jueves, 5 de septiembre de 2013

Un paseo (no necesariamente literario) por Dinamarca

Durante los dos últimos años, por estas fechas, he escrito una entrada sobre mis vacaciones de verano, tratando de resaltar el lado literario de alguna ciudad. Este agosto viajé a Dinamarca y en principio el interés del viaje (o una parte de él) no era literario. Creo que a cualquiera de nosotros nos resultaría difícil citar a más de dos escritores daneses. Sin embargo, la figura artística más presente en la historia del país, y más resaltada en sus calles, es la de un escritor: Hans Christian Andersen, recordado por sus cuentos infantiles (en este viaje he descubierto que también escribió novelas para adultos y más de una obra teatral).

Copenhague es una ciudad muy agradable para pasear -y para desplazarse en bicicleta-, con muchas calles peatonales y multitud de espacios verdes. En los jardines del palacio de Rosenborg, podemos encontrarnos con la primera estatua de H. C. Andersen:



Dejo aquí también una imagen del fotogénico castillo de Rosenborg:


Paseando cerca de la costa, podemos encontrarnos también con la famosa estatua de la Sirenita, escultura inspirada en un personaje de uno de los más famosos cuentos de Andersen. Tengo una foto de la Sirenita sola, pero creo que es mucho más realista mostrarla con algún turista que, sorteando el agua de la orilla, jugándose el tipo y saltando de piedra en piedra resbaladiza, se acerca hasta ella:



Pero si uno quiere de verdad empaparse del espíritu de H. C. Andersen, debía acercarse hasta Odense, ciudad natal del autor. Mi novia y yo lo hicimos en tren desde Copenhague (se tarda una hora y media). Como suele ocurrir en el norte de Europa, en Dinamarca los trenes sonn cómodos, eficientes y muy caros. Según se sale de la estación de tren en Odense, la primera estatua con la que nos encontramos ya nos remite a Andersen:




En los parques veremos más estatuas:


En Odense también existía un museo Andersen, donde se conservaban algunas de las prendas de vestir y algunos de los muebles del escritor. Además el visitante puede leer allí (en danés o en inglés) unos paneles donde se relataban los principales acontecimientos de su vida, acompañados de fotos u objetos a los que se hace referencia. El jardín del museo está pensado para los niños y tiene un aire extraño que hace pensar en la casa de Michael Jackson:






De vuelta en Copenhague se puede visitar el cementerio de Assistens. Como suele ocurrir con los cementerios en el norte de Europa, los ciudadanos pasean por él como si fuese un parque más. Esta es la entrada por la que accedimos a él:


Aquí podemos encontrarnos con la tumba de H. C. Andersen:


Y también con la del filósofo Soren Kierkegaard:


En cuanto a librerías, mi interés era mucho menor que el que sentí en otros países, como Argentina o Estados Unidos, donde realmente podía encontrar libros que me interesaban; aún así entramos en alguna. Lo curioso es que en Dinamarca (o en Suecia, donde estuvimos un día) las estanterías dedicadas a la literatura en inglés ocupan casi el mismo espacio que las dedicadas al danés.
Visité la biblioteca central de Copenhague y tenían una sección de libros en español que no estaba mal. Allí hojeé los libros de Roberto Bolaño o los de Mario Vargas Llosa. Este es el interior de la biblioteca:


En una calle del centro (apunté en un papel el nombre y luego, accidentalmente, perdí ese papel) se podía visitar la que se publicitaba como la librería más antigua de Escandinavia. Tengo dos fotos, no son muy buenas porque cuando pude tomarlas había una furgoneta aparcada en la puerta:



En esta misma calle había una librería-cafetería francesa muy interesante. En ella sólo se vendía libros en francés y uno podía tomarse un café en una de sus tres mesas. Llegamos hasta ella porque mi novia se había llevado al viaje un libro de Volaire en francés, lo acabó y quería comprar otro. Un rincón muy agradable:



 Ahora voy a dejar aquí algunas de las fotos que más me han gustado de las que tomé en Copenhague:










También visitamos la ciudad de Roskilde, a media hora en tren de Copenhague, con su famoso museo vikingo. En la primera foto se puede observar la pujante influencia de la cultura española sobre la danesa:






A unos veinte minutos en tren desde Copenhaguen, se puede visitar la ciudad de Malmö, ubicada ya en Suecia. Según me han dicho en esta ciudad es donde el escritor sueco Henning Mankell (del que yo no he leído ningún libro) sitúa la acción de sus novelas de detectives:




2 comentarios:

  1. Que buena pinta tiene la Biblioteca Central de Copenhague. A ver cuando hacen una así en mi City. Ya la tenían que haber hecho hace 3 o 4 años, pero como la cosa está apretá, supongo que va para largo.

    El resto de fotos brutales, parecen postales, eso quiere decir que el sitio es cojonudo y que las fotos se hacen solas.

    Saludos.

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    1. Hola Jaime:

      Sí, la biblioteca estaba muy bien. Había mucha gente estudiando y trabajando en ella. Yo tuve suerte hace poco, y después de esperar por tres años (los que vivo en la ciudad de Madrid) por fin abrieron la biblioteca Eugenio Trias, dentro del Retiro, que estás muy bien.

      Dinamarca es muy fotogénico, y las fotos se ven así mejor en pequeño. Al agrandarlas se deforman un poco los extremos porque mi cámara no es muy allá. Tengo una de esas pequeñitas que llevo en el bolsillo.

      saludos

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