Conocí
a Javier Gil en la presentación de
un libro de Ana Pérez Cañamares.
Javier Gil coordina la sección Versos para el Adiós, de la revista Adiós.
Una revista que se distribuye en tanatorios, e incluye reportajes sobre
cementerios, tumbas, rituales para despedirse de los muertos, canciones o
poemas que hablan de la muerte, la despedida última a nuestros seres queridos, o cualquier noticia que tenga que ver con lo
anterior. Así, por ejemplo, la revista contiene una sección llamaba Mundo
funerario excéntrico, con noticias cuyos titulares (en el número 106)
son estos: “Tumbas chinas con nombres de chinos… vivos”, “3.800 rostros
cubrirán las obras del Panteón de París”, “Cementerios que apuntan al cielo” o
“La imprudencia de la soldado Harrison”.
La
revista Adiós se distribuye
gratuitamente en tanatorios; y está financiada con publicidad sobre funerarias,
venta de féretros, servicios de cremación, incineración, etc.
Lógicamente,
la revista Adiós parece sacada de un
cuento de Roberto Bolaño o de la serie
A
dos metros bajo tierra.
El
día en que conocí a Javier Gil me dijo que si tenía algún poema que hablara de
la muerte, la despedida última de familiares o de algo relacionado con estos temas se lo enviara. Así lo hice. Más de dos años
después mi poema La Morita, perteneciente al poemario Siempre nos quedará
Casablanca (Baile del Sol, 2011) ha encontrado su hueco en la revista Adiós
correspondiente a los meses de mayo y junio de 2014, con Bob Dylan en la portada. Mi poema aparece en la sección Versos para el Adiós, junto con un
artículo escrito por Javier Gil sobre Antes
que anochezca de Reinaldo Arenas.
Y yo estoy contento; es decir, uno no sale todos los días en revistas que convocan el "I CONCURSO CEMENTERIOS de España", con un reportaje al lado de mi admirado Reinaldo Arenas, y con Bod Dylan mirándote desde la portada.
Dejo
aquí el poema:
Hoy viernes no salí demasiado tarde
del trabajo
y me he pasado a verte, abuelo.
Te veo mejor, menos hinchado,
incluso puedes bajarte de la cama
y sentarte en el sillón.
(Escuetas calles
y tejados de Carabanchel, después
sólo el páramo
donde se escurre plácida la tarde.
Hay una extensa vista, no diré que
bella,
desde la ventana de esta planta 18:
Pulmón
y problemas respiratorios.)
Me parece bien que te quites los
tubos
de oxígeno de la cara porque ya
estás harto,
mientras te cuento cosas absurdas de
mi trabajo y los jefes
y te ríes, buena señal, no has
perdido la cabeza.
«Te acuerdas de la Morita , la perrita de
Vázquez
con la que jugabas de pequeño cuando
íbamos al río.
Qué lista era aquella perrita, cómo
te desataba
el pañuelo de la pierna. Y te
acuerdas cuando
te bañabas en el río y hacías que te
ahogabas
y la Morita te sacaba, o cuando
Vázquez
cogía la cajetilla de tabaco y ella
traía el mechero
y luego lo volvía a dejar donde
estaba.
Qué lista era aquella perrita.»
Sí, abuelo, ya lo recuerdo, hará
casi veinte años
que no pensaba en ello. Pero esta
tarde
me has hecho el regalo de recuperar
esos días
que fueron nuestros. Mientras
contengo las lágrimas
la noche avanza, y ninguno de los
dos nos levantamos
a dar la luz; hasta que entra la
enfermera
con la cena (sopa castellana y
tortilla
española con pimientos), que tú no
quieres
probar porque los medicamentos te
quitan
el apetito.
Débil pero entero,
no quince días después, cuando pueda
volver
a tener otro rato libre del trabajo
(fines de semana
incluidos) y me pase de nuevo a
verte,
sabré que eso ya no eres tú, esa
convulsión
de ojos cerrados conectada al
oxígeno y al suero.
Porque tú sigues siendo esa voz
amable
en la penumbra que me acerca a los
días de la infancia,
alumbrando los rincones del pasado;
en la luz de río,
saludando a todos tus amigos, de tu
mano avanzo.
En
el siguiente enlace está la revista Adiós, número 106, en su versión digital. Mi
poema aparece en la página 24.
Entrañable y tierno. Me gusta mucho y encuentro muy acertada la publicación, pienso que rinde homenaje a tantos y tantos abuelos maravillosos.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu libro, ya me hubiera gustado estar en la feria y conocerte.
Un abrazo.
Hola Isabel:
EliminarMuchas gracias por tus palabras. Este poema es muy emocionante para mí. Tengo un libro posterior de poesía (inédito) en el que escribo un poema elegiaco de cada uno de mis cuatro abuelos y abuelas, y un quinto a una bisabuela. Pero cuando escribí "Siempre nos quedará Casablanca" estaba muy reciente la muerte de mi abuelo Pepe (de quien hablo en este poema) y muchos versos están dedicados a él.
Gracias también por tus palabras sobre mi nuevo libro. Los amigos que lo están leyendo ahora me dicen que les parece una novela más madura que Acantilados de Howth, y esto siempre esta bien.
A mí también me hubiera gustado poder conocerte en la feria de Madrid. En otra ocasión será.
Un abrazo
Ya antes me ha pasado con algún poema tuyo el ir leyendo y por la mitad olvidarme de que es un poema y sentirme en una narración muy condensada y llena de imágenes.
ResponderEliminarUna bella historia la que pinta tu poema.
La revista tiene tela... es casi surrealista.
Un abrazo,
Sonia
Hola Sonia:
EliminarYo tengo claro que como escritor soy más narrador que poeta, y mi impulso principal es el de escribir novelas o relatos, pero de vez en cuando me llama este formato de la poesía narrativa; y cuando esa llamada viene no puedo decirle que no.
Cuando más hojeo la revista Adiós más me gusta. Desearía escribir una novela policiaca con un detective que busca pista sobre su asesino en esta revista, en poemas que hablan de la muerte; todo muy Bolaño, vamos.
Un abrazo
David
David:
EliminarLa revista Adiós merece su propia novela negra. La pista clave estaría entre el anuncio de una redactora de lápidas y un artículo sobre la playlist ideal para un funeral hipster.
Abrazos,
Sonia
Hola Sonia:
EliminarSí, todo sería cuestión de pensar el argumento, pero desde luego hay algo novelesco en esta revista.
Un abrazo