Hablé de esta novela una tarde, en una cervecería de Santa Ana, con mi amigo el escritor mexicano Federico Guzmán Rubio. Ninguno de los dos la había leído pero opinábamos, gracias a algún comentario extraído de Internet, que tenía, así en general, buena pinta. A los dos nos suele interesar el trabajo que el editor Constantino Bértolo lleva a cabo en Caballo de Troya, y en mi caso ese interés se une -como queda recogido en este blog- a la especial querencia que siento por la literatura argentina. Justo al día siguiente de la conversación comentada, recibí un e-mail del autor, Carlos Ardohain (Mar del Plata, Argentina), en el que me decía que había leído reseñas de mi blog, que le gustaban… y me ponía sobre aviso de la publicación de su novela (pensando que podía interesarme), dentro de la campaña de autopromoción que había iniciado.
Yo le contesté comentándole la casualidad que suponía para mí su correo yuxtapuesto a mi conversación del día anterior; y que no podía asegurarle nada pero que era posible que leyera su novela, puesto que ya había caído en mi radio de interés, un radio de interés fluctuante, hedonista, poco serio…
Algunas semanas después, un viernes, al entrar a curiosear en la librería de segunda mano Ábaco, en la calle Raimundo Fernández Villaverde, me encontré con un ejemplar nuevo de Los incógnitos a menos de la mitad de su precio de venta y decidí hacerme con él.
Los incognitos es la primera novela de Carlos Ardohain, que tal vez por descuido, por coquetería o por una propensión personal al misterio, ha omitido su año de nacimiento en la solapa del libro; pero al que yo, observando la foto del perfil de su blog tancarloscomoyo (pinchar AQUÍ) acercaría a los 40 años (si no es así que me corrija), y proviene del mundo de la poesía y el relato.
Al plantearse su primera novela, Carlos Ardohain parece desarrollar una idea que leí (si no recuerdo mal) en Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sabato: El Quijote moderno no se escribiría hoy para criticar a las ya inexistentes novelas de caballería, sino que tendría que consistir en lanzar al mundo a un pobre tipo que se creyese el detective de una novela negra. Equis e Igriega (los incógnitos) son dos porteños, aspirantes a escritores, que en algún momento de su pasado ganaron algún modesto premio literario, pero que viven alejados del mundillo, y que sobreviven gracias a sus trabajos esporádicos en el sector de la publicidad mientras siguen soñando con escribir la gran obra.
Como si se tratase de un juego de la edad tardía (y aquí también el inicio de Los incógnitos me ha recordado al de la primera novela de Luis Landero), Equis e Igriega deciden alquilar un local en un pasaje de las afueras de la ciudad con la intención de abrir una agencia de detectives y poder así recabar hechos que usarán en sus obras, igual que hasta entonces paseaban por las afueras de Buenos Aires con la intención de registrar “todo lo que veían y oían; eran como cazadores buscando modismos, personajes, escenas; todo lo atesoraban para utilizarlo como material de posibles historias” (pág. 9). La agencia de detectives va a ser para ellos “una aventura textual” (pág. 14), “tenían como sustrato pericial la incesante lectura de novelas policiales que ambos habían practicado durante décadas” (pág. 11) y además “De paso, mientras esperaban clientes, podrían usar ese espacio y ese tiempo para escribir, tenerlo como un lugar de trabajo con las palabras, hasta que llegara el trabajo con las cosas o las personas” (pág. 11)
Y lo que en principio parece una sátira de las novelas de detectives, con un comienzo simpático, pero de una simpatía más triste que regocijante, similar a la que desarrolla el mencionado Landero en su Juegos de la edad tardía, pronto adquiere otro matiz menos caricaturesco y la novela se acerca a unos presupuestos más metafísicos. Principalmente ocurre esto al entrar en escena el personaje de Fausto, un famoso cantante de los años 60, ahora solo y en horas bajas, quien pretende iniciar -para lo que pedirá ayuda a Equis e Igriega- una particular búsqueda del sentido de la existencia.
La aventura textual en la que estos particulares quijotes del siglo XXI se han embarcado parece pronto reportarles (como en cualquier novela negra que se precie de serlo) nuevas posibilidades sexuales. Al buscar información sobre esta novela, he leído en el blog Estado crítico una interesante reseña firmada por Daniel Ruiz García (pinchar AQUÍ) en la que se decía que Los incognitos contenía algunas escenas de sexo un tanto gratuitas. Y al pasar páginas había estado en principio de acuerdo con esta apreciación, pero al seguir adentrándome en el texto he vuelto a recapacitar sobre la necesitad o no de estos pasajes, quizás demasiado explícitos en una novela de capítulos cortos y de escenas escuetamente perfiladas, donde se jugaba hábilmente con las elipsis, y me ha parecido encontrar una explicación para ellos:
La aventura textual propuesta pasa a ser literal desde el momento en el que descubrimos que las páginas leídas son la novela que está escribiendo Igriega, quien al comienzo del libro no mantiene ninguna relación sexual o de pareja, y quien nos contará que Equis, además de estar casado, inicia una relación sexual con una tarotista, vecina en la galería donde está la agencia. Igriega parece (especulo) describir los encuentros sexuales de Equis como una compensación de su deseo sexual frustrado. De hecho, cuando él mismo inicia una relación con el personaje de Margarita (la asistenta de Fausto), sus encuentros serán narrados con más sensibilidad y poesía que los correspondientes a su amigo.
Y la novela juega inteligentemente con la metaficción, porque en algún momento será equis quien siga con su escritura, permitiéndose modificar parte de la trama; y de este modo resucitarán personajes muertos y otros morirán hasta dos veces.
En las que quizás sean las mejores páginas de la novela (unas páginas que nos remiten a la extrañeza ante el mundo de Franz Kafka o de Felisberto Hernández) se cruza un puente, de forma completa pero especular. Los incógnitos conseguirán llegar hasta la mitad para luego retroceder, tal vez como metáfora de la imposibilidad de llevar a buen puerto su aventura, su juego de la edad tardía, o tal vez como metáfora de la vida de todos nosotros o de la imposibilidad de la ficción para redimirnos.
Una grata lectura, un debut novelístico maduro y más que interesante.
A ver si me he enterao_ ¿Le estás haciendo la pelota a Carlos Ardohain o a Constantino Bértolo? ¿Tienes manuscrito? Envíaselo a Caballo de Troya, que seguro que te devuelve el favor_ El libro es muy flojo_ ¿Y lo de la "campaña de autopromoción"? ¿Dónde se ha visto que un escritor le "avise" a los críticos que ha sacado un libro? ¿No es como pedirle que lo "traten bien"? ¿No da verguenza todo esto? David_ no te conviertas en uno más de los cientos de reseñistas "de favor"_ O por lo menos que la editorial te regale el libro_ Un saludo_
ResponderEliminarEn realidad le estaba haciendo la pelota a Federico Guzmán Rubio.
ResponderEliminar¿Crítico? Si soy un profe de economía...
Había leído reseñas positivas de este libro en Estado crítico y en Con L mayúscula, dos de los blogs de reseñas que sigo, y de cuyo criterio me fío.
Y el trabajo de Bértolo, tras haberme hecho descubrir en Caballo de Troya a Levrero y a Venturini me parece interesante y creo que tiene bastante libertad para elegir lo que le gusta.
Pensar que le hago la pelota a Andohain suena raro, ¿qué puedo conseguir de él, viviendo en Argentina?
Y de Bértolo no me hace falta hacerle la pelota: le conozco en persona. Hace un año y medio le interesaron dos libros de relatos que le envié -sobre todo el último- y me propuso quedar a tomar un café. No me acabó publicando, pero me gustó que me tomara en serio. Y me dejó abiertas las puertas para el futuro envío de una novela. Si acabo una seguramente se la envíe. Me gusta su editorial y su criterio.
La verdad es no me da ninguna vergüenza leer un libro, elegido por la editorial que lo saca, por la nacionalidad del autor (un criterio puramente arbitrario) y por las reseñas leídas en blogs que sigo, y que me guste.
Veo que no compartimos gustos, usted leyó este libro y no le gustó.
Quizás yo no tenga intenciones aviesas, quizás sólo tenga un gusto diferente o peor que el suyo, piénselo.
Imagino que como lector o aprendiz de escritor uno lee a los consagrados, independientemente de la editorial que lo saque (buscando más la traducción de fiar) y de lo nuevo selecciona en función del respeto que le merece una editorial; espero que esto no sea un problema.
Gracias por sus consejos.
saludos
Gracias por la pelota, David. De Madrid a Estocolmo en descapotable, ¿te vienes? Tras leer tu reseña en realidad se me quitaron un poco las ganas de leer Los incógnitos (ni modo, no sirvió la descaradamente interesada pelota a Ardohain), no porque dude que sea un libro interesante, sino porque estoy un poco cansado de la metaficción y, sobre todo, porque recordé un cuento que me gusta y que trata de lo mismo (http://jholaguepersonal.blogspot.com/2007/10/francisco-hinojosa-informe-negro.html; debe de haber varios más). Obviamente los pretextos argumentales pueden repetirse e incluso producir libros radicalmente diferentes, pero en este momento no me apetece leer sobre aprendices de detectives (quizás porque estoy leyendo sobre detectives profesionales en las novelas de Sjöwall y Wahlöö, el matrimonio sueco rojinegro cuyas novelas no tenían en Ábaco).
ResponderEliminarEn cuanto a los descubrimientos de Caballo de Troya agregaría a Lillo, que sé que te gusta, y, sobre todo, a Fernando San Basilio. Ojalá siga sin conseguir trabajo y publique algo pronto. Lo único que le reprocho a esta editorial es nunca haber publicado a un pinche mexicano. Abrazo,
Federico
Hola Federico:
ResponderEliminarAl final se me va la lengua y se va a descubrir que aquí el capo en la sombra eres tú, disculpa por dejar huellas mientras parecía que le hacía la pelota a Ardohain...
Sí, se me olvidó citar entre los descubrimientos de Caballo de Troya al gran cuentista Marcelo Lillo, y de los españoles que ha publicado (de los aún no he leído a ninguno) los que más me apetece leer son los de San Basilio, y el de Coradino Vega. He leído y oído cosas bastante positivas de ellos.
Sí, hay metaficción en Los incógnitos y realmente no es una novela de detectives, aunque imagino que sí podría gustarte. pero claro, depende de lo que busques.
Por cierto, yo estoy ahora también con una novela de detectives, aunque creo que en realidad es "la primera novela de detectives": La piedra lunar de Wilkie Collins.
Voy por la mitad, y hace unos días aparece un tal sargento Cuff y me digo: vaya, que imitación de Sherlock Holmes más clara, y luego compruebo que Cuff precede en dos décadas a Holmes, y el libro es como si de repente alzase el vuelo: ¡vaya fusilamiento que hizo Doyle de Collins!
Hablábamos de libros de trama: aquí tienes a Collins.
Además La piedra lunar que tengo está editada por Homo Legens, editorial que depende del grupo Intereconomía; ¡qué mejor oportunidad para hacerles la pelota! ¡A ver si gracias a la reseña de La piedra Lunar me sacan en El gato al agua un día de estos! No dejo de pensar en ello.
Y sí, a ver si Caballo de Troya cumple ya con la cuota asignada de pinches mexicanos.
saludos
Insisto_ esto parece reseñismo "de favor"_ No nos decepciones_ David_ De los autores que mencionas el unico bueno es Federico Guzmán Rubio_ Ya veras cuando leas a Coradino Vega y a Fernando San Basilio que el criterio de Constantino Bertolo no es infalible_ como el de cualquiera_ Un saludo___
ResponderEliminarLa piedra lunas es una lectura que tengo pendiente. Y seguirá pendiente porque alguna vez me compré el libro, que tengo a buen resguardo, en México... Si no recuerdo mal mi edición es de Siruela (puedes mentir y decir que la leíste en Siruela, pues eso suena más a peloteo que reseñar libros de ¡Grupo Intereconomía!) Y hablando de librerías de viejo, el domingo fui a la Cuesta de Moyano, y sólo conté unos cuatro García Sánchez. Me parece que me voy a animar con el Rey de las Librerías de Viejo. Un abrazo, Federico
ResponderEliminarHola anónimo:
ResponderEliminarCuando comento libros, suelo hacer una introducción hablando de cómo he llegado a ese libro, por qué me interesa… y lo del correo de Ardohain lo he escrito aquí simplemente porque me pareció simpática la coincidencia de haber hablado sobre su libro y que me escribiera un correo. Si tuviera un interés oculto, como pareces insinuar, no pondría las cartas sobre la mesa así, ¿no te parece?
Lo primero que supe de este libro lo leí en “Patrulla de salvación”, y sabiendo que casi no les gusta nada de los nuevos autores, pensé que esta novela podía ser interesante.
Luego leí cosas positivas sobre él, como dije, en “Estado crítico” y en “Con L mayúscula”, y no se me ocurrió pensar que ninguno de estos blogs estuviera mintiendo. No sé si este libro ha sido reseña en prensa, yo no lo he encontrado en internet.
Y esto se une a mi interés por la literatura argentina (algo puramente subjetivo, como dije), y mi respeto por el trabajo de Constantino Bértolo: antes de éste había leído 4 libros seleccionados por él, 2 de Levrero, 1 de Venturini, 1 de Lillo; y los 4 me parecieron muy buenos. Así que esto hace que decida seleccionar libros basándome en el criterio de que los ha elegido él.
Más cartas sobre la mesa: Bértolo me ha rechazado 3 veces, una novela y dos libros de relatos. Y gracias al último fue cuando me propuso quedar a tomar el café y conocernos. Creo que no le parecía buena idea sacar el libro de relatos de alguien que ya tiene una novela publicada (o no le parecía lo suficientemente bueno) pero me dejó la puerta abierta a una posible novela. Lo que no quiere decir que yo la escriba y él me la publique, sino que él la leería y se pensaría publicarla si le pareciera buena, claro.
Pensar que por hacer una reseña en un blog del libro de una editorial, esta editorial va a publicarte es, sinceramente, dar demasiada importancia a los blogs. Ojalá fuese tan fácil como eso. Porque si esto fuese así no pararía de leer libros de Anagrama y hacer buenas reseñas sobre ellos. Casi todos los que he leído de Anagrama me han gustado y publicar allí sería cumplir un sueño de juventud. O mejor, para hacer la broma, reseñar libros de Cátedra para que me editen con estudio previo.
Si me prohibiera leer libros de editoriales en las que me gustaría publicar, creo que no podría leer libros, porque tengo cartas de rechazo de casi todas las editoriales de España.
Imagino que acabaré leyendo esos libros de San Basilio y de Coradino, ya veremos si me gustan. Por supuesto Bértolo no va ser infalible, y no tiene tampoco por qué coincidir su gusto con el de otra persona.
Más reflexiones sobre esto: Suelo elegir libros de forma muy ecléctica, y el primer criterio es disfrutar de la lectura. Me gusta mucho la literatura del continente americano, aunque esto depende de la época.
sigue...
Las reseñas de este blog suelen ser buenas porque yo no soy un crítico, yo tengo que seleccionar mucho lo que leo porque sólo quiero disfrutar con ello. Yo no puedo leer 5 libros seguidos de un autor para denunciar lo malo que es.
ResponderEliminarEs más, llevo unos meses rechazando (con toda la amabilidad que puedo el envío de libros por parte de las editoriales o de autores), sólo he aceptado dos libros de editoriales: uno de Lengua de Trapo y otro de 451, porque sí me apetecía leerlo previamente a la invitación.
Nunca he solicitado un libro gratis a una editorial.
Más: he podido unirme a otros escritores españoles y hacer grupito y no he querido por evitar esta situación: esta persona va a querer que lea su libro y yo he leído fragmentos y no me gusta, y luego ¿qué le digo para justificar que su libro no aparece en mi blog? Escritores que leen literatura extranjera y de la española moderna sólo se leen entre ellos para decirse en sus blogs lo buenos que son.
¿De verdad piensas que yo quiero hacer grupito con Ardohain, con un continente de por medio? ¿No crees que esto sería más fácil con otros?
Más: puedo leer a los consagrados para disfrutar y aprender de ellos, y a veces también, como aspirante, leo para saber qué están sacando las nuevas editorial que publican a españoles o las de siempre que sacan a autores nuevos; y de estos últimos muchas veces elijo a los hispanoamericanos para evitar el tema competitivo. Aunque cuando he leído a autores como Jon Bilbao la verdad es que me he alegrado de que las nuevas editoriales (en este caso Salto de Página) estén sacando a gente tan interesante y que esto haga que haya futuro para la nueva literatura en España.
¿Tú de verdad piensas que voy a decir que me gusta Los incógnitos si no fuera así? ¿Mienten en Patrulla de salvación, en Estado crítico, en Con L mayúscula, miento yo? ¿Estamos todos en la conspiración? ¿Hay editoriales a la que no debería acercarme para mantener mi pureza de comentarista de libros? ¿Debo imponerme este tipo de limitaciones cuando tengo muy claro que la literatura es para mí sólo un entretenimiento?
saludos
Hola Federico:
ResponderEliminarLa piedra lunar me está gustando mucho, y sí, Siruela mola, pero lo de Intereconomía es casi mejor, es mucho más bizarro.
Yo también tengo ya curiosidad por García Sánchez. Hablamos. Te envío un correo.
saludos
De nueva cuenta yo, David. Al igual que a ti, a mí también me llamó la atención Los incógnitos porque lo ensalzaban en la Patrulla de Salvación. Pero ¿por qué? Aún no me lo explico. La Patrulla se dedica a injuriar a Olmos, Pron y Zambra, tres autores que me interesan mucho (quien siga este blog sabe que a ti también). Y la Patrulla suele poner como ejemplo de buena literatura a ¡Antonio Gala! Entonces por qué fiarnos de su criterio. Misterios de internet.
ResponderEliminarAl analizar detenidamente las entradas de este blog llegué a una conclusión: tú no le estás haciendo la pelota a ninguna editorial, tú lo que quieres es ¡dirigir la selección argentina de futbol!
Un abrazo, Federico
Sí, la verdad es que no lo escribí aquí de primeras, pero yo diría que en Patrulla de salvación hablaron de Los incóginitos positivamente antes de que el libro estuviera a la venta. Y esto me llamó bastante la atención.
ResponderEliminar¿Por qué Pron o Zambra no y Ardohain sí? ¿Es Ardohain el verdadero capo de todo esto?
Esto nos lleva a nuevas e inquietantes especulaciones: ¿Es Bértolo el cerebro en la sombra tras la Patrulla de Salvación? ¿Es Ardohain quien escribe en Patrulla de Salvación, y se puso en contacto conmigo para mostrarme la PUERTA y la LLAVE, para enseñarme la antesala del OTRO LADO?
Ahí queda eso...
saludos
Hola David, no había visto esta lista de comentarios conspirativos, me hicieron mucha gracia. Casi te propongo que nos aliemos para conquistar el mundo. De paso te comento que acaba de salir (en Argentina) mi segunda novela, Bonarda López, espero que nadie tome a mal que te lo cuente. Un abrazo muy grande.
EliminarHola Carlos:
EliminarMe alegra saber de ti. Recuerdo que vi tu nombre entre los finalistas de la "lista larga" del premio Herralde de hace unos años. Ojalá hubieses podido publicar en Anagrama, eso me hubiera alegrado. ¿Esta novela nueva es aquella del Herralde?
Y sí, lo de los comentarios conspiranoicos es de risa, la verdad.
Un abrazo
De verdad me parecen algo bizantinas y retorcidas esas interpretaciones anónimas de si hay intereses de por medio o no al reseñar un libro. En otros casos a lo mejor me cabe la duda, pero en tu caso, sinceramente, creo que has demostrado a lo largo de muchas reseñas tu independencia y honradez al hablar de libros, que es de lo que se trata. No sé muy bien cómo interpretar las opiniones torticeras que ven segundas intenciones ilícitas en todo. ¿Desde cuándo la literatura -la buena- es un negocio, por lo demás?
ResponderEliminarPor mi parte, sigo confiando en tu criterio y leo con gusto tus recomendaciones.
Un saludo
Hola Ehrengard:
ResponderEliminarSí, la verdad es que mi primera reacción al leer ese comentario fue de pura sorpresa.
Quizás yo le he dado demasiada importancia, explicando cosas que no haría falta explicar.
Reflexionado sobre el tema, me parece que al pasar demasiado tiempo en internet tendemos a magnificar cosas que en el mundo real no tienen más importancia.
Lo que se dice en internet, en un blog o en otro, de un libro yo creo que tiene una importancia muy relativa, mucha menos de la que los que seguimos esto podemos creer.
Los libros de una editorial como Caballo de Troya venden entre 300-600 ejemplares, lo que para el autor suponen unos 400-700 euros por un trabajo al que dedicado sobre un año o más, y esto acaba siendo, al magnificarlo, como el Anillo de Poder de Frodo: generador de males y odios.
En fin, sigamos disfrutando de la lectura de libros, y si esto no nos consigue hacer pasar buenos ratos busquemos otro entretenimiento.
saludos