domingo, 26 de enero de 2020

Vivir abajo, por Gustavo Faverón


Vivir abajo, de Gustavo Faverón Patriau

Editorial Candaya. 665 páginas. 1ª edición de 2019.

Llevaba ya unos cuantos meses leyendo que Vivir debajo de Gustavo Faverón (Lima, 1966) era una de las novelas del año en español, y después del verano se la solicité a Olga y Paco, los editores de Candaya, para poder reseñarla. De Faverón ya había leído en 2015 El anticuario, su primera novela, que me pareció notable.

Vivir abajo empieza con un narrador innominado –una figura muy próxima al autor– que sigue la pista a George Bennett, de padre norteamericano y madre boliviana. El narrador parece vivir obsesionado con George, al que conoció durante unas semanas de los años 90 en la Lima de su juventud, cuando empezaba a trabajar como periodista. Esta obsesión se debe a que George consiguió salir con la chica que le gustaba y además se convirtió en el asesino de un extraño caso policial. La novela está compuesta por cuatro partes, de diversa extensión. La primera, titulada La piedra de la locura, apenas llega a las 50 páginas y es trepidante y cautivadora. Contada en varios planos temporales, nos acerca al misterio de George. Tras acabarla, en creciente tensión, el lector ya sabe que acabará con gusto las 665 páginas restantes.

En la segunda parte –La salud de Mrs. Richards– la narradora pasa a ser Laura Richards, casada con Clay, profesor de biología en la universidad. Laura está siendo entrevistada por alguien que el lector intuye que debe ser el narrador de la primera parte. Laura es de origen peruano y al casarse con el norteamericano Clay pasó a vivir en un pequeño pueblo cercano a Boston. Durante una semana le cuenta su vida a su interlocutor. En el colegio del pueblo dará clases de español y uno de sus alumnos de once años será el George Bennett tras cuya pista se encuentra nuestro narrador. La narración de Laura es morosa y llena de meandros, en ningún caso habla solamente sobre su relación con George, o con sus padres. El padre de George tiene su mismo nombre, y en esta parte se empieza a descubrir su turbio pasado como trabajador de la CIA, cuya misión era diseñar cárceles secretas en Latinoamérica. Además, se deja caer que él mismo pudo ser un torturador.

En la tercera parte –Puentes frágilmente construidos– se nos hablará de George siguiendo los pasos de su padre (encarcelado en Estados Unidos en una prisión-manicomio) por diversos países de Latinoamérica (Paraguay, Argentina y Chile). Un viaje alucinado, en el que más de una vez se abandona el realismo.

En la cuarta parte –Las reapariciones– regresa la voz narrativa de la primera, dispuesta ya a dar carpetazo a su historia.

Creo que he de abordar desde ya un tema capital en la propuesta de Gustavo Faverón en Vivir abajo: la presencia de Roberto Bolaño es constante en la construcción de esta novela. Mientras la leía iba anotando ideas sobre la asimilación e influencia del modelo narrativo de Bolaño, y las podría resumir en los siguientes puntos:

1) En Vivir abajo los personajes están en continuo proceso de perseguir a alguien. Principalmente el narrador persigue a George Bennett (hijo) y éste persigue a George Bennett (padre). Bolaño construye de este modo Los detectives salvajes y alguna de las partes de 2666.
2) Algunos personajes de Vivir abajo persiguen a alguien sin alcanzarlo, y este personaje será, sin embargo, presentado al lector. Esto ocurría sobre todo en 2666, con la figura del escritor Benno von Archimboldi, y aquí con George Bennett (hijo).

3) En las obras de Bolaño los protagonistas suelen ser poetas o escritores, o tienen relación con la literatura, porque son profesores o críticos. En Vivir abajo también hay mucha presencia de personajes escritores, sobre todo de poetas (por ejemplo el poeta boliviano Jaime Sáenz). En Vivir abajo, sin embargo, más que escritores hay cineastas. Artistas de documentales, de obras perdidas, espeluznantes o descalabradas.

4) Uno de los libros que empezó a dar fama a Bolaño fue La literatura nazi en América, un diccionario falso de escritores fascistas en Latinoamérica. En Vivir abajo, nos encontramos con un falso Jaime Sáenz, poeta filonazi, y con un George Bennett (padre fascista) aficionado a leer poesía, que además idolatra a Robert Frost.

5) Ya desde el título, en Vivir abajo hay una obsesión por los sótanos y lo que puede ocurrir en ellos, principalmente torturas que tienen que ver con la represión política que ha sufrido Latinoamérica en el siglo XX. Una de las escenas clave de Nocturno de Chile de Bolaño tenía lugar en el sótano de una casa burguesa, en cuyo salón se celebraban tertulias literarias. De hecho, el narrador de Nocturno de Chile es un crítico literario religioso basado en una persona real. De esta misma persona aparece otra versión en Vivir abajo.

6) Uno de los temas principales de Bolaño es la pérdida de la juventud; algo que será clave en libros como Los detectives salvajes y sobre todo en la escena final de Estrella distante, cuando el narrador, que quiso ser poeta, trata de dar caza a un poeta nazi con el que se relacionó en su juventud, como nuestro narrador (profesor de literatura), que se relacionó en los 90 con el joven cineasta George Bennett. En la cuarta parte, el narrador de Vivir abajo se encontrará con uno de los fantasmas a los que persigue, y una de las claves compositivas de las últimas páginas es que los dos han dejado ya de ser jóvenes, como ocurre en la escena final de Estrella distante.

7) Los personajes de Bolaño cuentan sueños, argumentos de libros leídos o imaginados, o de películas, que se acaban convirtiendo en relatos dentro de la estructura de la novela. Este recurso también lo usa Faverón, sobre todo cuando narra los argumentos de los 135 manuscritos que les llegan al matrimonio Richards, supuestamente desde Chile. Además es frecuente que el relato se bifurque en otros relatos, en un retorcimiento inverosímil. Esto ocurre sobre todo cuando Laura habla de la intervención de su marido en la Segunda Guerra Mundial y en la invasión de Yugoslavia. El tema de la Segunda Guerra Mundial también es, por cierto, muy del agrado de Bolaño.

8) Faverón, además de usar muchas técnicas de Bolaño, también parece jugar a construir sus párrafos como lo hacía Bolaño. En ellos suele percibirse la presencia de un misterio y una amenaza. También juega a las metáforas sorprendentes, construidas con contrastes de conceptos.

9) Las narraciones de Bolaño (sobre todo en Los detectives salvajes y 2666) suelen ser muy cosmopolitas, con sus narradores en continuo peregrinaje por el mundo. Esto mismo ocurre en Vivir abajo.

10) Bolaño cita en sus obras continuas listas de escritores y obras desconocidas o inventadas; esto también lo hace Faverón, aunque en su caso el juego tiene más que ver con películas y cineastas.

También existe una serie de elementos en los que Faverón juega a distinguir su obra de la de Bolaño:

1) En más de una ocasión rompe el realismo de su obra y elige el camino de lo fantasioso. Me encantó la escena en la que Clay trata de localizar al librero que supuestamente le envía manuscritos desde Chile. También podemos encontrar personajes capaces de soñar el mismo sueño, o de transmitir una historia inventada en la cabeza de otros. Algunos personajes pueden contar el argumento de películas o libros que aún no se han filmado o publicado.

2) Faverón también rompe con el realismo jugando con la coincidencia exagerada. «Me pregunté cómo era posible tanto azar», piensa el narrador en la página 620. Personajes evocados en Estados Unidos le salen a George al paso en su viaje por Latinoamérica, por ejemplo, según aterriza en alguna de estas ciudades. También se jugará, en el final del libro, a insinuar que gran parte de lo narrado está influido por los testimonios de George, que es un narrador poco fiable, un narrador desbaratado y loco.

3) Bolaño hablaba del horror estatal, pero este horror está más presente y es más definitorio en la obra de Faverón.

Es indudable que durante, al menos, los últimos quince años Roberto Bolaño ha sido uno de los autores más leídos y emulados por los escritores más jóvenes que escriben en castellano. He comentado muchos libros en los que la presencia de Bolaño se me hacía clara, y donde la he visto de forma más abrumadora, hasta ahora, ha sido en Vivir abajo. Diría incluso que Vivir abajo, más que un libro escrito bajo la influencia de Bolaño, parece un libro que Bolaño podría haber escrito si siguiera vivo (y éste es un gran elogio para Faverón).

El día que acabé de leer Vivir abajo escribí en Facebook un comentario en el que calificaba la novela de «obra maestra». Mi entusiasmo era grande en ese momento. Ese mismo día estuve conversando en Facebook, en modo privado, con otro escritor que también había leído Vivir abajo y que me preguntaba si realmente consideraba que un libro podía ser una «obra maestra» estando escrito, de una forma tan evidente, bajo la influencia de otro autor. La cuestión me parece pertinente. ¿Es posible?

Mi respuesta, ahora que ya han pasado unos días, no es clara. Yo admiro mucho a Roberto Bolaño y he disfrutado a lo grande con sus libros, así que leer otro escrito con un impulso similar, de un modo tan conseguido, me ha hecho disfrutar sin duda. He leído Vivir abajo con sumo interés; aunque en su fraseo reconocía la voz narrativa de los libros de Bolaño, también he sentido que Faverón había hecho un gran esfuerzo imaginativo para concebir sus personajes y sus tramas. Sus historias dentro de otras historias, espeluznantes y poéticas, me impulsaban a seguir leyendo. Vivir abajo es un libro muy ambicioso y oscuro, un gran espejo deformante de un siglo de terrores en América, un gran ejemplo de aquello que Bolaño llamaba «el infierno latinoamericano».

Me ha encantado Vivir abajo, y sin duda lo incluiré en mi lista de las diez mejores lecturas del año.

8 comentarios:

  1. De todas las reseñas que he leído del libro la tuya es la que me ha dejado una idea más clara de su contenido y la que más ganas me ha dado de leerlo. Gracias.

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    1. Hola:

      Espero que lo leas y que lo disfrutes mucho. Merece la pena.

      Saludos

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  2. Lo cierto es que la influencia de Bolaño es algo casi escandaloso y que a mí, con apenas sesenta páginas leídas, está consiguiendo ofuscarme mucho más de lo que hubiera creído la novela. La sensación de estar leyendo al propio Bolaño, de que Faverón es poco más que el medio por el que un Bolaño desde la tumba se expresa, es tremenda, y me sorprende mucho lo de pasada que se menciona esta cuestión, cuando se menciona, en todas las reseñas que he leído, salvo en esta. Es el ejercicio de imitación más flagrante con que me he topado en mi vida, y escribo esto sin haber comprendido todavía del todo la razón de mi evidente indignación, pero aquí estoy, a punto de abandonar la novela por esta cuestión.

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    1. Hola, Eloixevi:

      No sé si llego tarde y ya ha dejado la lectura de este libro. Lamento haber tardado en publicar su comentario, se me pasó.

      La verdad es que, aunque el libro está influido por Bolaño, es perfectamente difrutable, y también tiene elementos de tono y estilo propios. Yo lo disfrute mucho.

      Saludos

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  3. Hola David:
    Justo acabo de leer, más bien devorar, esta novela. A pesar de todo lo que la he disfrutado, y de que no he encontrado excesivas sus páginas (tal vez una parte transcurrida en Chile se me ha hecho un poco larga) me frena su reconocimiento final esa excesiva similitud con Bolaño, y quien dice Bolaño también dice con todo lo que se ha escrito tras él.
    No sé si eso acabará perjudicáncolo: la manera como su herencia en ocasiones se basa en una excesiva imitación. De todas maneras como bien dices hay elementos propios en esta novela, como ese ambiente medio fantástico y onírico en el que en ocasiones se mueve la novela. Tal vez ese sea el camino a seguir.
    Un saludo y felicidades por la sinceridad de la reseña!

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    1. Hola, Joaquim:

      Pese a este tema de Bolaño, yo creo que esta es una novela perfectamente disfrutable. Me alegro de que te haya gustado.

      Saludos

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  4. Interesante artículo. Eso de las influencias literarias y espejos estilísticos es muy borgeano.

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    1. Sí, se nota que a Faverón le gusta Borges. Acaba de publicar un ensayo titulado "El orden del Aleph", que es un homenaje a la obra de Borges.

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