domingo, 6 de julio de 2025

Mi marido es de otra especie, por Yukiko Motoya


 Mi marido es de otra especie, de Yukiko Motoya

Editorial Alianza. 143 páginas. 1ª edición de 2016; esta es de 2019

Traducción de Keiko Takahashi y Jordi Fibla

 

Grabé, para mi canal de YouTube Bienvenido, Bob un vídeo titulado 10 grandes novelas japonesas del siglo XX y, entre el elenco de libros que podía elegir, me percaté de forma clara de que había leído a pocas autoras japonesas. Pensé que sería una buena idea buscar más referencias femeninas dentro de la literatura japonesa y, en este contexto, paseando entre los anaqueles de la biblioteca de Móstoles, me fijé en el libro que comento hoy, Mi marido es de otra especie de Yukiko Motoya (Ishikawa, 1979), autora ganadora de varios premios literarios en Japón. Además sentía curiosidad por este nuevo formato de la editorial Alianza, más grande que el habitual y con solapas.

 

Mi marido es de otra especie está formado, en realidad, por una novela corta, que da título al volumen y tres relatos.

Mi marido es de otra especie es una novela corta de 85 páginas, cuya narradora es Sanchan, que, antes de casarse, trabajaba como administrativa en una empresa de sistemas para economizar agua. Estaba sobrecargada de trabajo, nos contará, hasta un punto perjudicial para su salud. Cuando descubrió que el hombre que había conocido, y que se iba a convertir en su marido, tenía un sueldo superior a la media, decidió dejar su trabajo y convertirse en ama de casa. «A pesar de que, por así decirlo, exhibo con orgullo el cartel de “ama de casa”, no puedo evitar un sentimiento de culpa porque disfruto de tantas comodidades. Ser propietaria de una vivienda a mi edad me produce la sensación de que estoy haciendo trampas en la vida. Tal vez si tuviera hijos podría llevar la cabeza más alta; sin embargo, no hay el menor atisbo de que me vaya a quedar encinta, como si mis entrañas percibieran mi talante deshonesto.», nos cuenta Sanchan, en las páginas 18-19.

La novela comienza cuando la rutina de Sanchan se rompe tras hacer un descubrimiento inquietante: «Un día reparé en que mi cara se había vuelto idéntica a la de mi marido.», es la primera frase del libro. Sachan irá descubriendo que el juego del matrimonio puede ser más perverso de lo que parecía al principio, puesto que correrá el peligro de fundirse con su marido, de que los dos se conviertan en un ser impreciso. Existe en esta novela un ligero componente fantástico, que simboliza la insatisfacción de la mujer japonesa, atrapada en un matrimonio convencional. La mirada de la protagonista sobre su marido no será muy halagüeña, ya que le considera una persona egoísta en su trato con los demás. Poco después de casarse y vivir juntos, el marido le hará una confesión, le hablará de un hábito que le había ocultado durante el tiempo de noviazgo: ve la televisión (un programa de variedades) durante, al menos, tres horas al día, tomando un whisky con soda, cuando llega a casa, lugar en el que no quiere pensar en nada.

Además de hablarnos de la relación entre Sachan y su marido, en la novela aparecen otros personajes secundarios, como Senta –hermano de Sachan– y su novia Hakone. Un personaje que irá cobrando cada vez más importancia será la señora Kitae, una vecina, mayor que Sachan, con la que irá estableciendo la relación más significa durante el tiempo narrativo del libro. La señora Kitae está teniendo un problema con su gato y Sachan tratará de ayudarla, convirtiéndose en alguien útil.

Hacia la mitad de la novela, uno de los personajes dice: «Dos serpientes están juntas y cada una empieza a comerse a la otra por la cola. Van devorándose con rapidez y en la misma proporción, hasta que solo quedan las dos cabezas, que parecen una bola. Entonces, cada una se come la cabeza de la otra y las dos desaparecen por completo. ¿Comprendes? Tal vez la imagen mental que tengo del matrimonio sea algo así.» (pág. 45)

Un poco más adelante se hablará del deseo de Sachan de ser complaciente, de que cada vez que había salido con un hombre había hecho suyos sus pensamientos, sus gustos, sus formas de expresarse… Mi marido es de otra especie es una crítica hacia esta actitud sumisa que la sociedad japonesa parece reclamar a sus mujeres, cuando han de convertirse en parejas de los hombres japoneses.

Según se avanza hacia el desenlace del libro, el marido de Sachan irá comportándose de un modo cada vez más extraño, y Sachan tratará de seguirle. Como algunos de estos comportamientos tienen que ver con formas de alimentarse poco sanas, tuve la impresión de que Yukiko Motoya había leído La vegetariana de Han Kang –publicada en Korea del Sur en 2007, e imagino que traducida al japonés antes de la publicación de Mi marido es de otra especial en 2016– y que esta novela sobre los convencionalismos sociales a los que está sometida una mujer en Korea ha sido una inspiración para Motoya. En cualquier caso, he de decir que la novela de Han Kang es más desgarrada que la de Yukiko Motoya, y que Mi marido es de otra especie elige más el surrealismo y el humor absurdo para perpetrar su crítica a una sociedad opresiva con la mujer. Sin embargo, algunas de las mejores páginas del libro, tendrá que ver con la señora Kitae y cómo Sachan la ayuda a resolver los problemas que tiene con su gato.

 

Los perros es un cuento de 15 páginas, sobre una mujer que acepta el trabajo de hacer unas obras de arte de imitación en un pueblo apartado, viviendo en la casa que un conocido ha heredado de su abuelo. La narradora es una mujer solitaria y le gusta ese trabajo, en el que, en principio, no tiene que hablar casi con nadie. La casa estará habitada por unos indistintos perros blancos, de los que parece surgir una amenaza, puesto que la gente del pueblo se manifiesta contra ellos, gente que parece ir desapareciendo. Es un cuento de horror y de extrañeza, con alguna imagen curiosa, pero también algo previsible.

 

En El baumkuchen de Tomoko se abandona la primera persona de las dos narraciones anteriores y este cuento será narrado en tercera persona. Empieza con un buen primer párrafo: «La llama del fogón ardía a fuego bajo. Y Tomoko comprendió de repente que este mundo es un concurso que será eliminado a la mitad.» (pág. 113)

Tomoko está en casa, cocinando un pastel para sus hijos, mientras una sensación de extrañeza empezará a adueñarse de ella. «Tenía la impresión de que la sala de estar la estaba seduciendo, tratando de que cayese en una trampa terrible.» (Pág. 116). En este relato, también cobra importancia una mascota, un gato, igual que en la novela inicial. En la segunda narración, las mascotas eran los perros. Tomoko empezará a sentir que sus hijos se están transformando, creando un efecto similar al de las transformaciones del marido en Mi marido es de otra especie.

 

Un marido de paja es la última narración y, en ella, una mujer, también llamada Tomoko, como en el cuento anterior, pero que no parece ser la misma, está corriendo al aire libre con su marido. Aunque en el pasado sus conocidos se opusieron a la relación que tiene con él, ella parece contenta con la elección que hizo de compañero de vida. Sin embargo, la escena cotidiana de una pareja haciendo deporte empezará a enturbiarse cuando ella le haga un desperfecto al coche de él, recién comprado. Su marido es, literalmente, un marido hecho de paja, que cuando se enfada empezará a desprender pequeños instrumentos musicales. Este detalle tan surrealista, me ha hecho pensar en los cuentos iniciales de Philip K. Dick. De nuevo, volvemos al tema inicial de la primera novela, al de la extrañeza de las mujeres japonesas ante sus maridos y los convencionalismos sociales.

 

Mi marido es de otra especial, la novela breve, ganó en Japón el prestigioso premio Akutagawa y, aunque no está a la altura de La vegetariana de Han Kang, que me parece una inspiración para ella más clara que Kafka o Murakami –autores que se citan en la solapa como influencias de la autora–, me ha parecido una entretenida novela ligera. En cualquier caso, me ha gustado más que los tres cuentos restantes del conjunto, que me han resultado narraciones más convencionales, y que repetían motivos de la novela breve.

 

En 2023, Alianza ha publicado otro libro de Yukiko Motoya, titulado Selección automática, que reúne dos novelas cortas sobre la dependencia tecnológica en un futuro distópico. Quizás se trate de una lectura interesante.