Mi marido es de otra especie, de Yukiko Motoya
Editorial Alianza. 143 páginas. 1ª edición de 2016; esta es de 2019
Traducción de Keiko Takahashi y Jordi Fibla
Grabé, para mi canal de YouTube Bienvenido, Bob un vídeo titulado 10
grandes novelas japonesas del siglo XX y, entre el elenco de libros que
podía elegir, me percaté de forma clara de que había leído a pocas autoras
japonesas. Pensé que sería una buena idea buscar más referencias femeninas
dentro de la literatura japonesa y, en este contexto, paseando entre los
anaqueles de la biblioteca de Móstoles, me fijé en el libro que comento hoy, Mi
marido es de otra especie de Yukiko
Motoya (Ishikawa, 1979), autora ganadora de varios premios literarios en
Japón. Además sentía curiosidad por este nuevo formato de la editorial Alianza, más grande que el
habitual y con solapas.
Mi marido es de otra especie está formado, en
realidad, por una novela corta, que da título al volumen y tres relatos.
Mi marido es de otra
especie es una novela corta de 85 páginas, cuya narradora es Sanchan, que, antes
de casarse, trabajaba como administrativa en una empresa de sistemas para
economizar agua. Estaba sobrecargada de trabajo, nos contará, hasta un punto
perjudicial para su salud. Cuando descubrió que el hombre que había conocido, y
que se iba a convertir en su marido, tenía un sueldo superior a la media,
decidió dejar su trabajo y convertirse en ama de casa. «A pesar de que, por así
decirlo, exhibo con orgullo el cartel de “ama de casa”, no puedo evitar un
sentimiento de culpa porque disfruto de tantas comodidades. Ser propietaria de
una vivienda a mi edad me produce la sensación de que estoy haciendo trampas en
la vida. Tal vez si tuviera hijos podría llevar la cabeza más alta; sin
embargo, no hay el menor atisbo de que me vaya a quedar encinta, como si mis
entrañas percibieran mi talante deshonesto.», nos cuenta Sanchan, en las
páginas 18-19.
La novela comienza cuando la rutina de Sanchan se rompe tras hacer un
descubrimiento inquietante: «Un día reparé en que mi cara se había vuelto
idéntica a la de mi marido.», es la primera frase del libro. Sachan irá
descubriendo que el juego del matrimonio puede ser más perverso de lo que
parecía al principio, puesto que correrá el peligro de fundirse con su marido,
de que los dos se conviertan en un ser impreciso. Existe en esta novela un
ligero componente fantástico, que simboliza la insatisfacción de la mujer
japonesa, atrapada en un matrimonio convencional. La mirada de la protagonista
sobre su marido no será muy halagüeña, ya que le considera una persona egoísta
en su trato con los demás. Poco después de casarse y vivir juntos, el marido le
hará una confesión, le hablará de un hábito que le había ocultado durante el
tiempo de noviazgo: ve la televisión (un programa de variedades) durante, al
menos, tres horas al día, tomando un whisky con soda, cuando llega a casa,
lugar en el que no quiere pensar en nada.
Además de hablarnos de la relación entre Sachan y su marido, en la novela
aparecen otros personajes secundarios, como Senta –hermano de Sachan– y su
novia Hakone. Un personaje que irá cobrando cada vez más importancia será la
señora Kitae, una vecina, mayor que Sachan, con la que irá estableciendo la
relación más significa durante el tiempo narrativo del libro. La señora Kitae
está teniendo un problema con su gato y Sachan tratará de ayudarla,
convirtiéndose en alguien útil.
Hacia la mitad de la novela, uno de los personajes dice: «Dos serpientes
están juntas y cada una empieza a comerse a la otra por la cola. Van
devorándose con rapidez y en la misma proporción, hasta que solo quedan las dos
cabezas, que parecen una bola. Entonces, cada una se come la cabeza de la otra
y las dos desaparecen por completo. ¿Comprendes? Tal vez la imagen mental que
tengo del matrimonio sea algo así.» (pág. 45)
Un poco más adelante se hablará del deseo de Sachan de ser complaciente, de
que cada vez que había salido con un hombre había hecho suyos sus pensamientos,
sus gustos, sus formas de expresarse… Mi marido
es de otra especie es una crítica hacia esta actitud sumisa que la sociedad
japonesa parece reclamar a sus mujeres, cuando han de convertirse en parejas de
los hombres japoneses.
Según se avanza hacia el desenlace del libro, el marido de Sachan irá comportándose
de un modo cada vez más extraño, y Sachan tratará de seguirle. Como algunos de
estos comportamientos tienen que ver con formas de alimentarse poco sanas, tuve
la impresión de que Yukiko Motoya había leído La vegetariana de Han Kang –publicada en Korea del Sur en
2007, e imagino que traducida al japonés antes de la publicación de Mi marido es de otra especial en 2016– y
que esta novela sobre los convencionalismos sociales a los que está sometida
una mujer en Korea ha sido una inspiración para Motoya. En cualquier caso, he
de decir que la novela de Han Kang es más desgarrada que la de Yukiko Motoya, y
que Mi marido es de otra especie
elige más el surrealismo y el humor absurdo para perpetrar su crítica a una
sociedad opresiva con la mujer. Sin embargo, algunas de las mejores páginas del
libro, tendrá que ver con la señora Kitae y cómo Sachan la ayuda a resolver los
problemas que tiene con su gato.
Los perros es un cuento de 15 páginas, sobre una
mujer que acepta el trabajo de hacer unas obras de arte de imitación en un
pueblo apartado, viviendo en la casa que un conocido ha heredado de su abuelo.
La narradora es una mujer solitaria y le gusta ese trabajo, en el que, en
principio, no tiene que hablar casi con nadie. La casa estará habitada por unos
indistintos perros blancos, de los que parece surgir una amenaza, puesto que la
gente del pueblo se manifiesta contra ellos, gente que parece ir desapareciendo.
Es un cuento de horror y de extrañeza, con alguna imagen curiosa, pero también
algo previsible.
En El baumkuchen de Tomoko
se abandona la primera persona de las dos narraciones anteriores y este cuento
será narrado en tercera persona. Empieza con un buen primer párrafo: «La llama
del fogón ardía a fuego bajo. Y Tomoko comprendió de repente que este mundo es
un concurso que será eliminado a la mitad.» (pág. 113)
Tomoko está en casa, cocinando un pastel para sus hijos, mientras una
sensación de extrañeza empezará a adueñarse de ella. «Tenía la impresión de que
la sala de estar la estaba seduciendo, tratando de que cayese en una trampa
terrible.» (Pág. 116). En este relato, también cobra importancia una mascota,
un gato, igual que en la novela inicial. En la segunda narración, las mascotas
eran los perros. Tomoko empezará a sentir que sus hijos se están transformando,
creando un efecto similar al de las transformaciones del marido en Mi marido es de otra especie.
Un marido de paja es la última narración
y, en ella, una mujer, también llamada Tomoko, como en el cuento anterior, pero
que no parece ser la misma, está corriendo al aire libre con su marido. Aunque
en el pasado sus conocidos se opusieron a la relación que tiene con él, ella
parece contenta con la elección que hizo de compañero de vida. Sin embargo, la
escena cotidiana de una pareja haciendo deporte empezará a enturbiarse cuando
ella le haga un desperfecto al coche de él, recién comprado. Su marido es,
literalmente, un marido hecho de paja, que cuando se enfada empezará a
desprender pequeños instrumentos musicales. Este detalle tan surrealista, me ha
hecho pensar en los cuentos iniciales de Philip
K. Dick. De nuevo, volvemos al tema inicial de la primera novela, al de la
extrañeza de las mujeres japonesas ante sus maridos y los convencionalismos
sociales.
Mi marido es de otra especial, la novela breve, ganó
en Japón el prestigioso premio Akutagawa
y, aunque no está a la altura de La
vegetariana de Han Kang, que me parece una inspiración para ella más clara
que Kafka o Murakami –autores que se citan en la solapa como influencias de la
autora–, me ha parecido una entretenida novela ligera. En cualquier caso, me ha
gustado más que los tres cuentos restantes del conjunto, que me han resultado
narraciones más convencionales, y que repetían motivos de la novela breve.
En 2023, Alianza ha publicado otro libro de Yukiko Motoya, titulado Selección
automática, que reúne dos novelas cortas sobre la dependencia
tecnológica en un futuro distópico. Quizás se trate de una lectura interesante.
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