Los chilenos Remo y Jan, de veintiún y diecisiete años, han llegado a
México DF no mucho después del golpe militar de 1973. El narrador principal de
la novela es Remo, aspirante a poeta que trabajará en el DF escribiendo para
revistas literarias. Mientras Remo recorre la ciudad, Jan vive encerrado en la
buhardilla que comparten. En ella lee novelas de ciencia-ficción, mientras
trata de escribir una y envía cartas a destacados escritores norteamericanos
del género.
Bolaño entrevera aquí diversos enfoques: la voz narrativa de Remo
evoca un pasado (su vida en México DF, después de llegar de Chile) desde un
punto indeterminado del futuro. La novela también muestra las cartas que, con
tono alucinatorio, Jan envía a autores de ciencia-ficción como Robert
Silverberg o Ursula K. Le Guin. Cartas en las que les muestra su admiración,
además de narrarles sus dificultades vitales y miedos. En otros capítulos se
reproduce una conversación entre una periodista y uno de los dos chilenos (no
he llegado a saber de cuál de los dos se trata; he presupuesto que Remo). En
ella se habla de una novela con la que uno de ellos ganó un premio en México.
En este diálogo se reproduce el argumento de dicha novela, que podría
constituir un relato autónomo sobre un remoto pueblo de Chile, del que se abren
túneles terroríficos a una guerra en Europa.
De las tres partes de la novela, la que ocupa el
cuerpo principal sería la de las andanzas de Remo en el DF. No pasará
desapercibido, para cualquier lector de Bolaño, que esta narración constituye,
en gran parte, un preludio de muchos hilos narrativos de Los detectives salvajes:
Remo visita un aburrido taller de poesía y quedará fascinado por la irrupción
en él del poeta motero José Arco. Esta escena se corresponde con la inicial de Los detectives salvajes, cuando el joven
poeta Juan García Madero se une al movimiento poético del realismo visceral después
de irrumpir en el taller Belano y Lima.
Remo y José Arco, sorprendidos por el alto número
de revistas literarias que existen en México DF, comenzarán a investigar el
fenómeno, actuando como los protagonistas de Los detectives salvajes, que trataban de encontrar a Cesárea
Tinajero. La visita a la casa del doctor Ireneo Carvajal me ha recordado a la
visita de Belano, Lima y García Madero a la casa de Amadeo Salvatierra, al
comienzo de la segunda parte de Los
detectives salvajes.
Si bien es cierto que, como ya he apuntado, en El espíritu de la ciencia-ficción se
prefiguran algunos de los temas de Los
detectives salvajes, también he de señalar que la tensión narrativa de la
obra maestra de Bolaño es mucho mayor que la conseguida en esta nuevo inédito
fechado en 1984. En Los detectives
salvajes, la violencia y la persecución a la que son sometidos Belano, Lima
y García Madero vertebra el texto y crea en él una sensación permanente de
peligro y de riesgo que hace que el lector lea con gran intriga, disfrutando
del sentido de la peripecia y la aventura. Este poderoso cauce narrativo de
amenaza permanente no aparece reflejado, o lo hace a una escala muy menor, en El espíritu de la ciencia-ficción, una
historia que, frente a Los detectives
salvajes, queda más desinflada e inane. Eso no quiere decir que las páginas
de El espíritu de la ciencia-ficción
carezcan de esa belleza del desamparo tan bolañesca, porque los destellos de la
gran prosa del chileno están aquí ya presentes. Como es característico de su
estilo poético, en este libro Bolaño también va generando una sucesión de pequeños
misterios ‒y amenazas‒ en cada párrafo. Y sus personajes siempre sufren el dolor
quemante de su juventud e incertidumbre, y se les muestran al lector, en más de
una ocasión, temblando, llorando o despertando de pesadillas. El capítulo de
los poetas en moto es precioso.
El espíritu
de la ciencia-ficción es una digna novela de formación y gustará a todos
los admiradores de Roberto Bolaño.
He leído todos los libros de Bolaño excepto éste. Ni siquiera está en mi biblioteca. Me dejé llevar por por la idea de que Bolaño no la publicó en vida porque no creyó que debiera publicarse. Pasado un tiempo, mi pensamiento ya no es tan crítico al respecto y tras leer tu reseña tengo curiosidad por leer ese capítulo de los poetas en moto que comentas. Seguramente "El espíritu de la ciencia ficción" termina en mis manos más pronto que tarde. Al fin y al cabo salió de la pluma de uno de los grandes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Juan Carlos:
EliminarComo digo en la reseña, sin estar entre sus mejores libros sí que merece la pena esta novela para los admiradores de Bolaño. Seguro que te gusta.
Hace unos días me ha llegado a casa "Sepulcros de vaqueros". Tengo ganas de leerlo, ya comentaré qué tal.
Un abrazo.