miércoles, 19 de junio de 2019

Unos poemas de Obsolescencia programada de Víctor Peña Dacosta


El poeta Víctor Peña Dacosta (Plasencia, 1985) acaba de publicar el libro Obsolescencia programada en la editorial RIL.

Dejo aquí una muestra de los poemas que contiene este libro:



Alzado de la rutina

Tiene siete notificaciones nuevas.
Madres solteras, padres ausentes
y niños con llave. Altazor
es una línea de bajo coste.

Ariadna ha publicado un nuevo hilo en Twitter.

El desafío soberanista,
la reforma constitucional,
tribulaciones de la clase media.
Pequeñas mentiras en el Big Data.

Meninas haciéndose un selfie
en los baños del instituto.
El amor es un estado de Facebook.

El deseo viaja por webcam.
A veces la conexión falla.

Banco de recuerdos virtuales.
La amistad es un algoritmo.

Cambios en la política de privacidad.





Configuración personal
Eres un turista en tu propia juventud.
Sick Boy

Lo último que aprendí
fue la tabla del nueve.
Desde entonces he sobrevivido.

Y siempre, lo reconozco,
he tenido miedo de despertarme
y comprobar que todos mis recuerdos
son solo el reflejo de cómo
imaginaría la vida en sueños
un chaval de, pongamos, siete años.

Yo tampoco recuerdo
a qué edad di mi primer beso
y la pelota que arrojé de niño
sigue perdida
en el trastero.

He estado enamorado un par
de veces y lo han estado de mí
otras tres o cuatro.

Tengo treinta y tres años
y acabo de nacer.

Cuatro por nueve son treinta y seis.




Himno generacional

Se nos rompían enseguida los chándals
y nuestros padres, que no reparaban
en gastos, compraban ordenadores
carísimos que quedaban obsoletos
en dos años. Poco sacrificio
en esos años de burbuja inmobiliaria.

Todas las fiestas eran de disfraces.

Cambiábamos de todo a la mínima.

Muchos cambiamos incluso de equipo
de fútbol, de ciudad, de trabajo
o de bebida preferida. Seguimos
adelante sin mirarnos y acabamos
buscando la sombra en cubículos para fieras.

Acabamos pasándonos al diésel,
al pádel y a las drogas de diseño.

Encontramos vuelos baratos
y ofertas de telefonía móvil.
Abandonamos las llamadas para siempre
y compramos el último CD.

Nosotros inventamos las series de culto.

Nos fuimos a vivir al extrarradio
olvidando que hace falta un refugio
mejor para escapar de uno mismo.

Nos llevamos siglos de ventaja.




Lost in Google Translate
Todos queremos que nos encuentren.
Bob Harris

Los alemanes tienen una palabra
para expresar la nostalgia que uno
siente hacia el lugar donde nunca
ha llegado a estar. Es fernweh.

En inglés existen distintos tipos
de sonrisa: entre ellos, smirk, con pocos
dientes, o grin, con muchos.

En algunas lenguas bantúes, ilunga
es quien perdona una misma ofensa
dos veces y a la tercera se enfada.

En tagalo, gigil es el deseo irresistible
de abrazar a alguien que es muy rico
o muy guapo. O ambas, a ser posible.

Schadenfreude: dícese de alegrarse
en alemán de las (pequeñas) desgracias ajenas.

Aware es, para los japoneses, esa
melancolía que se siente
al vivir un momento de belleza
fugaz y trascendente.

Por su parte, koi no yokan expresa
cuando conoces a alguien y sientes
que tarde o temprano os vais
a enamorar el uno del otro.

Cafuné, en portugués brasileño,
es el acto de pasar los dedos
a través del pelo de la persona
que amas.

Por su parte,
los angloparlantes alucinan
cuando les explicas lo que es la “dentera”:

No tienen palabra para ese concepto.




La sociedad del cansancio

Eneas lleva siempre el GPS puesto
por si acaso se distrae
con la radio o con el tráfico.

Tiene toda su vida almacenada
entre el móvil y la nube.
También usa aplicaciones piratas
para evitar controles policiales.

En general, se siente seguro
al volante aunque a veces
sube el volumen de la música
y sueña con dejarse llevar.

(Otras piensa que sería bonito
ser padre si tuviera pareja estable).

Al final aparca en cinco maniobras
en la plaza de garaje de su apartamento
y se pasa la tarde viendo porno.




Una educación sentimental

Mis padres: Romeo y Julieta.

El porqué de mis peinados.
Los sitios conocidos.
Llamadas telefónicas.

El fin de semana perdido.
La leyenda del tiempo. El secreto
de las fiestas. La huida hacia delante.
El hundimiento.

Ladies and gentlemen we are floating in space.

Las partículas elementales.
El fin del mundo en las televisiones.
Las célebres órdenes de la noche.

Pills´N´Thrills and bellyaches.

Sexo tras unos días sin vernos.
Cómo hemos llegado a esto.
Haz lo que te digo.

La lógica de los accidentes.

Este es el momento exacto
en que el tiempo empieza
a correr. I am a bird now.




La caza

Fuiste poderoso hace no tanto,
las sonrisas se helaban al oír tu nombre.

Hoy te sabes solo y viejo,
con una mujer que no te quiere
y amigos que te dan la espalda.

Resisten apenas algunos fieles
y restos de stock a buen resguardo.

Poca cosa. Han olido sangre.

Quedan escapadas esporádicas,
putas caras y sirvientes que cumplen
el contrato: decadente ocaso
de un imperio que parecía eterno.

La dinastía acabó en aborto.
Acaricias la escopeta.
La cacería ha comenzado.




Deshabituación

La lección más valiosa llega
normalmente demasiado tarde:
un alcohólico solo puede
desengancharse si confía
en otro alcohólico.

Es como fugarse de la cárcel
en una de aquellas malas películas:
coge tu alma y corre.

(En fin, tú ya lo sabes:
casi siempre te sobran los amigos,
porque hablan demasiado.
Y tú necesitas cómplices.)

La adicción en la mayoría
de los casos es una enfermedad
con la que naces. Otras
veces se desarrolla.
La alimentas con tu sangre
como a una planta carnívora.

Pero una vez la has contraído serás
adicto toda la vida. Bebas o no,
te drogues o no, adicto.
Para siempre. No lo olvides.

Vivirás siempre solo
donde la ebriedad.

Notarás a veces un vacío,
como de nihilismo o hambre
atrasada. Pero es sed.
Aprende a distinguirlo
y mimarlo: es más tuyo
que ninguna otra cosa.

De lo demás, puedes olvidarte:
nadie te comprende. Y acéptalo:
nadie te va a querer hasta que aprendas
a quererte solo.

Solo una.




Autobiografía

Yo voté a Reagan por miedo al comunismo.

Pasé delante del cadáver de Franco
y aparqué en la Via Caetani
el coche que llevaba el cuerpo de Moro.

Cuando hizo falta grité “a Barrabás”
con toda la fuerza de mis pulmones.

Yo fui uno de los campesinos
que denunciaron al Che
y los suyos. Y también estuve
entre los guardias civiles que intentaron
tirar al suelo a Gutiérrez Mellado.

Yo vi a un tirador en la loma de Dallas
pero no dije esta boca es mía.

Me chivé de mis vecinos judíos
escondidos en un falso techo.
Pero lo hice porque tenía miedo.

No me mires así: tú habrías
hecho lo mismo.

Zweig murió por los pecados de alguien
pero no por los nuestros.




El espíritu áspero

El mundo no tiene arreglo. Ya no
nos quedará París ni tomaremos
el cielo. Probablemente tampoco
podamos encontrar a nuestros viejos
amigos ni volverán tiempos mejores.

No van a resucitar nuestros padres,
jamás ganaremos lo que queremos
ni refundaremos la democracia.

Va siendo hora de admitirlo: buscamos
bastante pero nunca nadie supo
nada de campos de amapolas blancas.




El paso de las olas
(featuring Álvaro de Campos)

A veces me conformaría con sentir algo
de cualquier manera. Sentir, por ejemplo,
que vivo un poco en alguna parte,
que soy la misma cosa de otro modo.
O yo qué sé.

Confundí a los colegas y los amigos.
Me porté bien con quien no debía.
Me esnifé hasta las cenizas de Gramsci.
Hice cosas que no debería haber hecho.

Me porté mal con quien no lo merecía,
perdoné porque resultaba más cómodo.
Sobreviví a mi propio Holocausto.
Pero mi foto de perfil
me juzga con condescencia.

Y ya no me simpatiza nadie
y cometería todos los crímenes
por sumergirme en mi propio vicio.

Y me cuelo en todos los selfies
y me echan de todas las ciudades.

Mi esófago palpita como un corazón postizo.

No sé si siento de más o de menos, no sé
 si la vida es poco o demasiado para mí.

5 comentarios:

  1. Poeta interesante este chico: Digo chico porque tiene la misma edad que mi hijo, 33 años. Impresiona su mensaje poético henchido de problemática social y existencial.. Se ve que es un hombre criado entre las Redes Spociales.
    Me encanta. Tomo nota

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    1. Hola:

      Juan, sí, Víctor tiene mucha fuerza.
      Me alegra que te guste.
      Saludos

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  2. Un placer el haberte hallado y conocido

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  3. Me han impresionado esos poemas. Desde luego es una generación que está buscando un nuevo lenguaje para un mundo que se desmorona. El título "obsolescencia programada" es un acierto.

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    1. Hola Squirrel:

      Me alegra que le gustaran los poemas. Víctor es un buen poeta y se merece encontrar sus lectores.

      Saludos

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