En su afán totalizador Valdemar recoge en este volumen todos los cuentos de Kafka, lo que suma unas 450 páginas (incluyendo las notas).
Las pasadas navidades leí también en Valdemar, las tres novelas de Kafka: América (llamada ahora El desaparecido), El proceso y El castillo; libros que ya había leído en otras ediciones y en traducciones más o menos acertadas. Esta edición de Valdemar, me pareció en todo caso superior, sorprendiéndome sobre todo en su relectura El desaparecido.
De los Cuentos completos ya había leído algunos de los más famosos (La metamorfosis, En la colonia penitencia, Un artista del hambre…).
Los primeros cuentos, fechados cuando Kafka se encontraba en la veintena, son en general bastante cortos –algunos de una media página- y predomina en ellos una intención poética, como Gente que viene a nuestro encuentro o Contemplación dispersa… que parecen concebidos como poemas en prosa. Su temática ya está muy próxima a la del Kafka más adulto: la soledad, la imposibilidad de acercarse al otro, la incomprensión, el absurdo del trabajo, el absurdo del arte…
Una ruptura, o una profundización temática y de planteamientos, parece producirse en el relato 21, La condena, donde un hijo se enfrenta a su padre y acaba aceptando sus extremas consideraciones. Este relato, junto a los dos siguientes: El fogonero (primer capítulo de El desaparecido) y La metamorfosis, fueron concebidos por Kafka como un conjunto que debía denominarse Los hijos.
A partir de aquí, la temática de Kakfa se mueve poco, pero varía su estilo. Más que acercarse a sus composiciones desde una perspectiva poética o postromántica como al principio, parece hacerlo desde una perspectiva más filosófica. El número de páginas de cada composición se extiende respecto a las primeras, y en ellas Kafka da vida a una lógica propia y sesuda para explicar el absurdo (La construcción de la muralla china) o la mera paranoia (El refugio, antecedente por cierto de algún texto de Samuel Beckett como Compañía)
Quizás en esta segunda etapa, en la que arbitrariamente he separado los relatos (antes de La metamorfosis y después) se intercalan piezas más trabajadas y logradas (Un artista del hambre, Informe para una academia, Una mujer pequeña…) con otras que parecen meras improvisaciones en cuadernos, esbozos que Kafka pensaría reelaborar en el futuro o no, rescatadas gracias al celo de Max Brod, con títulos arbitrarios puestos por este mismo, como El piloto o La peonza, que a veces transmiten al lector una cierta sensación de agotamiento.
Las pasadas navidades leí también en Valdemar, las tres novelas de Kafka: América (llamada ahora El desaparecido), El proceso y El castillo; libros que ya había leído en otras ediciones y en traducciones más o menos acertadas. Esta edición de Valdemar, me pareció en todo caso superior, sorprendiéndome sobre todo en su relectura El desaparecido.
De los Cuentos completos ya había leído algunos de los más famosos (La metamorfosis, En la colonia penitencia, Un artista del hambre…).
Los primeros cuentos, fechados cuando Kafka se encontraba en la veintena, son en general bastante cortos –algunos de una media página- y predomina en ellos una intención poética, como Gente que viene a nuestro encuentro o Contemplación dispersa… que parecen concebidos como poemas en prosa. Su temática ya está muy próxima a la del Kafka más adulto: la soledad, la imposibilidad de acercarse al otro, la incomprensión, el absurdo del trabajo, el absurdo del arte…
Una ruptura, o una profundización temática y de planteamientos, parece producirse en el relato 21, La condena, donde un hijo se enfrenta a su padre y acaba aceptando sus extremas consideraciones. Este relato, junto a los dos siguientes: El fogonero (primer capítulo de El desaparecido) y La metamorfosis, fueron concebidos por Kafka como un conjunto que debía denominarse Los hijos.
A partir de aquí, la temática de Kakfa se mueve poco, pero varía su estilo. Más que acercarse a sus composiciones desde una perspectiva poética o postromántica como al principio, parece hacerlo desde una perspectiva más filosófica. El número de páginas de cada composición se extiende respecto a las primeras, y en ellas Kafka da vida a una lógica propia y sesuda para explicar el absurdo (La construcción de la muralla china) o la mera paranoia (El refugio, antecedente por cierto de algún texto de Samuel Beckett como Compañía)
Quizás en esta segunda etapa, en la que arbitrariamente he separado los relatos (antes de La metamorfosis y después) se intercalan piezas más trabajadas y logradas (Un artista del hambre, Informe para una academia, Una mujer pequeña…) con otras que parecen meras improvisaciones en cuadernos, esbozos que Kafka pensaría reelaborar en el futuro o no, rescatadas gracias al celo de Max Brod, con títulos arbitrarios puestos por este mismo, como El piloto o La peonza, que a veces transmiten al lector una cierta sensación de agotamiento.
Me llamó la atención el relato Blumfed, un soltero de cierta edad, que desconocía. Aquí un oficinista llega a casa, rumiando sobre su soledad para encontrarse a dos pelotas que no dejan de botar y hacer ruído; y a la mañana siguiente trata de deshacerse de ellas, antes de llegar a su oficina y describirnos su ambiente. Quizás el prometedor comienzo de una novela abandonada.
Por encima de todo, es de valorar la gran originalidad de estos textos escritos en el primer cuarto del siglo XX, como si Kafka desde el principio se hubiese propuesto olvidarse de toda tradición y abrir nuevos senderos, desfiladeros al borde de un abismo.
Quería hacer mención al último texto del libro: Josefina, la cantora, o el pueblo de los ratones; la postrera indagación en la soledad del artista y la incomprensión de sus obsesiones por parte de los demás, que más que nada toleran o perdonan al artista, antes de admirarle; tema desarrollado también en Un artista del hambre, La primera desgracia (creo que antes se llamaba a este relato Un artista del trapecio), Investigaciones de un perro, y otros…
Después de leer Josefina, la cantora, leí el relato El policía de las ratas del último libro de relatos que Roberto Bolaño entregó con vida a Anagrama, El gaucho insufrible. En El policía de las ratas, Bolaño rinde homenaje a Kafka tomando el mundo de Josefina y expandiéndolo a través de este policía que es el sobrino de Josefina. Ya en este libro de Bolaño, el primer relato, El gaucho insufrible, era un homenaje a Borges. Toda una declaración de principios y una despedida.
Por encima de todo, es de valorar la gran originalidad de estos textos escritos en el primer cuarto del siglo XX, como si Kafka desde el principio se hubiese propuesto olvidarse de toda tradición y abrir nuevos senderos, desfiladeros al borde de un abismo.
Quería hacer mención al último texto del libro: Josefina, la cantora, o el pueblo de los ratones; la postrera indagación en la soledad del artista y la incomprensión de sus obsesiones por parte de los demás, que más que nada toleran o perdonan al artista, antes de admirarle; tema desarrollado también en Un artista del hambre, La primera desgracia (creo que antes se llamaba a este relato Un artista del trapecio), Investigaciones de un perro, y otros…
Después de leer Josefina, la cantora, leí el relato El policía de las ratas del último libro de relatos que Roberto Bolaño entregó con vida a Anagrama, El gaucho insufrible. En El policía de las ratas, Bolaño rinde homenaje a Kafka tomando el mundo de Josefina y expandiéndolo a través de este policía que es el sobrino de Josefina. Ya en este libro de Bolaño, el primer relato, El gaucho insufrible, era un homenaje a Borges. Toda una declaración de principios y una despedida.
Y una vez leído el libro, tras toda la marginalidad de Kafka, su angustia, su distancia, su enfermedad, sus descripciones de las trampas cotidianas… me viene a la cabeza la poderosa imagen de la pantera que pasa a ocupar la jaula del artista del hambre una vez que alcanza el mayor logro de su arte y por tanto su aniquilación; y tras esa pantera que acaba con Kafka (el artista del hambre, el artista de la oficina) vuelvo a verle a él, devorando a la pantera, devorando a la historia literaria del siglo XX, desde su perspectiva de absoluto periférico.
Uno de los más impresionantes mundos propios de la literatura, y no digo nada nuevo.
Uno de los más impresionantes mundos propios de la literatura, y no digo nada nuevo.
que hace el mediocre de Bolaño en todo esto, Kafka merece respeto, las ediciones de Valdemar son muy buenas, solo que Los Cuentos Completos, no son tales, el prologo promete más, sin embargo no alcanza su afán totalizador
ResponderEliminarHe tenido que releer esta entrada de hace 3 años para descubrir la incursión que va y me hace en el blog, así por las buenas, cuando seguramente yo no miraba, el mediocre de Bolaño: inadmisible, cómo lo habrá hecho el muy pillo, faltándome al respeto a mí y después al gran dios Kafka...
ResponderEliminarLa Ciudad Sin Cines existe, no es un estado de ánimo,está cerca de Machu picchu, al sur de Ecuador, al norte de Chile
ResponderEliminarAlguna observación, America es un mejor titulo,y no estoy seguro de que sean esbozos que Kafka a lo que buscaria volver, mejor sería decir que son textos abandonados, a los que el autor, y en esto recurro a Cioran, no vuelve por desgano, hartazgo o simple asco
no existen dioses, pero en este caso debe llevar mayúsculas
Hola Anónimo:
ResponderEliminarSí, es triste pensar que cada vez existen más ciudades sin cines.
A mí tampoco me acaba de convencer el tema de cambiar el título a los libros con los que hemos crecido, que Madam Bovary sea de repente La señora Bovary, o que El lamento de Prtnoy pase a ser El mal de Portony... Yo leí América con ese título y luego lo leí en Vlademar con el título El desaparecido. Bueno, estaba acostumbrado al primero, pero tampoco me molesta. En todo caso la segunda traducción era mejor.
saludos
Cuenta Galeano que a un hombre que tocaba el Arpa lo asaltaron una noche, al recuperarse preguntó por el instrumento y por su caballo, le informaron que se los llevaron,bueno dijo, pero no se llevaron la música
ResponderEliminarLa transformación, La madriguera, El Trompo, etc, lo interesante es que Kafka sobrevive a sus traductores y editores
Hola Anónimo:
ResponderEliminarSí, tienes razón: los grandes escritores sobreviven a casi cualquier traducción.
Gracias por pasarte
Saludos
La inteligencia consiste en saber qué cosas pasar por alto, eso sostiene James, por lo mismo ¿qué hace el libro de Jaime bayly en tu blog? ¿Lees esa basura? Al final eres lo que lees, cuida tus lecturas, es el colmo que en un mismo sitio estén en una lista grandes e innombrables, eso se justifica si a la lista la utilizamos según Umberto Eco y en la misma aparecen Lord Byron y un estibador de Liverpool, ambos son ingleses, pero ese es otro asunto
ResponderEliminarHola anónimo:
ResponderEliminarVaya, parece usted un tanto enfadado.
Si me compara a Kafka con Bayly, pues yo también me quedo con Kafka; pero leí esos dos libros de Bayly que están en el blog y me hicieron gracia por los motivos que expuse: es fresco, tiene sentido del ritmo, es divertido...
Si me permite unas preguntas ¿es usted peruano? ¿Hace de los libros de Bayly un juicio político?
saludos
Si, y Bayly ¿juicio político? no, la literatura no es entretenimiento,y nada personal con el autoproclamado escritor, es un entrevistador divertido, pero cada cosa en su lugar, solo que en un blog donde se lee cosas interesantes, el re-descubrimiento de Bruno Schulz,gracias por el dato, por decir y luego algo tan trivial, desentona
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarLe preguntaba si era usted peruano porque sé que Bayly es un personaje controvertido en Perú, por su sesgo político, por sus delirios de grandeza (querer presentarse a presidente, apoyar la candidatura de la hija de Fujimori, etc), y sé que eso conduce la lectura de los libros.
Yo trato de leer sin prejuicios hacia el escritor como hombre público; hay muchos casos de escritores en los que su obra trasciende a la persona (y al revés también).
Yo recuerdo haber leído buenas críticas de los libros de Bayly: es un premio Herralde, publicado en Anagrama, en Alfagura; normalmente no se llega a ahí si no hay un nivel mínimo; en el blog tengo comentados libros de españoles jóvenes que acaban de empezar (Serena, Talavera Baudett, Bonilla...) junto a esos autores que destaca como Schulz, y no pasa nada. Me pueden interesar por diversos motivos y puedo disfrutar de esos libros a diversos niveles.
No sé que libros habrá leído usted de Bayly que le han disgustado tanto; yo con los dos de él que he leído me lo he pasado bien; sus personajes contradictorios me interesaban, las calles de Lima que describía estaban muy vivas.
Sinceramente no sé que problema hay en leer a autores más nuevos junto a otros más consagrados. Tenemos que entender la literatura como algo desacralizado; cuando apareció El Quijote su primera recepción fue de que era sólo un libro de entretenimiento, su trascendencia vino después.
Espero que pueda disfrutar de buenos libros y detectar de antemano los que no le van a gustar y que no se acerque a ellos.
Y ojala algún día pueda escribir algo tan trivial como para que me den el premio Herralde.
saludos
El Cojo y El Loco, es un libro que es digno de un premio, el que menciona con tanta solemnidad (pongo cara de admiración y respeto, al igual que Sabato) o cualquier otro, pero, primer y último pero, nunca busco un libro con prejuicios, ni mucho menos, y nadie más que yo le he dado a Bayly la oportunidad de sorprenderme. ¿Dos libros? ¿Conoce Lima?, la respuesta no importa, cada quien se fabrica su universo y lo llena con recuerdos falsos o utiliza su memoria inventiva y está en su derecho, y nunca se debe confundir al escritor o su obra: “thrust the art not the artist”
ResponderEliminarEl problema, si es que lo hay, no es, ciertamente leer a tal autor o este otro, es acertar a quien se lee, ya Oscar Wilde lo decía, solo hay dos tipos de libros, los buenos y los malos, calificarlos ya supone simpatías, prejuicios, o pretensión de una inútil sabiduría que no va más lejos que los análisis de los críticos, que de nada sirven solo quizás indicarnos el camino hacia un tesoro
Y lea esto: “una sucursal del infierno, donde los jueces prevarican, los psiquiatras torturan, los policías y espías delinquen, los políticos mienten, los empresarios estafan, y las instituciones en general parecen presa de una pandemia de corrupción de proporciones fujimoristas” palabras de Vargas Llosa acerca del libro de Stieg Larsson (Milenium),(quitando lo de “proporciones fujimoristas” ¿no es el mundo entero igual?) sin tener en cuenta que Fujimori ha sido el mejor presidente que ha tenido este país
Y quizás algo tan trivial sea el objetivo a seguir, nada más simple que “El Proceso” o “Crimen y Castigo” o “Rayuela”
Hola anónimo:
EliminarSi le digo la verdad me tiene confundido ¿Bayly es basura, es digno de un premio?
En realidad sigo sin estar seguro de qué tiene contra Bayly.
No he estado nunca en Lima, la he visto a través de los libros, como tantas ciudades; y me la imagino a través de las páginas de Bryce Echenique, Bayly, Vargas LLosa: una ciudad bella, racista, clasista, con enormes desigualdades...
En realidad, me gusta Bayly porque refleja a su clase social: racista, clasista, y él no juega a ser demagógico, a decir yo no soy así, no él dice: así es la clase alta de esta ciudad, y yo soy uno de ellos: somos racistas, clasistas, frívolos... y esto me parece una denuncia más sutil que salirse de plano, señalar y decir así son ellos, yo no...
Y hablábamos de libro y al final aparece Fujimori, no me diga más.
Pero me confunde: ¿Le gusta Larsson, le gusta Vargas Llosa? No sé desde dónde lee, sinceramente.
saludos
En “La Busca de Averroes” de Borges, narra sobre el desconocimiento de los términos “tragedia” y “comedia” , no es necesario recurrir a la conversación de alguien que ha alcanzado el imperio de Sin para saber de la “Ironía” que es el modo más diplomático de evaluar un suceso sin pretender ser agresor, es más, es el único arma que poseemos los “lectores inteligentes” si es que el término es válido, desde ese rincón leo
ResponderEliminarComo esos pobres que a la orilla del camino muestran sus llagas hay personas, literatos, que ostentan las llagas de sus almas y se presentan como seres interesantes (Diario íntimo – Miguel de Unamuno)
En lugar de llagas ponemos taras, y hallamos la clave de estos ëscritores menores (al menos es el modo correcto de denominarlos según Xul Solar), Bryce, Vargas, Bayly, ahondan en un tema saturado, de hecho la primera y última novela que se escribió ya agotó todos sus recursos, "Duque" de José Diez Canseco, y de un modo más interesante "El Cuerpo De Giulia-no" de Eilson
Y (tomando prestado un comentario que expresa lo que pienso) «Desde que he leído Ulises, la calidad de los demás novelistas me parece de insoportabilidad floja y descuidada».
Uno de los más impresionantes mundos propios de la literatura, y no digo nada nuevo, muy cierto señor, y solo agrego: Grande Kafka
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